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Anna x Male Reader (Capítulo 12)

Guiados nuevamente por Kai, ingresamos al castillo de Arendelle, pero esta vez, sin darme cuenta, Anna está a mi lado observándome con sus ojos azul turquesa.

— ¿Qué? — le pregunté al notar su actitud hacía mí.

— Eres impresionante Zafer — me dice claramente sin pensar en lo que está diciendo.

Mi corazón se acelera al oír sus bellas palabras saliendo de su boca.

— Te lo agradezco Anna.

Continuamos recorriendo los interminables pasillos del castillo, Kai conversa en voz baja con la reina Elsa. Reconozco este camino, nos dirigimos a la oficina de Elsa.

— Es increíble que le hayas ganado a Reidum en su juego — interrumpe Anna mis pensamientos — verte anoche combatiendo hizo darme cuenta de lo fuerte que eres.

Elsa al oír esto detiene su andar y voltea con una mirada fulminante a su hermana.

— ¿Cómo que anoche?.

Anna tapa su boca con sus manos.

— Alguien está en problemas — digo en tono burlesco.

— Vamos Anna, ¿Que ocurrió anoche?.

El rostro sonrojado de la joven princesa, le impide hablar. Pasan los segundos y finalmente puede hablar:

—Anoche… me escapé de mi habitación… y fui a comprar chocolate, pero… unos hombres trataron de robarme, pero Zafer me salvó de ellos — termina con una sonrisa en señal de disculpa.

— ¡¿HICISTE QUÉ?! — regaña Elsa a su hermana.

La expresión sorprendida de Elsa congela mi cuerpo, su rostro denota ira, preocupación y un gran espíritu de responsabilidad hacía Anna.

— ¿No sabes el peligro de tus acciones? — nuevamente Elsa regaña a Anna — ¿Sabes?, esto lo hablaremos en privado.

La reina me mira directamente a los ojos y pronuncia las siguientes palabras:

— Zafer, has hecho mucho por nuestra familia, no sabes cuanto aprecio que hayas defendido a mi hermana — se acerca para abrazarme con todas sus fuerzas.

— Su majestad, no fue nada, considerelo como parte de mi trabajo.

Elsa se separa de mí y continua su marcha junto con Kai.

Al llegar a la oficina todos entramos en ella. La reina toma asiento mientras nosotros nos mantenemos de pie.

— Zafer, como se mencionó anteriormente, a partir de este instante serás el encargado de protegernos a ambas, por lo que se te concederá una serie de privilegios como un cuarto propio, alimentación de mejor calidad y un horario que sea de tu agrado. Deberás estar con nosotras tanto adentro del castillo como afuera.

— Ningún problema Reina Elsa — le dije confiado. Es el mismo trabajo que se me confirió en mi infancia, muchas veces me quedaba voluntariamente despierto hasta altas horas de la noche custodiando a Anna, saber que estaba segura mientras dormía era mi mejor forma para dormir hasta el día siguiente.

— Empezarás mañana cuando salga el sol, tendrás lo que resta del día libre para que tengas tus cosas en orden.

— Esta bien, iré al puerto y a retirar mis cosas del lugar en donde me estoy hospedando.

— ¡Yo te acompañaré! — exclama Anna con mucho entusiasmo.

— ¿A que se debe tal entusiasmo hermanita? — pregunta Elsa con mucho misterio.

Anna adopta nuevamente un rubor en sus mejillas antes de responder.

— Creo que debo acompañarlo, es una buena forma de conocernos…tu ya sabes, debe estar preparado para ser mi guardaespaldas — dice mientras ríe tontamente.

— Viéndolo así me parece excelente, hazlo, pero procura de no meterlo en problemas.

— ¡Lo que tu digas hermana! — corre Anna a abrazar a Elsa. Verla juntas de ese modo fue mi impactante, es la primera vez que las veo expresando afecto.

Me retiro junto a la princesa de Arendelle en dirección a la casa de los Olsen para decirles que ya no viviré con ellos.

Hubo un largo silencio durante nuestra caminata hacía el exterior, ambos estábamos sumergidos en nuestros pensamientos.

Cuando las puertas del castillo se abrieron y finalmente pudimos salir, Anna se animó a hablar.

— ¿Por qué quisiste venir a Arendelle?

Siento una presión en mi pecho ante su pregunta.

— Llegué aquí por que mi patria, Constantinopla está sufriendo un proceso de revolución y era mejor por mi seguridad dejar ese lugar.

— ¿Tenías familia en Constantinopla?.

— No, mi padre falleció hace años.

— Lo siento mucho… yo no quería… — me abraza fuertemente, comprendiendo mi dolor, por la pérdida de un ser querido. Cuántas veces soñé con que me consolaras por la muerte de mi padre amada mía.

— Gracias Anna, aprecio tu gentileza — me separo lentamente de ella — iremos al puerto, debo comprar algunas cosas.

No nos tomó mucho tiempo en llegar, Anna volvió a ser la muchacha que conocí: su alegría y desplante al hablar me hizo recordar las múltiples historias que inventaba en nuestra niñez.

Compré lo necesario para mis joyas, elegí un hermoso rubí para fabricar un anillo a Anna tal como le prometí.

Mientras nos dirigimos a la casa de los Olsen, Anna me dijo la siguiente pregunta:

— Zafer… ¿Te has enamorado alguna vez? — me dijo tímidamente.

Una extraña sensación recorrió por mi espalda al oír su pregunta.

— Pues sí… durante mi niñez amé a una mujer, pasaba todo el tiempo con ella, era el amor de mi vida — digo conteniendo mis lágrimas.

— ¿Y que pasó? — pregunta con curiosidad.

— Cometí un gran error y nunca la volví a ver.

— Yo también amé a alguien.

Mis ojos se ensanchan al oír esto, una fuerte presión en mi pecho se asoma.

Anna continúa con sus palabras:

— Cuando era niña, Elsa y yo nos separamos, no sabía los motivos, pero mi hermana tiene poderes y me atacó accidentalmente cuando jugábamos(…)

— Lo sé, he escuchado esa historia — interrumpí.

— (...) y para no sentirme sola, mis padres me presentaron a un joven de mi misma edad para que pudiera jugar con él, éramos los mejores amigos, todo lo hacíamos juntos, incluso ese mismo chico me dio mi primer beso, su nombre era…(Y/N) — lleva sus delgados dedos a sus labios.

Mi corazón no para de latir al escuchar eso, ella me recuerda, recuerda ese día, nuestro primer beso. Intento disimular mi emoción.

— ¿Qué ocurrió con él?.

— Eso mismo me pregunto, desapareció sin dejar rastro, no hay día en que no piense en él.

— Lo siento mucho Anna…

— No te preocupes, pasó hace mucho tiempo — dice con una gran sonrisa.

El trayecto hacía los Olsen no fue tan largo como esperaba, caminar junto a Anna hace que el tiempo vuele.

Le pedí a Anna que se quedara afuera de la casa, con ella adentro posiblemente mi salida hubiera sido más extensa.

Al entrar vi a la longeva pareja sentados en las sillas, la señora Olsen tejía lo que parecía ser una bufanda; su marido en cambio sostenía la lana con sus manos, ayudando así a su esposa.

— Zafer, llegas temprano — saluda alegremente la señora Olsen.

— Así es, tengo que comunicarles algo.

— ¿De que se trata muchacho? — preguntó el señor Olsen.

— Me han ofrecido ser el nuevo guardaespaldas de la reina Elsa y la princesa Anna, por lo que dejaré de vivir en su hogar.

La señora Olsen dejó de tejer, la noticia le impactó demasiado.

— Pero no se preocupen, les pagaré el año de inmediato — saqué de mi bolsillo una pequeña bolsa con oro en su interior y se lo entregué al hombre de la casa.

— Zafer, no tienes que hacer esto, este dinero es tuyo — comenta un impresionado señor Olsen.

— Tengo que hacer esto, ustedes han sido hospitalarios conmigo y esto es algo que estaré eternamente agradecido, no necesito este dinero, ustedes lo necesitarán mucho más que yo.

La señora Olsen se emociona al escucharme y se acerca hacía mí para abrazarme.

Por supuesto, yo correspondí ese abrazo.

Salí de la casa con mis cosas en mis manos, veo a Anna sentada en el suelo con una notoria expresión de estar aburrida.

— Veo que te estás divirtiendo — le dije sarcásticamente.

— Que gracioso Zafer, me vengaré por esto, ya lo verás — se ríe alegremente como una niña.

Nos marchamos de regreso al castillo, todo está volviendo a la normalidad.

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