Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22: EL DOLOR DEL RECHAZO

~🖤~


ERICK


La ceremonia de presentación había terminado hace un par de minutos atrás. Había sido un tiempo maravilloso. Y se que Dan y Alin estan haciendo un buen trabajo como padres. Lo puedo ver. Eileen esta mucho mejor con ellos de lo que hubiera estado conmigo.

Luego del servicio habíamos salido al patio trasero de la iglesia donde conviviriamos un rato.

Habían colocado mesas redondas con manteles en color rosa que las cubrían y en el centro un precioso florero.

Busqué con mi mirada a Mía. Necesitaba hablar con ella. El día anterior Dan me habia hablado para decirme que Mía sabía la verdad y al parecer le afectó más de lo que pensé.

Suspiré. Dan tenia razón, tarde o temprano ella lo sabría.

Cuando logré divisarla sentada junto a Diego en unas sillas que estaban en el fondo; caminé hacia ellos. Las mesas se habían llenado por lo que ellos estaban ahí esperando que se desocupara algún sitio.

Música cristiana sonaba en la bocina. Estaban comenzando a servir la comida.

Ella se veía muy linda, llevaba puesto un precioso vestido color blanco y su cabello rizado suelto. Ambos reían y sonreían.

— Hola — saludé a ambos.

— Hola Amigo — Diego se puso de pie y me dio un corto abrazo — Dios te bendiga.

— Hola Erick — pronunció Mía.

— Me preguntaba si podemos hablar — le dije. Ella asintió.

— creo que los dejaré solos — Dijo el chico y al instante desapareció de nuestra vista.

Me senté en la silla de a lado, donde hace unos instantes estaba sentado Diego. Permanecimos varios instantes en silencio. Yo pensaba en cómo decirle lo que ella ya sabía.

Un par de segundos después, comencé a decir.

— Supongo que ya sabes lo de Eileen.

Ella asintió sin voltear a verme. Eso para mí era una punzada directo al corazón. No me estaba viendo, y quizás ya nunca más lo haría.

— Me enteré ayer — dijo.

— Iba a decírtelo — me apresuré a decir — Te lo prometo, iba a contarte...

— Solo quiero saber ¿por qué? — volteó a verme, en su mirada se podía percibir tristeza y decepción.

— ¿por qué, qué? — fruncí el ceño.

— ¿por qué acudir con Paola y no conmigo? Creía que confiabas en mi. Yo estaba dispuesta a ayudarte si me lo pedías.

— Una Noche una chica llegó a mi habitación, yo no la recordaba pero ella a mi si. El caso es que: ella había tenido una hija y yo era el padre.

Mía me miraba fijamente.

— Dijo que no podía quedarsela así que prácticamente me la dejó. Estaba asustado, no sabía que hacer. Pensé en llamarte...

En esos momentos desearía haberlo hecho, así al menos ella sabría que en serio la quería y confiaba en ella.

— ¿por qué no me llamaste a mi entonces? — Preguntó en voz baja, casi un susurro.

— Porque no quería que te alejaras de mi, pensé que si te llamaba te decepcionarias al saber que tuve una hija con otra chica...y por eso no lo hice...

Suspiré.

— No quería perderte, pero supongo que al final de cuentas fue igual, ya te he perdido, otra vez.

Ella no dijo nada solo desvió la mirada. Así que seguí diciendo:

— Eres una chica maravillosa y realmente lamento mucho haberte hecho daño, haberte decepcionado...He estado pensando y realmente no mereces alguien como yo. Crei poder ser el chico perfecto para ti pero no puedo, porque cada vez que lo intento terminó haciéndote sentir mal.
Perdóname por todo. Perdóname por no haberte dicho nada...

Ella volvió la vista hacia mi y dijo:

— Claro que te perdono, esta bien. No estoy molesta, solo me sentí mal al pensar que no confiabas en mi, al pensar que yo no era importante para ti como para saber lo que estabas pasando, pero ya ha pasado...— suspiró — Y he pensado en que tal vez...

Sabia lo que diría y era mejor no escucharlo salir de sus labios así al menos sería menos doloroso para mí.

— No lo digas, por favor — la interrumpí — Se lo que dirás y es mejor así. Lo entiendo.

— Pero...

— Esta bien Mía, De verdad lo siento mucho, y creo que ahora debo irme.

— ¿No te quedaras al convivio? — preguntó.

— Me gustaría pero justo ahora tengo otras cosas que hacer.

— Si es por mi o por lo que hablamos...

— No, no es por eso. Solo debo irme — le sonreí — Cuidate y nunca dudes de que eres una chica increíble que realmente vale la pena.

Me paré de la silla y caminé hasta donde estaban Dan y Alin, me despedí de ellos y me fui.

Al salir de la iglesia, afuera ya estaba oscuro, la noche había caído ya. El cielo estaba vestido con su manto negro repleto de brillantes estrellas.

Miré hacia arriba intentando contener mis lágrimas. Había perdido a la chica que quería, o tal vez no porque nunca fue para mi. Y eso dolía.

— Se que me escuchas, Dios. Por favor ayúdame a aceptar esto.

Estaba por dar un paso más cuando sentí que choqué contra alguien. Iba tan distraído que no me di cuenta de que alguien venia por delante.

— Lo siento — Me disculpe mientras me paraba del suelo y ayudaba a ella a ponerse de pie también.

— Descuida, yo venia distraída con el celular — dijo al momento que se agachaba y recogía su móvil que se había caído.

— Okey — respondí, ella sonrió por un par de segundos — ¿Nos hemos visto antes?

Ella se me quedó viendo por un instante hasta que abrió la boca sorprendida.

— Si, ya te recuerdo. Tú eres el amigo de Santiago.

Era la misma chica que había ido al hotel por pedido de Santiago.

— Aja. Olvidé tu nombre pero no es necesario que me lo digas.

— Ahora entiendo porqué no aceptaste mi propuesta de pasar la noche juntos esa vez — dijo mirando hacia la iglesia — Eres de esos religiosos.

— Soy Cristiano — dije — y bueno, eso no es una religión, es una relación personal con Dios.

Ella rodó los ojos riendo.

— Como sea, entonces ¿estabas ahí dentro?

— Si, ¿tú que haces por aquí?

— Nada — respondió — Solo caminaba por aquí.

Asentí. Ella se quedó unos instantes viendo en dirección a la iglesia luego desvió su mirada, se podía percibir cierta tristeza en su rostro.

— Es Triste que te rechacen — dijo, yo la miré confundido sin saber a que se refería o porque decía aquello. Siguió diciendo — Me refiero a que, Cuando tu amas a alguien y ese alguien no te corresponde, es muy triste, más aún cuando sabes que es feliz y no lo es contigo.

— Si, lo se.

— ¿Lo sabes? ¿Has pasado por algo similar?

— Hay una chica que me gusta — le comencé a contar — La conozco desde hace tiempo, fuimos novios durante varios meses, pero por culpa de mis deseos le rompí el corazón, un año después volvi a verla, yo había cambiado y me había dado cuenta de que en serio la quería. Estaba tratando de conquistarla nuevamente y al parecer lo estaba logrando.

— ¿Qué sucedió, lo conseguiste? — la chica me miraba atenta.

— No, creo que no. Por cosas que pasaron, lo arruine todo y ahora estoy seguro de que ella ya no va a darme una oportunidad.

— Lo siento.

— Pero descuida, se que Dios me ayudara a superar esto y solo espero que ella pueda ser feliz. Quizás más adelante pueda nuevamente intentar acercarme a ella. Justo ahora no soy el chico que ella merece.

Ella no dijo nada solo se quedó pensando.

— Seria bueno que te acercaras a Dios. Puedo asegurarte que él tiene las respuestas que tú necesitas. Tiene un propósito para tu vida y te ama. Él es quien puede sanar las heridas de tu corazón.

— Todo lo que dices es muy lindo, pero no estoy segura de si necesitarlo.

— Todos lo necesitamos.

— Tal vez algunos, pero yo no — negó con la cabeza — tengo todo lo que quiero, lujos, dinero, fama...

— ¿Y eso te hace feliz?

— Creo que sería plenamente feliz si pudiera tener a la persona que quiero.

— Yo creo que serías plenamente feliz si tuvieras a Dios en tu corazón. Él es quien da la verdadera felicidad.

— ¿y por qué te noto algo triste ahora? ¿Por qué tu Dios no te dio a la chica que querías?

— No lo sé, solo se, que si esta en su voluntad, tendré una nueva oportunidad con esa chica, y si no, lo aceptaré.

Ella rió.

— Me caes bien — puso una de sus manos en su cintura — ¿Podemos ir a otro lado si quieres?

Sonreí — No, gracias.

— Bien, como quieras, yo podría hacerte pasar un momento muy agradable.

— No lo necesito. Pero piensa en lo que te dije.

— Okey — sonrió — Bien, ahora me voy, hasta luego Chico lindo.

Me tiró un beso a lo lejos y se fue caminando con elegancia y altivez sobre la calle.

Caminé un poco hasta donde había dejado estacionado el auto y me subí para ir de regreso al Hotel.

Mientras conducía pensaba en que debía hablar con mi jefe lo más pronto posible, ya no queria estar trabajando para él.

Porque si, aún cuando ya era cristiano seguía en eso, seguía haciendo entregas de droga y otras cosas ilícitas. Y Realmente era una enorme tentación porque había veces que la ansiedad me abrumaba a tal grado de querer probar un poco. Hubo una ocasión que estuve a punto de inhalar cocaína. Y sabia que eso no estaba bien, pero tenía miedo, mucho miedo de lo que pudiera pasar.




































Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro