Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16.


No puedo evitar amarte, aunque lo trate

No puedo evitar quererte, sé que moriría sin ti — Ruelle.


Nadia volvió por la noche, ese mismo día, mi familia estuvo un rato en la tarde, pero como me vieron algo cansada se retiraron temprano gracias a la política del hospital de dejar descansar bien al paciente y mientras yo estaba secretamente muy agradecida con el hospital por decidir eso.

—Escuché por ahí, que no te sentías muy bien el día de hoy. —Dijo Nadia sentándose a mi lado en la cama, como ya era habitual.

—Estoy un poco cansada, eso es todo, hoy me dejaron caminar un poco y creo que me fatigue más de lo que pensaba.

—Así que caminaste un poco hoy, ¿a dónde fuiste?

—El doctor me llevó a ver un poco del hospital, recorrimos mucho hasta que me canse.

—¿Y él te trajo de regreso?

—No, regrese sola.

—Eso es raro.

—¿Porque?

—Porque no suele tener tantas atenciones con sus pacientes.

—No son atenciones, estoy seguro de que el solo quería asegurarse de que este todo bien.

—No lo creo, he visto la manera en que él se comporta contigo, no lo hace con nadie más.

—Seguro que no es lo que piensas.

—¿Y qué es lo que pienso?

—Si dices que él se comporta diferente conmigo tal vez deba pedir un nuevo doctor.

—No hay otro Cardiólogo en el hospital, él es el único especialista.

—Pues entonces quizás será mejor que me vaya a casa y haya continúe mi recuperación.

—No puedes irte, créeme nadie te atenderá mejor en el mundo que él.

—Es solo que ya no lo quiero cerca de mí.

—Paso algo entre ustedes hoy, ¿qué yo no sepa?

—No por supuesto que no, solo soy una paciente más.

—Créeme, no lo eres. —Dijo ella muy segura de lo que decía. A mí no me vale eso, tengo mucho más que perder ahora que antes, si me volvieran a romper el corazón no creo que pudiera con ello. Así que lo mejor era no tener esperanzas, no hacerse ilusiones y no tener sentimientos por nadie.

Después de todo yo me iría en unos días del hospital, de la ciudad y de su vida para no volver jamás.

—Sí, lo soy, ahora déjame por favor quiero dormir.

—Está bien, pero estaré no muy lejos por si me necesitas.

—Gracias. —Dije dándole la espalda. No quiero saber nada más del tema.


<<>>


Al día siguiente hice mi mejor intento por sentirme mejor, pero la verdad estaba hecha una mierda, y como si el universo me hubiera oído y decidiera hacer algo para mejorarlo envió a un ángel por mí. Para mejorarlo todo.

Con sus sabios consejos y ayuda emocional que saca de baches con solo hablarlo.

Rocío entro por la puerta y me saludo con una gran sonrisa de oreja a oreja.

—Mi niña... —De acercó a la cama y me dio un gran abrazo— ¿Cómo te sientes?

—Hecha mierda Rocío, pero estoy viva.

—¿Lo dices por lo que paso el otro día en mi casa?

—Sí y por otras cosas, por cierto, no tengo palabras para agradecer lo que tu marido hizo por mí.

—Fue un placer, sabes que solo lo haríamos por ti. —Mentira, yo sabía que Rocío lo haría por cualquier persona que lo necesitara.

—¿Porque no habías venido a visitarme?

—Tú abuela me pidió que recogiera tus cosas de tu trabajo, dado que tu jefe le llamo para notificarle de tu finiquito por renuncia inesperada y precipitada.

—Vaya si ese idiota lo ha dejado todo en orden muy rápido —dije un poco más molesta de lo que pensaba que me iba a afectar— ¿En serio le dijo así? Inesperada y precipitada renuncia mis...

Estaba a punto de decir una fuerte palabrota cuando Rocío me interrumpió levantando un dedo para frenarme.

—Cuidado con lo que dices señorita, las groserías no te dejan nada bueno.

—Si me dejan, me hacen sentir mejor con respecto a la situación por solo decirlas, si tan solo pudiera estar en el gimnasio para sacar toda la rabia que siento justo ahora.

—Pero no puedes y por lo que supe pasara un buen tiempo antes de que siquiera puedas correr, mi niña.

Se escuchó un golpe en la puerta y acto seguido mi médico personal entro de la manera más seria y formal del mundo.

—Buenas tardes, señora... —Dijo al notar a Rocío a mi lado— No sabía que tenía visita la paciente, volveré más tarde. —Y después se fue.

—¿Quieres decirme qué fue eso?

—Ni yo lo sé Rocío, solo sé que ya me quiero ir de aquí.

—Tú le gustas.

—Yo no le gusto.

—Niégalo todo lo que quiero, se reconocer el amor cuando lo veo.

—Tú eres una romántica incorregible, Rocío. —Dije riendo. Porque lo era, la mujer se enamoró a primera vista de su esposo y él de ella, incluso lo cuenta en sus fiestas, es la mejor pareja que nunca he conocido, hechos tan el uno para el otro que nada puede con el vínculo que ambos se tienen— Pero no porque se preocupa por su paciente significa amor

—No, él se preocupa por ti, pero no como su paciente.

—Rocío esto no es una película ni un libro de los que nos gustan, esta es la vida real y esas cosas no pasan.

—A mí me paso.

—Tú eres una excepción.

—Claro que no, a veces el amor esta frente a nosotros y no lo vemos por estar ocupados buscándolo en otra parte.

—Quizás, pero no es el caso, él no me quiere y yo no le gusto, punto final.

—¡Pero si eres terca cebollita! —Me reí ante su comentario.

—Podemos cambiar de tema, ¿por favor?

—Claro, pero piensa lo que te he dicho, ¿sí?

—No, fin de la discusión.

—Está bien, está bien. —Dijo levantando ambas manos en el aire en señal de rendición.

—He estado pensando en irme un tiempo de aquí. —Dije finalmente.

Me había estado guardando este sentimiento desde hace mucho. Pero ahora parecía venirme bien irme de aquí, parece que sería lo correcto para mi familia y sobre todo para mi cuerpo el escaparme un poco de la realidad.

Y ahora parecía exactamente el momento de hacerlo.

—Primero déjame preguntarte algo.

—Dime.

—¿Segura que no lo estás haciendo para huir de todo y todos?

—Exactamente por eso lo hago, estoy cansada y la verdad todo esto me está deprimiendo más de lo que quiero admitir, sabes que lo que más me gusta es mi fortaleza ante los problemas, siempre he podido con esto, pero en estos últimos días me siento como un vegetal inservible que se está pasando de caducidad y que ya no es útil para nada ni nadie, necesito hacer esto por mí, necesito vivir mi vida lejos de aquí como me plazca sin que nadie opine ni me reprima.

—Te entiendo mi niña.

—No lo creo Rocío, pero aprecio que lo digas de todas maneras.

—No, enserio te entiendo. —Dijo Rocío acomodándose en el asiento y bajando un poco la cabeza. Está bien, esto es señal de que ella está nerviosa, ¿pero porque habría de estarlo? Siempre ha sido la mujer más segura del mundo, siempre ha sido mi roca.

—¿Qué pasa Rocío?

—Yo también tuve dudas alguna vez, como sabes siempre quise ser lo que soy, pero eso no quita que alguna vez tengas dudas de cómo llegar hasta donde estas.

—Pero eso no es lo que me preocupa, yo ni siquiera sé a dónde quiero llegar o como.

—Bueno eso también es normal.

—No sé qué quiero hacer con mi vida, de pronto me siento toda perdida y sin rumbo, no sé quién soy.

—Creo que te sientes así por dejar el trabajo, es como que tu vida era ese trabajo y ahora no sabes que hacer o a donde ir por eso.

—Supongo que tienes razón.

—También podrías hablar con tu jefe y volver, si eso es lo que quieres.

—No, creo, estoy casi segura de que eso no es lo que quiero ya.

—O puedes como tú dices escaparte un poco y ver a donde te lleva la vida. —Me quedé pensando en sus palabras, el saber que te depara la vida era algo para lo que siempre he estado preparada, siempre había tenido claros mis objetivos y deseos y nunca nadie me había hecho dudar de nada, pero ahora todo parecía más frágil, más rápido y decisivo— ¿Recuerdas cuándo me enseñaste tus borradores?

Me quede pensando en ese recuerdo y eso trajo una sonrisa a mi rostro.

Fue el día que conocí a Rocío.

Era verano y hacia como cuarenta grados afuera.

Tenía pocos días de haber entrado a la compañía y mi primer trabajo no fue ser su asistente, sino recepcionista de ese piso donde ella casi siempre se quedaba hasta tarde para dejar todo listo para la nueva edición de la revista, que, aunque era quincenal, ella lo veía como si se sacara cada semana.

Era siempre la primera en llegar y la ultima en irse y ese día me toco ser la última en salir junto con ella.

Y es que cuando yo llegué a ese lugar era un verdadero caos, así que a menudo me quedaba después de la hora de salida para ordenar todavía más, pero ese día en particular ya estaba tan asqueada y no había terminado aún ni la cuarta parte del trabajo de ese día, por lo que me puse avanzarle a un borrador que tenía en la computadora, siempre quise ser escritora y a veces aprovechaba para dejar salir algunas de mis ideas de mi cabeza.

Me hacía sentir bien y se suponía que nadie más las vería, así que no lo hacía cuando ya nadie más estaba o cuando no había mucho trabajo.

Pero en ese preciso momento, Rocío decidió bajar a tomar su quinta taza de café del día, o mejor dicho ya de la noche.

Y me vio, fue la primera vez que me miró y lo hizo sin ninguna distinción, siempre me trato con mucho respeto y cariño. Siempre fui su igual, a pesar de que ni remotamente jugando éramos iguales.

—Estabas tan absorta en escribir que ni siquiera te diste cuenta que estaba detrás de ti viéndote escribir todo ese tiempo.

—Recuerdo exactamente lo que pensé de ti ese día.

—¿Ah sí?

—Sí, eras como una heroína para mí, eras y siempre has sido mi máximo ejemplo a seguir.

—Entonces deberás de seguir con esto. —Dijo sacando una caja de su bolsa y dándomela.

—¿Qué es esto? —Dije tocando un poco el borde, era cuadrada y no sonaba mucho, sin embargo, era bastante pesada.

—Ábrelo, es para ti.

Lo abrí y me quedé en estado de shock.

Como una niña sola en el mundo, que tuvo que trabajar toda su vida para sacar adelante a su familia y poder pagar todas las deudas que tenía mi familia, no tuve muchos lujos, no pude tener un teléfono celular hasta que yo misma me lo pude comprar, no tuve televisión por cable ni Internet, ni mucho menos computadora.

Tuve que trabajar lo triple de lo que normalmente debiera de hacerlo para que mi familia pudiera estar cómoda, para que vivieran bien.

Y por ende sacrifique mucho.

Pero ahí, dentro de la caja había una computadora de nueva generación, completamente nueva y solo para mí.

—¿Porque me estás dando esto?

—Porque mereces eso y más, y es hora de que comiences a creértelo por ti misma.

Dentro de la caja había una computadora nueva, no era de las mejores marcas pero era para mí.

—¿Pero por qué?

—Porque yo también estuve perdida, hubo días malos y oscuros donde no sabía si podía o si quería avanzar, pero lo logré y fue también gracias a ti

—¡Dios mío Rocío! —Le extendí los brazos y la mujer me abrazo sin dudarlo.

Esto era lo más bonito que alguien había hecho por mí, no, corrección era lo más bonito que Rocío había hecho por mí. y pasaría el resto de mi vida haciendo que valiera la pena o moriría en el intento.

Pero le regresaría aún más todo lo que ella estaba haciendo por mí.

—¡Esto es perfecto!

—Y lo mejor es que en el escritorio hay un documento que se llama borradores de Iris, elige uno, aunque en lo personal sé que todos son muy buenos

—Gracias, de verdad. —Dije dándole un abrazo aún más fuerte— Te prometo ponerme a trabajar desde ya.

—Por nada, mi niña, sabes que eres para mí como una hija y no hay nada que no haría para que seas feliz, además ya te conseguí una entrevista con una editorial del centro del país, hable de ti con ellos y están interesados en que presentes un borrador en cuanto te recuperes.

—¿Cuanto tiempo me darán para escribir?

—Dos meses para que los desarrolles bien y envíes tu favorito.

—Es tiempo más que suficiente. —Dije poniendo mi más grande sonrisa, porque hoy estaba más que feliz. Estaba más feliz de lo que nunca he estado en toda mi vida.

—Y te tengo otra buena noticia, esta te va a caer de tan buen peso que créeme vas a salir del hospital como una mujer nueva.

—¿Qué es?

—¡Ganaron el caso contra tu padre y pago todas las deudas que tenían pendientes!

—¡No puede ser posible! —Dije soltando un pequeño chillido al aire, que sonó más fuerte de lo que pensaba porque casualmente un médico fue sorprendido por él.

Uno que no debía de estar muy al pendiente escuchando la conversación desde el pasillo o simplemente iba pasando por ahí.

—¿Todo está bien por aquí? —Dijo Nicholas asomándose un poco por el marco de la puerta abierta.

—Sí. —Dijo Rocío intuyendo que yo no quería hablar por la mirada perpleja que ahora tenía en mi rostro.

—Bien, no estoy muy lejos si me necesitan. —Dijo como que no quedándose muy convencido y después de desapareció de nuevo.

—Ni se te ocurra opinar nada más al respecto. —Le dije a Rocío antes de que dijera algo sobre eso.

—Está bien, niña, está bien.

Rocío se fue una hora más tarde, dejándome llena de buenas noticias para compartir y casi terminé el día de lo más feliz, excepto por una visita inesperada que recibí más tarde, justo antes de que se terminaran las horas de visita.

Escuche un toque leve en la puerta y seguida una voz masculina que no esperaba volver a escuchar nunca más.

—¿Qué hace usted aquí? —Le dije a mi ex jefe que se había metido sin que yo lo quisiera en la habitación. Traía un muy grande ramo de rosas rojas con un globo enorme de colores chillones con la frase "Mejórate pronto" lo cual, solo hacía más que sentirme mal por usar el tono de voz anterior para dirigirme a él.

El por lo menos se había tomado la molestia de comprarme flores y un globo. Aunque yo odiara las rosas rojas y los globos de helio con esos mensajes de aliento, que lo único que hacían era reafirmar lo mal que mi cuerpo estaba aún.

Y que estaba enferma.

—¿Quería saber cómo estabas?

—Estoy bien, sigo viva, ya puede irse.

—Iris... —Dijo él y luego su voz se apagó, como si quisiera decir más pero no se atreviera.

—No, váyase si no quiere que comience a gritar que me están atacando, que no entiende que no me agrada, ¿qué no lo quiero cerca de mí?

—Pues si va a ser la última vez que hablemos tengo derecho a decir algunas cosas.

—Uno, dos... —Comencé a contar dándole una vez más la oportunidad de irse por su propia voluntad.

—Tengo que decirte que desde el día que te vi no dejo de pensar en ti, que me has embrujado en cuerpo y alma, que no hay un solo día que no quiera y rece para volver a verte y sé que cometí muchos errores, que debí de ser paciente y conquistarte por las buenas, pero me entró la desesperación al ver que tu no respondías de ninguna manera positiva a mis atenciones.

—Yo no tenía por qué hacerlo si no quería.

—Pero si querías y ese es el punto.

Alcancé el botón de llamar a la enfermera y comencé a pulsarlo en repetidas ocasiones. Estaba asustada, verdaderamente asustada. Incluso comencé a salirme de mi cama para alejarme de el porque se estaba acercando demasiado lento y raro a mi cama.

—No, no quería, no lo quiero, ya se lo dije.

—Sí, si quieres, noté las señales, noté tus miradas.

—¿Cuáles señales? —Dije totalmente asombrada de lo que ese hombre frente a mí me estaba diciendo.

Comenzó a acercarse de nuevo, más y más y nadie venía a ayudarme.

Recordé lo que me había pasado antes con él y como le había advertido que le pondría el otro ojo igual si volvía a molestarme.

Pero no lo logre, no logre quitármelo de encima en cuanto se me abalanzo, intento besarme y me inmovilizo muy rápido y fuerte.

Ejerció toda la presión en mí que pudo. Me sentí paralizada y cansada al mismo tiempo.

No podía ser que esto me pasará de nuevo a mí, sin poderme defender, sin poder hacer o decir nada más, no me iba a pasar de nuevo, no me voy a convertir en una víctima y ya.

—¡No! —Grité y lo empuje con todas mis fuerzas, en cuanto el perdió el equilibro salí corriendo de la habitación.

No iba a volver a ser esa chica indefensa nunca más.

Pero entonces fui detenida por una figura masculina al final de pasillo.

—Iris...

—Él intento aprovecharse de mí... —Dije apenas antes de caer en sus brazos desplomándome.

—¿Quién?

—Hay un sujeto en mi cuarto, intento, pero no pudo...

El hombre me tomó en sus brazos con una facilidad, como si yo fuera hecha de almohadas en vez de masa, tejidos y grasa.

En el camino nos encontramos con una enfermera a quien él le dijo que llamara a la policía porque había un hombre peligroso en el edificio.

Pero cuando llegamos a la habitación Leonardo ya había desaparecido.

—¿Estás segura que estaba aquí?

—Sí, ¡no estoy loca, lo juro!

—Yo jamás pensaría eso, no te preocupes daremos con el responsable, el hospital tiene cámaras y ahí debió quedar grabado lo que paso. —Me bajó en la cama con mucho cuidado y me ayudo a acomodarme.

—Gracias por el voto de confianza, pero ¿dónde estaban todas las enfermeras cuando las necesitaba?

—Había una junta en un piso más arriba y algunas de ellas dejaron su puesto para ir.

—Estuve llamando por el botón de emergencia y nadie me respondió.

—Era por eso, pero no te preocupes no volverá a acercarse a ti, jamás. —Lo dijo con tal seriedad que casi le creí, casi me sentí segura, casi quise confiar, pero casi, solo casi.

Entonces me tuve que recordar a mí misma que como en otras situaciones de mi vida, yo siempre había hecho todo sola y que no necesitaba de nadie más para que lo hiciera o para que me cuidara. Y menos de una persona que como él, se iba por el pasillo rompiendo corazones y conquistando chicas al por mayor.

—Gracias, pero no es necesario, soy campeona estatal y nacional de artes marciales mixtas, puedo con lo que sea.

—Está bien, entonces me quedaré hasta que lleguen los agentes de la policía para asegurarme que no afecten más a tu salud.

—No tienes que hacerlo si no quieres.

—Es mi trabajo.

—Proteger y servir, ¿no?

—No es por eso, es que... —Pero él ya no pudo continuar hablando porque en ese momento llegaron dos agentes de la policía a interrumpir el momento. Y destruirlo por completo con sus preguntas.

—Buenas tardes, buscamos a la paciente de la habitación número trece.

—Esa soy yo.

—Señorita, mi nombre es el Detective Pérez y mi compañero el Detective Domínguez, podría decirnos en sus palabras que fue lo que paso.

—Mi ex jefe entró aquí, parecía amable al principio hasta que empezó a tornarse un poco raro.

—Explíquese mejor por favor... —Me pidió el Detective Pérez, que en este momento había ya sacado una libreta y estaba apuntando todo lo que yo le decía, y su compañero por el contrario solo se había quedado parado observando todo.

—Bueno en realidad desde que lo conozco siempre me ha dado mala espina, una vez en el gimnasio a donde voy lo sorprendí y cuando lo confronté le di un buen puñetazo. —El otro detective soltó una media risa ahogada y ahora que lo pensaba quizás la situación debió de decirme algo más de él, pero no lo supe ver— Fue por accidente, el me sorprendió cuando yo entrenaba con el saco y entre uno y otro se lo solté sin más.

Mire a Nicholas que ahora me daba una mirada llena de orgullo. No sé qué signifique, pero sí sé que no lo quiero saber.

—Luego unos días antes estaba cerca del gimnasio de nuevo y se ofreció a llevarme a mi casa, no me pareció raro, luego se plantó en mi casa un día que falte por un problema personal.

—Podemos saber cuál es el problema personal, ¿Señorita?

—Mi padre quien no vive conmigo ha decidido aparecer en mi vida, después de que nos abandonó a mis hermanas y a mí. —Dije tratando de que no se notara la incomodidad que sentía al hablar de mi padre frente al doctor y los detectives, pero más aún enfrente del doctor, de Nicholas— El día anterior lo encontré siguiéndome y la verdad no quería tratar con él, me sentía un poco deprimida así que no fui a trabajar y por eso él fue a mi casa.

—¿Y cómo se comportó una vez ahí?

—Parecía una persona completamente normal, pero después de unos días intento acercarse más a mí, a mis asuntos, a mi vida personal y eso me incomodo mucho, pero jamás pensé que intentaría lo que paso.

—¿Y qué fue exactamente lo que paso?

—Él vino a mi habitación, se disculpó por una pelea telefónica que habíamos tenido dos días atrás, yo le dije que estaba bien y él dijo que estaba preocupado y que sentía como se había comportado conmigo pero que él sabía que mi resistencia a él era porque estaba interesada en el de alguna manera.

—¿De qué manera señorita?

—Románticamente hablando y lo admito alguna vez pensé que podría pasar, pero su actitud acabo con ello desde el principio.

—¿Qué más ocurrió?

—Yo me enoje y renuncie a mi trabajo, colgué y fue cuando vino aquí, pensé que quería arreglar de nuevo todo, pero solo siguió insistiendo en que yo lo quería tanto como el a mí, se puso agresivo y se acercó demasiado a mí, me tomo con fuerza y trato. —La palabra se me atoro en la garganta y las lágrimas me ardieron porque hasta ahora no las dejaba salir. Había toda una pelea interna en mi por lo que sentía y lo que no quería sentir. Que era débil, que era una víctima y que me había pasado a mí.

—Iris, calma... —Dijo Nicholas haciéndome ver el monitor de mi corazón, estaba un poco más acelerado de lo normal.

—Estoy bien. —Dije respirando profundamente— Puedo hacerlo.

—Señores creo que es obvio lo que paso, la chica está enferma y debe descansar.

—Lo sabemos doctor, pero en cuanto más nos diga, más evidencia tendremos en contra de ese bastardo.

—Estoy bien. —Volví a repetir para que todos me escucharan— Él intento violarme, pero yo no lo deje, en cuanto vi la oportunidad lo empuje con todas mis fuerzas y corrí por el pasillo a buscar ayuda, el doctor me encontró y pidió a una enfermera los llamara, eso es todo. —Dije soltando un poco de aire que ni yo misma sabía que estaba conteniendo.

—Bien Señorita, ha sido usted de mucha ayuda y por lo que veo mi compañero y yo tenemos todo lo que necesitamos, excepto los vídeos de las cámaras para tener una historia más sólida.

—No se preocupe por eso, he hablado ya con el director del hospital y les enviarán los vídeos de hoy a la estación más tarde.

—Bueno, en ese caso le agradezco y si hay cualquier cosa más avíseme y le prometo que atraparemos a ese hombre.

El hombre se dio la vuelta dispuesto a salir de mi cuarto, pero luego se dio la vuelta cambiando de opinión.

—Doctor, una pregunta.

—Dígame, Detective.

—Sé que usted es su médico particular, pero quería saber si ha examinado a la paciente últimamente.

—No, la he dejado descansar desde el asalto.

—Entonces le importa si nuestro médico legista la examina en busca de cualquier golpe que pudiera haber recibido la chica.

—No será necesario agente, yo mismo haré el examen si me lo permiten.

—Mientras la chica no tenga problema, yo tampoco.

—Tienes algún problema con eso, ¿Iris?

—No, en realidad lo prefiero. —No es lo mismo que te examine alguien que ya te conoce a que lo haga un completo extraño.

—¿Entonces puede mandar los resultados de sus estudios en cuanto termine?

—Sí, claro.

Ahora si se fueron los dos detectives por la puerta, dejándome sola con Nicholas.

—¿Cuál es tu nombre completo?

—¿Porque quieres saberlo?

—Porque no, eres mi médico y no sé nada tuyo.

—Te lo diré si me dices el tuyo.

—Iris Herrera Martínez.

—Bonito nombre, yo soy Nicholas Alexandro Romero Martínez.

—¿Tus padres también creían que era buena idea ponerle a un niño dos nombres?

—Sí, pero también son los nombres de mis abuelos.

—Vaya, a mí me pusieron ese nombre porque era el nombre que mi abuela escogió para ella y como sus padres le pusieron otro que ella no quería, pues se desquito conmigo.

—¿Tú abuela escogió su nombre?

—Sí, tuvo su breve etapa Hippie y ella creía que los nombres debían ir con la personalidad por lo que intento cambiárselo, pero a mi abuelo le dio casi un infarto, así que al final lo reservo para el futuro.

—¿Y se desquito con ganas o a ti te gusto?

—Bueno tengo que admitir que al principio lo odiaba, pero ahora ya me acostumbre y no lo cambiaría por nada del mundo.

—Ódialo o amalo, ¿no?

—Exacto, ¿puedo preguntarte más cosas?

—Sí, claro, puedo comenzar a examinarte —dijo tomando unos guantes de la gaveta y acercándose un poco a mí, aunque se queda a una distancia prudente para no incomodarme. Y yo le agradecía mucho el gesto— Si no te molesta, claro.

—No, para nada, puedes comenzar. —Dije enderezándome en la cama.

—Pregunta.

—¿Color favorito?

—Verde, ¿el tuyo?

—Morado, ¿Película favorita? —Tocó un costado de mi cuerpo y yo lance una mueca.

—¿Te duele?

—Solo un poco.

—¿Puedes descubrirte para revisar que no haya moretones o magulladuras?

—Sí —dije levantando mi blusa. Sé que en los hospitales la regla es ir en bata, pero me negaba a dejar que me revisaran con todo al descubierto. Así que me cambié a algo más cómodo que Rocío me había hecho el favor de traerme, yo no se lo pedí, ella solo lo trajo. Supongo que me conoce tan bien, que vio venir que estaría demasiado incomoda con bata.

—No has respondido la última pregunta.

—Es porque no tengo una favorita, me gustan tantas que nunca me puedo decidir.

—Pienso igual, ¡Auch! —Dije mientras él me tocaba las costillas derechas.

—Lo siento, pero necesitaba palpar por ahí. —Dijo él siguiendo hacia abajo— Pero la buena noticia es que no están fracturadas, solo son magulladuras leves sin embargo están se tardarán en sanar y serán molestas por algún tiempo.

—¿Eso significa que me tendré que quedar más tiempo aquí?

—¿Tanto odias los hospitales?

—No, solo es que tengo que estar pronto en mi casa.

—Bueno también puedo dejarte ir antes, pero solo si prometes no hacer ningún movimiento brusco y con absoluto reposo.

—No, para eso mejor me quedo aquí.

Nicholas soltó una risa burlona y perfecta.

—Eso es todo, puedes acomodarte la blusa. —Me dijo mientras se alejaba un poco de la cama.

—¿Puedo preguntarte algo más?

—¿Quién era la chica que te beso el otro día? —¿Espera que demonios acabo de preguntarle?

—Ella es una chica con la que salí algún tiempo.

—¿Pero ya no salen?

—No, no más.

—Parece que ella no lo ha entendido aún.

—Sí, lo sé, se lo he dejado ver de mil maneras, pero ella no lo reconoce.

—¿Has intentado hablarlo con ella directamente?

—Sí, pero no deja de insistir y yo ya no estoy interesado.

—¿Puedo preguntar por qué? Ella es muy hermosa y se ve que le gustas mucho.

—Porque a mí me interesa alguien más, pero ella no lo ve tampoco.

—¡No me digas que es ciega! —Dije riéndome a carcajadas.

—Solo digamos que tiene demasiado miedo de que la lastimen y por eso no piensa arriesgarse a amar de nuevo.

—Bueno ella tendrá sus razones, quiero creer.

—¿Pero que pasa si sus razones le quitan la oportunidad de estar con la persona que está destinada a estar?

—Bueno por mi parte yo no creo en el destino.

—¿Porque no?

—Porque las cosas pasan porque nosotros hacemos que pasen, cada quien es dueño de su camino y sus historias, en mi vida no ha pasado nada que yo no quiera que pase —casi me mordí la lengua el decir eso, pero igual trate de decirlo lo más segura posible del mundo.

—¿Segura?

—Sí. —Dije. Finalmente, ¿él que sabía de mí?

—Si tú lo dices.

—¿Crees qué tarde demasiado en sanar?

—Una semana o dos cuando mucho, pero te repito va a ser molesto.

—No puede ser más molesto que todo lo que me ha pasado en la semana y eso que apenas es jueves.

—Buen punto, te dejo descansar, pero te advierto que volveré más tarde para tomar algunas fotografías de tus moretones.

—¿Tienes que hacerlo? —Dije encogiéndome un poco en la cama, si me daba miedo e incomodidad que alguien más me revisara, imagínate que me tomaran fotografías de algo así.

—Sí, el Detective las va a necesitar, además es el procedimiento a seguir, si no lo hago mis jefes podrían correrme y acusarme de obstruir una investigación, lo cual es un delito federal.

—Entendido CSI. —Dije riendo por todo lo que había dicho para— ¿Te puedo pedir un favor antes de irte?

—Sí, claro.

—¿Puedes pasarme la caja que está en la silla?

Nicholas tomó la caja y me la dio, estaba pesada como una computadora nueva debía de ser. Toqué sus bordes y me pareció casi irreal tener algo así solo para mí, por primera vez en mi vida, la saque y la prendí.

No tardó demasiado.

—Gracias, puedes irte ahora si quieres.

—¿Qué es lo que vas a hacer?

—Escribir mi propio destino.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro