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Capítulo 35.

El dolor recorría su cuerpo como una segunda piel. La presión era demasiada, así que tuvo que mudarse de lobo a humano, y de humano a medio lobo y así sucesivamente hasta que terminó. No recordaba mucho del proceso, solo muchas mordidas, una mano acariciando su corazón, y palabras extrañas.

Eso era algo muy posible en el mundo de los lobos, si tenías el cuidado suficiente, unas garras podrían abrirse camino hasta tu corazón y bombearlo, acariciarlo, o en este caso, quitar ese hechizo que tenía encima. No había entendido bien el procedimiento cuando se lo explicaron, su mente todavía pensando solamente en ir a rescatar a Taehyung. Era su mayor preocupación, y aunque no confiaba en estos lobos, tenían enemigos en común.

Habían confirmado que Gregov Pavlov era el causante de todo. Desde los intentos de asesinato hacía Taehyung, y desde acabar con la manada Min. Al parecer, no le era suficiente la parte del territorio que le correspondía y quería más. Era un hombre egoísta y ambicioso. Toda su familia lo era. Los Min y las demás familias no se habían preocupado mucho por él.

No tenía el poder para combatir a todos. Sin embargo, jugó bien sus cartas haciendo equipo con los vampiros. Ninguno de ellos sabía cómo logró esa hazaña. Aunque no era la primera vez que los Pavlov tenían una conexión con los vampiros: El hermano de Gregor, Viktor era el perro de la madre del príncipe.

— ¿Cómo te sientes? — La voz de su padre se filtró por sus huesos. Padre. Todavía era algo con lo que le costaba tragar y tenía que tratar, lo sabía, pero ahora no era el momento.

— Bien. Lo que sea que hicieron, funciono.

— Obvio que funciono. Pareciera que te estiraste otros diez centímetros y tu cuerpo está demasiado grande que es preocupante. — Se quejó uno de los gemelos, como si tuviera celos de eso.

— Cachorro, no dudes de mi magia. — Gruñó Soyeon, afilando sus garras con una pared cercana.

Se habían cambiado, bueno, solo tenían sábanas puestas porque al parecer, a algunos vampiros les incomodaba la situación.

No eran los únicos en la sala. Algunos invitados estaban por ahí pero no eran importantes.

Solo le importaba una cosa.

— Debo estar de acuerdo con la dama. Jungkook, pareces que mides dos metros y tus músculos están tan marcados. Oh, joder, Taehyung va a adorar esto. Estás caliente. — Dijo Jimin con una sonrisa que escondía sus adorables ojos. Seguía con su traje, igual que todos. No había tiempo que perder y todos habían estado mirando lo que hacían los Min.

Un hechizo. Una maldición. Soyeon no estaba segura, pero había algo. Y por suerte, su magia era lo suficientemente fuerte para romperla. Ella era uno de esos pocos lobos que podían aprender magia, o nacían con ella, nadie estaba seguro. Por eso, muchos daban por hecho que era la alfa de los Min, o lo sería. Su fuerza era implacable.

Habían tendido a Jungkook en una mesa. Soyeon les indicó que tendría que agarrar su corazón con sus dedos, literalmente. De esta manera, estaría conectada de la manera más fuerte y pura del hechizo. Al mismo tiempo, los demás Min y solo Min tendrían que morder.

La mordedura de un lobo podía realizar muchas cosas, e incluso, estaba la teoría de que era mágica. Después de todo, por medio de ellas muchos lobos se enlazaban hasta la eternidad, o podían curar a enfermos, o inyectar veneno. Era algo tan interesante que es estudiada.

Al final, funcionó.

El Lobo Blanco había roto las cadenas.

El Lobo Blanco había renacido.

El Lobo Blanco estaba de vuelta.

Para llegar ahí, Jungkook tuvo que soportar mucho dolor, y Yoongi tuvo que ser retenido por Namjoon, Hoseok y Jin para no irse por las gargantas de los miembros de su familia. Era su padre lobo, no podía soportar ver y sentir el dolor por el que estaba pasando su hijo. Casi tuvo que ser noqueado pero Soyeon le amenazó que nada de esto iba a funcionar si él no se controlaba.

Ahora, estaban preparándose para salir. Trataron de hacer todo lo más rápido posible porque no sabían con qué estaban tratando. Qué le estaban haciendo a Taehyung. Tenían que moverse.

— Muy bien, gatitos. Creo que nuestro querido lobo está a nada de dejarnos. Salga primero, iremos en cuatro patas. — Comentó el otro gemelo, cambiando a su segunda forma. Un hermoso lobo en cuatro patas.

Jungkook al oír esto no dudo en cambiar.

Y sí, todas sus formas habían cambiado.

Ahora, estando como un lobo, tenía la altura de un caballo, no, mejor dicho, más grande que un caballo. Y era completamente blanco. Ni una gota de otro color, nada, Blanco, blanco y más blanco.

Una vez que cambió, salió volando hacía el frío de la noche, y la oscuridad de los árboles. No espero indicaciones. No espero a nadie.

Él sabía dónde estaba su príncipe.

Él era el maldito alfa.

***

— Mírate, cariño. Estás hermoso. — La mirada orgullosa de su madre le daban ganas de vomitar.

— ¿Está mierda era la que querías para mí?

— No... no de esta manera. Pensé que Viktor... —Su mirada se oscureció, el aura a su alrededor todavía era de dolor, tristeza y luto.

— ¡Sabías de esto! Pudiste decirme quién ha estado tratando de matarme, mamá. ¡No soy una maldita damisela en apuros! ¡Acabé con el emperador yo solo! —Siseó entre dientes, como una maldita serpiente, y así se sentía. Lleno de veneno.

Aunque por esa razón había conocido a Jungkook, y se había enterado de muchas cosas. ¡Se sentía horrible estar en esta situación siendo el príncipe que era! Sí, era un poquito orgulloso, y sí, puede que tenga esto algo controlado pero una cosa que más odiaba era perder el tiempo. Maldita sea.

Su relación con Jungkook todavía era nueva, estaba comenzando. Y quería pasar todo su tiempo con él. Y estar aquí, perdiendo su tiempo, solo lo ponía de mal humor.

Un hombre tiene necesidades como acurrucarse con su guardaespaldas.

— Pensé... pensé que mejor un Pavlov que ese perro faldero. —Ahí estaba. Su mamá mostrando el asco que tenía por cualquier lobo que no era de alto pedigrí. No le sorprendió, después de todo, vendió a su propio hijo. Ni hablar de su padre. La codicia de ellos dos.

— ¿Y papá?

— Él solo quiere el trono, cariño. Nunca tenías tiempo para nosotros y pensé, me dijo... que si tomaba el trono, podríamos estar más tiempo juntos. ¡casi no nos ves! Eres mi hijo, entiendo tus responsabilidades pero es mejor así. Tu padre hará un buen trabajo. — El nerviosismo y la poca seguridad que tenían le colmaba de impaciencia.

Estaban esperando en un pasillo. Esmeralda había ido a organizar a los invitados, lobos a un lado, vampiros al otro, todo equilibrado y que no hubiera ningún inconveniente. Sascha no estaba muy lejos de ellos, mirándolos con ojos de halcón.

— ¿Y cómo Sascha se involucró?

— Ah, eso fue sencillo, sigo siendo una vampiresa muy guapa, cariño. —Sonrío levemente y Taehyung se asqueó.

— ¿Te lo follaste?

— Más de una vez, había que convencerlo de estar de nuestro lado.

— Así que fuiste tú quién metió esas ideas...

— ¡Ya las tenía! Bueno, una parte, solo una incentiva más.

Eso explicaba muchas cosas. La traición de Sascha. A veces un hombre podía cambiar si estaba bien atendido. Se odiaba un poco por no verlo venir. Pero de nuevo, en los últimos siglos, estuvo taciturno, dormido, sin fuerzas. Una depresión que solo con la ayuda de Jimin y Adam pudo salir.

— Muy bien, nene. Todo listo. Gregov te está esperando en el altar. No entiendo por qué hace todo esto cuando solo debe morderte... protocolos, supongo. — Avisó Esmeralda, deslizándose entre él y su madre para guiarlo.

— Según la tradición lobuna, deberías de estar desnudo pero eres un vampiro y el príncipe así que logré que cambiara de opinión. Te tiene muchas ganas ese perro. —Cuchicheó Esmeralda. Como si él no estuviera en un gran, gran problema.

No podía confiar en ella. Podrá haberle dicho demasiadas cosas, y él entendió y sintió todas ellas. Sabía que esa historia era de él. De sus reencarnaciones pasadas. Eso era algo que no podía negarlo cuando lo sentía tan real y vivido. Y no era muy descabellado. Al contrario, explicaba la razón de cómo Mbakú lo había tratado desde el inicio. No fue casualidad. Lo había estado buscando y una vez que lo tuvo, no lo dejó ir.

No lo dejaría ir, así que, o él escapaba o moría o lo mataba. Hasta el día de hoy, siempre escogería la última opción.

— Muy bien aquí estamos, solo camina derecho... y trata de hacer tiempo.

Y con eso desapareció. Estaba solo... Con Sascha no muy lejos de él. Su madre se había ido a ocupar un asiento, probablemente.

Estaba frente a unas puertas las cuales se abrieron de par en par mientras una música bien bonita sonaba.

La sala era grande, demasiado grande y alta, con el techo de vidrio y paredes blancas. Parecía estar en la altura de alguna montaña. Estaban en la misma mansión eso sí. Había asientos por todos lados pero le dejaron un espacio en el centro para que pudiera caminar.

Estaba tan enojado y no ayudaba que tuviera todavía esas cadenas.

Al parecer, se había quedado tanto tiempo parado y Sascha tuvo que agarrarlo con mucha fuerza y llevarlo al frente, donde un pequeño altar muy parecido a los que hacían los lobos lo esperaba.

Encantador.

— No llevará mucho tiempo, Alteza. Solo una mordida.

— ¿Así de simple? —recordaba que debía de ser durante el sexo, cosa que esperaba que no se diera o tendría que volverse sanguinario.

— Ajá. Esto para dejarle saber a todos que ahora me perteneces y estás de acuerdo con esta unión. —La locura brillaba en los ojos de Gregor también como su ambición. Era tan repugnante.

— Esto es ridículo, Gregov. Ninguna de las otras manadas te va a dejar continuar con esto.

— Ya me estoy haciendo cargo de eso, Alteza. Es muy fácil comprar a los miembros de una manada.

Sí, eso explicaba quién había orquestado todo. Pero todavía tenía dudas, y su padre no estaba muy lejos de todo. Su ambición y poder, nada le era suficiente. Solo estaba usando a Gregov como marioneta. Los Pavlov podrían ser de las manadas más fuertes, pero había otras cuatro que lo igualan y superan en poder. Estaban acabados.

Su padre solo quería destruirlo. Había buscado la manera de controlarlo, y ahora lo pensaba mejor. Estos tres últimos años no han sido los únicos en los que su vida estuvo en peligro. Fueron momentos en los que pensó que no era nada grave, solo disturbios como en todo mandato, pero muchos habían sido personales, como si conocieran todos sus pasos.

Solo que en ese entonces, en todas esas veces, sus guardias habían dado su vida para protegerlo. Todos excepto Sascha, joder, más cosas explicadas.

— Como sea, por favor, Esmeralda, haznos los honores. — Taehyung observó cómo Esmeralda subía con una daga, un libro viejo, y una tela roja de ritual. Esas cosas se usaban con los vampiros.

No muchos hacían este ritual de unión. Porque estaba prohibida. Esto se hacía cuando querías controlar a tu pareja, de manera literal, tu pareja pasaba a ser tu esclava. Los unía en cuerpo y sangre, más no alma. Sin embargo, era horrible, degradante, y malo.

Las palabras que se decían solo eran para la manipulación de la otra pareja. Es decir, uno de los dos iba a controlar al otro en su totalidad. Era antinatural.

La mayoría de los lobos se enlazaban por medio de una mordida, era lo que era pero esta manera era como los vampiros controlaban a los lobos por mucho tiempo. Los vampiros consiguieron muchas maneras de controlar a los lobos y esta era una de ellas.

El estúpido ritual de enlace.

Era muy retrógrada. Absurda y prohibida, joder.

— Basta, no pienso continuar más con esto. — Gruñó, dando un paso hacia atrás. Ya estaba harto. Trató de quitarse las cadenas que lo mantenían pero fue agarrado bruscamente del cabello, su cabeza fue jalada hacia atrás, con fuerza, causándole dolor. Pero permaneció, no se iba a poner de rodillas para nadie que no fuera Jeon Jungkook.

— No te pongas grosero, Alteza. Es por tu bien.

— ¿Por mí bien? Qué idiotas eres, soy el príncipe por una razón. — Gruñó. Moviéndose velozmente, le dio un golpe en la entrepierna a Gregov, el cual se dobló, dejándolo ir pero no tiempo después, un calor abrasador lo dejó sin aire. Las cadenas se habían calentado en su piel, marcándola.

— Esas cadenas no están de juego, Alteza. — Exclamó Sascha, llegando para sujetarlo y obligarlo a arrodillarse pero Taehyung no se doblegó tan fácilmente. Lanzó su cabeza para golpear al otro, cosa que tuvo con éxito. Sascha no se esperaba que pudiera soportar esa quemadura tan fuerte. Siempre lo subestimaban.

No muy lejos de ellos, se empezó a escuchar una conmoción. Un guardia llegó corriendo y dijo—: Se acercan varios lobos y vampiros, Señor.

— Maldita sea. ¿Cuántos son?

— Cientos, Señor... miles diría.

Al escuchar eso, Taehyung no pudo evitar reírse, sacudiendo su cabeza. — ¿Realmente pensaste que te saldrías con la tuya? —Tomó una profunda respiración, mirándole fijamente, seguridad en sus palabras, confianza en su gente. — Soy el príncipe de los vampiros, y tengo en mi poder al lobo más poderoso de todos. Y sabes de quién estoy hablando. — No tenía dudas de que Sascha le había hablado de la particularidad de Jungkook. Esos detalles no se pasan con facilidad.

— No harán nada. No si te tengo en mis manos. — Gruñó Gregov, avanzando hacia él, tomándolo por el cuello con sus uñas enterrándose en su piel delicada. Dejaría marca pero se miraron fijamente. Taehyung ya se estaba poniendo rojo por tanta presión, pero era un vampiro viejo, esto era nada. Solo que las cadenas le seguían quemando, ya podía sentir como su piel se derretía, le dolía demasiado sí pero nunca se iba a volver a doblegar y si lo hacía, era porque él lo quería.

Sin embargo, a Gregov no le quedó tiempo de nada. Los vidrios del techo se rompieron cuando una gran figura cayó sobre ellos.

Un gran lobo blanco cayó en el centro de la sala, justo en frente de ellos, a solo unos metros. Era grande, monumental, jamás había visto un lobo tan grande. Su energía era pura, todo un Alfa. Incluso Taehyung estaba siendo afectado por ese poder natural. Los Alfas tendían a tener esa aura, ese aire de superioridad, esperando la sumisión, pero este lobo... Joder, este lobo era más.

Y sabía que era su lobo.

Jeon Jungkook.

¡hola, hola! ¡Nuevo capítulo!

Lo sé, me tardé mucho, perdón, los capítulos anteriores me dejaron sequísima de ideas. Aunque sabía lo que quería escribir en los siguientes caps, no conseguía la manera, perdón. 

¡Pero aquí estamos! ¡Ya en la pelea final! Nos vemos prontito, por favor, recuerden seguirme en mi cuenta secundaria e Inksp!red. ¡Muchas gracias por todo! 

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