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Capítulo 40.

Suaves manos con dedos curiosos se enredaron entre su cabellera negra, dándole especial atención a sus orejas de lobo. Él ronroneo felizmente, disfrutando de las caricias como una segunda piel. Todo era un placer mientras fuera él quien pusiera sus manos en él. Lo hacía con una dulzura inexplicable, con cierto detalle, masajeando como si quisiera quitarle todas las penas. No tenía por qué.

Estaban disfrutando de sus vacaciones, en algún lugar de los Alpes suizos. Rodeados de montañas, frío y árboles.

Adam había planeado todo. Había conseguido una hermosa cabaña en algún rincón y ahora estaban aquí. Él mismo se había encargado de solicitar unas vacaciones, su príncipe necesitaba escapar de todo. Descansar después de estos últimos tres años, y en especial de estas últimas semanas. Habían pasado apenas unos cuantos meses desde que se descubrió la verdad detrás de los ataques al príncipe de los vampiros.

Después de eso, tuvo que soportar como su príncipe estaba todo el tiempo ocupado tratando de establecer su reino nuevamente a la paz. No podían dejar cabos sueltos, era peligroso, y le gustaba esta vida, demasiado para dejarla ir tan fácilmente.

Hace unos días su príncipe y él habían hablado en detalle sobre sus vidas pasadas. Una extensa y larga charla donde hubo vino, mordidas y un buen sexo. También llanto y risas. Después de su unión, tenían recuerdos, iban y venían, estrellas fugaces que brillaban en sus corazones.

Habían estado bien con eso, aunque a Jungkook todavía le dolía por lo que tuvo que pasar su amor, decidió dejar eso atrás y solo recordar lo bello, y hermoso.

Su relación había triunfado a pesar de todo, y antes de estos tres mil años, habían pasado por miles de años más de felicidad y virtud.

Estaba bien, estaba feliz. Su vínculo estaba más fuerte que nunca. Dos estrellas infinitas en el cielo siendo tan fuertes como el cosmos.

— ¿Qué pasa por esa mente tuya, uhm? —Tomó las muñecas ajenas para deslizar aquellas suaves manos a sus labios y besarlas con mucho amor.

— Nada.

— Lo dudo mucho. —Y era así. En estos días Taehyung cada vez estaba más y más mimoso, y cariñoso. No se quejaba, jamás sería una queja, al contrario, disfrutaba demasiado de este lado tan mimoso y demandante de su príncipe. El cual lucía hermoso el día de hoy. Además, su padre le había dicho que era normal este tipo de actitud, habían pasado por muchas cosas y el vínculo lo demandaba. En especial con su vampiro, que había sufrido en sus vidas pasadas.

— No me hables así, subordinado. Soy tu príncipe. —Se quejó Taehyung con una voz tan linda y suave que Jungkook se estremeció de gustó. Estaba enamorado de esa voz.

— Sí, y yo amo mucho a mi príncipe...Y puedo tomarme libertades ya que soy su gran guardaespaldas. —Sus manos guiaron a Taehyung hasta que este pasó de atrás de su cuerpo a pararse frente a él. Jungkook alzó su mirada ya que estaba sentado en un cómodo sofá en la terraza de la cabaña moderna.

— Eso es abusar de tu puesto.

— No, eso es cuidar de mi trabajo muy bien y de cerca. —Sus manos subieron de los muslos hasta el trasero de su vampiro. Acercando su cuerpo hasta sus rodillas se rozaron.

— Eso es demasiado considerado de tu parte.

— Solo hago mi mejor esfuerzo. Ven aquí. —Canturreó, alzándolo para que este se sentara felizmente en su regazo.

Una vez acomodados, se miraron a los ojos lindamente. Taehyung dejó un beso en su nariz, mientras se acurrucaba contra el enorme cuerpo del lobo.

— ¿Qué pasa, lobito?

— Eso te digo yo a ti, mi amor.

— ¿De qué hablas? No me pasa nada.

— ¡Mentira! —Un salvaje Jimin grita en algún lugar de la cabaña. Sí. Había venido con ellos, y sí, no había venido solo, Namjoon no estaba muy lejos mientras que Jin seguro se estaba divirtiendo con algunos de los suizos que consiguió hace unas horas.

— ¡No te metas en sus conversaciones! —Rugió Namjoon en otro lugar de la cabaña. No estaban tan lejos.

— ¡No es mi culpa!

— ¡Enfócate en lo que estás haciendo!

— ¡Ah, sí! Hermosos regalos, gracias, gracias.

— ¡Y no hagas desastres!

— Nunca lo hago. Idiota.

— Te escuche.

— Todos los escuchamos. ¡Ya cállense! —Gruñó Taehyung. Acurrucándose en el cuello de su lobito. Su nariz rozó el lugar donde tenía varias obvias mordidas frescas. Sus mordidas.

Esa era otra cosa. Taehyung había estado necesitando de más sangre. No le preocupaba, ni le disgustaba, solo era un poco más de lo normal y estaba bien con eso. Le gustaba atender todas las necesidades de su vampiro. El cual vestía una cómoda bata de la mejor tela, y nada más. No había necesidad. Así que fue un placer pasar la yema de sus dedos por la piel accesible.

— ¿No irás a conocerlos?

— Uhm.

— A ellos.

— ¿Quiénes?

— La manada.

— Ah.

— ¿No irás?

— ¿para qué? —Murmuró. Sus labios moviéndose sobre la piel tibia de su vampiro. Ignorando el hecho de que podían ser escuchados.

Jimin, por supuesto, se había auto invitado, ninguno tenía problema con eso. Al contrario, Taehyung estaba muy feliz de pasar tiempo con sus conocidos más viejos. Jimin era su mejor amigo, había sido su roca por mucho tiempo y siempre su compañía era agradable, y claro, su hermano y pareja eran un combo unido. Donde iba uno iba al otro, así que estaban bien.

— Ese regalo es para ti.

— ¿El ciervo?

— Uh-huh. Ya todos los lobos del mundo deben saber de ti. Y ellos no están tan lejos, deben de sentir tu poderosa presencia. Seguro te querrán conocer. Tendrán curiosidad. —Susurró Taehyung, sus labios moviendo contra la piel, e incluso, se tomó libertades para pasar su lengua por las mordidas frescas que todavía se marcaban en la piel del lobo.

— ¿Quieres ir?

— No... yo, no hablo de mí, hablo de ti.

— Ah, quieres ir.

— Idiota. —Taehyung hizo un mohín, pero Jungkook lo sabía mejor. Su vampiro estaba curioso por la vida de los lobos, además que tenía esta pequeña vena insegura de que Jungkook lo cambiaría por los lobos como si fuera posible. Sabía que era algo pequeño, Taehyung era un vampiro confiado, pero dado los tratos que ha estado teniendo en los últimos días, piensa que lo va a cambiar por una omega pequeño, y bonito. De nuevo, como si eso fuera posible.

— Sh. Ven aquí. —Sus yemas tomaron suavemente el mentón ajeno para unir sus rostros en un beso dulce, con movimientos serenos y nada libidinosos. Sus labios encajaron con perfección, calientes en el frío ambiente, con sabor a sangre y melocotones. No podía tener suficiente de estos labios.

Estaba perdidamente enamorado. Sus manos acariciaron de manera perezosa la columna ajena. Ambos estaban en simples batas para dormir, pero entre sus cuerpos calientes y la química llameante, no tenían necesidad de más. Además, estaban demasiado cómodos para buscar otra cosa.

Tenía al vampiro en su regazo, el cual había empezado a moverse de manera muy provocativa. Haciendo que sus entrepiernas se tocaran, y se llenaran de gusto. Nunca tenían suficiente del otro.

—Te amo. —respiró profundamente. Separándose llevándose consigo el sabor de los labios de su príncipe. Dejó castos besos húmedos en las mejillas ajenas, adoraba mimarlo.

—Te amo más.

—Uhm, creo que no.

—Claro que sí.

—No. —Soltó una pequeña risa juguetona.

De esto hablaba, de disfrutar de sus vacaciones sin ninguna preocupación. Habían dejado a Adam a cargo, junto con ese lobo suyo el cual seguía negando que tenían algo cuando era bastante obvio. Su padre, en cambio, había ido con Hoseok a arreglar lo de la unión entre los Min y los Pavlov, eran un asunto muy largo y con demasiados protocolos que no le interesaban.

Sabía que tenía que ir en algún momento, pero por ahora, su enfoque estaba en su vampiro.

—Sí, ¿sabes por qué? Porque te daría la luna si pudiera. —Sentención Jungkook, sus iris iluminados con amor. Y el deseo. Su pulgar estaba peligrosamente cerca de los colmillos de su príncipe. El cual parpadeo lindamente, haciendo esa mirada con ojos grandes.

—Quién diría que detrás de esa faceta seria y ruda tenías un lado romántico.

—Solo por y para ti, mi amor.

Una gran sonrisa se formó en Taehyung antes de inclinarse para comer su boca con más pasión y esmero. Meciéndose en el regazo de Jungkook, robándole gruñidos de placer. Con una bata y nada más, era fácil para los dedos del lobo deslizarse entre la grieta del vampiro, la cual seguía resbaladiza por las acciones que hacen todos los días, sin falta.

Su beso incrementó cuando sus lenguas se entrelazaron para probar el divino sabor del otro. Taehyung empezó a frotarse con más esmero, pero no lo suficiente necesitado. Después de todo, un príncipe siempre tenía que lucir pulcro y correcto... Solo lo suficiente seductor para atraer a su lobo.

Como si pudiera existir lo contrario.

—A-aah. —un gemido roto brotó de los dulces labios de Taehyung perfumados de carmesí.

—Me vuelves loco, príncipe. —Sus movimientos no eran desesperados, solo dulces y suaves, un frotamiento necesario entre sus cuerpos calientes.

—No deberíamos...

—¿Uhm?

—Hacer esto... de nuevo. —Jungkook no perdió su tiempo escuchándolo.

Tenía un hermoso vampiro rompiéndose en su regazo. Luciendo hermoso. Impactante. Suculento. El vampiro más hermoso de todos. Desde su unión él solo quería hacerle el amor de todas las maneras posibles en todos los lugares posibles. Nunca era suficiente. Su vínculo ardía para que sus cuerpos cayeran en esa unión. Se unieran como uno. Y ninguno de ellos podía evitarlo.

A pesar de que no estaban solos, a Jungkook le daba igual que los escucharan. Ya estaba bastante acostumbrado. Había follado a su príncipe en su trono, incluso en ese condenado gimnasio que había hecho solo para él. Ser visto por ojos ajenos era una costumbre ya. Eso sí, se aseguraba de que su príncipe no sea visto, al menos no alguna parte comprometedora o su rostro.

Él solo tenía ese privilegio.

—No tardaremos mucho, solo pondré esto aquí... —Murmuró, guiando la raíz de su falo entre las nalgas de su príncipe, siseó ante la fricción y el frío-calor golpeando su glande erecta.

—Jungkook...

—...

—¡Lobo! —Taehyung gimió, sus manos aferrándose al cabello ajeno, en especial, a esas orejitas de lobo. Su cuerpo se calentó, su glande se animó y su trasero palpitó. Estaban cerca del atardecer, su hora favorita, la luna se alzaba ya en algún lugar, las ramas de los árboles se movían al compás de lo que sentían sus cuerpos.

Siempre era un encuentro fantástico cuando hacían el amor. Como si todas sus vidas pasadas se alinearan en una, haciendo vibrar el universo.

Era así de romántico.

—Hmmm. —Taehyung no se quejó más, no cuando Jungkook atrapó su boca en un beso apasionado y suculento. Cargado de amor y promesas. Siempre le demostraba el amor que sentía por él. Lo amaba, y siempre lo demostraba. Porque para eso estaba, para proteger al príncipe de los vampiros en cuerpo y alma.

También sabía el por qué Taehyung estaba tan escéptico para tener sexo. No muy lejos de ellos podía escuchar a la manada de hombres lobo que había cerca.

Podía oler su curiosidad y sus ganas por conocerlo. Ellos eran los que habían dejado varios regalos en la puerta de la cabaña. Según Soyeon, Jungkook irradiaba poder y alfanería, un alfa tan poderoso que los demás, incluso vampiros, querrían complacer. Y lo habían notado cuando los lobos solitarios y manadas cercanas —más o menos— al aquelarre de su príncipe habían empezado a llegar. Fueron pocos al principio, pero en la actualidad, ya tenían una manada promedio.

Jungkook no era su alfa, y ellos tampoco lo exigían, solo estaban cerca de los terrenos de su príncipe, tenían su propio lugar, excepto los lobos solitarios pero esos estaban bien felices complaciendo a los vampiros del aquelarre. Así que todo estaba bien.

Pero sí, notó la diferencia, ya no era su cuerpo más grande, o su altura más larga. Era todo. El ser más poderoso creado. Su madre lo había hecho posible, para protegerlo, ayudándolo con el universo, como debía ser.

—Está bien, ya se están yendo. Así que ya podemos...

—Lobo...

—Sh, solo pondré esto por aquí y tú solo tendrás que cabalgar dulcemente, justo así... —gimoteó Jungkook felizmente cuando Taehyung se sentó en su glande con facilidad, sus parejas internas cubrieron de oscuridad su miembro, joder, era demasiado bueno. Siempre era demasiado bueno. Nunca se cansaría de esto.

Sus manos se deslizaron por el culo de su príncipe, sin embargo, fue debajo de la bata que tenía, las nalgas ajenas seguían escondidas para cualquiera y el acto que estaban haciendo también.

Él se recostó con sus piernas abiertas mientras dejaba que Taehyung se diera placer y lo usará como consolador. No le importaba.

Estrechó su mirada como si eso fuera capaz de detallar cada superficie de placer en el rostro de su amor. Taehyung estaba ligeramente sudado, esto en los vampiros no se notaba casi, no estaban del todo muertos, pero no estaban del todo vivos, el concepto en sí se le escapaba pero no era importante. No ahora.

Su príncipe movía sus caderas con esmero y profesionalidad. Lo estaba cabalgando tan ricamente que no podía evitar gruñir de placer. Perezosamente tomó la glande del contrario en su mano, no había apuro. Solo ellos dos disfrutando de las vacaciones... y amigos.

—Qué te dije, solo tú y yo, mi amor. —Exclamó sin aire. Sus manos masajeando las nalgas firmes del vampiro. Apretando con fuerza hasta dejar marca en la dulce piel. La superficie de ambos melones era lisa y delicado, rellena y divina. Como le gustaba.

—Cállate. —gimoteó Taehyung, su cabello pegado a su frente, sus ojos brillando de placer, cristalizado por el éxtasis. Completamente salvajes.

Jungkook no dijo nada. No tenía necesidad. Estaba radiante, disfrutando de cómo el agujero de su príncipe masajeaba su dolorosa erección. Estaba radiante por ver cómo tomaba toda su enorme glande. Estaba radiante por cómo Taehyung lucía, hermoso, cabalgando su polla, buscando su propio placer con sus mejillas sonrojadas y su boca entreabierta de donde escapaban pequeños gemidos de placer.

Estaba dichoso. Porque estaba con el amor de su corazón, el protagonista de su vida, el hilo rojo de su alma.

Su destino. Su príncipe. Su vampiro.

Estaban aquí, vivos y disfrutando de su vida de la mejor manera. Besando el cuerpo del otro, explorando cada rincón de los deseos y pasiones del otro. Enamorándose cada vez más y descubriendo cosas nuevas.

Vendrían cosas por hacer, pero ahora, nada importaba.

Joder. Obvio que nada importaba.

Tenía al vampiro más poderoso y hermoso del universo entero en su regazo, cabalgando como un sin vergüenza, sin pudor, ni timidez. Desesperado para conseguir su orgasmo pero lo suficientemente terco para tomarse su tiempo.

Eran días gloriosos. Y nadie le va a quitar esto. Nació para proteger a este hombre. Nació para ser su guardia. Nació para conseguirlo, para ser su pareja, su destino.

Pero principalmente nació para ser su guardaespaldas. Era su vida, su tesoro. No le importaba nada más, si lo tiene a él.

El gran príncipe de los vampiros. Kim Taehyung.

¡Hola, hola! ¡Espero que les haya gustado! Lamento la tardanza pero quería que el cap fuera algo larguito y me tardé por esa razón.

Oficialmente queda el epílogo que es el final excepto para aquellas personas que quieran leer a Tae teniendo los cachorros de Jungkook, ¡Qué vendrá en los extras! Aquí mismo, por supuesto. O sea, en este libro. Las pondré en extras para que no interfiera con la lectura completa de esta parte del libro por si hay gente que no le gusta. Será canon pero en extras, por supuesto. Espero haberme explicado. 

Muchísimas gracias por leer, muchísimas gracias comentar, muchísimas gracias por votar. Ya casi estamos al año de esta historia y no lo puedo creer. (No puedo creer que me haya costado tanto tiempo)

¡Nos vemos pronto!

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