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Capítulo único

''Entiendo que esté confundida por recibir repentinamente una carta de mi parte ya que, para empezar, usted desconoce todo sobre mí, no debe saber mi nombre y mi rostro puede que esté distorsionado en su cabeza, pero le he escrito esta carta porque hay un par de cosas que me gustaría expresarle.

Le contaré un poco de mí y gran parte de mi historia, para que tal vez así llegue a entender un poco mis razones para escribirle esto.

Intentaré no extenderme tanto para que no sea tedioso para usted leer esto, pero tenga en cuenta que resumir mis 19 años de vida no será del todo sencillo''

Eleonor seguía confundida, y algo sorprendida.

Jamás en su vida recibió ningún tipo de carta, fue inevitable para ella leerla a pesar de no saber quién fue el remitente, o cómo se la hicieron llegar a la cafetería donde trabaja medio tiempo, o porqué la recibió en mero lugar.

Se sintió atraída por la lectura, en especial por la buena caligrafía con la que estaban escritas las palabras. En adición, tenía el presentimiento de que había algo interesante en esa carta.

Detalló un poco el par de hojas, parecían arrancadas de un cuaderno y las palabras estaban escritas con un bolígrafo de tinta azul.

Tenía curiosidad, quería seguir leyendo y averiguar los propósitos del remitente.

Ha de admitir que al principio creyó que era una carta con alguna extorsión, pero, con solo leer esos primeros párrafos, supo que no se trataba de eso.

Suspiró cuando escuchó que su jefe la estaba llamando, específicamente para pedirle que atienda unas mesas. Eleonor dejó con rapidez el par de hojas sobre la mesa de la sala de descanso. Su propia mochila, dónde guardaba una muda de ropa, le sirvió como sujeta papeles con las hojas y, de paso, cubrirlas y que ningún curioso colega suyo las encuentre y las lea.

Con la intriga a flor de piel e imaginando lo que dirían los siguientes párrafos plasmados en esas hojas, Eleonor fue a continuar con su trabajo.

× × × × × × ×

Llegó a casa con más energía que de costumbre, no como para correr un maratón, sino la suficiente como para hacer su cena y posiblemente ver una película sin quedarse dormida.

El trabajo en la cafetería agotaba, especialmente porque era muy concurrida y la gente la tenía caminando de mesa en mesa, de un lado al otro; pero eso era bueno, porque significa más paga y más propina, y eso significa comprar un teléfono nuevo para ella.

Eleonor abrió la puerta de su apartamento con tranquilidad, no mostraba tanto cansancio como de costumbre, ya que esta vez por lo menos no se desmayaba del sueño antes de cruzar la puerta.

Arrojó su mochila al sofá de la sala, pero le falló la fuerza y un poco la puntería, por lo que el bulto cayó derechito al piso.

Rodó los ojos fastidiada y fue a recoger el bolso para dejarlo sobre el sofá. "El flojo trabaja doble" recordó.

Tomó el control remoto de su televisor, que yacía justo en la mesa de café, para encender el aparato. Al instante, en la no tan ancha ni mucho menos tan larga pantalla de televisor se pudo apreciar el canal de noticias. Había una mujer con un micrófono informando sobre varios temas que, al principio, fueron de nulo interés para Eleonor.

Ella fue a la cocina a servirse un vaso de agua sin mucho interés en ello. Escuchó algunas noticias atentamente mientras se preparaba un simple sándwich en la cocina, no quería comer algo pesado teniendo en cuenta que no faltaba mucho para la media noche.

Las noticias iban desde simples chismes hasta temas gravísimos y delicados.

"Atraparon a la red de criminales que había cometido los recientes asesinatos en la zona norte del país"

"Cientos de casas fueron inundadas a causa del reciente diluvio en el distrito capital"

"Próximamente será inaugurada una cadena de restaurantes de élite y gran calidad en diferentes regiones del país"

"Un joven cometió suicidio al lanzarse de lo alto de un edificio. Aún no ha sido identificado, pero la policía está en busca de pruebas para descartar un posible homicidio. Solo hay unos cuantos testigos, nada es seguro en estos momentos"

"Cientos de personas fallecieron en un accidente de tren que se aproximaba a la zona capital del país. Todas las víctimas han sido identificadas y los cadáveres fueron entregados a sus respectivas familias. El país está de luto"

Eleonor se dirigió hacia el sofá, en una mano tenía el plato con su sandwich y la otra rebuscaba su teléfono en sus bolsillos. Se paró justo cerca del sofá cuando sintió algo en su bolsillo delantero.

Eran unas hojas papel, cuya existencia le extrañó hasta que recordó que era la carta de remitente desconocido.

Sacó las hojas y se sentó en el sofá a leerlas. Su plato fue dejado a un lado por el momento. La curiosidad se volvió a encender en ella, pues aún no tenía claras las intenciones del autor o qué era lo que decía.

Apagó el televisor con el control remoto y simplemente se concentró en su lectura.

''Me disculpo de antemano si me excedo con lo largo de la carta, pero en verdad necesito explicarle esto a fondo. A simple vista, mis intenciones son una mera idiotez y un posible capricho, por eso preferiría que entendiera todo incluso si eso me tomara hacer testamento y medio.

Quisiera explicarle bien mis sentimientos e intenciones y el cómo llegué a estos, aunque tal vez sea un poco egoísta de mi parta, ya que no tiene porqué importarle mis asuntos en primer lugar.

Verá, siempre fui la definición de introvertido. Fui muy callado, cerrado y de una autoestima inexistente.

De niño, me llamaban "Inútil" a menudo, casi más veces de las que me llamaron por mi padre. Me llamaba así mi padre, mis hermanos, incluso todos aquellos que fueron mis compañeros de estudio. No me defendía porque ni para eso servía (siempre fui consciente de que ellos tenían razón).

Me esforzaba constantemente en todo, pero era en vano, no podía hacer nada bien. Intentaba hacer mi tarea y siempre me equivocaba; intentaba hacer los quehaceres de la casa y terminaba gastando los productos de limpieza más de la cuenta; quería lograr una calificación perfecta en la escuela, pero nunca fui reconocido; me ejercitaba a diario para tener un buen cuerpo ¡y ni eso me llegó a funcionar!

Igual seguía contra viento y marea.

A los ocho años, me enamoré terriblemente del dibujo. Quería dibujar a cada rato, hacer diseños nuevos, intentar recrear algunos personajes animados, tratar de hacer figuras geométricas impecables, o solo inventar garabatos al azar...

Lo hacía porque me gustaba, pero no tardé en sentir impotencia cada vez que dibujaba, además de una fuerte inseguridad que solo me hacía ver pequeños errores en cada uno de mis dibujos. El motivo mayor diría que fueron mis hermanos que me desalentaron cuando encontraron mis dibujos... pero en ese entonces ya estaba acostumbrado.

Así pasaron mis años recibiendo insultos, malas miradas y algunos maltratos que preferiría no entrar en detalle (no quiero llorar recordandolo justo ahora).

Y bueno, cuando entré a la secundaria la cosa no fue muy diferente, las bajas de autoestima que me causaban seguían siendo constantes, pero ya no importaba tanto.

La cosa fue que un día arrojaron todos mis dibujos al piso solo por molestarme, no era la primera vez y dudaba mucho que fuera a ser la última. Pero... mientras recogía todos mis obras, juzgandolas a pesar de ser el autor de estas... pasó una joven muy curiosa observando las hojas con garabatos, recogió un par del piso y su expresión de asombro me alarmó (no estaba acostumbrado a que fueran buena señal).

Esa joven me habló con unas palabras tan simples y un tono de voz tan casual. "Son buenos dibujos, tienes talento para esto y un gran futuro como artista". Y aún así me hizo feliz, muy feliz, tan feliz como nunca lo había sido. Por primera vez, mi trabajo, mi esfuerzo, mi vida y todo fue reconocido. Ese sentimiento me llevó a querer desvelarme dibujando e impulsó tanta determinación en , al pinto que hasta en mis ratos libres garabateaba cualquier cosa...

Días después, había descubierto que esa joven se llamaba Eleonor, sí, era usted, fue nuestro primer encuentro. Usted nunca supo mi nombre, pero no es de gran relevancia si lo pensamos bien''

Mientras leía, el recuerdo distorsionado de ese día cruzó su cabeza. Si le pidieran a ella describir ese día, la dejarían indefensa; no recuerda qué palabras dijo con exactitud, qué ropa traía, qué pensaba cuando lo dijo, qué día era, nada.

Entendió lo mucho que debió importarle a ese chico como para que recordara sus palabras y el cómo pasó.

''Feliz me esforzaba, día tras día, ponía cada vez más empeño en todo eso. Lo intentaba hasta que no podía más y no tenía remordimiento, de hecho, quería llegar más allá. No para ser alabado, sino para demostrar mi valía como venganza de esas personas que de mí se burlaron.

Intentaba una y otra vez, lo hacía con tanta dedicación que me enorgullecía de mí mismo.

Cuando me gradué de secundaria me alegré mucho por mí mismo, ya no volvería a ver muchos rostros que me hicieron la vida imposible cada que podían, pero ya no importaba nada. Era libre... aunque admito que la miseria que me hicieron sentir toda mi vida seguía conmigo, me seguía considerando un inútil y seguía recibiendo insultos de parte de mis hermanos.

Igual traté de avanzar, pero realmente nada pintó para mejor.

Cuando quise ir a la universidad a estudiar diseño, llamaron "Basura" a todos mis dibujos y me pidieron que eligiera otra carrera, nuevamente me sentí inútil, me habían hecho recordar todo lo malo que viví y cargaba con mucho dolor en el corazón.

Al salir de la universidad, pasé por una cafetería, regué mis dibujos sobre la mesa buscando cuál era mi error. Justo entonces pasó una mesera y se quedó viendo mis dibujos con asombro, otra vez era usted.

Esta vez me dijo "Son los diseños más increíbles que he visto, usted es uno de los mejores artistas que he visto". Esas palabras nuevamente me dieron energía y ánimos.

Me dí cuenta de mi valía y, al día siguiente, con la cabeza en alto, fuí nuevamente a la universidad a charlar otra vez con todas esas personas que me denigraron, esta vez pensando más en mi valor.

"No son basura porque ustedes digan que son basura. La estética es un invento del humano a base de lo que le gusta, y lo que no le gustan a unos le gustan a otros. Que no les parezca buenos a ustedes, no los hace malos. Sí, valgo la pena, mis dibujos lo hacen. Se supone que aquí deberían enseñar, si yo no sé, deberían hacerme saber, es muy injusto eso que hacen, idiotas" fue lo que les dije con un tono de voz algo irrespetuoso, pero que me dejó satisfecho.

Estaba tranquilo porque pude decirlo, por primera vez había respondido, logré defenderme. Caminé a casa con una sonrisa y un orgullo que no sentía desde hacía mucho tiempo. Lo logré gracias a sus palabras, aunque fueron pocas e indiferentes, no me importó incluso si fue por amabilidad que lo dijo, me reconfortó.

Así que decidí escribirle esta carta para comentarle todo y agradecerle. Jaja, perdón porque ahora que lo noto es una mera estupidez caprichosa, ni siquiera sé si usted llegará a leerla, se la envié a su trabajo, aprovechando que sabía su nombre, le pedí a una de sus colegas que se la entregara, no pensé que fuera aceptarla dado que fue escrita por un desconocido, pero supongo que había que intentar.

Quería que usted supiera mi historia y lo mucho que representó en ella... justo antes de morir.

Verá... probablemente para cuando usted reciba esta carta, e incluso antes... me habré tirado de un edificio... sí, decidí suicidarme.

Esta carta no es solo de gratitud, sino también de despedida''

Fue grande la sorpresa de Eleonor que paró un momento su lectura, no toleró el impacto de la confesión. Su sandwich seguía ahí, en el plato a su lado. Pero ella estaba intentando procesar eso, no podía creerlo.

Con la carta, le había logrado tomar cariño al autor, por lo que no le cayó para nada bien esa frase. Respiró profundo y siguió leyendo porque, si en verdad se mató el emisor de la carta, ella quería conocer cuales fueron sus últimas palabras y parte de sus motivos, y la única forma de averiguarlo era con la carta.

''Pero no crea que he decidido irme por todo eso malo que me pasó, decidí no darles el gusto de ser la causa de mi muerte, sino que estuve tan satisfecho conmigo mismo en ese momento que no me importó más nada, realmente me sentí tan en paz y perdoné a todas esas personas que me bajaron la autoestima, quería irme así de tranquilo.

Aunque sin importar cuál haya sido el rumbo que decidí tomar, lo entendí todo.

Está bien equivocarse y cometer errores, el no saber algo, el olvidar algo, el vivir sin planes... todo siempre fue correcto. Y, aún si no lo fuera, lo sería, porque necesitarías aprender de todo.

La desmotivación recibida siempre va a hacer mayor al apoyo, pero la determinación y el deseo de hacerlo son, por mucho, superiores a cualquier palabrería de personas que desconocen tu situación y mucho más.

Si se quiere, se sigue intentando pese a las adversidades. Si no es relevante, se rinde apenas el primer problema.

Realmente nada se soluciona con la muerte, ya que esta no soluciona nada, sino que te hace dar cuenta de las cosas bastante tarde.

Si hubiera entendido esto meses atrás, probablemente no fuera lo mismo, pero tampoco decidiría ser feliz.

Aún así... gracias por ser esa pequeña chispa que encendió en mí una determinación. Porque, gracias a usted, le dije a ese hombre lo que sentí cuando me rechazó, me sentí satisfecho de mi mismo. Hacerlo no debió ser lo mejor, pero me dejó muy tranquilo''

Eleonor no sabía cómo reaccionar, qué hacer con esa información o con la carta, no sabía quién era el autor, pero en verdad quería saberlo, lamentó su muerte en demasía, no quería ese final para él, pero ya era demasiado tarde. Su vista se nubló y prontamente hubo lágrimas deslizando sus mejillas, una tras otra.

Es tonto llorar por alguien que no conoces, pero ahí estaba ella, desconsolada. Eleonor es muy sensible, de solo pensar que alguien había pasado por eso y de solo saber su forma de muerte le afectaba, sentía mucha pena. Sonrió con amargura cuando notó que ese remitente desconocido murió tranquilo, fue la única gota de alivio en pleno mar de emociones.

Notó que había algo más escrito, así que, antes de abrazar la carta y prometerse que evitaría que una historia así se repitiera, leyó el último párrafo.

''Pese a todo, abrí mis ojos y así logré entender que todos importamos, desde los que nos equivocamos a diario hasta los que logran un día impecable''

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