11
Eduardo permaneció abrazado a Xavier por un tiempo que deseaba fuese interminable. Sus lágrimas se deslizaban por su rostro sin cesar. Su corazón estaba en pedazos, no podía creer que ya no lo tendría consigo nunca más. ¿Cómo haría para continuar sin él el resto de su vida? ¿Cómo haría para no sentir su eterna ausencia? En ese momento lo único que él sentía en su corazón era desolación, una pena tan dolorosa que es imposible describir con palabras. El solo pensamiento de no volver a verlo nunca más es algo que el corazón y la mente se niegan a aceptar.
Sentado a su lado le acarició el cabello con manos temblorosas y le besó la frente.
- Lamento tanto no haber sido más expresivo contigo, lamento no haberte demostrado cuando te amo. Espero que dónde estés me puedas perdonar - pensó. Seguramente no te hice feliz como te lo merecías y me arrepiento porque ya no podré enmendar mis errores. No pude vencer los miedos que me atormentaban. Yo fui muy feliz a tu lado. Deseo que tu también lo hayas sido junto a mí. -
El único consuelo que le quedaba era tratar de recordar todos los buenos momentos que pasaron juntos, momentos que seguramente el tiempo se empeñaría en borrar. Su compañero de vida no estaría más allí para él, para apoyarse mutuamente, para amarse, para luchar juntos contra las adversidades que el destino les deparaba. Lo que sucedería ahora era que la fría soledad llegaría lentamente para quedarse en un lugar de su corazón.
Todos el sufrimiento que tuvo su amado durante los últimos siete años ya habían terminado. Recordó con tanto dolor el trágico día cuando Xavier cumplía su turno en la guardia de emergencias de la clínica en donde fue ferozmente atacado sin sentido alguno por un desconocido. Pero a pesar del tormento que le significaba su partida comprendía que finalmente Xavier había dejado de sufrir, desde ahora el que sufriría más sería Eduardo quien ahora lo recordaría por el resto de su vida sintiendo su ausencia.
A duras penas logró separarse de él para ir hacia la cocina para tomar el celular que estaba allí cargando batería. Lo primero que hizo fue tratar de dar un respiro profundo para tratar de calmarse ya que debía hacer llamar a su amigo Joaquín. Tenía que llamarlo a él porque sabía que era la única persona que se encargaría de todo lo que se necesitaba hacer en estas circunstancias porque en ese momento su mente no estaba lúcida para continuar con los protocolos establecidos para esa situación. Buscó el número de su amigo en contactos y apretó la tecla llamar. Al tercer llamado Joaquín atendió con voz de dormido.
-Joaquín... - dijo Eduardo entre sollozos incontrolables.
-Qué pasa Eduardo. ¿Sucedió algo?... contestó con preocupación Joaquín.
-Xavier... Xavier... - Eduardo no podía continuar... -
-Por favor cálmate y dime que pasa -
-Él... Él está....
-¡Oh Dios Mío!... Eduardo ... quédate tranquilo, ya entendí. En un rato estoy contigo. -
-Por favor necesito que te ocupes de todo...con mucha discreción por favor...no quiero malos entendidos con nadie...
-No te preocupes... yo me encargo de todo...ya entendí a lo que te refieres.
Eduardo volvió al lado de su amado. Se sentía totalmente desbastado con su mente obnubilada. Se quedó en la cama junto a él sin saber que hacer, pasando su mano sobre sus cabellos una y otra vez. Se dio cuenta que su mayor pesadilla se había hecho realidad debido a que desde el día en el que Xavier se había recuperado del coma, los especialistas le habían comentado que no tuviese demasiadas esperanzas de que mejoraría en el futuro. Sin embargo durante todos estos años quiso creer con toda su alma que Xavier lograría alguna mejoría con los tratamientos que se le hacían con total dedicación de parte de los profesionales que se encargaban de cuidarlo día y noche.
El día que se había presentado como una mañana soleada de pronto se tornó en una semioscuridad como la que comenzaba a habitar el corazón de Eduardo. El leve sonido de la llovizna comenzó a sentirse mientras caía lentamente sobre el follaje de los árboles.
Una hora después llegó Joaquín a hacerse cargo de la situación para apoyar a su amigo. Apenas llegó abrazó a su amigo quien no podía dejar de llorar porque su corazón estaba roto, desolado, sumido en la más profunda de las tristezas. Eduardo se quedó allí hasta que todo el procedimiento que correspondía hacer en estos casos hubo terminado.
De allí en adelante todo continuó como un torbellino de situaciones, emociones, lugares que pasaban por su mente sin poder ser realmente vívidos, todo parecía irreal.
Joaquín se encargo de acompañar a su amigo para que descansara un poco hasta pasado el mediodía, ya que posteriormente se realizaría la ceremonia de despedida de Xavier. El encargado de avisar a los familiares fue Joaquín porque sabía que su amigo no estaba en condiciones de hablar con nadie.
Esa tarde durante la ceremonia Eduardo se encontraba en lugar alejado de las personas que habían venido a despedirse de Xavier. Estaba con un grupo de amigos muy cercanos cuando vio una figura que le parecía conocida en la puerta de la sala. Le tomó poco tiempo darse cuenta que se trataba de su padre, quien había llegado inesperadamente para estar con su hijo en ese momento tan difícil.
-Lo siento mucho hijo - dijo mientras lo abrazaba fuertemente - Se cómo te sientes. Es difícil perder a alguien que se ama... es algo difícil de aceptar, es algo que nos marca en lo más profundo.
-Papá, yo....
-Lo sé que era más que un amigo para ti. Siempre lo supe, sólo esperaba que tú me lo dijeras abiertamente. No quería presionarte. ¡Te quiero hijo! -
-¡Yo también te quiero papá! Lamento no habértelo dicho todo antes. Tenía miedo que no me comprendieras... que te avergonzaras de mí... de lo que soy ...
- Eres un ser humano que ama como cualquier otro. No tengo nada de que avergonzarme. Yo te quiero tal y como eres. Eres mi hijo, te quiero y siempre te querré. -
Padre e hijo se fundieron en un gran abrazo. Eso hizo que Eduardo en cierta forma se sintiera reconfortado por el amor de su padre. A los pocos minutos por la puerta principal ingresaron varias personas y los que estaban junto a Eduardo y su padre escucharon el rumor fuerte que provenía desde la otra sala. Joaquín intentó ir hacia allí para ver cual era el origen. pero el padre de Eduardo se lo impidió, yendo en su lugar. Al llegar allí se dio cuenta que quien originaba todo el malestar en las personas asistentes a la ceremonia era la hermana de Xavier, quien insistía en llegar hacia dónde se encontraba Eduardo. El padre de éste último la tomó amablemente del brazo llevándola hacia un lugar más apartado.
-Por favor no hagas un escándalo. Te pido que nos permitas despedirlo en paz. - .
-Todo esto es culpa de Eduardo, ese pervertido es el culpable de todo lo que le ocurrió a mi hermano.
-Eduardo y Xavier se amaban. Mi hijo no es ningún pervertido. Si realmente querías a tu hermano deberías haberlo aceptado tal como era. Ahora por favor respetemos su memoria, puedes quedarte si lo haces tranquilamente.
La mujer sacó su brazo bruscamente sin contestar, mientras le respondía: - Esto no va a quedar así. Su hijo tarde o temprano pagará por el daño que le ha hecho a mi familia - dijo la mujer disgustada, luego le dio la espalda y se retiró del lugar.
Ella estaba sentada frente al tocador, acarició su vientre con ternura, su sueño de ser madre parecía que finalmente se convertiría en realidad. Luego de varios años de frustración, había logrado quedar embarazada. Este era su segundo embarazo , lamentablemente en el primero las cosas se habían complicado y el bebé no había logrado sobrevivir.
Gracias al apoyo de su amado había logrado superar ese episodio tan doloroso. Su compañero la amaba tanto como ella lo amaba a él. Lo que había entre ambos fue amor a primera vista esa tarde en el hospital, cuando el ingresó para ver cómo estaba luego del accidente que había sufrido en el hotel. Se había resbalado por las escaleras. Demás está decir que él se ocupó de que ella tuviese la mejor atención posible.
Se miró al espejo para los últimos detalles de su arreglo personal.
Se levantó lentamente para tomar su bolso que estaba sobre la mesita de la habitación y fue hacia el pasillo que daba a su habitación.
- Ya estoy lista - dijo en voz alta para que la escucharan desde la planta alta.
Un hombre de mediana edad bajó rápidamente las escaleras hasta llegar hacia ella.
¿Crees que estás en condiciones para ir a despedir a Xavier? - le preguntó inquieto.
- Sí. Estaré bien. No te preocupes, solo estaré allí un momento para presentar mis respetos. Sé que Xavier era un muy buen amigo de mí querido Eduardo.
- Recuerda que Eduardo no está de acuerdo en que vayas a la ceremonia.
- Lo sé, pero solo será un momento. No creo que esto pueda incomodarlo.
-Está bien, entonces vámonos.
Al llegar al lugar la mujer se dirigió lentamente hacia la sala mientras muchas miradas se posaban sobre ella. Saludó cordialmente a algunos colegas de Xavier amablemente a la vez que trataba de ubicar con la mirada a Eduardo que se encontraba un poco oculto en una esquina rodeado de algunos compañeros de trabajo.
Joaquín desde la posición en la cual se encontraba fue el primero en verla ingresar a esa sala tratando de ubicar a Eduardo. A la vez que ella avanzaba hacia ellos Joaquín se adelantó para llegar hasta donde se encontraba su amigo.
-Eduardo - lo llamó en voz baja tocando su hombro para llamar su atención.
Éste se dio vuelta para ver a Joaquín quien le decía - Ha llegado Clarisa...
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