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Capítulo 11: ¿PAPÁ?🤷‍♂️

~🖤~

ERICK.

La noche había llegado, el cielo se cubría con su manto negro repleto de brillantes estrellas y una hermosa luna.

Era una de esas noches que parecian mágicas, donde las estrellas brillaban con gran intensidad. Últimamente disfrutaba mucho ver el cielo.

Caminaba a pasos apresurados para al hotel. Estaba agotado. El jefe nos había traído de un lado para otro haciendo entregas junto a Santiago.

No me sentía cómodo haciendo eso, pero aún no podía irme de ahí. No tenía valor para enfrentarme a él y decirle que ya no trabajaría en eso.

Pero como le había dicho a Mía, saldría y dejaría todo eso atrás.

Santiago se había quedado en un antro, me invitó pero obviamente rechacé su invitación y me vine, solo quería descansar. No entiendo cómo él no se cansa que aún le quedan energías para ir a bailar.

Cuándo llegué al hotel, inmediatamente entré al ascensor para subir al piso donde estaba mi habitación. Mientras subía, pensé en Mía, hace unos días atrás había hablado con ella y me sentía feliz de haber obtenido su perdón.

Ahora me esforzaria por no hacer nada que pudiera decepcionarla de mi y esperaba que muy pronto me diera la oportunidad de ser más que su amigo.

Hablábamos a diario por las noches a través de mensajes y eso me hacía sentir bien y feliz. Estaba seguro de que ella aún sentía algo por mí y eso para mí estaba bien.

El ascensor se detuvo, abri la puerta y salí. Había llegado al piso donde me hospedaba. Saqué las llaves del bolso de mi chaqueta y abrí la puerta de la habitación, volví a cerrarla y corrí hacia la cama, me tiré en esta.

Estaba cansado, me dolían los pies y la cabeza. Solo quería dormir pero antes me daría una ducha.

Cerré mis ojos unos instantes. Los abrí cuando escuché que tocaban la puerta.

Decidí que no abriría, no quería pararme de la cama. Pero los toques continuaron.

¿Quién será?

Con mucho esfuerzo me puse de pie y caminé hacia la puerta.

Sea quien sea, ha interrumpido mi momento de descanso y odio cuando hacen eso.

Abrí la puerta y me encontré con una chica que cargaba en sus brazos a un bebé.

— ¿Qué se le ofrece? — pregunté, intentado ocultar mi molestia por haberme hecho parar de la cama.

— Erick — dijo — ¿no me recuerdas?

La observé bien para ver si la reconocía, Era una chica de cabello castaño Claro hasta los hombros, de ojos cafés y piel pálida, en sus mejillas tenía pecas.

— No — respondí.

La verdad es que soy pésimo para recordar a las personas y sus nombres, además he salido con tantas chicas que no sabría decir si ella era una de esas.

— Soy Zoe — dijo — Nos conocimos el año pasado en una fiesta.

¿Zoe?

— Siendo sincero no te recuerdo — dije soltando un suspiro — He salido con tantas chicas que no se quien eres...

Ella rodó los ojos. Sacó su teléfono y me mostró una foto donde aparecía yo junto a ella en medio de una fiesta.

Recuerdos comenzaron a venir a mi mente, era poco lo que recordaba de esa fiesta.

.....

Estaba sentado frente a una de las mesas, bebiendo una botella de cerveza cuando vi entre la multitud de personas a una chica bailando.

Se veía tan radiante, la forma en que se movía al compás de la música, su cabello corto removiendose con cada movimiento que hacía.

Su mirada se posó en mi y le sonreí. Ya tenía una nueva conquista para pasar la noche.

— Hola Linda — dije al acercarme a donde estaba y tomarla por la cintura — ¿cómo te llamas?

— Hola — dijo con una gran sonrisa en su rostro — me llamo: Zoe, ¿y tú?

— Soy Erick, ¿por qué tan solita? — susurré a su oído.

— Te estaba esperando a ti — dijo coqueta.

Estuvimos bailando juntos por varios minutos más hasta que se me ocurrió la brillante idea de ir a un lugar apartado para poder hablar, aunque claro esas no eran mis intenciones, hablar fue algo que no hicimos. Estaba tan borracho que al día siguiente no supe que había pasado exactamente.

.....

— Bueno, al parecer si nos conocimos pero no lo recordaba — llevé mis manos a mi cabeza removiendo mi cabello — ¿qué se te ofrece?

— Esa noche en esa fiesta...Pasamos la noche juntos...

Asentí. No era nada nuevo, pues todas mis noches desenfrenadas terminaban así, con una chica diferente cada vez. Ahora me avergonzaba eso.

<Jesús, Realmente estaba muy perdido>

— y yo...quedé embarazada — terminó de decir.

— ¿Qué? — pregunté sorprendido — ¿Estas hablando en serio?

Como dije, estaba tan borracho que si estuve con ella posiblemente no me cuidé o algo salió mal.

— Si — contestó — Hace un mes tuve al bebé.

Si así era, el bebé que traía en brazos ¿era mío?

¡No, esto no podía estar pasando!

¿Por qué justo ahora?

¿Por qué?

— Fue una niña — siguió diciendo — Te busqué en el momento que supe que estaba embarazada, pero tal parece que habías desaparecido, hasta que una de mis amigas dijo que te había visto en la calle hace unos días atrás e investigué y me dijeron que te estabas quedando aquí...

— eh — no sabia que decir, estaba aterrado — ¿a que has venido exactamente?

— No puedo cuidarla — señaló a la bebé que traía en sus brazos cubierta con una cobijita color rosa.

— ¿por qué la tuviste entonces? — pregunté — Podrías haber abortado o que se yo...

— Mis padres no dejaron que lo hiciera — explicó — así que tuve que tenerla...

— Bueno, entonces que tus padres la cuiden — me encogí de hombros.

Lo sé, estaba siendo un imbecil pero sinceramente no sabia que más decir o que hacer para ayudarla. Si ella no podía cuidar a la bebé yo mucho menos.

— No, ellos...solo me prohibieron abortar pero dijeron que era mi responsabilidad cuidarla...además no podía abortar sin su consentimiento, era menor de edad...

Okey, esto ya no me esta gustando. ¿Cómo es posible que estuve con una chica menor de edad?

<Dios, perdóname por todo esto que hice>

— ¿qué edad tienes?

— Hace unos días cumplí 17...

— Vaya, yo...no lo sabía...

— ¿Cómo ibas a saberlo? — exclamó molesta — Solo te interesaba divertirte conmigo...

— Bueno, pero entonces ¿qué harás con esa bebé?

— Esa bebé — dijo señalandome — Es tu hija, he venido a dejartela...

¿Acaso escuche bien?

— No — me apresuré a decir — ¿por qué la dejarías conmigo?

— porque eres su papá, y como dije no puedo cuidarla...todo este mes que ha pasado ha sido de lo más difícil para mi...estoy cansada y harta de esta niña...— habló con voz entrecortada — Tengo 17 años, tengo toda una vida por delante...quiero estudiar y graduarme pero no puedo hacerlo con ella.
Ya me equivoqué y arruine mi vida al quedar embarazada, no quiero seguir equivocándome...por favor, tienes que quedartela tú...

— ¿qué dicen tus padres de esto? Ellos podrían...

— A ellos no les importa, están decepcionados de mi...— respondió — He planeado irme de esta ciudad, empezar de nuevo...

— No puedo quedarmela — negué.

¿Qué haría yo con una bebé?

¿Cómo la cuidaría?

Además si Mía se entera de esto, estoy seguro que me mandará a volar. Recién estoy intentado ganarme su confianza nuevamente como para ir y decirle: Mía, he descubierto que tengo una hija.

No, no podía hacer esto.

— Esta Bien — suspiró — al menos sostenla un minuto — se acercó con la bebé en brazos — le diré a mi amiga que venga por mi.

Me la entregó, la sostuve en mis brazos cuidando que no fuera a caerse.

Era tan pequeña, tan frágil, tan Bonita. Tenia el cabello castaño muy Claro casi rubio, no podía ver el color de sus ojos porque estaba dormida.

— ¿Cómo se llama? — pregunté.

— No lo sé — respondió con indiferencia — Nunca pensé en un nombre...la llamaba bebé o pequeña...

Zoe se alejó un poco mientras tomaba su celular y tecleaba en el.

Me perdí completamente en la ternura de esa pequeña. Era mi hija y era algo que no terminaba de asimilar. Pero no podía hacerme cargo de ella.

¿Qué sabia yo de ser padre? ¡nada!

Además, por el momento correría riesgo conmigo, si el jefe se enteraba seguro mandaría de inmediato que se deshicieran de ella. No podía exponer a esta pequeña de ese modo, Pero de igual forma me preocupaba que Zoe no la quisiera; porque era seguro que no la quería; y que hiciera algo por deshacerse de ella.

— Lo siento mucho, Erick — la voz de Zoe me trajo a la realidad. Iba a preguntarle por qué lo sentía pero inmediatamente la vi correr hacia el ascensor y entrar en él.

— ¡No, espera! — grité al ver que cerraba la puerta.

Zoe se había ido y planeaba dejarme a la bebé. O más bien, me la había dejado ya.

Bajé apresuradamente por las escaleras cuidando de no caerme con la niña, pero cuando llegué abajo ya era tarde. Zoe ya no estaba. Pregunté a la recepcionista del hotel y me dijo que ya hace varios minutos había salido y subido a un taxi.

Salí a la calle para ver si por casualidad se había arrepentido y regresado pero no.

Y ahí estaba yo. Solo, con una bebé en mis brazos sin saber que hacer o a quien pedir ayuda. Pero algo era seguro, no podía quedarse conmigo, me aterraba la idea de tenerla pues no sabía como cuidar de ella.

— Al parecer tu mamá se ha ido — le dije a la pequeña que seguía sin abrir los ojos, y eso que había corrido por las escaleras y ni así se despertó — ¿qué voy a hacer yo contigo?

Suspiré y miré al cielo.

<por favor, ayudame, se que estoy pagando por mis errores pero no se que hacer>

No podía llamar a Mía, porque no quería que ella lo supiera.

Tal vez a Diego pero no tenía su número.

Los demás chicos de la iglesia casi no hablaba con ellos, solo...

Creo que hay alguien.

Saqué mi teléfono y marqué un número de teléfono. Al segundo timbre contestó.

— ¿Si? — se escuchó del otro lado de la línea.

— Soy Erick, necesito tu ayuda.

Claro, dime.

— ¿podría ir a tu casa?

— ¿ahora?

— Si — comenzaba a desesperarme al no saber que hacer — Estoy en problemas, graves problemas...

Te mandaré la ubicación por mensaje.

— Gracias — dije antes de colgar.

Tomé un taxi y me fui.





































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