Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 56.


¿Cómo pude confundir esa mierda con amor? — Selena Gómez.


Soy una estúpida.

Y una de lo peor.

Pronto sabrán por qué.

Solo esperen y verán.

Estoy en casa del capitán de policía de la ciudad, la familia de Kieran ha llegado aquí, porque no son de la ciudad. Así que en cuanto entraron a la ciudad fueron escoltados por el honorable cuerpo de policía en conjunto con la división especial de la cual Kieran era ahora Teniente para ser traídos a su casa.

Entendía el que ellos estuvieran aquí, pero no entendía el porqué de mi presencia.

Yo ya no era no su novia, ni su prometida, no tenía por qué estar aquí, sin embargo, estaba porque Kieran así lo había decidido.

Parece que nunca me podría librar del todo de nosotros.

Estaba sentada junto a Raúl en un gran y cómodo sillón color café, y platicaba al mismo tiempo con la esposa del comisionado de policía.

Me hacía miles de preguntas sobre mis extraños comportamientos de días anteriores, parecía que sí quería tener una vida normal tendría que irme de aquí muy pronto de una vez y por todas.

Sería la única opción para encontrar la paz que tanto quiero.

Estaba de lo más quieta, aun así, respondiendo como quería cuando una persona se nos acercó y pidió hablar conmigo.

Era el hermano de Kieran, Gabriel.

—Puedo interrumpir señora, tengo que hablar con la señorita Herrera.

—Por supuesto —dice ella alejándose de la escena. Le hago una seña a Raúl y le sede su asiento a él.

Solo lo había visto unas pocas veces en fotografías que Kieran me había mostrado, pero ninguna de ellas le hacía justicia al hombre, pero lo que debía de reconocer sin duda alguna era que sí Kieran era bien parecido su hermano le ganaba por mucho.

Midiendo más de uno con ochenta, con la sonrisa más despampanante que el mundo había visto jamás, los ojos más azules claros de lo que nunca jamás ha sido cada mar del mundo, aun el que es más puro y limpio.

Piel blanca, aperlada sin llegar a ser lechosa, pero sin ser morena tampoco. Era perfecto.

Solo un poco, solo para no parecer que algunas pocas veces en la vida había sido tocada por el sol.

Era sencillamente perfecto, tanto que me hizo replantearme todo con solo respirar cerca de mí.

—Lamento conocernos en tan penosas circunstancias, Iris.

—Puedo decir lo mismo.

—No sabes cuánto quería conocerte mi familia.

—¿Ah sí? ¿Porque?

—Porque eres la que logro traer a la vida a Kieran, por eso siempre te estaremos infinitamente agradecidos, todos nosotros.

Espera que sepas que es mi culpa que este secuestrado y no creo que pienses lo mismo de mí. Pensé para mí misma.

—Yo no hice eso, lo hizo él solo.

—No creo eso, sé que de no ser por ti jamás habríamos vuelto a retomar el contacto.

—¿Qué...?

Kieran jamás me había dicho eso, él juraba que algún día volvería con ellos, que los invitaría pronto para conocerlos, que les llamaría cuando se sintiera capaz de hacerlo.

Por ello, es que yo no le había presionado nunca más.

Lo mencione un par de veces, pero él jamás me quiso hacer caso.

Y ahora me dice su hermano que, si lo hizo, ¿pero qué diablos estaba pasando?

—No lo sabías, ¿verdad? —no quería, pero mi rostro debió de haberme delatado sin que yo lo pudiera evitar.

—No.

—Lo siento, supongo que eso es algo que ustedes deben resolver aún juntos como una pareja de prometidos.

Así que no era la única que no sabía algo aquí.

Kieran les había contado que nos comprometimos, pero no que habíamos roto hacia algunos meses ya.

—¿No te lo dijo verdad?

—¿Decirme qué?

—Terminamos hace casi tres meses.

—Lo siento... —el hombre me miró como yo lo hice hace tan solo unos minutos—. No lo sabía, —Gabriel se removió en su asiento y con eso cambio totalmente de semblante— supongo que el caballero con el que vienes es...

—Un buen amigo, nada más.

—Lo siento, no tengo porque meterme en ello, no me hagas mucho caso.

—No importa, olvídalo, en serio —dije acercándome a él para tomar su mano, el entendió el gesto y la alcanzo en el camino, la estrecho y luego la dejo ir calmadamente— ¿Puedo preguntarte cuándo es que volviste a hablar con tu hermano?

—Hace casi un año.

—Hace casi un año nos conocimos, teníamos poco más de ocho meses juntos cuando terminamos.

—Y tú dices que no lo cambiaste de ninguna manera.

—Ya veo que me he equivocado.

—¿Puedo saber porque terminaron?

—No nos entendíamos, él no me respetaba, creo que no nos conocíamos tanto como para estar juntos tan pronto en una relación.

—Sé que no es de mi incumbencia, pero tú hiciste más por el que ninguna otra persona en su vida.

—Gracias.

—Por nada.

Me sentí terrible por mentirle.

Por no decirle que el que Kieran estuviera desaparecido era solo por mi culpa, que no había hecho nada bueno por el desde que lo había conocido, que solo le había traído más mal que bien a su vida.

Que estaba perfectamente bien hasta antes de conocerme.

Y que todo era mi culpa.

Miré a Raúl buscando la respuesta para una pregunta que no quería hacerme.

Esperaba que él me mirará y me sacara de esta situación, pero al mirarlo solo vi el resultado de mis propios actos.

Él también había sido una víctima de mis estupideces, no podía seguir permitiéndolo, tenía que acabar con ella de una vez y por todas.

Así que solo lo dije, tenía que dejarlo salir o me mataría.

De nuevo, por dentro.

Poco a poco, deje que las palabras salieran de mí.

Me volvería loca si no hacía algo.

Tenía que hacerlo.

Tenía que admitir mi culpa.

—Es mi culpa —dije al fin.

La verdad nos hará libres, ¿no?

—¿A qué te refieres con ello? —dijo él aun sin comprender lo que yo decía. Tenía que explicárselo punto por punto para que él pudiera armar el rompecabezas.

—Es mi culpa que Kieran haya sido secuestrado, es mi culpa que haya sufrido tanto en estos últimos meses de su vida, es mi culpa si le pasa algo, nunca debí de haberlo dejado entrar en mi vida, fue un error, lo siento.

—¿Esto es por la persona que está detrás de ti?

—¿Tú lo sabes...? —dude en sí debía de preguntar, pero lo hice al final.

—Es lo primero que me dijeron una vez entre en la ciudad.

—Genial, ahora todo el pueblo lo sabe.

—Sí quieres que lo diga lo diré, no lo haré, porque aquí nadie cree que sea tu culpa, yo incluido.

Miré a mí alrededor, todos estaban mirándome ahora en esa pequeña habitación, lo cual me decía que todos ellos sabían lo que estábamos hablando.

—Pero lo es.

—No sé por qué eliges seguir diciéndote eso a ti misma, pero sí nadie más puede hacerte cambiar de opinión quizás el problema no sea el que crees.

—Suenas como Kieran.

—¿De quién crees que lo aprendió? —dijo con una gran sonrisa en el rostro.

Pero ni eso me podía hacer sentir mejor, eso era mi culpa.

Yo lo sabía mejor que nadie.

—Quizás no me creas en eso, pero créeme en esto, esto no es un secuestro.

—¿Cómo estás tan segura?

—Créeme no lo es, la policía no puede saberlo, pero no lo es.


<<>>


Era obvio que no podíamos hablar de las investigaciones que Kieran, Raúl y yo habíamos estado llevando en las últimas semanas en ese lugar, por lo que le propuse a Gabriel ir a mi casa.

Como todo en este lugar, estaba relativamente cerca, solo diez minutos después estábamos llegando a la puerta de mi casa.

—Bonita casa. —Dijo Gabriel una vez que entró en la sala.

—Gracias, en parte es gracias a tu hermano.

—¿Lo dices por lo del incendio?

—¿También te contó sobre eso? —¿Qué más le había contado Kieran?

—Lo siento.

—Está bien, estoy acostumbrada a que mi vida esté en boca de todos.

—Eso debe de ser tan cansado.

—No tienes idea de cuánto, sentémonos.

—Después de ti —me dice halando la silla de la mesa de la cocina para que me siente.

—Gracias. —Lo hago y después lo observó tomar asiento en la silla junto a la mía, Raúl va hacia la del frente sin ningún reparo de lo que pasa conmigo realmente.

Oigan, no puedo evitarlo, el hombre es un verdadero Dios.

Observarlo no me hará nada mal, solo es eso al final, observarlo.

¿No?

Quise decir que sí, que podía existir algo más entre él y yo, pero mi corazón tenía dueño desde hacía ya mucho tiempo atrás.

—Bien, es hora de hablar —dice Raúl frente a nosotros— hombre no sé qué tanto te ha contado Kieran sobre la situación real, pero créeme es peor de lo que parece.

—Lo sé.

—No creo que lo sepas, la verdad.

—Lo sé. —Dijo aún más seguro.

Raúl yo lo observamos por unos segundos. No parecía haber duda en él, era como si realmente supiera todo lo que estaba pasando con Kieran y conmigo y al mismo tiempo no supiera nada.

Me recordaba a alguien, pero no sabía decir a ciencia cierta a quién en estos momentos, y es que tenía otras muchas cosas en la mente como para asociarlo de manera correcta.

—No, no lo sabes.

—Sí, sí lo sé. —Insistió Gabriel.

Pero ¿cómo es que podía saberlo?

¿Cómo podía Kieran habérselo dicho cuándo específicamente le había pedido que no lo hiciera?

Y sí lo había hecho, ¿me había traicionado entonces?

—¿Qué es lo que sabes? —dijo Raúl enfrentándolo de una vez por todas.

Me aterraba la respuesta, pero aun con todo y el miedo tenía que saber que era lo que él sabía.

—Kieran me llamó unos días atrás, me dijo que estaba involucrado en una búsqueda que podía poner en peligro su vida y la tuya, que debía de ayudarlo viniendo aquí, contigo, cuando la policía me buscará y que no me preocupara por él, estaba bien.

—Eso no puede ser cierto, ¿cuándo hablaron?

—Hace una semana.

—Pero sí hace una semana no llevábamos nada investigado, ¡hace una maldita semana no sabíamos nada!

—No lo entiendo, eso quiere decir que Kieran sabía que su secuestro pasaría.

—Eso parece —responde Gabriel de la manera más serena posible.

—¡Hijo de perra! ¡Nunca confiaste en mí! —Grité molesta.

Él nunca confió en mí, no solo nunca me mantuvo al tanto de lo que realmente estaba pasando en esta investigación, siempre me vio como una débil damisela en peligro.

Él nunca cambio de parecer.

Nunca me vería como algo más.

Como una mujer fuerte, jamás.

Jamás sería igual a él.

¿Cómo pude confundir esa mierda con amor? ¿Con protección?

Tengo que sacarte de mi cabeza, de mi corazón y de mi vida así sea lo último que haga en mi vida.

—Yo... no... —dijo Gabriel.

—Raúl, llama a Ariana ahora mismo.

—Está bien, ¿pero porque la quieres aquí ahora? Creía que solo íbamos a platicar sobre nuestros planes.

—Los planes han cambiado, Kieran debió de haber hecho su propia investigación sin que nosotros supiéramos, de otra manera no pudo saber que lo secuestrarían y solo hay una persona en toda la ciudad a la que él recurriría.

—Ariana.

—Exacto.

—¿Quién es Ariana? —dijo Gabriel. Aparentemente no sabía todas las cartas que su hermano tenía en la mano.

¡Hijo de perra!


<<>>


—Entra.

—Hola, Iris cuanto tiempo sin verte —dijo Ariana tratando de abrazarme como siempre lo hacía cuando me veía, pero yo no la deje, estaba molesta, me hice a un lado sin que esta pudiera tocarme— ¿Todo está bien?

—Sabes bien que nada está bien.

—¿Lo dices por lo de Kieran? Vas a ver que lo van a encontrar pronto, él es un tipo muy duro de matar.

La sola palabra, me revolvía el estómago.

—No te atrevas a mencionar nunca jamás su nombre en mi casa, porque estoy a punto de dejar que lo maten solo para hacerle pagar por lo que me acaba de hacer.

—¿Matar? ¿Pero qué hizo?

—Sabes bien que hizo y también sabes porque tú lo ayudaste.

Pensé que ella seguiría en su postura.

Que ella no me haría eso, que creía en mí, que de todas las personas en el mundo entendería lo que es que por ser mujer se te haga menos.

Solo por ser mujer.

Pero entonces la mujer más fuerte del mundo, la más fría, la más fuerte, además de mí, se derrumbó frente a mis ojos.

—Iris lo siento tanto, yo no quería al principio, pero él me dijo que era para ayudarte, jamás he querido hacerte sentir menos de ninguna manera, yo...

—¡Cállate! —debo admitir que me dolió más a mí decirlo que a ella escuchar esas palabras salir de mi boca, pero no podía sentirme menos que traicionada—. No solo él no me respeta, es más de Kieran puedo esperarlo porque siempre ha tenido esa idea de que necesito protección y cuidado porque soy débil, solo por ser mujer, pero de ti, jamás lo habría esperado.

—Lo sé, no sabes cuánto lo siento, no quería fallarte, y antes de que sigas tienes que saber que no lo hicimos con esa intención solo queríamos protegerte.

—¿Protegerme de qué? ¡Sí esto fue mi culpa!

Y ahí estaba de nuevo, la culpa no me dejaba en paz.

Quizás nunca me dejaría.

Esto no es tu culpa, al menos no toda la culpa.

—¿A qué te refieres con eso? —la chica no dijo más. Era como si se hubiera acordado ahora mismo que no debía de haber dicho eso— Dímelo, si quieres que algún día si quiera considere perdonarte.

—Kieran descubrió quien está detrás de todo este juego.

—¿Qué?

¿Qué?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro