Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23.


No me importa si el lunes es azul, el martes es gris y el miércoles también, jueves, no me preocupo de ti, es viernes y estoy enamorado — The Cure.


Quizás la vida me esté sonriendo de nuevo o quizás no, pero así se sentía.

El día anterior me había ido a casa, sintiendo que había vencido a un enemigo, yo misma, me había abierto a una persona totalmente ajena a mí y a mis problemas y es que la verdad me sentí muy bien de poder convivir con otro tipo de gente.

Nunca antes había tenido ni siquiera amigos o compañeros fuera de la oficina, mi mundo empezaba y terminaba en esas cuatro paredes. Y eso era todo lo que yo creía que podía lograr, pero ahora sentada frente a la computadora y haciendo que mis fantasías y sueños volaran y se plasmaran como historias o algo más. Me sentía más completa que nunca.

Y por supuesto también estaba el hecho de que había vencido a un mujeriego en su propio juego, esa también era una victoria, al menos por el momento.

Hoy recibí la llamada de Rocío para preguntarme cómo iba.

—Creo que bastante bien, por fin me he decidido por una historia.

—¿Cuál?

—La mía, he decidido que tengo que tomar el control de mi vida a como dé lugar, no puedo seguir escondiéndome y dejando que los demás tomen decisiones por mí.

—¿Vas a escribir sobre ti?

—No sobre mí, obviamente, pero si necesito ser más fiel a mí misma y no tan fantasiosa.

—Quieres decir que no vas a escribir fantasía.

—No, solo digo que uno no puede sacar todo de un sueño, puedes sacar ciertos detalles y por lo que se dé muchos autores todo surge de algo que ya está en nosotros, solo hay que desarrollarlo.

—En eso estás en lo cierto.

—Solo quiero, decir la verdad de ahora en adelante, he tenido suficiente de mentiras por el resto de una vida completa.

—Mi niña, estoy tan orgullosa de ti al tomar esa decisión, serás una gran escritora, lo sé.

—Bueno no sé si tendré un bestseller pero si será un buen libro, lo prometo.

—Estoy tan feliz, por ti, espero el borrador para el final de la semana, ¿de acuerdo?

—Claro, lo tendrás en tus manos el viernes.

En cuanto colgué escribí el título de mi primer libro.

Killer Queen. El comienzo. Estaba escuchando a Queen cuando se me ocurrió el título del libro.

No salí de mi casa por al menos tres días más, no podía pensar en nada más que en acabar con mi libro y es que, aunque tenía adelantado algo del tiempo que había estado en el hospital, no era suficiente.

Rocío me había dicho además que debía entregar como mínimo doscientas cincuenta hojas de contenido neto. Y yo apenas y tenía ciento cincuenta, por lo que tenía tres días y cien páginas por hacer.

Solo me levantaba de la cama para escribir, comer, apenas y salí de mi habitación hasta que terminé, fueron tres días muy intensos. Los más intensos de mi vida, sí me lo preguntas.

No conteste mensajes ni el teléfono. Y vaya que sonó mi teléfono en esos días, es como si de pronto estas muy ocupada para atenderlo y de pronto todo mundo te busca. Pero cuando tienes tiempo nadie te busca.

Me levantaba, comía, regresaba a mi habitación para buscar el silencio y que así fluyera más rápido la inspiración, escuchaba todo tipo de música y solo paraba cuando mis dedos estaban tan entumidos por teclear y mi espalda me pedía a gritos que me recostara de lo cansada y rígida que estaba por estar en la misma posición todo el tiempo.

Y aunque me parecía eterno, la realidad es que a todos se les hizo que el tiempo iba más que rápido, a mí me parecía que había sido miércoles por tres días.

Pero no, hoy es viernes, llego el día de enviarle a Rocío mi manuscrito y justo antes de presionar el botón de enter en el correo me detuve a pensarlo.

Qué tal si no les gustaba mi libro, que tal si no era lo que los editores estaban esperando, ¿y si eso solo me traía más tristeza y soledad? No creo que pudiera sopórtalo.

Así que fui a buscar a la única persona que siempre me ayudaba en esos momentos. Toqué su puerta y después del primer toque la puerta se abrió de par en par para revelar a mi hermana menor riéndose a carcajadas sin poder contenerse mucho.

—¿Qué está pasando aquí? —Le dije mientras le hacía a un lado para entrar en su pequeña habitación.

—Mi amiga Karla y yo estábamos haciendo una vídeo llamada y contándonos los chismes de los últimos días nos dimos cuenta de que se nos había pasado uno en especial.

—¿Cuál? ¿De qué hablas?

—Del nuevo Detective sexy de la ciudad. —¡¡¡Dios mío!!!, tuve que contenerme para no atacarme de la risa yo también.

—Estás bromeando, ¿verdad?

—No, la verdad es que el hombre es un bombón por donde sea que pasea deja corazones rotos.

—Hermana, de verdad, necesitas dejar eso.

—Mira si tu no lo quieres para ti, está bien, pero no te enojes si otras andan detrás de él.

—¿Otras? ¿De qué hablas?

—Bueno que nuestro nuevo detective tiene muchas fans ya en esta ciudad, chicas que prácticamente hacen lo que sea para llamar su atención.

—Pues está bien por él, yo estoy bien como estoy.

—¿Bien? No estas ni lejos de estar bien, apenas y puedes ver a una persona sin querer huir a toda prisa, además tienes tanto miedo de abrirte a la vida, pero al mismo tiempo te sigues repitiendo que quieres vivirla.

¡Dios mío! ¡Había venido aquí por agallas y termine regañada!

—De verdad que eres increíble, mujer, vine aquí por un consejo, una palabra de aliento, pero me encontré a mi conciencia mala aquí.

—Mala, no, soy tu lado racional... —Dijo ella cruzándose de brazos como si tuviera a razón. Y aunque muchas veces la tenía, esta vez sí que se equivocaba.

—Sé qué crees que, entre ese detective y yo, hay algo, te equivocas, por favor déjalo ir...

—Lo dejaré ir por el momento. —¡Dios santo! Se me olvidaba que esta niña es más terca que yo y que es muy difícil que algo lo deje pasar, pero por ahora me conformo con eso— ¿Qué necesitabas?

—Valor, ¿puedes presionar el botón de enter en mi correo por mí?

—¿Vas a enviar ya el libro?

—Sí, y me muero de los nervios.

—Ya te dije que es muy bueno y no tienes nada de qué preocuparte.

—Sabes que confió en ti y tu opinión hermana, pero esto ya no depende de ti, sino de ellos. 

—Les gustará, lo prometo.

—No puedes prometer eso, lo sabes.

—No me importa porque ya lo hice, lo prometo y una promesa jamás se debe romper. —Dé que sonara cursi, pero en nuestra familia esa es una ley que no se puede romper, si prometes algo lo debes cumplir. Y aunque sabía que ella no tenía el poder de cumplirla, quise que así fuera. Respiré hondo y corrí a mi habitación a presionar enter.

Mi hermana venia tras de mí y cuando lo hice corrió a abrazarme.

—Sé que ahora todo te da miedo, pero te prometo que un día serás tan feliz como siempre lo has merecido.

No quería llorar, porque no me gusta, pero ahora mismo todo lo que sentía, todo lo que sentí se juntó y me tiré a llorar con mi hermana siempre cuidándome.

A veces necesitamos que alguien nos diga cómo hemos de comenzar a sanar.


<<>>


Al día siguiente recupere todo lo que no había hecho en tres días por mi encierro forzado. Regrese a hacer un poco de ejercicio, llame a algunas personas, conteste algunos mensajes, hice las compras y regrese al gimnasio a entrenar al chico.

—Me alegra mucho de verte campeona, te extrañamos estos días que no viniste por el gimnasio. —Dijo Diego en cuanto entre por la puerta del gimnasio.

—Yo también los extrañe. Vine a entrenar con Damián, ¿está aquí?

—Sí, te está esperando como siempre calentando en el ring, ¿te vas a cambiar?

—No, dile que se cambie a su ropa normal, hoy no entrenaremos aquí.

—¿Entonces en dónde?

—¿Alguna vez has ido a bailar? Es viernes, Diego, es viernes. —Dije dándole una de mis mejores sonrisas. Mande a Diego a buscar a Damián, con la indicación de que se cambiara a la ropa que le había dado en una bolsa.

El motivo, era que la ciudad organizaba un maratón de baile a beneficio de la reconstrucción de un refugio de animales.

Era una buena causa, ayudar, y además el chico podría mejorar un poco en el dominio de sus pasos en el ring.

No hay nada mejor que el baile en todas sus variedades para fortalecer las piernas.

Cuando era chica, solía bailar a veces con mi madre en la sala de nuestra casa, era un momento único entre madre y  hijas, en ese tiempo aún no nacía Emma y no creo que ella lo recuerde si quiera. Por eso, me gusta de vez en cuando ponerme a bailar con ella en la sala de la casa.

Solo pongo la música a todo lo que da en el reproductor de música de la casa y las dos bailamos hasta caernos de cansancio y risas por los pasos de la otra.

Es la mejor sensación del mundo.

—¿Qué hacemos aquí exactamente? —Dijo Damián mientras entrabamos al lugar. Era el gimnasio principal de la ciudad, decorado de pies a cabeza con papel de colores que colgaban de un lado a otro, sonido en su base y gente por todas partes calentando, esperando a que dieran el pitazo para comenzar a bailar.

—Vamos a bailar, es un buen ejercicio para fortalecer tus piernas y además es por una buena causa.

—No, eso no es posible, yo no sé bailar.

—Entonces es una buena oportunidad para aprender.

—No, no lo haré.

—Vamos, te prometo que te gustará y será divertido, además no lo harás solo, yo estaré contigo en todo momento haciendo el ridículo.

—Está bien. —Dijo el chico después de mucho tiempo de pensarlo.

—Vamos a inscribirnos.

—¿Estás segura que debemos hacer esto?

—No, pero si será divertido intentarlo, ¿no crees?

—O un completo desastre. —Dijo el chico no sonando convencido de mi idea.

Me acerque a la mesa de inscripción lo más rápido y antes de que él siquiera considerara la idea de echarse para atrás y salir corriendo de ahí.

A mi espalda la banda se preparaba repasando notas, letras y acordes, podía oírlos practicar las baladas que tanto les gustaban a mis padres, las cuales mi madre se había encargado de pasarme a mí en esas tardes frente al equipo de sonido, bailando al ritmo de la música.

Que tiempo aquellos.

Luego una voz familiar me trajo al presente.

—¿Tú también te vas a inscribir?

Miré a mi mano y la pluma ya lo había hecho, estaba inscrita, pase a un lado y una linda chica pelirroja me dio un numero para mí y mi pareja. Me pegue la mía en el vientre y tome la otra en mis manos.

—Sí, es por una buena causa.

—La causa es ayudar a hacer el ridículo al chico. —Dijo él mirando hacia atrás a un chico tímido totalmente avergonzado y encogido en medio de la pista de baile. Justo donde yo lo había dejado un minuto atrás.

Me reí porque, aunque no era esa mi intención, el solo hecho de imaginármelo era gracioso.

—No, quiero que se suelte y esta es una manera de lograrlo.

—¿Y sí no lo logra?

—Bueno tendré que recurrir al plan C.

—Creí que este era el plan B.

—No, en todo caso este sería el C.

—¿Cuales fueron el A y B?

—El plan A fue subirme al ring con él, el B fue ponerlo a hacer ejercicios para fortalecer sus piernas y este es el C.

—¿Y cuándo fueron esos exactamente?

—Pues hace unos meses, antes de lo del hospital... —Dije. No había pensado en todo lo que había pasado en el hospital, en Nadia o en él en varias semanas ya, me las había arreglado para contestar algunos mensajes de Nadia solo contestando cosas monótonas y sin preguntar nada, y estaba bien con eso, no necesitaba saber nada más, sobre todo de mi doctor.

—Lo siento, no quería hacerte sentir incomoda.

—Estoy bien. —Dije dándole mi más grande sonrisa. Si no lo estaba, por lo menos haría que pensara que lo estaba— ¿Y tú con quién vienes?

—Con una compañera policía, del departamento.

—¿Y dónde esta ella?

—¿Porque? ¿Necesitas ver que no tengas más competencia? —El chico alzó una ceja y eso hizo que algo dentro de mí se moviera. Sentí como si mis tripas fueran revueltas por alguien. Era asqueroso siquiera el imaginármelo, sentí nauseas, así que pensé en algo más bonito. Como en galletas recién horneadas y unicornios que hacen popo de colores.

—Por supuesto que no, no vine a competir, solo a divertirme. —Dije tratando de convencerlo. El chico me miraba como si yo estuviera ocultándole algo preciadamente importante. No estaba ocultándole nada.

—Yo también, además es por una buena causa y es ejercicio gratis.

—No es ejercicio gratis si debes pagar para inscribirte.

—¿Quién dijo algo de pagar? Los policías no pagan, es el beneficio de siempre hacer tu trabajo bien el que nos da cosas como esta, gratis, cariño... —Dijo antes de irse.

¡Arrogante idiota!

—Me fui directo con Damián, desprendí la calcomanía y se la pegué en la camiseta también.

—¿Estiraste bien hoy?

—Sí, madame.

—¿Qué te dije sobre eso?

—Sí, Iris.

—Muy bien, porque parece que estamos por comenzar.

—¡SEGUNDA LLAMADA! —Dijo alguien tomando el micrófono— Solicitamos la presencia de todos los participantes en la pista, empezaremos en dos minutos.

La gente comenzó a juntarse en la pista, amigos, vecinos, hasta los comerciantes tenían sus puestos para brindar ayuda y agua a quienes se cansarán rápido.

Las reglas eran simples, ocho horas de baile continuas sin parar, solo hay permiso para dos pausas, una para tomar agua y otra para ir al baño.

—¡ÚLTIMA LLAMADA, COMENZAMOS! ¡A darle chicos! —Dijo un chico en el micrófono.

La música comenzó a sonar, los músicos tocaban lento, haciendo una introducción a una canción que yo conocía muy bien.

Voltee a todos lados, repasando a las parejas que se aseguraban de proceder a bailar de la manera correcta.

Y en cuanto la canción comenzó a ponerse más rápida, lo vi ahí viendo a mí también. Estaba bailando al ritmo de la música y también me estaba viendo a mí, ¿cómo era eso posible?

La voz del vocalista de Survivor embargo a todos y nos puso a bailar a su ritmo.

No puedo contenerme

Estoy al límite, no puedo contenerme

Tu voz explota en el interior de mi cabeza

No puedo contenerme

No voy a retroceder

Chica, es demasiado tarde para volver ahora...


<<>>


—¿Quisiera saber porque te gusta tanto esa música tan vieja?

Raúl, ya te lo he dicho mil veces, era la música que escuchaban mis padres, mi madre, sobre todo...

Sí, eso lo entiendo pero que tiene que ver eso con que te niegues a escuchar algo más actual o en español.

Me gusta mi música, deberías de respetarme, ¿así quieres qué esto funcione?

Por supuesto que quiero que funcione, solo quiero que te abras a nuevas oportunidades.

No quiero abrirme y no me puedes obligar, ¡Prefiero quedarme con "esa música vieja" que tu música demasiada rara!

Iris no seas inflexible, esto es dar y recibir.

—¿Enserio crees que de eso se tratan las relaciones? ¿Dar y recibir? ¿Y qué hay del dar sin esperar recibir nada a cambio?

Sabes a lo que me refiero.

No, no lo sé cariño.

Dije mientras paseábamos por el centro de la ciudad. Era otoño, mi estación preferida del año, las hojas ya estaban más que pintadas de un café oscuro, aunque aún había algunas cayendo de un color más naranja. La gente caminaba respirando el hermoso y limpio aire que anunciaba que el invierno ya estaba cerca.

Y mientras en la ciudad había carteles del maratón de baile en beneficio del refugio de animales, se había hecho sin falta cada año, desde hace dos años ya. Y era el evento más emocionante de ver, participar y planear tanto como si estabas ahí, como sino.

Pero yo nunca participaba ni tampoco ayudaba en nada. Y aunque no se me hacía justo, era porque no tenía con quien ir. A Raúl nunca le gusto bailar, dice que no sabe bailar, aunque en realidad no sé si sea verdad.

Pero después de intentarlo mucho el año pasado, este año ya me había dado por vencida. Aún así, la curiosidad me estaba matando, quería saber si lo intentaba él quería hacerlo, ¿Solo por mí?

—¿Ya viste que el maratón de baile es este fin de semana? –trate de cambiar de tema para no pelear, no me gustaba mucho estar peleando con él, sobre todo porque últimamente peleábamos por todo.

—Sí, ¿qué hay con eso?

Nada. —Dije siguiendo caminando en silencio.

Odiaba aún más el silencio que se apoderaba de nosotros últimamente después de una pelea.

Después de enterarnos del bebe, solo peleábamos por todo, si debíamos hacer parto natural o cesárea, si debíamos de considerar nombres para niño y niña, si debíamos de pintar ya su cuarto, si debíamos comprar ropa neutra para él, si debíamos, si teníamos, si había que hacer.

Pero ya no éramos nosotros mismos.

Esa noche después de llegar a nuestras casas, llamé a Raúl desesperada porque estaba sangrando.

Fue totalmente espontaneo, no lo vio venir nadie, todo estaba bien, me alimentaba bien por él, descansaba ocho horas diarias, no cargaba objetos pesados ni hacia muchos esfuerzos, aunque no estaba muy feliz con la idea de su llegada, hacia todo para él.

Tenía solo tres meses cuando sucedió la perdida.

Fue natural, pero eso no hizo que dejara de doler menos.

Eso fue todo para nosotros, dos días después le dije que no podíamos seguir creyendo en cosas diferentes porque no nos estaban llevando a nada bueno.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro