Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10.


Si la vida te da limones, haz limonada — The Boys Least Likely To.


Al día siguiente traté de que fuera mucho mejor que el anterior, estaba dispuesta a terminar este feo capítulo de mi vida lo más rápido posible, tanto estaba dispuesta que hice todo para mejorar mi día, me llene de energía primero con un baño y con buena música directo en la ducha.

Meses atrás había comprado una bocina Bluetooth de largo alcance para escuchar música sin tener que estar saliendo de la ducha y cambiar de canción cuando no quisiera escuchar alguna.

La de hoy era Drag me Down de One Direction.

Puse la canción y me metí en la ducha.

Con tu amor, nadie puede arrastrarme

Toda mi vida estuviste para mí, cuando nadie estaba detrás

Todas esas luces que me pueden dejar ciego, con tu amor,

Nadie puede arrastrarme

Nadie, nadie puede arrastrarme

Nadie, nadie puede arrastrarme

Tengo fuego en mi corazón, no tengo miedo de la oscuridad

Nunca habías visto que fuera tan fácil

Y estaba disfrutando tanto el momento, gritando en la ducha, jugando, chillando un poco en ciertas notas que no noté cuando la canción cambio y dio paso a la melodiosa voz de Demi Lovato, con For you.

La primera persona que se me vino a la mente fue, Leonardo.

Me detuve en la ducha un poco, recargándome un poco en la pared.

¿Porque demonios estaba pensando en él?

¿En cómo se comportaba a veces conmigo?

¿En cómo había estado en mi casa el día anterior y le había caído tan bien a mi hermana menor?

¿En cómo estaba en mi pensamiento por ahora?

¿Qué me estaba pasando?

Las canciones comenzaron a tornarse todas un poco románticas y hasta cursis, pasando en la lista de reproducción por los Bee Gees, Journey, Aerosmith, Selena Gómez, Demi Lovato y terminando con esa canción que no me dejaba en paz.

Decidí salir de la ducha con ella porque después de todo me gustaba mucho.

Era rítmica y agradable, era melódica, te hacia brincar y saltar de la emoción cada que la escuchabas.

Sigo las señales de regreso a ti, de regreso a ti.

Empecé a tararear sin darme cuenta, me senté en el peinador y me comencé a arreglar aun con la canción en mis labios.

No sé qué pasaba exactamente ahora, pero la sentía tan familiar, tan normal en mi mente y mi boca.

En fin, decidí que esa sí que era una buena manera de empezar el día, con alguien en la cabeza.


<<>>


Escuché la canción en cuanto salí del elevador y debo admitir que, aunque estaba algo alto el volumen esta vez, eso no hacía que me desagradara en lo más mínimo.

Al contrario, me hizo comenzar a tararearla y me puso de aun mejor humor ver que a pesar de los eventos del día de ayer en su casa, Iris estaba sonriendo mientras trabajaba.

Me gustaba verla feliz, quería que ella siempre fuera feliz.

Por lo cual le traje su café favorito de la cafetería del pueblo.

En cuanto lo puse en la mesilla de su escritorio, el rostro de la chica se ilumino.

—Gracias. —Dijo la chica con la sonrisa más grande que ninguna mujer me hubiese dedicado nunca. Y sí, lo tengo que admitir esa sonrisa despertó algo en mi ese día.

—De nada, me alegra ver que estás de mejor humor. —Dije aun arriesgándome a que la chica recordara los eventos del día de ayer y eso le provocara sentirse mal de nuevo.

—Lo sé, definitivamente ayer no fue un buen día, pero lo hizo mejor saber que cuento con amigos dispuestos a ayudarme cuando lo necesito.

—Eso, amigos. —Por alguna razón lo que dijo Iris me molesto, no sé exactamente porque, pero lo hizo.

—Será mejor que te des prisa, tienes una junta en media hora con los demás editores en el piso uno.

—¿Tengo que ir?

—Sí, porque eres el jefe. —Dijo la chica riendo.

—Ah, es cierto —dije devolviéndole la sonrisa— ¿Entonces todo bien?

—Todo bien.

—¿Tengo que preparar algo en específico para la junta?

—Ya está toda la información en tu escritorio.

Dicho esto, me metí en mi oficina con esa misma sonrisa, que se quedó conmigo por el resto del día.

Al igual que esa canción que ahora me persigue hasta cuando duermo.


<<>>


Después del día que había tenido, me resultaba bastante reconfortante saber que había personas increíbles que me podían ayudar en todo lo que necesitara, como el departamento legal de la editorial.

—¿Entonces me dices que sí podemos demandarlo por la deuda que nos dejó? —En este momento me encontraba en el departamento legal, con David Almanza, el jefe del equipo de abogados y el cual, al platicarle mi caso, me prometió hacer todo lo posible para ayudarme.

—Digo que es posible, procede por la gran cantidad que aún debe tu familia, aunque no te puedo garantizar que ganemos, aun así, prometo hacer todo lo posible para ayudarte Iris. —Dicho esto me tomó de la mano. Yo sabía que significaba esa muestra de aprecio viniendo de un chico como él. David era joven, no muy mayor que yo, teniendo apenas los veintisiete años. Y también sabía que podía confiar en él, porque desde que lo conocí no ha hecho más que demostrármelo, él y su esposa, Martha la cual trabaja aquí también en el departamento legal, los dos son hermosos, brillantes y muy buenos amigos míos.

Aquí es cuando doy gracias a Dios por tener a la segunda mejor familia del mundo, aquí en la editorial, una familia que es capaz de hacer cualquier cosa por ti siempre que la necesites.

Después de esas palabras, todo se me hizo posible, así que pensé que era el momento de festejar algo así.

Después de todo, ¿cuántas veces en tu vida puedes darle en la madre a quien te destruyo?

—Iré al juzgado más tarde a llevar unos papeles de un cliente y averiguaré lo que pueda del asunto y te mantendré informada, lo prometo.

—Muchas gracias, no sé qué haría sin ti.

—Yo tampoco —dijo el hombre sonriéndome plenamente— por cierto, ¿qué es eso de lo que están hablando todos hoy?

—No lo sé —dije y era cierto, no tenía ni idea de lo que me estaba diciendo— ¿A qué te refieres?

—Al convivio que dicen que hará el nuevo jefe, ¿es cierto?

—Sí, es cierto, estaba por ir a Sistemas para pedirles que me hicieran el favor de avisar a todos en cadena, tengo ya la información del evento.

—¿Y qué tal estas con él? ¿Es bueno? Porque si es malo, solo dime y te juro que se va a arrepentir.

—¡Tranquilo tigre! —Dije riéndome de él, me gustaba esa parte de él, parecía a veces mi hermano mayor, tonto y sobre protector cuando se trataba de hombres y yo— es bueno, no es perfecto, pero está bien.

—¿Segura?

—Sí, segura, iras sí el los invita, ¿verdad?

—Bueno si tú dices que es bueno, deberé creerte. —Dijo de nuevo sonriendo.

—Gracias, bueno me retiro que aún tengo mucho trabajo por hacer hoy. —Dije mientras me levantaba de la silla frente a su escritorio.

—Claro y le dices a Ariana en esa cueva que arregle lo de mi ordenador, porque ya me urge.

—Lo haré, lo prometo. —Dije y entonces me encaminé hacia el elevador.

Nuestro heroico departamento de sistemas, es todo un piso en este lugar, y se encargan de todos aquí. De toda la empresa, de todos sus departamentos y aunque hay algunos pisos que dan más lata que otros, siempre he sabido que ahí, yo tengo un privilegio, casi me atrevería a decir que soy su favorita.

En la "cueva" como todos le llamamos, están cuatro personas, Ariana, Alberto, Taylor y Bernardo. Y es dirigido por Ariana, lo sé, es raro que un departamento tan importante aquí sea dirigido por una chica, pero la verdad es que esa "chica" se ha merecido su lugar aquí.

Es de las mejores en su campo, graduada con honores del MIT y del propio CALTEC. Lo digo, si yo era una experta en mi campo laboral, la chica me superaba por mucho, era una absoluta prodigio en el mundo de las computadoras, pero en la vida real era todo un topo, escondida siempre detrás de un ordenador.

Aunque no entendía porque, la chica era todo un modelito, bonita, inteligente, tenía todo y más de lo que un chico podía desear de un hombre.

Llegue en cuestión de minutos al piso y en seguida me encamine hacia el departamento de sistemas, no me detuve, ni toque, yo sabía que ese lugar era para mí también como mi casa, podía sentarme a hablar con esos chicos sobre los principales avances en materia de tecnología y cables de alta generación y sería genial, no entretenido ni aburrido, sino genial.

—Hola Ari, ¿qué hay de nuevo?

—Lo de siempre, ya sabes, me estado haciendo la tonta con el asunto de David porque no quiero hacerlo.

—¿Sigues molesta con él? —David y Ariana solían ser buenos amigos un año atrás, pero desde que él se casó con su esposa Martha todo cambio, su atención se centró en ella, como es lógico porque se casó con ella, pero eso le pudo en el corazón a Ariana, ya que siempre fueron mejores amigos, como, desde siempre.

—Por siempre de los siempre, amiga.

—Tú descompusiste su computadora, ¿no?

—Yo jamás haría eso. —Dijo escondiendo una pequeña sonrisa de mí, pero ahí estaba una vez más, la culpa escapándosele por los espacios de su sonrisa.

—Sí, claro. —Le dije sentándome a su lado en una pequeña silla negra que giraba. Ahora el departamento de sistemas estaba organizado, teniendo cada uno un gran escritorio, y en la pared varios monitores con las cámaras que ellos también revisaban todos los días, miles de minutos se grababan al día y ellos los tenían que analizar. Y finalmente, en una pequeña antesala de color azul y a la derecha estaban todos nuestros servidores más preciados albergando la información de nuestros editores y haciendo que esa misma información se descargara desde nuestra web, así como sus preciados libros, los cuales se descargaban de nuestra web por el módico precio de veinticinco pesos en formato Pdf y en físico de pasta dura se enviaban a domicilio a cientos de casas alrededor del mundo.

Por lo cual, sistemas no solo era el departamento a donde recurrir en caso de que necesitaras asistencia o soporte técnico con tu computadora, también era la que comunicaban a los diferentes editores de las descargas, compras y visitas de sus autores, los cuales le comunicaban al jefe de jefes en el piso uno.

Y por supuesto, era a quienes debías recurrir en caso de que necesitaras invitar a todo un piso/departamento a una fiesta en casa del nuevo jefe.

—¿Y qué te trae aquí? A la Baticueva. —Dijo con una gran sonrisa en el rostro. A ella le gustaba llamarle así por el obvio motivo de que amaba los comics de DC y porque obviamente Batman era su super héroe favorito, ¿y porque no? Sí era un nombre bastante genial para un lugar como ese.

—Necesito enviar un correo masivo, te mande la imagen hace unos diez minutos de mi correo personal.

—Ah sí, espera. —La chica se acercó a su computadora, la posicione en sus piernas y luego tecleo algo en la pantalla muy rápido. La pantalla se desbloqueó y ahí estaba la invitación en formato digital que había diseñado para la fiesta de mi jefe.

—Es una fiesta, pero no reconozco la dirección, ¿de dónde es?

—De mi nuevo jefe.

—¿Quieres explicarme eso?

—Sí, se suponía que sería un pequeño convivio, solo con los del trabajo, pero cometí el error de decirle en su cara que no nos conoce a nadie aquí, como para nada y propuso su casa para el "convivio". —Yo remarqué varias veces la palabra convivio con las manos, a manera de que ella entendiera lo que quise decir, por suerte lo hizo.

—Así que el bombón de tu jefe dará una fiesta, ¡qué cool! —dijo comenzando a abrir su correo— ¿a quiénes quieres invitar?

—A todo mi departamento y al departamento legal y al de recursos humanos y a ustedes por supuesto. —Dije con una gran sonrisa en mi rostro.

—¿Nada más? —Dijo riéndose de mí, en mi cara. La chica escribió un par de cosas en su ordenador y en cuestión de un minuto ya había enviado el correo a todos—. Ya está, ¿cuál es mi pago?

De detrás de mi saque un preciado tesoro para ella. Poptarts. No sé porque, pero a ella le gustan y a mí me gusta comprárselas, es como un acuerdo secreto entre las dos.

—Bienvenidas a la Baticueva, nenas. —dijo la chica metiéndose una en la boca.

—Nunca entenderé porque te gustan esas cosas.

—Mira yo no te digo nada cuando estás comiendo esas empanadas de pizza congeladas, así que déjame con mis chicas, ¿sí?

—Sí, señora gracias por el favor, sabes que me habría tardado más si lo hubiese hecho yo sola.

—Lo sé, lo sé. —Dijo ella desfilando con el lugar con aires de grandeza, o en mi caso con la boca medio llena hablando por todas partes y dejando migas en todos los teclados del lugar.

—Me voy, tengo trabajo que hacer.

—De nada, cuando quieras nena.

Me di la vuelta y salí de ahí.

Dos segundos afuera bastaron, solo eso, porque en cuanto puse un pie fuera de ahí el día comenzó realmente a mejorar.


>>>>>Mensaje de Whatsapp de David<<<<<<


—Si procede la demanda, cariño.

—Mil gracias, ¿te debo una y ahora qué?

—Vamos a darle con todo, hasta en la madre.

—jajaja gracias por eso.


<<<<<<Fin del mensaje>>>>>>



La vida no podría ser mejor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro