Capítulo 58.
Oh ella es dulce, pero algo psicópata — Ava Max.
La vida da muchas vueltas y golpes.
Y en uno de esas vueltas me dejó varada donde menos pensé llegar.
Nunca tuve miedo como ahora, hace frío, todos me dicen que hacer de una manera en la que jamás pensé ser tratada.
Jamás en toda mi vida alguien me había levantado la voz, ni como un regaño ni como una súplica, ni mucho menos como ahora.
Ni tampoco me habían puesto una mano encima, hasta que llegue a este lugar.
Yo le digo el agujero del diablo, porque considero que no hay otra manera de llamarlo, aunque tenga ocho años, quizás dentro de unos cuantos años más le llame por lo que es por fin, quizás en ese momento ya me habrán dominado por completo, mi mente, espíritu, voluntad y mi vida les pertenecerá por fin.
Peor mientras eso pasa, haré de todo para que no ocurra.
Todavía tengo ese amargo sabor en la boca que me dice que la tragedia llego para quedarse en mi vida, una que siempre estuvo ahí para todos en mi pequeña familia y que hasta el día en que me muera me perseguirá como si estuviera hecha para esto solamente.
Para ser maltratada, perseguida, sobajada, humillada.
Para pagar por los errores de un padre que se equivocó una y mil veces solo por tratar de proteger a su familia del mundo exterior.
¿Quién soy?
Ariana.
¿Dónde estoy?
En el mismísimo infierno o dicho de otra manera en un orfanato.
¿Cómo es que llegué aquí?
Esa es otra historia que deberé de contar después, por el momento solo diré que nada de esto fue mi culpa.
¡Lo juro!
O quizás tenga que comenzar a hablar pronto sino a mí también me van a encerrar en una institución mental como a mi madre.
<<>>
Es un día común y corriente, puedo resumir de que jamás he estado metida en ningún apuro económico, aunque no somos ricos. Solo somos lo que la gente llama una familia acomodada.
O al menos eso elijo creer yo, mi padre trabaja todo el día. Es inversor y consultor para la bolsa de valores, por lo que repito no nos va mal, pero tampoco gozamos de demasiados privilegios.
A mi madre nunca le ha gustado presumir cuando otros no tienen.
Por eso es que ella es dueña de su propia fundación "Todos por igual"
Lo sé, lo sé parece una mala idea el tener una fundación en una ciudad donde el índice de pobreza no baja todos los días, eso de acuerdo a las estadísticas que veo todos los días en la televisión de la cocina.
Alerta de Spoiler.
No es cierto, la ciudad no está tan mal, pero la pobreza sí está. La veo cuando paso de camino a la escuela, cuando una persona tiene que dejar un alimento que quiere o necesita para alimentar a su familia en la fila del súper mercado.
Ya sé, solo tengo ocho años, que sé yo sobre eso, pero no soy como una chica común y corriente. Tengo esa edad físicamente, pero mentalmente tengo la edad de una chica de veinte años.
Eso de acuerdo a mi terapeuta.
Y el coeficiente intelectual de un hombre maduro de cuarenta años.
Sí, así es, soy toda una prodigio que se graduó de la escuela secundaria a la edad de ocho años, actualmente curso el primer año de preparatoria y en más o menos un año más se me permitirá entrar a la universidad.
Y no a cualquiera, iré a una de las más prestigiosas, ya está todo asegurado por lo que jamás tendré que pagar nada, mi padre ya se ha encargado de ayudarme a planificarlo todo para que pudiera conseguir la beca más completa del mundo que jamás se le ha dado a una niña.
Convirtiéndome así en la mujer más joven en asistir al MIT en más de un siglo.
Impresionante, ¿no creen?
Sería aún más impresionante si te contará que soy una de las mejores hackers del mundo.
Agencias gubernamentales.
Locales.
Bases de datos de diferentes países que el mío.
La bolsa de valores de Estados Unidos.
No hay ningún lugar en el planeta donde yo no pueda entrar, incluso las bases de datos y sistemas de los bancos locales no me hacen ni cosquillas, lo que me da solo risa, sin embargo a ellos les molesta.
Pero eso no me importa, mi padre suele decir que no vine a este mundo a quedarme callada por mis dones, al contrario, tenía que explotarlos al máximo cada que podía.
Por ello, a menudo lo acompañaba a sus oficinas a verificar su trabajo, que todo estuviera haciéndose bien.
Ya sé lo que piensas, pero recuerda que soy una prodigio una simple suma no me hará caer, me gustan los retos, los números infinitos que hay entre cada número, las combinaciones difíciles, casi imposibles, me gusta la adrenalina.
Me hace sentir viva.
A mi padre le gusta eso, a mi madre no tanto.
A veces me frena y me pide que me centre, que siempre sea humilde con mi prójimo, que nunca alardee demasiado de mis dones, más que nada por seguridad, sé a qué se refiere.
Dones como estos pueden crear muchos problemas si no están bien enfocados, por ello es que pocas personas saben de ellos en mi vida.
<<El saldo de muertos esta mañana es de doce, hombres, mujeres y niños por la explosión originada en una de las salas de la casa de la moneda local, es lamentable el hecho, pero quien pensaría que un día todas estas personas que estaba en ese lugar solo por una excursión escolar morirían en el acto debido a la explosión que provoco una sola persona...>>
Mamá apaga la televisión de un solo click en el control remoto.
No digo nada, solo me limito a comer mi cereal a cucharadas de la manera más silenciosa que puedo.
Ella me mira, me mira y me mira unos segundos más, luego alza la ceja.
—No sé qué esperas que haga. —Le digo mientras como mis cereales.
—Que no veas esas cosas tan deprimentes tan temprano.
—Mamá esas cosas tan deprimentes pasan todos los días, en el mundo real, en el que vivimos, te guste o no y las veré, aunque no estés de acuerdo.
—No si puedo evitarlo. —Dijo. Y acto seguido tomó el pequeño aparato y se dispuso a sacarla de la cocina.
—¡MAMÁ! —Me levanté de la mesa a toda prisa y traté de frenarla. Cada mañana era la misma cantaleta, siempre hacia la misma treta, nunca le funcionaba gracias a todos los dioses— No puedes llevártela, ahí es donde me entero de todo lo bueno que pasa en el mundo.
—También de lo malo, por lo que veo.
—Mamá no podemos pasar por esto cada mañana.
—Estoy de acuerdo, si tú prometes no ver más noticias deprimentes, yo prometo no hacer esto cada mañana.
—Hecho. —Nos tomamos de las manos y la negociación se ha cerrado, de nuevo.
Les repito hacemos esto cada día de la semana, antes, durante y después del desayuno.
Es como nuestro ritual para empezar bien el día, el día que no lo hagamos es porque estaremos muertas o en diferentes países del mundo.
Solo por eso.
—¿Y papá? ¿Bajará pronto tenemos que irnos pronto sino no llegaremos a tiempo a su oficina?
—He olvidado decírtelo, tu padre ha tenido una emergencia temprano y me ha dicho que te lleve a la escuela.
—¿Cuándo ha pasado eso?
—Ayer por la noche, llego muy tarde, al parecer algo surgió y por eso no llego a nuestra cena de todos los días a tiempo.
—Pero él está bien, ¿la gente en la oficina está bien?
—Sí, cariño no te preocupes.
No sé porque, pero recientemente había estado teniendo todo tipo de sueños, pesadillas, descriptivas y horribles.
Pesadillas en las que mi padre moría.
De las maneras más terribles posibles en el mundo.
Nunca jamás me había enfrentado a cosas malas en mi vida, y no es que este presumiendo, pero nunca he dudado, nunca he tenido miedo de perder algo mío, nunca me he sentido insegura, nunca he tenido la necesidad de proteger a los míos del peligro.
Y eso es porque todo en mi vida ha salido siempre bien.
Lo sé, quizás ahora estés molesto conmigo por ello, pero no es mi culpa, es lo que me ha tocado vivir.
Mi vida es un maldito cuento de hadas, donde nada malo pasa nunca.
Al menos eso creía hasta que sonó el teléfono y mi mundo dio una vuelta de ciento sesenta grados.
¿Sabes cómo se siente ahogarte cuándo estás fuera del agua?
¿Cómo es que el mundo se te caiga a pedazos si nada pasa físicamente a tu alrededor?
¿Cómo es que se siente no poder respirar, aunque hay aire en tus pulmones?
¿Deshacerte en gritos desesperados por tu vida, por como todo cambia tan rápido?
Un segundo.
Estás.
Luego otro.
Y otro pasa.
Y ya no lo estás.
<<>>
La policía dijo que fue un accidente, pero mi madre y yo sabíamos que cuando una persona como mi padre salta del último piso de un edificio en construcción nada puede ser un accidente.
Especialmente sí la persona que lo vio era la persona que tenía más motivos para verlo muerto en el mundo.
Alguna vez escuché de mi abuelo decir que cuando eres feliz debes guardártelo para ti mismo, esto porque hay todo tipo de personas en el mundo a nuestro alrededor, y desgraciadamente una de ellas puede tomar lo que haces, lo que dices, y transformarlo en algo que te haga daño.
O a veces como a las personas en ese banco, por ningún motivo aparente, puede tomar lo que te queda de vida y llevárselo con él, al infierno.
Mi madre me dijo que no debía, que la policía debía de encargarse de ello.
Pero yo no confiaba en nadie después de ello.
Porque como es que una persona tan maravillosa como mi padre, un día sin más aviso decide saltar de un edificio del centro, sin más, sin dar pistas, sin dar señales.
Un día estábamos cenando en casa una pizza que el mismo había traído y al otro él estaba saltando de ese edificio.
No, a mí nadie me engañaba, él no pudo haberse suicidado sin más.
Él no era así.
Ellos dijeron además que él era un ladrón, que después de defraudar a toda esa gente, no pudo con la culpa y el miedo de saber que vendrían a por él tarde o temprano para llevarlo ante la justicia, por ello se quitó la vida.
Dijeron que era un ladrón.
Dijeron que hizo daño a miles de familias con sus fraudes desde su empresa.
Mi padre era solo un inversor.
Solo eso.
Pero ellos decían que era un desfalcador, que había estafado a toda esta gente metiéndose en negocios que no debía ni conocía en primer lugar.
Eso decían ellos.
Pero lo que yo sabía era otra cosa.
Él era un constructor de hogares, construía viviendas de bajo costo para empresas que no podían poner todo el capital para ello, era un inversor, además, porque ayudaba a estas empresas poniendo la mitad del capital para que ellos pudieran arrancar con estos proyectos y cuando estos terminaban él tenía su ganancia tanto como estas empresas sino era para ayudar.
Nada de lo que dicen tiene sentido.
Ellos dijeron que él creo cientos de pequeñas empresas, que él engaño a todas estas personas, que les quito su dinero, su patrimonio, su oportunidad de tener su casa propia y se fue con su dinero.
Ellos dijeron que él se había ido con el dinero de todos ellos, que les había dejado solo lotes baldíos que no servían para nada porque estaban confiscados en un primer lugar por el estado porque no cumplían con los lineamientos de construcción ya que estaba mal ubicados y tenían gases tóxicos en el subsuelo.
Pero yo sabía todo lo demás.
Yo sabía que mi padre no estaba solo en estas inversiones.
En ese momento supe porque mi padre solía llevarme a su trabajo desde que era una niña, porque me hablaba sobre tantos números, porque me daba a guardar hojas de libros.
Porque solo confiaba en mí para hacer revisiones, porque yo era su única esperanza.
Y él era la mía.
Pero ellos no me hicieron caso, me llamaron loca y a mi madre también solo porque era una niña de ocho años hackeando servidores y leyendo libros de contabilidad como un experto con veinte años de experiencia no era algo normal.
Dijeron: "Oh ella es dulce, pero algo psicópata para su edad, para hacer esas cosas" y me tacharon de loca, punto final.
A ella la encerraron en una institución mental y a mí me mandaron al sistema de adopción.
Yo soy el claro ejemplo de lo que la injusticia realmente es, yo, una niña prodigio tratada como basura, solo por ser una niña, corrección solo por ser mujer.
Esa experiencia hubiera traumado a quien sea, la hubiera hecho caer tan bajo que nadie hubiera podido sacarla de ahí ni, aunque cavara hasta el centro del mundo, pero yo no era cualquiera persona.
Yo era Ariana, yo era la última esperanza.
Así que crecí, viví, luche y gané.
Les callé la boca a todos los que alguna vez dudaron de mí por ser una niña, y luego por ser una mujer, y por fin les demostré que mi padre nunca fue nada de lo que dijeron.
Después de ello, solo quería paz, quería recuperar la vida que me merecía, quería ir a un lugar donde nadie más me conociera para poder empezar de cero.
Así fue como llegué aquí, necesitaba un lugar donde nadie pudiera conocerme, donde las personas no quisieran saber que había sido de mí hasta que llegué aquí, o sí yo quería mentir, quería un lugar donde sin importar lo que les dijera, se lo creyeran.
Y estuvo bien un tiempo, decía lo que querían escuchar y lo aceptaban.
Hasta que conocí a esta chica maravillosa, ella vio a través mío, sin juzgar, sin miedo.
Y fue mi amiga, mi única y mejor amiga en el mundo.
Hasta que la rompí y lo siento tanto.
Sí alguien entendía lo que era que te hicieran menos por ser mujer, era yo.
Entonces, ¿cómo pude hacerle esto a Iris?
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