Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 37.

— No me quedaré aquí para siempre, Jeon. — El gran príncipe de los vampiros hizo un puchero, sus brazos deslizándose sobre los hombros de su guardaespaldas, de su más joven guardaespaldas. Una manera de cautivarlo, parpadeó lindamente, sabiendo que esa manera coqueta volvía loco a su guardia. — No importa que estés más... grande y más... uhm, sí, grande, eh... y alto, y muy alto, uh...

— Tienes que descansar.

— No quierooooo. Han pasado ya algunas horas, tengo que ver qué está pasando.

— Todavía tienes marcas, y necesitas descansar.

— Si dejaras que beba de tu sangre...

— No. Ya tuviste suficiente.

— ¡¿Quién te dijo eso?! — Gimoteó Taehyung, acercando sus rostros hasta que estos quedaron tan juntos que sus respiraciones se entrelazaron y sus miradas se fusionaron.

Taehyung tenía razón. Había estado descansando desde hace un par de horas, con Jungkook sin despegarse de él.

No recuerda mucho, solo el pecho suavecito del lobo mientras lo llevaba a una zona más cómoda... Que no había, así que terminaron en alguna habitación muy lejos de todo y de todos con solo sus personas de confianza cuidando las puertas y ventanas.

Jungkook decidió dejarle todo el desastre a Adam de parte de los vampiros y a Hoseok de parte de los lobos. Él ya no tenía nada que ver con esto, tenía a Taehyung en sus brazos y su príncipe requería toda su atención.

Lo entendía. Según Jimin, había estado muy mal herido. La fuerza de un vampiro era considerablemente notable y su padre y Sascha se habían aprovechado con eso, y aunque Taehyung podía soportarlo por ser un vampiro fuerte, eso no quitaba el dolor y las marcas. Y sí que tenía muchas.

Ahora ninguna era visible. La mordida de Jungkook curó todo su cuerpo, cada quemadura, cada golpe, incluso las feas de las muñecas y tobillos. Todo se había ido. Y la sangre también. En el baño conjunto de la habitación, había una bañera, que Jungkook usó después de asegurar que estuviera bien, despierto.

Lo había disfrutado, todas las atenciones de su lobito. Lo bañó, lo mimó, lo cuidó, y luego lo secó, y lo envolvió en una bata de pijama bien cara, que no olía a nadie así que Jungkook se la puso. Había quedado contento y se había sentido tan seguro que cayó rendido a los brazos de Morfeo.

Y entre los brazos de Jungkook también. El lobo jamás se separó de él.

Solo hace algunos minutos que se había despertado y tenía este problema. Jungkook no quería dejarle salir, y no entendía que entre más rápido arreglaba esto, más rápido se iban a casa.

— Jungkookie... —ronroneó, acariciando la punta de la nariz ajena con la suya propia, fue difícil, porque ahora tenía que pararse de puntitas para hacerlo, hasta tenía que estirar sus brazos para tocar las lindas orejitas de lobo.

Su lobo había crecido demasiado. Ahora entendía esa mirada pícara de Jimin. Jungkook estaba más alto, fácilmente más de una cabeza le llevaba, y más ancho, y sus músculos... un monstruo musculoso que se le marcaba las venas en cada superficie. Era tan caliente.

— Por favor, solo quiero irme a casa. —le dejó un casto beso en sus labios.

Un beso que hubiese amado profundizar, se moría de ganas de besarlo, de envolverse en sus brazos y dormir y amar y también caer revueltos en la cama de placer pero había estado los últimos minutos tratando de convencerlo de que estaba bien para irse de aquí.

No quería saber nada de sus padres pero era algo que tenía que hacer.

— Bien. Pero, no te vas a alejar de mí en ningún momento, ¿entendido?

— Oh, joder, no puedes sonar de esa manera... ¡no es justo! —desenredó sus brazos y fue caminando rápido hacía la puerta. Si seguía así, le iba a pedir a su lobito que lo follara ahí mismo. Pero primero lo primero.

Sin embargo, cuando abrió la puerta, un brazo se deslizó por su cintura; Jungkook lo pegó a su cuerpo y frotó su mejilla en su cabeza. Olor, territorio, suyo. Lo estaba marcando, todavía no tenía su mordida, así que ésta era la otra manera de dejarles claro a todos de quién era. A quién pertenecía.

Joder, lobos.

Aunque se derritió porque amaba cuando hacía eso. En serio, amaba a su lobito. Todo su cuerpo se derritió, acurrucándose mientras el menor le hacía cariñitos, dejando su olor por todos lados.

Nadie los interrumpió mientras hacían su sesión de acurrucos y marcar territorio. Minutos pasaron hasta que Jungkook estaba satisfecho, parecía que estaba de nuevo en una especie de Celo, incluso él se sentía de esa manera, como sea, no podía pensar en eso justo ahora.

Así que, una vez listo, se dirigió al centro del desastre. En el camino, Jin se reunió con ellos, él y los demás se habían estado turnando para custodiar la habitación junto con más guardias pero de confianza de Hoseok. Todos los que fueron contratados por Sascha desde que ingresó hasta hoy, fueron puestos bajo custodia, eso significaba, toda la guardia de Taehyung, todita. Dejándole solo a Jungkook como protector.

Al menos todavía tenía a Adam, no quería ni pensar en lo destruido que hubiese estado si Adam también lo hubiera traicionado. Ese pequeño querubín era el pilar de su hogar. Nada funcionaba sin él. Así que tiene sentido que haya sido él quien descubrió a Sascha.

Lo habían puesto al día con todo lo que pasó. Incluso lo que habían hecho con Jungkook para que esa maldición lo dejara libre. No lo hubiese creído... pero su lobito pasó de bebé alfa a daddy alfa y añadiendo la historia de sus reencarnaciones, bueno. Solo lo último era borroso, desde que su padre... Ese señor lo golpeó contra el piso, todo estaba borroso.

— ¿Estás mejor? —Jin llegó a su lado, sus colmillos afilados a la luz, rastro de sangre había en ellos. Se veía muy salvaje. Como todos. Aunque ya no había rastro de sangre, solo en su boca.

— Sí. Tuve ayuda.

— Mordida y sangre rica, eh, todo un paquete. Suertudo.

— Cállate. ¿Dónde están?

— Por aquí. Tratamos de mantener todo bajo perfil con ellos.

Mientras más se acercaba, más nervioso se ponía. No quería ir allí, no quería afrontar la dura verdad, pero tenía que dar la sentencia. Esto era de esas situaciones donde tenía que mostrar todo su poder como príncipe de los vampiros. Tenía que mostrar su fuerza y de que nadie, ni siquiera sus padres, se libraba de una traición.

— ¿Por qué creo que tienes un pero?

— Porque lo hay, mi príncipe. Ya los demás aquelarres están informados del asunto, nadie sabe cómo pero sabes cómo son los rumores entre los vampiros. Piden que no haya clemencia y ya algunos están pidiendo una fecha para jurarle lealtad.

— Por supuesto. —masculló en voz baja. La misericordia no podía existir, todo el mundo vampírico dependía de un hilo con este acto.

— Además...

— Solo habla.

— Se está hablando del lobo blanco. Las manadas poderosas de los lobos le están pidiendo... no, exigiendo a la manada Min que presente al lobo. Y hasta los acusan de haberlo estado escondiendo para usarlo.

— ¿usarlo?

— El poder de Jungkook es demasiado. No lo viste pero con solo su presencia podía doblegar a todos. Fue impresionante de ver pero hasta yo me vi afectado y eso que soy vampiro.

— ¿Quién está tratando eso?

— Yoongi y Hoseok.

— Bien. Hablaremos de eso después. Necesito ahora que saquen a mis padres al patio. Quiero salir de esto ya. Y no podré hacerlo con ellos en una habitación.

— Correcto. A sus órdenes, alteza. — No había burla en la voz de Jin, no como comúnmente era. Sabía que no era el momento.

— Lobito.

— Oye, oye... —Jungkook lo giró para acunar sus mejillas con sus manos calientes. Los lobos tendían a irradiar demasiado calor. Justo lo que necesitaba. — No tienes que hacer esto, bebé. Manda a alguien más, podemos irnos ahora directo a casa. — Taehyung se aferró a las manos ajenas, pegándose como un cachorrito, buscando más atención y tacto.

A pesar de que hace nada había bebido sangre, no estaba del todo consciente. Quería de nuevo la sangre de Jungkook golpeando su sistema, cayendo por su garganta, y poniéndole cachondo. Además, siendo egoísta, todavía tenía que unirse oficialmente, en cuerpo y alma. Quería lucir la mordida de su alfa lo más pronto posible.

Había escuchado que la mordida de un alfa se sentía sublime. Había tenido la pequeña probada esa aquella vez, pero la quería toda, la real, la verdadera, la que tenía que ser. No sabía si le afectaba igual que a los omegas, pero esperaba que sí. Quería sentirse seguro, protegido, amado. Y era solo una parte de lo que podía hacer esa mordida.

— Tengo qué. —murmuró, su mirada buscando la seguridad que ofrecía Jungkook. Se sentía bien tener a alguien que lo esperaría con los brazos abiertos en caso de que se cayera. Era su roca, su montaña, su lobo.

— Entonces, hazlo rápido, mi príncipe. Ellos entenderán. —Jungkook acarició con sus pulgares sus mejillas de manera tierna. Eso le reconfortó.

Porque no estaba listo para lo que venía.

***

No tardaron mucho en sacar a sus padres al área verde enorme que tenía la mansión Pavlov. Todas las manadas tenían este tipo de lugares, donde el alfa poseía pedazos de tierras gigantes. Acres y acres de puro bosque y tierra fértil. La cual entraría en disputa por las demás manadas ya que la Pavlov había dejado de existir.

Antes de salir a dónde muchos seres, y sus padres, lo estaban esperando. Fue a un lado, a cambiarse para estar vestido apropiadamente.

Jimin le había traído un traje precioso con zapatos y ropa interior a juego, el pantalón era negro, con zapatos del mismo color con punta casualmente alta, con un blazer largo también negro pero con decorados dorados, dándole un aire a príncipe moderno. Todo un vampiro. Más ahora que tenía los ojos fuertemente dorados. Una particularidad que vino al beber la sangre de Jungkook.

— Todo estará bien. Ellos se olvidaron hace mucho tiempo que eran tus padres. — Comentó Jimin arreglándole el cuello del traje. Lucía igual de hermoso que siempre, aunque todavía sus ojos tenían un leve rastro de locura. — Puede doler pero nos sigues teniendo a nosotros.

— Los tengo a ustedes, ¿no?

— Siempre, cariño. Solo alza la cabeza, y luce orgulloso, eso le va a molestar a ese viejo.

Taehyung asintió, avisando que estaba listo.

Jungkook se posó diligentemente detrás de él, justo dos pasos atrás. También le habían conseguido un conjunto de ropa, un suéter negro completamente pegado, acentuando sus grandes músculos, idea de Jimin seguramente, pantalones negros de vestir, y zapatos a juego. Todo demasiado pegado para su gusto... Bueno, sí le gustaba demasiado como se veía y lo haría vestirse así muy seguido. Solo que ahora era inapropiado. Un poco.

Lo que estaba por hacer era muy arcaico, pero era necesario. No todos los intentos de asesinato vinieron de Gregov, sí la mayoría pero al menos cinco no fueron su obra maestra. Sin embargo, ayudó a que otros vampiros descontentos, porque no podía complacer a todos, usaran eso como excusa para atacarlo. Por lo menos no eran muchos, eso le hacía sentir bien. Muchos de los vampiros nacieron bajo su mandato, así que, no tenían ideas del antiguo emperador. Pero siempre había descontentos, o simplemente vampiros aburridos.

Pero sus padres se llevaron la cereza del pastel.

Su rostro era serio, su caminar seguro mientras se acercaba al patio donde sus padres lo esperaban arrodillados. Namjoon y Yoongi los vigilaban de cerca. Quería verse imponente. Era el Príncipe de los Vampiros, no tenía ese título por nada.

A su alrededor formando un círculo había lobos Min y los de la Agencia. Pero no le sorprendió conseguirse también a gente de su aquelarre, y de otros, líderes que juraría nuevamente su lealtad. Por ejemplo, Francis. También estaban el consejo de vampiros, y de lobos. O al menos sus representantes.

El sistema de los vampiros era sencillo.

Taehyung era el líder absoluto. Después de él estaban los del consejo, y líderes de otros aquelarres que lo ayudaban a controlar todo. Eso era lo principal. Taehyung se había encargado de eso. Que haya un equilibrio, a pesar de que era el príncipe, podía delegar sin problema. La democracia era algo importante para él.

Sus colmillos bajaron ligeramente cuando observó a sus padres. El viento corría con fuerza, dañando el cabello de su madre, sabía que ella odiaba eso. Siempre queriendo verse perfecta. Y su padre... Lo miraba con un odio tan intenso que podía matarlo de ser posible.

Por un lado, ni siquiera estaba sorprendido de esto. Si lo pensaba muy bien, y miraba más detalles en sus días pasados. Este iba a ser siempre el desenlace.

Tomó una profunda respiración, tomando fuerzas para hablar.

— Lamento hacerles perder el tiempo en estos asuntos, así que seré breve. Por muchos años mi vida ha corrido peligro. Ataque tras ataques para verme muerto. Muchos de ellos fueron orquestados por Gregov Pavlov, lobo alfa líder de la gran manada Pavlov y por Patricia y Jakhyun, conocidos más que todo por ser los padres del príncipe de los vampiros. —Sus ojos brillaron en venganza, sabiendo que su padre odiaría ser llamado de esa manera. — Por tal motivo, y para demostrar que nadie juega con mi vida y se sale con la suya, he declarado 100 latigazos para cada uno, en caso de que sigan con vida, se procederá a que sean quemados hasta la muerte. La traición de un vampiro se paga con la vida... —Apretó sus dientes por lo que estaba a punto de decir—: Y ni siquiera mis padres se van a librar de ello. Esta declaración se hará de manera inmediata. Una vez finalizada, se va a proceder a castigar a aquellos que formaron parte de esto también. Todos serán castigados. Más tarde, pediré a cada aquelarre del mundo que juren su lealtad, una vez más. Y si hay algún problema con que siga siendo príncipe, que declaren una pelea justa, y se le concederá. Ahora, por favor. — Hizo un ademán con su cabeza, queriendo terminar con esto lo más pronto posible.

Sus padres fueron amarrados a dos postes que rápidamente habían plantado. Con la fuerza de los vampiros muchas cosas eran fáciles. Sus espaldas fueron descubiertas mientras el verdugo llegaba con el látigo. Que no era un látigo cualquiera, era un especial para vampiros. Cada golpe era como recibir 100 puñaladas de dagas, o ser taladrado. Claro que, no se daban 100 de una vez, eso era demasiado fácil. Si no que, con cada 10 latigazos, el verdugo paraba para que el vampiro pudiera regenerarse, era lento pero era la idea. Una completa agonía tras agonía. Y así, hasta llegar a 100. Podía durar todo un día.

Sus padres merecían más que eso pero no tenía ganas para luchar más. Solo quería dejarlos ir, y arreglar los daños que ocasionaron.

Ellos mismos tenían su pequeño escuadrón. Tenía que pedirle a Namjoon e incluso a Hoseok que interrogará a cada uno de sus amigos, y a toda la gente involucrada. Llevaría tiempo pero era algo que se tenía que hacer. No quería ningún cabo suelto.

Quería terminar esto. Tener su mordida. Y tener los bebés de su lobito.

Bueno, eso último no lo podía hacer pero la práctica igual era buena.

— Lo hiciste bien, cariño. —Una voz baja y tierna se escuchó justo detrás de él. Demasiado cerca a como habían comenzado. Sus labios tiraron de una sonrisa apenas perceptible. Se sentía tan bien tener a alguien cuidando su espalda.

— ¿Sí?

— Uh-huh. —Se estremeció cuando unos labios finos besaron su piel, un rinconcito de su cuello.

Por supuesto. Marcando territorio frente a muchísimos seres sobrenaturales. Cosa de lobos. Cosa de lobos que amaba demasiado. Los vampiros eran fríos en este ámbito. Pero los lobos... Los lobos siempre fueron otra cosa. Su droga.

— Vámonos a casa. No tienes que ver esto.

— Solo unos minutos más.

— Lo que digas, mi príncipe.

Sí, se quedaron casi una hora, cuando apenas el verdugo les estaba dando un respiro a sus padres. Su madre ya estaba hecha mierda, sus gritos habían perforado su piel pero su traición perforó su alma, y de eso no tenía perdón, ni resentimiento, ni nada. Ellos escogieron. Su padre escogió la envidia, el ego y la ambición. El vampiro no mostraba dolor, ni queja alguna, pero sabía que se iba a doblegar en algún momento, solo que no perdería su tiempo con ellos.

No más.

¡hola, hola! Un nuevo capítulo ha sido traído a ustedes. ¡Espero que les haya gustado!

Oficialmente queda poco, voy a tratar de cerrar lo que más pueda la historia porque no va a tener un segundo libro. Más bien se extendió demasiado para lo que tenía en mente pero me he estado feliz con el resultado.

Se vienen más historias que serán permitidas en wttp, sin embargo, también serán subidas a Inkspired, y Ao3. Pero más adelante, ahora quiero enfocarme en las otras dos que tengo y terminar esta.

¡Muchas gracias x todo el apoyo, de verdad! Nos vemos pronto. Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro