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Capítulo 6.


¿Cómo te atreves a volver? — Morat.


Hace un par de años Emma y yo vimos una película donde manejaban la teoría de realidades paralelas.

Antes habíamos visto películas, series y libros donde trataban la teoría del multiverso.

Pero mi favorita sin duda alguna fue la de esta película.

Como quisiera estar en una de ellas ahora, o poder fugarme a una de ellas, así, dejando todo inconcluso y que mi doble de ahí viniera aquí a resolver toda la mierda que es mi vida ahora mismo.

Claro, si es que en una de ellas yo existo.

Porque nada puede ser peor que estar en mis zapatos ahora.

Como dije antes nunca me ha gustado como es que el universo tiene esta manera súper graciosa e irónica de acomodar todo a su favor.

Siempre en su lugar, como debe de ser, como debe de ir.

Lo que yo sé, es que no importa cómo le llames, que sinónimo uses el resultado será el mismo.

El universo te obliga a hacer lo que debiste de hacer en un principio tú solita.

Por ello, es que aunque sé que es lo correcto no puedo evitar sentirme hecha una mierda por lo que le he pedido a Raúl que haga por mí, y a Maggie.

A Raúl le he pedido que vaya por Ricardo.

A Maggie que vaya por Kieran.

Ninguno dudo para completar su misión, lo supe en cuanto los dos entraron a la habitación que tenía en el hospital, no sabían que hacían ahí, no sabían que pasaría.

No sabían que eran víctimas una vez más del cruel universo decidiendo a acomodar las cosas como debían.

—Hola. —Dije yo. Alguien tenía que cesar el fuego, antes de que este comience.

—¿Quieres decirnos qué hacemos aquí, los dos? —El primero en hablar fue Kieran.

—A eso voy, ¿quieren sentarse?

—Lo que queremos es saber quién es el padre del bebé que esperas. —Dijo Ricardo.

—Lo sé.

—¿Lo sabes? —Dijo Kieran dando un paso más al frente.

—En realidad no.

—¿A qué te refieres con eso? —Dijo Ricardo.

—A eso, no estoy segura de quién puede ser el padre.

—Tienes que saberlo, es tu deber. —Kieran gritó hacia mí, molesto.

—No me hables de esa manera, porque si no mal recuerdo esto es consecuencia de tus estupideces también. —Dije callando a Kieran de una vez y por todas— Escúchenme bien los dos, no lo sé, pero hay una manera para saberlo, si es que quieren.

—Una prueba de ADN, ¿no? —Ricardo se hizo notar en la habitación gracias a esas palabras.

—Sí, pero de una vez les digo, no quiero que hagan de esto una de sus estúpidas competencias, esto no es un juego.

—Por supuesto que no es un juego, esto es serio.

—Además no sé puede hacer hasta que él bebé nazca.

—¿Por qué? Si podemos salir de dudas ahora mismo... ¿por qué posponerlo?

—Porque no voy a dejar que nadie le haga daño a mi bebé, ¿has visto cómo hacen el estudio?

—No, pero no puede ser tan malo, si se puede hacer ahora es porque ninguno de los dos corre peligro al hacer el estudio.

—No me pienso arriesgar.

—No seas terca Iris, nos lo debes.

—Y es por eso que los hice venir, haremos la prueba ya lo dije, pero la haremos hasta que nazca la bebé.

Los ojos de ambos se iluminaron al asimilar las palabras de lo que acababa de decir ante ellos.

No quise decirlo, aún.

Se me escapo, lo juro.

—Es una... —Ricardo apenas y podía hablar ahora, su mirada cayó al piso, pero aún así se había arriesgado y había apostado todo en la mesa por saber toda la verdad, lo menos que podía hacer por él era ser lo más sincera posible.

Después de todo, había más probabilidades de que la bebé fuera de Kieran que de él.

—Sí, es una niña. —Dije hacía ellos, me removí un poco en la pequeña cama de hospital, ellos seguían sin moverse frente a mí—. Escuchen, sé que no debí de haberme guardado esto solo para mí, y no espero que entiendan mis razones porque son solo para mí, solo espero que sea de quién sea ella me dejen en paz, no les pido que se queden a mi lado, no les pido que me den dinero, ni mucho menos un matrimonio forzado, solo quiero que si van a formar parte de esta vida lo hagan de la manera correcta, sin presiones.

Ninguno de ellos se movía, no me veían.

Kieran tenía la mirada fija en el suelo frente a él, parecía que estaba más interesado en lo que le rodeaba que en lo que le acaba de decir.

Ricardo por otro lado, veía hacía la puerta como si no pudiera esperar a que algo más sucediera, algo más que lo obligará a estar en otro lado, o quizás si debía de estar en otro lado.

—Correcto, he visto sus respuestas, no quieren estar en esta vida con ella, bien. —Me acomodé de lado en la cama, últimamente solo así me gustaba estar así recostada— No los voy a forzar, si quieren irse pueden hacerlo.

Escuché pasos y cuando me giré Kieran no estaba.

—Yo no me pienso ir, sea mi bebé o no estaré contigo hasta el final.

Dijo Ricardo viniendo hacía mí en la cama.

Pero mi corazón se había ido corriendo ya para ese entonces detrás de Kieran, como siempre.


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Salí del hospital al día siguiente.

Estaba muerta cuando Raúl y Ricardo me habían llevado a casa, cuidadosamente, les había pedido que se fueran y me dejarán sola, tenía mucho en que pensar por todo lo que había pasado tan solo en el último día.

¿Cuándo será que mi vida será normal?

¿Cuándo seré solo yo y yo en ella?

Estaba por irme a dormir cuando alguien tocó la puerta.

—¿Quién es? —Llamé desde el otro lado.

—Kieran, ¿podemos hablar?

Abrí la puerta un poco, poco a poco, esta vez no iba a dejar que ni él ni nadie me hiciera trizas de nuevo.

—¿Qué quieres?

—¿Puedo pasar antes?

Abrí aún más la puerta y lo dejé entrar.

—Pasa.

—Gracias.

Una vez adentro, todo se sintió más incómodo y cuando justo estaba arrepintiéndome de haberle dejado entrar en mi casa, él me hizo cambiar de opinión.

—Lo siento.

—¿Por qué lo sientes?

—Por todo lo que te hice pasar, entiendo ahora porque no querías decirme sobre el bebé. Es tu manera de castigarme.

—¿Eso crees?

—Sí.

—No se trata de eso.

—¿Ah no?

—No.

—¿Entonces...?

—Yo solo... —No supe que decir, quizás si era una manera de castigarle, quizás era una manera de no aferrarme aún más a que aún lo amaba, a pesar de todo—. No sé explicártelo.

—Yo sí sé, es eso, pero está bien me lo merezco no lo hice nada bien la última vez.

—No, no lo hiciste.

Ambos nos quedamos en silencio, parados en la pequeña sala de estar de mi casa.

Estaba claro que si seguíamos por dónde íbamos esto se iba a poner peor, así que alguien tenía que parar esta masacre.

—¿Solo viniste a decirme eso?

—No, lo que vine a hacer es que no pienso dejarte sola con todo, pienso apoyarte.

—¿Piensas o lo harás?

—Lo haré.

—No pareces muy seguro de ello.

—Es porque no lo estoy, pero sé que es mi responsabilidad cumplir con ello.

—No.

—¿No?

—No, no quiero que cumplas solo con ello, quiero todo, lo quiero todo ahora o no quiero nada de ti, ni de nadie.

—¿A qué te refieres con eso?

—A eso. Yo quiero todo, el blanco y el negro, el gris, quiero todos los malditos colores del arcoíris, quiero todo y si no puedo tenerlo todo de ti entonces no quiero nada.

—Yo...

—Cómo siempre no tienes el valor para ir a por todo, siempre te quedas con las palabras atoradas en la garganta. Cómo te atreves a volver y a darme migajas de algo que ya se rompió hace mucho si no estás dispuesto a tomar las migajas para construir algo nuevo conmigo.

—Tienes razón, cómo siempre.

—Lo sé.

—Pero hay una falla en tu plan Iris, ahora mismo y después de todo lo que hemos pasado, esto es lo único que podemos darnos a los dos.

Sus palabras me quebraron de nuevo.

Como siempre.

Cuando amas tan profundo como yo lo amaba a él, las palabras duelen como si fuera armas dirigidas a tu corazón solamente.

Directas, solo para destruirte por completo. A los dos.



Y hasta aquí nos quedamos por el momento... Pero no sé preocupen, que el siguiente fin de semana, ya sea sábado o domingo sin falta estaré subiendo actualizaciones dobles y triples!!!


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Y de nuevo gracias infinitas por todo!!! 



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