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Angie

Llegamos a casa luego de la sepultura de mi hermana. Todo el recorrido lo transcurrimos en completo silencio. Mi padre conducía sin despegar la vista del frente y mi madre miraba hacia afuera sentada en el asiento del copiloto.

Todo estaba siendo tan difícil para ellos y para mi también.

Si tan solo hubiera detenido a mi hermana ese día, quizás aún estaría con vida.

No sé que ocurrió en esa fiesta a la que fue, pero creo que fue lo que la orilló a tomar esa decisión.

En mi mente aún se proyecta esa mañana que nos avisaron que la habían encontrado muerta.

Luego de que ella se fue con Alexa, me metí a mi habitación inquieta, no sabía por qué pero presentía que algo iba a pasar, así que comencé a orar doblando mis rodillas e intercediendo por mi hermana.

Al cabo de unos minutos, mi madre llegó, me puse de pie y bajé a verla a la sala.

— Mami, hay algo que tienes que saber — le dije mientras me sentaba a un lado de ella — es sobre Ariana.

Ella volteó a verme.

— Ella no quiere decírtelo pero no me he sentido tranquila al saberlo.

— ¿Qué pasa con ella? — preguntó preocupada.

— Esta embarazada — le dije.

Mi madre abrió los ojos sorprendida. Supongo que no se esperaba que fuera a decirle eso. Inmediatamente luego de eso comenzó a llorar.

— ¿por qué? ¿Por qué? ¿Qué hice mal?

Me acerqué a ella y la abracé.

— No ha sido tú culpa mamá, son las decisiones que ella tomó y creo que deberíamos apoyarla, hacerle saber que aunque se equivoco nos tiene a nosotras.

— tienes razón. Al final de cuentas un bebé siempre será una bendición de Dios.

Juntas, nos tomamos de la mano y comenzamos a orar pidiendo que Dios ayudara a mi hermana y a ese bebé que esperaba.

Minutos después, mamá se fue a su habitación a descansar, yo hice lo mismo, pero por más que intentaba no podía conciliar el sueño.

Eran cerca de las 11 de la noche, tomé mi teléfono y marqué el número de mi hermana, sonó pero no contestó, la llamada pasó a buzón de voz.

Volví a marcar y esta vez no sonó, me marcaba que estaba fuera de servicio. Comencé a preocuparme.

— Angie — la voz de mi madre me hizo sobresaltarme, ni cuenta me había dado de que había entrado a la habitación — ¿Sigues despierta?

— Ariana salió y no me contesta, tengo miedo de que algo le pase.

— Tranquila, ella siempre apaga su teléfono por qué no quiere que nadie la interrumpa en su diversión.

— Pero...

— Ella está bien, trata de dormir por que ella no regresará posiblemente hasta mañana por la tarde.

Mamá salió, me quedé pensando un rato más hasta que sin darme cuenta me quedé profundamente dormida.

Al día siguiente me levanté muy temprano, estaba soñando pero no recuerdo que solo se que era algo malo porque cuando desperté mi corazón estaba acelerado.

Fui al baño a lavarme la cara y luego bajé a la sala. Mi madre aún seguía dormida.

Siempre que me levanto temprano me da hambre más temprano, así que iba a ir hacia la cocina a buscar algo de cereal, cuando el timbre de mi casa sonó.

Caminé de regreso. Abrí la puerta y me encontré con un oficial, eso sí que era raro.

— Buenos días, ¿Aquí vive la familia de Ariana Medina? — preguntó.

— Si, ¿por qué? — lo miré confundida sin saber que hacía ahí.

— Esta mañana unos pescadores encontraron cuerpo de una chica a las orillas del mar.

— ¿Y por qué está aquí?

— Entre las pertenencias de la chica, encontramos su teléfono y su identificación. Ariana Medina de 19 años. Ella está muerta.

¿Muerta?

¿Mi hermana muerta?

¿Por qué?

¡No, eso no podía ser real!

— No, tiene que haber un error — dije mientras sentia las lagrimas salir de mis ojos.

— Lamento tener ser yo quien se lo diga, pero es la verdad. La han trasladado para hacerle la autopsia y luego de ahí podrán recoger el cuerpo.

— ¿qué pasa aquí? — preguntó mi madre apareciendo por detrás de mi — ¿qué hace un oficial aquí?

— Mamá — volteé a verla — Ariana...

— ¿qué pasa con Ariana? ¿Se ha metido en problemas?

— Esta...Esta...mu...muerta...

— ¿qué? ¡No! ¿esto es una broma cierto? — me miró y luego al oficial quien negó con la cabeza — ¡No, no, no! ¡Mi hija no! — comenzó a llorar.

Lo más triste para mi era saber que después de que Ariana se alejó de Dios, nunca quiso volver a él.

Tuvo muchas oportunidades y no lo hizo. Siempre que venía de vacaciones le hablaba de Dios y le decía que tenía que levantarse y buscarlo, pero su respuesta siempre fue negativa.

Mamá siempre le hablaba y la animaba a ir a la iglesia, pero nunca quiso.

Aveces pensamos que tendremos una larga vida por delante y nos confiamos en decir: Después busco a Dios, por ahora estoy bien así. Pero uno nunca sabe cuando la muerte lo puede sorprender.

Pero algo es seguro, y es que Dios siempre esta hablando a nuestras vidas una y otra vez, nunca nos deja sin tener una oportunidad para decidir aceptarle.

.....

Cuando llegamos a casa, mi madre se bajó del auto sin decir nada y entro a la casa.

— ¿Papá? — le dije — Ahora que Ari no está, me gustaría quedarme a vivir con mi madre...No quiero que este sola.

— Ya pensaremos en eso — respondió — pero tú no puedes dejar tus estudios, estas por graduarte el año que viene.

Dicho eso, se bajó del auto, yo hice lo mismo.

Cuando estaba por entrar, una voz me detuvo.

— Angie.

Volteé para ver quién era. Una chica de pelo negro un poco castaño, muy Bonita por cierto. Traia los labios pintados de un tono rojo oscuro que le quedaba muy bien. La reconocí al instante, era una de las amigas de Alin aunque no recordaba bien su nombre.

— ¿Si? — respondi — ¿me recuerdas tu nombre? lo olvide, lo siento.

Ella sonrió.

— Soy Bruna.

— cierto.

— Estuve fuera de la ciudad — comenzó a decir — y hoy que llegué me enteré de lo que había pasado, Realmente lo siento mucho. Yo conocí a tu hermana.

— ¿en serio?

— Si, íbamos en el mismo grupo en la universidad. Fuimos amigas por un tiempo, luego ella junto a Alexa y Jahir decidieron alejarse de mi cuando supieron que yo era cristiana. Es lamentable lo que ha ocurrido.

— Lo es, no se que fue lo que la orilló a tomar esa decisión o tal vez si. Ella, estaba embarazada y Jahir era el padre del bebé.

— ¿Jahir? — preguntó asombrada, yo asentí — en serio lo siento mucho,

— Tal vez habló con él o él le dijo algo, no lo sé...

Bruna se acercó a mi y me abrazó.

— Descuida, confía en que todo estará bien, el dolor que ahora estás sintiendo pronto pasará.

Comencé a llorar. Bruna oró por mi y en ese momento pude experimentar como la presencia de Dios vino sobre mi trayendo paz y tranquilidad a mi corazón.

Se despidió de mi y se retiró, no sin antes decirme que si necesitaba algo no dudará en acudir a ella.

Por la noche, Justo antes de que me acostara, me llegó un mensaje de un número desconocido.

Lo abrí.

Número desconocido:

— Soy Jahir. Siento mucho
lo que pasó.

— ¿Tú hablaste con ella?
¿Le dijiste algo?

— No, solo la vi en la fiesta. Como siempre. Tal vez se peleó con uno de los tantos chicos con los que salía. Ya sabes, era una cualquiera.

— No te atrevas a hablar
así de ella.

— Es la verdad, además ni se que hago aquí hablando contigo, fue un error haber enviado ese mensaje, en realidad no lo siento.

Luego de aquel mensaje se desconectó y al parecer me bloqueó por que ya no le llegaron los mensajes.

Entonces comprendi que Jahir y Alexa nunca habían sido verdaderos amigos de mi hermana. No sé tomaron la molestia de enviar sus condolencias o de acudir a la sepultura. No les importó lo que le pasó.

Hay amigos que se dicen ser amigos pero que en realidad no lo son, solo están con uno por conveniencia o por diversión, pero cuando ocurre algo malo o pasa alguna dificultad, desaparecen.

Proverbios 17: 17 habla acerca que el verdadero amigo está ahí en todo momento, sea bueno o malo, pero esta ahí.