Después de orar salí inmediatamente de la casa, el sol ilumina todo Arendelle, es un hermoso día, muchas mujeres salen de sus casas para realizar sus compras.

Hoy caminaré por el puerto en busca de algunos vendedores de piedras preciosas, muchos tripulantes de barcos compran estas piedras a bajo precio a mineros que necesitan el dinero desesperadamente. También aprovecharé de comprar algunas herramientas que necesitaré para fabricar mis joyas.

Ha pasado tiempo, pero si no fuera por mi maestro, el señor Khalid jamás me hubiera dedicado a esto:

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Estaba recorriendo las extrañas calles de tierra de la ciudad, un lugar donde el mercado pasa a ser un estilo de vida.

Iba en busca de un trabajo, no me importaba lo denigrante que este fuese, con tal de que me alcanzara para vivir yo era feliz.

Pero algo llamó mi atención: había una gran multitud reunida alrededor de un puesto hermosamente adornado, me hice un hueco para saber a que se debía este gran interés.

Todos observamos como un honbre de avanzada edad fabricaba con la energía de un muchacho unas joyas preciosas a base de zafiro, sus herramientas eran un extensión de él, tenía una habilidad innata para fabricarlas.

Muchas personas adquirieron sus productos en cosa de minutos; en cambio, yo me quedé impresionado ante tal bello espectáculo de la naturaleza humana.

— Veo que has quedado impresionado — me dijo el viejo.

— Pues sí, lo que usted hizo fue realmente asombroso.

— No eres de aquí, ¿Verdad?

— Así es señor — en ese entonces lucía como un aldeano común de Arendelle.

— Veo algo en tí muchacho, algo me dice que posees una sensibilidad especial para esto — me ofreció sus herramientas.

— Yo no podría — rechacé su oferta.

— Sé que puedes hacerlo, con la sabiduría de Allah todo es posible.

Respiré hondo y tomé sus herramientas.

Pasaron algunos minutos e hice mi primera joya a base de zafiro, no fue algo perfecto, pero lo fue para mi.

— Tienes talento muchacho, ¿Sabes?, necesito a alguien que esté dispuesto a aprender este oficio, todos aquí les gusta ver la belleza de las joyas ya fabricadas, pero son muy pocos a quienes les interesa descubrir la belleza de su formación.

Sus palabras me dieron una oportunidad de trabajo para poder sostenerme, aprendí todos los trucos del oficio en cosa de semanas.

Lamentablemente a los meses, el señor Khalid falleció de forma repentina.

Continuo este bello trabajo en su memoria.

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Las calles de Arendelle están bastante repletas, no había visto algo así en años. Por lo que oí de algunas personas, hoy se llevará un juicio, es la primera vez que la reina Elsa celebra uno en su mandato.

— ¡Zafer! — oigo una voz femenina detrás de mí.

Al voltear pude ver que se trataba de Anna con una capucha rosada.

— Anna, que alegría verte — le comenté francamente no pudiendo evitar sonrojarme.

Hoy luce bastante hermosa, sus ojos delineados perfectamente y su labial color rubí le da un toque bastante sensual a su rostro.

— No te encontré en el mercado — dice tratando de respirar.

— Así es, tengo que comprar algunas piedras y herramientas para fabricar mis productos, pero ¿Que hacías buscándome?.

— Me enteré que ayer atrapaste a un ladrón y mi hermana olvidó pedirte que fueras testigo.

— Claro, si eso me permite pasar hermosos minutos a tu lado — le dije atrevidamente.

Anna soltó una risa nerviosa y sus mejillas se volvieron rojas.

— Bueno…si tú lo dices.

Ambos nos fuimos caminando en dirección al castillo.

— Veo que eres un hombre muy habilidoso Zafer, ¿A que te dedicas?.

— Soy vendedor de joyas, también sé fabricarlas.

— ¿En serio? — el rostro de Anna se ilumina al conocer mi trabajo.

— Así es, he aprendido del mejor.

— ¿Crees que podrías fabricar una joya para mí?, pagaré lo que sea.

— Princesa, por usted fabricaría uno sin cobro alguno, estaría encantado de fabricar una joya para usted.

Anna tomó mi brazo e inclino su cuerpo hacía él, como si fuera un gato que se acurruca ante su amo.

No nos demoró mucho en llegar al castillo, ingresamos a una sala que parecía ser un juzgado, nunca antes había estado aquí.

La reina Elsa estaba en su asiento de monarca, el ladrón que atrapé ayer está limitado por unos grilletes en sus piernas y sus manos, también es custodiado por dos soldados de Arendelle. A su izquierda está la mujer que fue robada por ese hombre.

— A partir de este momento oficialmente se dará inicio al juicio — dice Kai a viva voz.

Me encuentro con Anna a metros al costado del ladrón.

— Su nombre por favor — pide Elsa al ladrón.

— Mi nombre es Rolf — responde fríamente. Pude notar algo extraño en él, no tenía miedo ni arrepentimiento en sus ojos como lo haría cualquier ser humano en esta situación, es como si estuviera disfrutando de esto.

Elsa reanuda la palabra:

— Rolf, se le acusa de ingresar violentamente y robar los ahorros de la señora Agnes, ¿Cómo se declara?

— Culpable su majestad — dice con una sonrisa maligna.

Espera… él se declaró ¿Culpable?, ¿Por qué?, ¿Quién en su sano juicio se culparía a si mismo?, si se declaró culpable, entonces este juicio se volvería innecesario.

Puedo ver la expresión confundida de Elsa con este sujeto.

— Está consciente de que si se declara culpable usted pasará mucho tiempo en la mazmorra ¿Verdad?.

Rolf se ríe desesperadamente, como si disfrutara de todo esto.

— Eso no importa reina Elsa, si ese es el sacrificio que debo cometer con mi cuerpo, haré todos los sacrificios que sean necesarios si esto me asegura de que usted caerá su majestad… ¡USTED CAERÁ! … la verdad será revelada en poco tiempo, el nuevo orden será establecido y una nueva época de luz renacerá para Arendelle.

— ¡Que no se diga más! — interrumpe Kai — ¡Guardias!, llévense a este hombre a su mazmorra, se le ha condenado con la pena de dos años tras las rejas.

Todos los presentes nos quedamos paralizados, no pudimos decir nada. Sus palabras hacen eco en mi mente, algo dentro de mí, dice que volveré a ver a este sujeto.