Atrévete a saltar si quieres — IVE

Algo no me cuadra, por lo que aunque mi peso es más de lo que es mi voluntad en estos momentos, me decidí a abrir mi propia investigación.

Mi hermana no desaparecería nada más porque sí y Ariana menos.

Las conozco demasiado bien a las dos, como para entender que la llamada del otro día y su desaparición no están bien.

Mi abuela solía decir que "ojo de loca no se equivoca" y yo creo que tiene razón. Esto quiere decir en palabras más sencillas que siempre debes hacer caso a tus instintos, porque ellos nunca fallan. Y aplica para todo en la vida.

Por ello, comencé a hacer llamadas. Acostumbro dormir muy poco, y aunque hoy es el gran día de mi boda con Kieran no puedo vivir sabiendo que mis mejores amigas podrían estar en peligro ahí afuera.

Kieran ha dicho que también puede ser que se hayan ido a buscar alguna cosa especial para la boda. Tío Lalo y la abuela también piensan lo mismo, pero yo no. Algo no me deja con un bien sabor de boca todavía. Además la manera en que él mismo ha tratado de decir la palabra "especial" me ha molestado.

Me levanté de la cama, primero sentándome. Y lo primero que pude ver es como mi barriga era catastróficamente grande.

—Ya ni siquiera puedo ver mis propios pies por tu culpa señorita —según mi fecha de parto faltaban dos semanas para el gran suceso.

Pero siendo sincera yo siento como si estuviera a punto de explotar y sé lo he dicho a todos pero nadie me cree. Especialmente a la abuela, quién piensa y rea firma que las mujeres primerizas en este tipo de situaciones siempre se atrasan.

Ella dijo "cuando tu madre te tuvo espero por lo menos diez días más, y eso genético, así que no esperes menos que eso".

Sé que los compuestos genéticos en estos casos son determinantes, pero una conoce su cuerpo mejor que nadie, y repito lo que dije antes aplica para todo.

Y es cuando mis propios conocimientos de la vida me mantienen en dónde debo de estar. En el pasado, Ariana me ha contado que para ganarse la vida ha realizado ciertos trabajos con amigos para poder obtener algo de dinero y llegar a fin de mes.

No sé mucho sobre esta gente, ella es muy cerrada, quizás porque son tipos peligroso o solo de cuidado. Por lo que me mantiene alejada de ello y solo me dice lo que considera que es necesario saber.

Pero si me dejó dos cosas para ayudarme en caso de una emergencia.

—"No las uses a menos de que algo me pase".

Esas fueron las palabras exactas que ella uso. Y este es el momento amiga. Corrí a mi clóset y en la parte de arriba yace una caja de seguridad, dónde guardo un arma que solía pertenecer a mi padre y algunos objetos de valor. Cuando me mudé de nuevo aquí después del incendio esta caja regreso a mí poder.

Mi abuela la tenía en casa, guardada en el fondo de su ático bajo un montón de cosas, cajas de ropa vieja, viejos álbumes de fotos de nosotras de niñas y adornos de navidad.

—Tómala, úsala si es solo necesario —sí ya sé, que es algo loco usarla en mi condición ocultarle eso a mi futuro esposo y padre de mi hija, y pensándolo bien cuando despierte debemos tener una conversación sobre esto.

Pero eso no es todo lo que está dentro de la caja.

Un número de teléfono, un nombre y un correo electrónico.

Llamé al número de teléfono, la lada era de la ciudad de junto. Me respondieron al segundo timbre.

—Medussa al habla. —Contesta una chica del otro lado.

—Debo hablar de la Iniciativa Vengadores contigo Medussa.

Esta vez para salvar a mis amigas iré hasta el infierno, sin dudarlo.

Atrévete a saltar si quieres... me dijo mi mente en respuesta.

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—Nunca antes he oído hablar de esa persona en mi vida —confeso Kieran en la mañana, eran las siete de la mañana y sí, me esperé todo el tiempo que pude para dejarle descansar.

Kieran se estaba tomando unos días de descanso en espera de la boda y el alumbramiento, pero una vez que los dos eventos sucedieran él regresaría a trabajar y ahora si vendría el verdadero reto en nuestras vidas.

—Ni creo que Medussa sea un nombre real.

—Claro que no lo es, pero como le dije a Ariana no necesito saber lo que no necesito saber. Y esto es solo para eso.

—Mi amor de nuevo, no te entiendo nada de lo que dices.

Si has visto las películas de Cantinflas, esta referencia es para ti.

—Es porque no he dicho realmente nada mi amor —le paso una taza de café, está sentado en la mesa de la cocina, escuchando mi locura de anoche, atentamente.

Él ríe, a pesar de que esta recién levantado siempre tiene un buen sentido del humor conmigo. Y espero eso siempre sea así, porque yo no necesito un altar para jurarle a Dios que te amaré por siempre, te respetaré y haré que tu sonrisa jamás se apagué.

—Bien —él le da un sorbo a su taza de café, como odio a todo ser humano cuando ellos pueden hacer eso y a mí el médico me lo ha prohibido— empecemos entonces con esta investigación.

—¿Podemos ponerle nombre?

—Sabes bien que las cosas no funcionan así con una investigación policial.

—Por favor, ¿podemos, podemos, podemos? —Le rogué.

Y eso le desarma.

—Por supuesto que podemos. ¿Qué nombre quieres darle?

—¿Qué tal operación aves de presa?

—De donde es que has sacado es nombre —no digo nada, sonrió y bato mis pestañas— ¿lo has estado pensando desde la madrugada en qué de levantaste? ¿cierto?

—Me sentiste.

—Por supuesto, pero no quise levantarme porque estoy frito.

—Lo siento por eso.

—No te preocupes, ya sé que esto no es nada para la tormenta que se nos viene encima.

—La abuela dice, que si nuestra hija es la mitad de lo que fui yo de bebé debemos de temer.

—Y si la abuela lo dice... —Dejé en el aire.

—Es ley —completa él.

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—Así que me puedes decir cómo es que conoces a esta Medussa de la que hablas —buscando el apoyo de otras personas vinimos a dar con el compañero de Ariana en el departamento de informática de la policía local.

Resulta que ella también ha estado colaborando en la unidad de crímenes cibernéticos desde hace algún tiempo y en la unidad de respuesta y combate al narco menudeo.

Nada mal amiga, nada mal.

—¿Tú lo sabías?

—No, pero no me sorprende nuestra Ariana es capaz de eso y más —y me besa en el dorso de la mano.

El primero en atendernos fue su supervisor, a quién también ya conocía desde que era una pequeña niña loca y atrevida y él un policía de banqueta como mi padre.

Su nombre es Enrique.

—Cariño, saben que haría lo que sea por ti, pero...

—¿Pero estás atado de manos, porque además de ser mi familia eres su jefe no...?

Como siempre, no pierdo ninguna oportunidad para demostrar que yo lo sé todo y que soy la persona más brillante de la habitación.

Sin dudar.

—Exacto —él se acerca en el escritorio hasta nosotros y no dice mucho— pero ya saben si quisiera irme de la habitación para no sé... —Dirige la mirada hacía una taza de café vacía no muy lejos de él, posicionada en la esquina de su escritorio de imitación de madera roja. Como si la policía local tuviera fondos necesarios para pagar buenos escritorios de madera, este está forrado de papel, pero los de afuera de los detectives que siempre están en la entrada son solo de fierro corriente. Así que nadie debe decir que aquí a dónde van a parar nuestros impuestos, porque aquí no llega nada de nada, lo sé por experiencia— tomar mi sexta taza de café en la mañana, y dejará mi cajón de casos activos abiertos, y además les dijera que si quiere alguien tomarle foto o sacarle copia detrás de nosotros hay un sala de copiado a dónde solo yo puedo entrar... y la llave está guardada en el cajón derecho de mi escritorio...

Los dos entendimos la indirecta, no sonreímos uno al otro y luego de él tío Enrique salió corrimos al cajón que nos dijo.

Situado en un lado, como a manera de hamaca.

Colgando de un borde, pero fijo, nunca entenderé las matemáticas detrás de todo esto. El diseño es absurdo para mí, sobre todo el de muebles.

—Supongo que como es Ariana estaría detrás de algo grande, sobre todo si nadie sabe nada de ella.

—Sí, me sorprende tanto lo que nos han dicho de ella —hasta el momento ninguno de sus compañeros aquí habían logrado decirnos a dónde habrá ido.

Según ellos, aunque hay al menos una docena de casos en los que ella trabaja, no hay ninguno que exija de su tiempo por completo. Quisimos ir a su estación, a su computadora o ver sus archivos puestos en su escritorio pero no había nada.

Al menos eso fue lo que dijo tío Enrique, por obviamente a nosotros no nos dejaron entrar hasta allá.

—No sé porque creo que la respuesta no está aquí.

Y tenía razón, no lo estuvo. Porque como es Ariana estaba segura de que si se había metido en algún problema, no lo haría tan obvio. Estoy casi segura de que aunque es cerrada, hubiese dejado un rastro de migajas para el ojo experto.

Y para que la persona perfecta lo encontrará.

Y esa persona seré yo.

Haré lo que sea necesario para traer a mi amiga y a mi hermana de regreso, aún sí para eso tengo que ir hasta el infierno por ellas. Porque a mí nadie me quita de la cabeza que esto y lo otro están relacionados.

Atrévete a saltar si quieres...