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Capítulo 17: MÚSICA y PELÍCULAS🎶

~💫~

Narrador omnisciente


Un nuevo día había llegado, el cielo se pintaba con hermosos colores, a lo lejos en el horizonte se podían apreciar los primeros rayos del sol alumbrar.

La mayoría de las personas se levantaban muy temprano para comenzar con las labores del día.

Las calles poco a poco comenzaban a llenarse. Los vehículos parados debido al tráfico que se ocasionaba pues todos querían llegar pronto a su destino.

Bruna caminaba a pasos lentos sobre la acera. Todas las mañanas desde que había salido de vacaciones salía a caminar un poco Así despejaba su mente y admiraba todo a su alrededor.

Mientras caminaba disfrutaba de la brisa soplar sobre su rostro. En el caminó revisó su celular y los mensajes que tenia.

Sonrió al leer uno cuyo remitente era José.

Que tengas bonito día.
Dios te bendiga!🤍

Era una costumbre que José cada mañana le enviara ese mismo mensaje todos los días. Aveces ella le respondía, aveces no.

Esta vez Iba a responder pero no lo hizo ya que su celular junto a ella fueron directo al suelo. Por distraerse un poco había chocado contra alguien que venía al frente y acabó de sentón en la acera.

— Genial — dijo para si misma.

— Bruna — oyó la voz de Jahir — Lamento lo ocurrido, aunque fue lindo chocar contigo — le guiñó el ojo.

— No te preocupes — dijo mientras se ponía de pie y recogía su celular que afortunadamente no le había pasado nada. Iba a retirarse pero el chico la detuvo jalandola del brazo.

— ¿Qué pasa?

— Estas muy guapa hoy — le dijo mirándola de pies a cabeza sin disimulo — Aún sigo esperando que aceptes salir conmigo, ya que estamos de vacaciones podríamos...

— Gracias pero ya te he dicho que no.

— Por favor — insistió.

— No Jahir, ahora si me disculpas me tengo que ir — dijo pasando por su lado.

Jahir la miraba irse.

— Preciosa — le gritó — Camina por la sombra porque el sol derrite a los bombones como tú.

Bruna no pudo evitar ponerse roja ante sus palabras, sin embargo respondió indignada:

— Ni siquiera hace sol, es temprano.

— ¡Pero cuando lo haga! — el chico soltó una carcajada.

Varias personas que por ahí pasaban rieron al escucharlos.

Bruna estaba cansada de que Jahir a pesar de sus rechazos siguiera insistiendo. En la universidad cuando la veía no dejaba de molestarla.

<Dios mío, dame paciencia> pensó.

La chica caminó a pasos apresurados y se dirigió al campo de fútbol de la ciudad que le quedaba cerca. Al llegar allá miró todo a su alrededor. El pasto estaba recién cortado, alrededor un par de árboles se alzaban.

Encendió su celular y colocó algo de música, se puso los audífonos y comenzó a correr en círculos por todo el perímetro del campo.

Le encantaba la música. Porqué más allá de solo palabras, era un mensaje el que se transmitía. Una combinación de letras y sonido que al unirlas tocaban el corazón de las personas.

Luego de dar aproximadamente 5 vueltas al campo, se detuvo, puso sus manos sobre sus rodillas inclinándose un poco para respirar profundamente.

Secó el sudor de su frente y luego se sentó sobre el pasto. Miró el cielo y sonrió. Cerró sus ojos y ahí, rodeada de la naturaleza comenzó a orar y adorar a Dios, dando gracias por un día más de vida.

.....

6:00 p.m

— ¿En serio no te aburre ver esto? — preguntó Mía al chico que tenía a su lado.

— No — respondió, regalándole una tierna sonrisa — Aveces vienen mis primas más pequeñas y se la pasan viendo películas de princesas.

— Oh, ya veo, pero...¿No te parece raro? — preguntó — Es decir, tengo 21 años y aquí estoy contigo viendo películas de princesas...

Diego rió. Al salir de su trabajo había pasado a recoger a Mía de la tienda de ropa donde trabajaba y la invitó a pasar por su casa a comer ya que su madre le había pedido que la invitara.

Ahora mismo, Matilde, la madre del chico, se encontraba en la cocina preparando la comida. Los chicos querían ayudar pero ella les dijo que no hacía falta. Así que ambos decidieron ver una película en la sala.

Diego quería ver una de acción pero a Mía no le gustaban. Así que luego de mucho discutir terminaron viendo princesas. A Mía le encantaban, no tanto como a Alin, pero disfrutaba verlas e imaginar que ella era una también.

Diego aunque no quedo muy convencido, aceptó al ver los ojos de Mía iluminarse. Él solo quería verla feliz.

— No es raro — habló — Además tú eres una princesa.

— No lo soy — dijo ella riendo.

— Si lo eres, ya te lo he dicho — afirmó — ¿Y sabes qué?

— ¿Qué?

De todas las princesas, tú eres la más hermosa y mi favorita.

Mía sonrió tiernamente y sintiendo sus mejillas sonrojarse ante las palabras de su amigo.

Por unos instantes pensó en lo que Erick le había dicho acerca de que podría ser que Diego gustara de ella, pero inmediatamente descartó la idea pues Diego siempre le había dicho que ella era su mejor amiga, no tenía otras intenciones o eso era lo que ella pensaba.

— Es lindo lo que dijiste — habló, mirándolo fijamente a los ojos.

— Es la verdad, Mía — Diego sonrió sintiendo su corazón latir con más fuerzas. Lentamente fue aumentando su cercanía a ella, perdiéndose por completo en su mirada.

Al verla ahí sentada a su lado, lucia tan hermosa, tan perfecta y en ese momento solo quería besarla.

Sus rostros estaban lo suficientemente cerca como para que ocurriera. Mia solo lo miraba con una sonrisa en su rostro, ajena a lo que estaba por ocurrir, no imaginaba lo que Diego estaba sintiendo en esos momentos. Cuando él se dio cuenta de lo que estaba haciendo se apartó inmediatamente y para aligerar el ambiente que se había formado comenzó a reírse.

— ¿Qué? — preguntó Mía riendo también juntamente con él.

No sabían de que se reían pero lo estaban haciendo y disfrutando el momento. Luego de reírse tanto hasta que sus estómagos dolían, se detuvieron y tomaron aire.

— No lo sé, solo se que Eres una gran amiga y me agrada pasar tiempo contigo...

— Y a mi contigo — dijo ella.

Diego sonrió mientras con su dedo picaba el cachete de Mía.

— Oye...— se quejó ella — Eso duele...ahora veras...— intentó hacerle lo mismo pero él la esquivó mientras reía divertido.

— ¡No puedes!

— ¿No? — Mía alzó las cejas — Pero si puedo hacer esto — con sus manos comenzó a hacerle cosquillas a Diego en el estómago.

El chico comenzó a carcajearse y a pedirle que parara.

— ¡Para, Mía!

— ¿Has dicho que siga?

— ¡No, ya no!

— Pues no me detendre — dijo la chica — es mi venganza por haberte metido con mis cachetes.

— ¡Solo te pique!

— Por eso mismo — ambos seguían riendo.

Diego intentaba alejarla pero le era imposible.

— ¡Mamá, ayuda! ¡Mía no me suelta!

— No puedes pedir ayuda...— le dijo.

Matilde acudió al escuchar los gritos de Diego. Al llegar a la sala sonrió al verlos a ambos. Nunca había visto a su hijo tan feliz con alguien y Mía le agradaba.

Mía al percatarse de que la mamá de su amigo los estaba observando, paró de hacerle cosquillas y se sentó como si nada hubiera pasado.

— Señora, yo lo siento mucho...pero fue su culpa — lo señaló.

— ¿Mi culpa? Tu empezaste a hacerme cosquillas de la nada.

— ¿De la nada? Tú me picaste los cachetes...

La señora soltó una risa.

— ¿Solo por eso me llamaste? — le preguntó a su hijo — creí que era algo grave.

— Mamá — se quejó Diego — ella estaba atacandome.

— Solo te estaba haciendo cosquillas, no exageres Diego.

— ¿Ahora te pones de su lado? — preguntó fingiendo estar totalmente indignado.

— Mía es una chica muy tierna — volteó a verla, la chica de pelo rizado solo sonreía nerviosa — no te preocupes Linda, Diego aveces exagera las cosas, De hecho estoy muy sorprendida por como lo aguantas...

— ¡Mamá!

— ¿Qué? — Matilde rió — Bueno chicos seguiré con la comida. Quedense aquí y no sigan peleando.

La madre se dio la vuelta y caminó de regreso a la cocina.

— Por un momento pensé que me regañaria — habló Mía.

— ¿por qué? — Diego volteó a verla — A ella le caes bien.

— ¿En serio? — preguntó.

— Sip — asintió — y a mi padre también. Por cierto ahora que lo recuerdo y que estamos viendo esta película...tengo algo para ti, ahora vuelvo.

Diego se puso de pie y caminó hacia las escaleras que conducían al segundo piso donde se encontraba en su habitación.

Al poco tiempo volvió con una pequeña bolsita de regalo en sus manos. Volvió a sentarse y le entregó la bolsa a Mía quien un poco apenada lo recibió.

— ¿Qué es esto? — le preguntó.

— El fin de semana fui a visitar a mi hermano y a mi cuñada — dijo — y salimos de compras, vi eso y pensé en ti...Abrelo si quieres.

Mía sonrió y procedió a abrir la pequeña bolsa. Sacó lo que tenía y quedó sorprendida. Siempre había querido algo así.

— Diego, esto es hermoso.

— Me alegra que te guste — sonrió.

Era una collar con el dije de un sol, de una de las películas que había visto antes: Enredados. Venia en una pequeña tarjeta de color Lila con la imagen de la princesa Rapunzel y una nota que decía:

"Para mi princesa favorita"

"Esta vez todo es diferente, veo en ti la luz"

— Me encanta — dijo la chica emocionada.

— y a mi me encanta verte feliz — habló el chico — Eres una chica increíble que irradia luz en todo tiempo y en todo lugar...A través de ti, Dios me ha mostrado su inmenso amor. Veo en ti la luz, esa Luz que refleja que Cristo vive en ti.

Era tanta la emoción que estaba sintiendo Mía que quería llorar y más aún al escuchar las palabras de su amigo Diego.

Se acercó a él y lo abrazó.

















N/A

¡Hola!🤍

¿Erick y Mía?

O 😏

¿Diego y Mía?

Bendiciones!

Atte: Paola.

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