Capítulo 11.
Ayer, todos mis problemas parecían tan lejanos — The Beatles.
Al día siguiente hice lo que dije que iba a hacer, fui al trabajo y seguí con la vida que llevaba.
Nada podría salir mal si hacía las cosas de esta manera, ¿verdad?
Elijo creer ese pensamiento, porque por algo dicen que la mente puedes ser un arma muy poderosa, puedo invocar dolor y felicidad con solo desearlo.
Y yo solo quería paz, sino era felicidad solo le pedía a todos los dioses paz.
—Paulina, puedes llamar a mi médico, pide una nueva cita para el día de hoy, por favor.
—Claro que si Iris, ¿puedo preguntar por qué? ¿No tuviste una cita ayer?
—No pude asistir a la de ayer.
—¿Todo bien? —Preguntó una Paulina interesada en mis problemas, quise decir que no, quise simplemente esconderme nuevamente en mí. Porque bien podría hacerme bolita y pretender que nada estaba pasando, pero de nuevo, ahí estaba una buena chica, presente en mi vida tratando de ayudarme.
Lance mis inseguridades y dudas por la ventana y me decidí a desahogarme parcialmente con ella.
—No, nada está bien. —Me dejé caer en el asiento, esperé a que ella reaccionará. Cuando lo hizo, vino hacia mí para poder hablar.
—¿Quieres contarme?
—Sé que sabes que mi bebé no tiene un padre ahora.
—Aja.
—Pero lo que no sabes es que hay un cincuenta por ciento de que sea de dos de mis ex novios.
—Oh...
—Sí, ahora no sé cómo controlarlos, hacen todo tipo de preguntas absurdas, me abruman hasta la médula y cada que quiero respirar sola hacen una estupidez que yo tengo que arreglar. Estoy harta.
—¿Ese es el problema? —La chica se echó a reír, eso me molesto un poco— Lo siento, es que me parece un poco Bridget Jones.
No lo había pensado, pero sí.
Esto parecía la trama de la última película de Bridget Jones.
—Tienes razón. —Dije estallando en risas histéricas.
Ahora las dos reíamos sin control, tanto que me dolió la barriga.
—Mira, sé que no te he contado nada de mí y eso es en parte porque no me lo has preguntado, sé que no te ha ido bien últimamente con las personas y que ahora mismo no confías en mí pero tal vez esto haga que lo consideres al menos —vi a la chica dar un gran y largo suspiro, quizás para darse valor para decir lo que sea que iba a decirme—.Yo soy hija de una madre soltera, como tú, mi padre nos abandonó por otra familia que tenía.
—Lo siento, no lo sabía, yo...
—No te preocupes, la verdad es que pocas personas saben eso de mí.
—Te da miedo que te juzguen por ello. —Dije. Lo entendía, también me había pasado.
—Un poco sí, pero más que nada es por mi madre, sé que después de que mi padre nos abandonó ella logró algo que jamás pensó, se volvió a casar años después con un magnífico hombre y...
—Pero aún así, el dolor del abandono nunca se va, ¿no?
—Así es, y aunque con mi padrastro ella logró enamorarse y ser feliz, yo...
—Lo entiendo, ni siquiera tienes que decirlo.
—Gracias. Lo que quiero decir con esto, es que mi madre pudo sola, al igual que tú puedes sola si eso es lo que quieres elegir no tienes que pasar por esa absurda competencia, tú puedes sola, bueno no tan sola, tengo entendido que tu familia y tus amigos te apoyan.
—Sí, mi familia.
—Mi madre sí que estaba sola y logro sacarme adelante, piénsalo.
—Gracias por escucharme y por los consejos.
—De nada y sé que dije que puedes hacerlo sola, pero yo no creo que tú realmente estés sola.
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Como pocas veces ya, tomé el camino largo a casa para ir a dejarle la ecografía a Kieran como habíamos quedado, no había tardado casi nada en ir por ella al consultorio del doctor.
Lo que si me tomó más de lo que quise admitir fue el tener que disculparme por lo que había pasado el día anterior en el consultorio con el personal.
Gracias a Dios el hombre y la enfermera me entendieron a la perfección, no tuve que desvivirme en disculpas con ellos, solo basto decir de parte de ellos que todo estaba bien como media docena de veces para que yo me quedara conforme.
Ellos no eran personas desconocidas para mí, por lo que cuando decían algo así yo sabía que hablaban directamente del corazón.
Así como no tuve que dar explicaciones de que hacía en la estación de policía, porque en cuanto entré al lugar, todos y cada una de esas personas, lejos de mirarme de una manera acusatoria o extraña, me dieron sonrisas plenas.
Pero no de lástima.
No, estás eran de gusto.
Me saludaron como siempre, como si nada se hubiera roto, como si Kieran y yo...
No me atrevo a decirlo más...
Duele recordar algo así, a veces duele tanto como respirar.
¿Cuándo se hará más fácil? Me pregunto mientras que doy pequeños pasos hacía la oficina de Kieran.
Esta dónde siempre, en el centro de un gran bullicio, rodeada de un montón de policías corriendo de un lado a otro, esperando por órdenes, apresando maleantes, archivando, contestando teléfonos de gente enfurecida y asustada.
Este era un día normal en la estación de policía.
Estaba tan absorta por todo ello que no note cuando una persona se metía en mi campo de visión.
Una mujer.
—¿Te puedo ayudar en algo? —No cualquier mujer, era ella.
—Vine a ver a Kieran.
—¿Tienes una cita con él? —La mujer se posa ambas manos en la cintura como si estuviera lista para pelear.
Pero hay un grave problema, yo ni vine a pelear, ni ahora ni nunca.
—No, pero él sabe que venía, me dijo que lo hiciera.
—Pues si no tienes una cita él no puede recibirte. —Dijo la mujer cruzándose de brazos.
—¿Ah? Pero... —Respondí confundida.
¿Es posible que ella me esté ganando justo ahora? ¿A mí?
—Pero nada, no sé cómo tienes el descaro de pararte aquí después de todas las estupideces que Kieran ha tenido que soportar por ti.
—Mira, no busco problemas, me dijo que viniera a traerle algo y eso hice, no me puede recibir, está bien, me voy.
—No tú no te vas hasta que me escuches. —La chica se colocó ante la puerta bloqueándome el paso, por lo que casi me hace tropezar y por ello tuve que hacer malabares para evitar irme de bruces contra el suelo. Por suerte un oficial conocido iba pasando por el lugar y me ayudo.
La mujer me miró apenada.
El mundo entero se detuvo por ese incidente.
Kieran por fin entró en mi campo de visión, corrió hacia mí en cuanto me vio. Pero yo no iba a caer tan fácilmente, me fui, pero no sin antes defender una vez más mi propia honra.
—Solo espero que sea muy feliz contigo o quién se le dé la maldita gana pero que a mí y a mi hija nos dejé en paz.
Oh Dios, ayer todos mis problemas parecían tan lejanos...
Y hasta aquí nos quedamos por el día de hoy, sé que dije que iba a tratar de ser constante al subir esta historia, pero tristemente me tuve que tragar mis propias mentiras también jajajaja
Intentaré ser constante pero no puedo prometer nada, igual que Iris, nunca se sabe que va a pasar mañana últimamente en mi vida así que nos vemos pronto!
Y si no vuelvo a subir actualización de esta historia, FELIZ AÑO NUEVO AMIGOS MÍOS!!!
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