Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3.

Apenas Franco dejó el auto en el estacionamiento frente al hotel, Mateo quedó asombrado por la belleza de la estructura realizada en piedra y madera, típicas de la zona y con techo realizado en tejuelas de alerce. El primero en descender del auto fue Teo que como siempre estaba apurado por entrar al hotel que olvidó de ayudar a sus amigos a bajar el equipaje.

Mientras Teo ya estaba hablando con la recepcionista, desplegando sus dotes de seductor, Franco y Mateo venían renegando con las valijas, mientras subían las escaleras del ingreso.

-¡Teo pusiste piedras adentro de tu valija! -gritaba Franco, mientras trataba de subirlas por las escaleras del ingreso del hotel, haciéndose acreedor de un codazo de parte de Mateo.

-Por favor Franco, no nos hagas quedar mal - le llamó la atención Mateo, mientras el otro ponía cara de yo no fui.

A los pocos minutos de entrar al hotel, Teo venía al encuentro de ambos, con las llaves de la habitación en la mano.

-Estamos en el último piso, nos dieron las habitaciones más grandes.

- Chicos están seguros que vamos a poder pagar todo esto, ¿o terminaremos lavando los platos y limpiando las habitaciones antes de irnos para poder pagar la cuenta? -exclamó Mateo con tono jocoso.-

-No se preocupen - les aseguró Franco -Está todo arreglado, es una invitación de un cliente del negocio de mi padre.

Al llegar al último piso se sorprendieron ya que sólo había tres habitaciones exclusivas para ellos.

-Parece que tendremos tratamiento de primera clase en este hotel -comentó sorprendido Teo.

-Ya les dije que es una invitación del dueño, que es cliente de mi padre -contestó Franco, mientras ingresaba a una de las habitaciones.

Mateo entró a la habitación que le correspondía y quedó gratamente sorprendido.

- No puedo creer lo increíble que es esta vista de lago. Se puede apreciar en todo su esplendor el intenso color azul del lago, las montañas con sus picos cubiertos de nieve, los alerces y arrayanes.

Después de quedarse largo tiempo observando el paisaje decidió darse una ducha, pero no tenía ganas de sacar y acomodar la ropa en el placard.

-No vale la pena hacerlo si solamente nos vamos a quedar solamente tres días -pensó para si mismo mientras buscaba la ropa que iba a ponerse para salir más tarde.

Una vez que estuvo listo pasó por la habitación de cada uno de sus amigos para ver si ellos también lo estaban. Habían quedado en ir al bar del hotel a tomar algo antes de salir a recorrer la ciudad.

Más tarde llegaron al bar ubicado en la planta baja del hotel, el cual tenía una exquisita decoración, en la que se mezclaban la madera con las columnas de piedras, los tapizados de cuero y el hogar a leña. Todo iluminado con bellísimas lámparas de hierro forjado que colgaban del techo y daban al ambiente una luz de color ámbar.

Ellos se habían sentado en una mesa más o menos cercana a la zona de la barra del bar. Ya habían ordenado las bebidas y se encontraban discutiendo que harían más tarde. Fue allí que Mateo miró hacia la barra y vio un hombre que le llamó la atención. Era alto, con el cabello castaño peinado en una cola baja y unos ojos azules impactantes.

-Hey Mateo. ¿Estás de acuerdo con la propuesta de Franco para esta tarde? - Su amigo le llamo la atención y cuando volvió a mirar hacia la barra este hombre ya no estaba.
Una vez que terminaron de tomar sus bebidas decidieron aprovechar el hermoso día soleado para conocer el centro turístico de la ciudad y visitar un par de lugares históricos que estaban recomendados en la cartilla de la misma.

Al día siguiente por la mañana les llegó un mensaje a los tres amigos, avisándoles que estaban invitados a la fiesta que se realizaría en el hotel con motivo del comienzo de la temporada turística.

Mateo bajó a desayunar al bar pensando en el hombre que había visto la tarde anterior y que con un poco de suerte quizás podía volver a verlo. En cierta forma tenía intriga por saber quien era ese hombre que le resultó tan fascinante.
El resto del día decidieron pasarlo en la pista de sky. Si bien les había costado un poco de tiempo convencer a Mateo para que fuera con ellos. El problema era que este último sufría de vértigo y no le simpatizaba para nada estar en las alturas; sobre todo cuando ya estaban en la silla aérea cerca de la pista y esta se detuvo por un inconveniente unos cuantos minutos.

-Esta es la última vez que me convencen de hacer algo que no me gusta. -vociferaba Mateo, mientras sus amigos los abrazaban para contenerlo

-Dejen de moverse que me ponen más nervioso y estamos a una altura considerable. Les juro que nunca más voy a esquiar con ustedes - se lamentó.

Más tarde cuando ya estaba más calmado todo volvió a ser como antes y los tres disfrutaron toda la tarde en la pista de esquí, tras una risa y otra recordando la cara de susto de Mateo.

Al anochecer regresaron al hotel para preparase para cenar y luego ir a la fiesta que se realizaría en el hotel y a la cual estaban invitados.

Mateo estaba contestando los mensajes que le habían llegado durante el día, en ese mismo momento sus amigos aparecieron de repente en su habitación.
-Nosotros ya estamos listos para salir y vos todavía estás en veremos.¡¿No piensas cambiarte?! - exclamó Teo.

-¿Y así vas a ir vestido a la fiesta que organiza el hotel? - Agregó Franco mientras se dirigía para abrir el placard y comenzaba a buscar diversas prendas para su amigo.

-Creo que esos pantalones más ajustados te van a quedar mejor, con esa camisa blanca que llevas puesta...y esa chaqueta por supuesto.

Mateo sabía que era imposible decir "no" a sus amigos, así que decidió tomar la ropa que le habían seleccionado y se la cambió inmediatamente.

- Bueno, ahora si que te ves "sexy" -dijeron sus amigos al unísono, mientras a ambos se les escapaba una sonrisa cómplice.

Media hora más tarde, bajaron al primer piso, donde se desarrollaba la fiesta. Como era la primera fiesta de la temporada del hotel, había tantos invitados esa noche que quedaron asombrados. Los amigos trataban de desplazarse entre tantas personas que iban y venían y se les dificultaba avanzar hacia la barra para pedir un trago. Mateo a un cierto punto del recorrido perdió a sus amigos de vista, pero no le dio mayor importancia. Seguro se encontrarían más tarde la barra o en la pista de baile, porque a esos dos si que les gustaba divertirse. Después de todo vinieron a la fiesta con ese objetivo: divertirse hasta el amanecer.

Mateo siguió su camino hasta la barra, se sentó en uno de los taburetes y pidió un trago.
Hacía tanto tiempo que no iba a una fiesta y el ambiente festivo lentamente fue cambiando su estado de humor. Era como si muchas cosas que le habían molestado hasta ese momento se estuvieran desvaneciendo a mediad que iba cambiando su estado de humor, se sentía más despreocupado, como si lentamente todo tuviese un sentido distinto al que hasta ahora le había dado a su vida. La música a todo volumen, la personas que bailaban sin inhibiciones, las luces que le daban un toque especial al ambiente, era un conjunto de sensaciones que le daban una alegría que hacía tiempo que no sentía.

Había pasado bastante tiempo sentado en la barra, y el efecto del único trago que había tomado se empezaba a sentir, aunque no demasiado.
De pronto divisó a sus amigos en la pista divirtiéndose mientras bailaban como si no hubiera un mañana, que le hacían señas de que se les uniera. El no estaba decidido unirse a ellos pero ante su insistencia, abandonó la silla de la barra y se dirigió hacia ellos.

Después de estar un largo rato bailando, volvió a ver a ese hombre que estaba en la barra, el que había llamado su atención cuando habían entrado a la fiesta. No había podido dejar de mirarlo en toda la noche. Ese hombre simplemente lo atraía sin ninguna explicación. Se veía muy sexy con esos pantalones ajustados y la camisa mangas largas subidas hasta el codo. Sus cabellos eran ondulados y de color castaño. De pronto una imagen le vio a la mente, era el mismo hombre que había visto la tarde anterior en el bar del hotel, pero se veía algo distinto.

Se movía de forma tan sensual cuando bailaba, como si la música fuera parte de su cuerpo. A Mateo le pareció que cada tanto ese hombre lo miraba de forma muy intensa despertando en el su más instintivo deseo. Con el pasar de la noche este hombre misterioso se acercó al lugar de la pista de baile donde estaban Mateo y sus amigos. Ambos interactuaron bailando bastante tiempo. El desconocido se acercaba demasiado a Mateo rodeando su cuello son sus brazos y bailando sensualmente muy pegado a su cuerpo.

Ya cansado de moverse tanto al ritmo de la música decidió volver por otro trago a la barra y también para tratar de tranquilizarse un poco. Ese hombre lo había hecho sentir inquieto, y tal vez todo lo que sucedía podría ser producto solo de su imaginación.

Mientras esperaba que le sirvieran su trago no podía dejar de mirarlo. El barman llamó su atención para servirle el trago y fue en ese momento que sintió que alguien le tocaba el hombro. El desconocido estaba allí frente a él y todo pareció transcurrir muy rápidamente.

-Me has mirado toda la noche...-Le susurró al oído

-Pues.....-balbuceó Mateo

-Me gustas desde que te vi entrar -dijo el desconocido mientras le extendía la mano .-Ven conmigo...aquí hay demasiado ruido...

Mateo sintió en ese momento que estaba inmerso en un torbellino de emociones, se dejaba llevar de la mano por el desconocido a un lugar más tranquilo, pues eso era lo que el desconocido le había dado a entender y él no había podido negarse. Pasaron entre la multitud que estaba bailando, llegaron hasta la barra, se escabulleron a través de una puerta ubicada al costado de la misma y subieron a través de una escalera a lo que parecía ser un pequeño departamento. Al abrir la puerta del mismo el calor de la chimenea encendida se hizo sentir como una suave caricia. La decoración era simple pero elegante. Los sillones de color gris con almohadones de colores le daban un toque 'cálido al ambiente. Solamente estaba encendida una lámpara de pie de color marfil con terminaciones de borlas de hilo doradas.

Apenas ingresaron al departamento, Mateo sintió el calor del cuerpo del desconocido rozarle la piel y su perfume lo embriagó. El desconocido le robó un cálido beso apenas tocando sus labios. Mateo se sintió deseado y lo besó apasionadamente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro