— ¿A donde me llevas padre? — le pregunté con muchas dudas, era temprano y él me llevaba de la mano con mucha prisa, en ese entonces era tan solo un niño pequeño.

— El rey Agnarr y la reina Iduna quieren conocerte — me respondió con una gran sonrisa.

— ¿Para qué?.

— Ya lo verás.

Al ingresar al castillo, nos dirigimos a una sala de reuniones donde se encontraban lo reyes de Arendelle. Todavía recuerdo los detalles de ese día: el rey lucía un traje militar muy elegante, físicamente era de cabello rubio y con un ligero bigote; mientras que la reina era muy similar a Elsa, pero con cabello castaño y un vestido púrpura.

Mi padre, como dictaba el protocolo debía pedir permiso para hablar con ellos:

— Permiso para hablar con ustedes, su majestad — realiza una pequeña reverencia.

— Por su supuesto que puedes, te he dicho muchas veces que no debes aplicar el protocolo con nosotros, no es necesario que lo hagas — corrige el rey Agnarr — bueno, ¿Que te trae por aquí?.

— Rey Agnarr, Reina Iduna, tal como se los prometí, aquí está mi hijo (Y/N), es un muchacho muy fuerte y les aseguro que cumplirá la misión.

— ¿De que misión hablan? — temblé al oír la palabra misión, en mi cabeza venían las historias de los soldados que perdieron su vida valientemente en las guerras y expediciones.

— No te preocupes (Y/N) — me tranquilizó la reina amablemente — queremos que seas amigo de nuestra hija, la princesa Anna.

Me acerqué a ellos y fui llevado por los pasillos a la puerta de una habitación .

El rey tocó la puerta dos veces.

— Adelante — se escuchó del otro lado de la puerta.

Cuando entramos, vimos a una niña cabizbaja de mi edad, de cabello rojizo y con un mechón blanco en su cabello, usaba un vestido verde cálido que combinaba muy bien con ella.

— (Y/N), quiero presentarte a Anna, a partir de este día tu trabajo será ser su acompañante de juegos y protegerla — indica el rey.

—Los dejaremos solos — la reina Iduna cierra la puerta.

Tímidamente me acerqué a ella, estaba muy nervioso, tenía miedo de ser un estorbo.

— Hola… soy (Y/N) — dije torpemente.

— Hola — me respondió sin ánimo, al mismo tiempo que elevaba su cabeza para mirarme.

Su mirada tierna me cautivó al instante, no podia creer lo que mis ojos veían, era muy hermosa. Puedo decir con seguridad que fue amor a primera vista.

A partir de ese día nos hicimos buenos amigos, yo la seguía donde fuera que ella iba y la protegía de todos los peligros que existía en el castillo, muchas veces terminé en el suelo, pero oír su risa hacía que todo el dolor se esfumara.

En ese entonces ignoraba que Anna tuviera una hermana mayor, lo supe el día que la vi llorando en la puerta contigua a su habitación.

— ¿Por qué estás triste?

— Extraño mucho a mi hermana — me dijo Anna tratando de no romper en llanto nuevamente.

— ¿Tu hermana?

— Sí… ella se encuentra al otro lado de esta puerta, eramos muy cercanas, pero de la noche a la mañana, Elsa me dejó de hablar, nunca la veo y ya no jugamos juntas.

No sabía que decir en ese instante, me rompía el alma verla así, francamente yo también quería llorar, pero debía ser fuerte y debía protegerla.

Lo único que pude hacer fue abrazarla, me abrazó con todas sus fuerzas, lloró a mi lado por varios minutos