~🍒~

Ariana.

Lo vi alejarse y dejarme sola en aquel callejón.

Mi corazón se partió en mil pedazos. Pensé que al menos tendría un poco de consideración por la amistad tan larga que teníamos. Pero me equivoqué. Como siempre.

Las lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos y correr por mis mejillas. No me importaba, solo quería sacar el dolor tan grande que estaba sintiendo dentro de mi. Ni siquiera me importaba si mi maquillaje se arruinaría. En fin, ya nada me importaba.

Mi vida se estaba destruyendo o tal vez siempre estuvo destruida, sentía que estaba cayendo en un abismo del cual difícilmente podría salir.

Con lagrimas en mis ojos, tomé mi teléfono y le marqué a quien creí me ayudaría. Al tercer timbre fue que contestó.

— ¿Hola, qué pasa? — dijo, de fondo se podía oír la música a un alto volumen.

— Estoy en problemas, puedes salir de la fiesta y acompañarme a casa.

— No puedo Ariana — dijo — son tus problemas, no míos. Jahir me acaba de decir lo que ocurre...

— Alexa...

— Con razón estas engordando. Creo que aquí termina nuestra amistad.

— ¿Es en serio? — pregunté entre sollozos — ¿solo por esto?

— Si, tú ya no podrás salir de fiesta. Siempre te dije que debías cuidarte para que no ocurriera esto. Ahora serás mamá y te volverás una de esas chicas descuidadas y desarregladas...tu libertad se acabara...o ya acabo mejor dicho. No vuelvas a llamarme, ya no somos amigas.

Iba a decir algo más pero Alexa colgó la llamada mientras yo comenzaba a llorar aún mucho más.

Comencé a caminar en medio de la oscuridad. La noche había caído ya. No sabía a dónde iba pero de algo estaba segura y era que no iba a a volver a casa.

Me equivoqué. Me equivoqué al elegir a mis amistades, me equivoqué al acostarme con Jahir, me equivoqué en muchas cosas más y todo eso me estaba agobiando. Sentia que para mi ya no había salida.

Me sentía cansada por todo lo que estaba pasando.

Si mi madre se enteraba estaría decepcionada de mi, ya le había causado tanto dolor con mis acciones que esto sería agregarle un peso más a la lista.

A mi padre no le importaba. Si le hubiera importado yo, nunca se habría separado de mamá, ni se habría llevado a Angie con él.

Creo que ese fue el inicio de todos mis problemas. Cuando mis padres estaban juntos todo era completa felicidad para mi. Eramos una familia unida. No entiendo cómo de la noche a la mañana todo cambió.

Me quedé solo con mi madre, pero estaba enojada, y no me importaba lo que ella dijera así que comencé a salir de fiesta con Alexa y Jahir, mis supuestos mejores amigos. Al principio era de vez en cuando, luego fue más seguido, cuando menos pensé las salidas eran cada noche.

Me perdí. Me perdí en un mundo de completa oscuridad. Pero eso para mí era vida. Era lo que disfrutaba, lo único que me hacía feliz y me hacía olvidar los problemas.

Mi teléfono comenzó a sonar. Tenia una llamada. Lo prendí para ver quién era.

Angie hermana💗, llamada entrante.

No respondí. Apagué por completo mi teléfono y lo guardé en el bolso que llevaba.

Me abracé a mi misma mientras intentaba cubrir mi vientre con mis manos. No sé notaba a Simple vista pero yo sentía que si y La vergüenza me consumía al pensar en lo que las personas dirían cuando se enteraran que estaba embarazada.

Todos iban a juzgarme cuando vieran mi vientre crecer y sin estar casada aún, o sin tener a alguien a mi lado. Porque algo era seguro y era que Jahir no iba a hacerse cargo.

Para él fui una más de sus aventuras. Solo me usó como hace con tantas chicas. Y me sentía una completa tonta por eso, porque para mi esa vez no fue una noche más, para mi esa noche fue especial, supongo que fue porque en cierta forma yo lo quería a él.

No supe como pero luego de caminar mucho, me encontraba saliendo de la ciudad, por una carretera solitaria. Me detuve cuando a la orilla vi un sendero el cual tenia enormes árboles a los lados.

Sin pensar, me adentre en lo que parecía ser un bosque por la cantidad de árboles que había. Estaba oscuro, la sombra de los arboles cubría por completo la tenue luz de la luna. El silencio reinaba en aquel sitio y el miedo comenzó a apoderarse de mi ser.

Realmente no tenía idea de por qué había ido hasta ahí, pero ahí estaba.

Camine a ciegas hasta que logre salir de aquel sendero. Con mi vista recorrí todo aquel lugar, había un acantilado.

Recordé que mi hermana una vez me había dicho que ahí era donde una de sus amigas intentó suicidarse aventandose desde el borde del acantilado.

<Avientate> escuché una voz, como un susurro que se perdía con el viento.

¿Y si me aventaba? Seguro moriría pero ¿y si era lo mejor?

Todos mis problemas se acabarían.

Nadie iba a enterarse de que estaba embarazada. Nadie iba a hablar de mi porque no lo sabrían.

— El suicidio nunca es la salida, parece una salida fácil o la forma de acabar con los problemas pero no lo es, no lo es por que ¿a donde llegaría tu alma? — las palabras de mi hermana comenzaron a retumbar en mi mente.

¿A dónde llegaría?

Angie dice que hay dos caminos, uno te lleva a la perdición y el otro a la salvación. Pero depende de uno el decidir cual seguir.

Si aceptamos a Jesús nuestra alma es salva y cuando muramos vamos al cielo con él, en cambio si lo rechazamos continuamos perdidos y nuestro fin es fin de muerte.

Pero pienso que, si Dios es tan amoroso como dicen, no permitiría que nadie fuera al infierno.

— Dios no envía a las personas al infierno, las mismas personas van hacia allá por sus decisiones, Dios ha provisto de una forma para salvarnos al enviar a Jesús a morir por nuestros pecados. La decisión es nuestra.

Una vez más las palabras de mi hermana venían a mi mente como un eco.

<No pienses más, solo Salta del precipicio>

Llevé mis manos a mi cabeza intentando acallar esa voz, pero cuanto más lo hacía, más me incitaba a saltar del acantilado y más me parecía la salida a mis problemas.

Comencé a llorar. No podía con todo eso. No podía más.

Tarde o temprano mis amigos, compañeros de la universidad, se enterarían de mi embarazo y hablarían como lo han hecho con otras chicas que han pasado por eso.

No podría con la vergüenza, mi reputación quedaría por los suelos. Tendría que dejar de estudiar, tal vez conseguir un empleo para solventar los gastos. Me consumiría por completo.

No podría con todo. Mi cuerpo cambiaría físicamente, perdería mi figura, y como dijo Alexa, cuando el bebé naciera ni tiempo tendría para mi, para arreglarme o salir como lo solía hacer.

Me encontraba sola. No tendría a alguien a mi lado cuando el bebé naciera.

No. Definitivamente no podré hacerlo. Creo que lo mejor es...

Comencé a caminar hacia el borde del acantilado. Miré hacia abajo, debido a que aquí el cielo estaba despejado, la luz de la luna podía alumbrar un poco así que podía ver como las olas golpeaban contra la orilla.

<Al fin acabaran tus problemas>

— Eso es lo que quiero — dije mientras suspiraba y cerraba los ojos — Solo quiero acabar con todo.

<No lo hagas, Te amo> escuché otra voz muy diferente a la que estaba escuchando en mi cabeza.

— Nadie podría amarme después de todos mis errores cometidos.

<Yo te amo, y tengo un propósito para tu vida>

<No, solo tírate hacia abajo, nadie podría amarte luego de todo lo que has hecho>

— Cierto. Nadie me amaria, y no quiero que nadie lo haga.

Y sin pensarlo más, me aventé hacia el acantilado con los ojos cerrados y al instante Mi cuerpo se introdujo en el agua fría del mar.