Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

43




Ojalá pudiéramos devolver el tiempo.

En ese momento, Taehyung moría por hacerlo. Volvería a la tarde en donde tomó su camioneta y arrolló a Yugyeom... a su hermano. Tomaría ese carro y lo estrellaría contra un poste. Si él no estuviera... nada de eso estaría pasando.

Si él no hubiera sido un estúpido, no habría lastimado al mejor amigo de Jungkook. Si tan solo pudiera borrar su existencia de la línea de tiempo, todo sería mejor. Quizá si él hubiera muerto en lugar de Seokjin las cosas no serían así. Su padre sería feliz al lado de su hermano... Su padre no estaría muerto.

Taehyung sentía las agujas del reloj taladrando en su cabeza, corriendo a una velocidad abrumadora. Escuchaba las palabras de Seokjin, tan hirientes que se sentían como dagas. ¿Quién era ese chico? ¿Por qué lo trataba tan mal? ¿Por qué cuando miraba sus ojos solo veía rencor?

Se preguntó qué había hecho mal. Él siempre trató de ser una buena persona con todos, amable y cálido aunque solo recibiera un rechazo tras otro. ¿Por qué todo el mundo parecía odiarle? ¿Era su culpa realmente?

Taehyung creyó que podría. Cuando empezaba a rendirse y a pensar que nunca sería suficiente para nadie, pensó que con ayuda de Jungkook él de verdad podría intentarlo. Podría esforzarse un poco más, podría aguantar un poco más. Sus esperanzas eran grandes, pero la desilusión fue peor.

Volvió a la mansión. Sook se había ido; sus cosas no estaban, su armario estaba vacío. Así que ella también lo sabía. Todos lo sabían. Al parecer, era el único ingenuo que se quedó atrapado en la mentira.

Una amarga risa burbujeó en su garganta cuando fue hasta el cuarto de su hermano y notó que la puerta estaba abierta. La imagen de la habitación ahora era casi irreal para él. ¿Cuántas veces no había llorado allí? ¿Cuántas veces no había encontrado refugio y consuelo en aquellas sábanas, en aquellos recuerdos?

Lo conocía como la palma de su mano: cada marca en la pintura, en la cabecera de la cama y en el piso. Ahora ni siquiera en eso quería creer. Con rabia, tomó cada portarretrato en las repisas y lo estrelló contra la pared. Gritó blasfemias a cada uno mientras estos se hacían añicos; lloró como nunca lo había hecho y solo aquellas viejas fotos podían verle. De verdad era un idiota, visitando la tumba vacía de su hermano y llorando por él como un niño perdido. ¿Cuántas veces no necesitó la guía de su hermano mayor? ¿Cuántas veces de verdad se sintió como un niño perdido?

Abrió el armario y sacó todas las prendas; las hizo pedazos con sus manos, rasgó cada pieza hasta que solo quedaron retazos irreconocibles. Todas esas veces que sintió necesitarlo, a él, a sus palabras y a sus abrazos, Seokjin había estado en otro lado, haciendo sabe Dios qué. Y Taehyung seguía llorando por él, gastando lágrimas que ahora sabía que no debía haber derramado.

—¡Te odio! —gritó rasgando sus cuerdas—. ¡Te odio, Seokjin! ¡Te odio tanto!

Los sollozos cerraron su garganta; ya ni siquiera podía controlar los espasmos. Jiminie... Jungkook... Su primo... Había sido tan estúpido como para no darse cuenta lo incómodo que Jungkook se ponía cuando le hablaba de su hermano, o todas las veces que Jimin evitó el tema mientras hablaron por teléfono. ¿Todos lo veían como a un niño que no entendería? ¿Es que acaso era menos que los demás? Las personas en las que más confiaba acababan de demostrarle que no veían en él a alguien importante; tan solo una carga más, así como lo había sido para su padre.

—Los odio... Los odio a todos...

Pero lo que más le dolía era pensar en Jungkook. Qué bonito había sido todo junto a él, mientras le endulzaba el oído con un montón de promesas confusas y tristes, ambos jugando en un cuento de hadas que Jungkook había creado para Taehyung. Ahora se daba cuenta de que quizá solo había estado burlándose de él, de que todas aquellas palabras eran lindas mentiras. Aférrate a mí, vuelve a mí... Y una mierda. Jungkook era el peor de todos, el que más le había lastimado.

—Joven Kim, ¿se le ofrece algo? —preguntó una de las criadas cuando lo vio caminando hacia su habitación. El menor lucía desquiciado, perdido. Sus ojos hinchados y rojos ni siquiera le enfocaron cuando dijo:

—Cierren la mansión. No quiero que nadie entre —declaró.

—Pero, el señor Yeong...

—Él ya no volverá.

La puerta de su habitación se cerró con un portazo. Del otro lado, el espejo le devolvía un triste reflejo. Tal vez yo tampoco vuelva.





La mano de Jungkook tembló mientras sostenía la cadena de oro que había caído al suelo. Estaba paralizado; sus piernas no respondían a la orden que le daba su cerebro: correr tras Taehyung.

Aquel collar le traía tantos recuerdos que se sintió abrumado. Creía que podía superarlo, quería creer que era lo suficientemente fuerte para afrontar el hecho de que Yugyeom ya no estaría nunca más con él. Se obligó a no llorar con su partida, pensando en que tal vez a él no le hubiera gustado que lo hiciera. Pensó que en un futuro podría pensar en Yugyeom solo como un bonito recuerdo y ahora... ¿Y ahora qué? Es que no podía creerlo. Tal vez porque no podía ser cierto. Su mejor amigo y Taehyung. Hermanos.

—¿Es verdad? —preguntó en un hilo de voz—. ¿Lo que dices es verdad?

Seokjin soltó una risa cínica mientras le arrebata aquella cadena con la inicial de Yugyeom.

—Me cansé de mentir —dijo jovial; tanta felicidad no podía ser cierta—. A veces la ironía es una verdadera mierda, ¿no es así? —Le dio unas palmadas al pelinegro. Él no podía mirarle, sencillamente no—. Por cierto, Jungkookie, el viaje a América se cancela, pero no olvides hacer tus maletas.

—¿Maletas? —repitió ido, confundido, su mente aún estancada en Yugyeom y en todo lo que acababa de pasar. En Taehyung, precisamente. Jungkook se lo había dado todo, todo lo que tenía y un poquito más. ¿Un simple error bastaba para tirar todo ese esfuerzo a la basura?

—Ah, ¿no sabías? —preguntó Seokjin con sorpresa—. Pensaba que estabas emocionado por irte a China. Mejor que te lo explique tu madre entonces.

—¡Déjate de tus malditos juegos! —gritó Jungkook fuera de sus casillas, tomando la bata del castaño hasta estrellarlo contra la pared—. ¡Cállate! Todo lo que sale de tu boca es... ¡Cállate, cállate!

Seokjin negó varias veces, chasqueando la lengua como si estuviera lidiando con un crío. De hecho, ya estaba cansándose de lidiar con niños. Si tan solo supiera Jungkook todo lo que su madre había hecho... Bueno, tampoco era mucho. Solo había participado en uno de los asesinatos y robos más planeados de la historia. Ahora Sooyoung era dueña del doce por ciento de las acciones de la empresa de la familia Kim. No tenía nada más que hacer allí en Corea.

—¿Crees que miento? —bufó—. Dime todo eso otra vez cuando estés sentado en un penthouse de Cantón o Hong Kong. Ahora, con permiso.

Cuando el menor se dio cuenta de que Seokjin no mentía, su sangre dejó de fluir de forma correcta al percatarse de que todo aquello seguramente había sido planeado con ayuda de su madre. Era la secretaría de Yeong, quien tenía acceso a sus cuentas y computadores y quien conocía perfectamente toda su agenda. Su corazón se detuvo un segundo. Ellos no podían irse. No ahora que Taehyung estaba tan lastimado. Jungkook le había prometido que cuando todo estallara, él estaría ahí para sostenerlo y ayudarle. No importaba si ahora Taehyung le rechazaba, le odiaba o le repudiaba; porque sí, Jungkook había visto en sus ojos todas esas oscuras emociones y el vivo odio con el que le miró.

Pero Jungkook tenía que cumplir su promesa, incluso en contra del viento y la marea. Él no quería que su hyung sufriera... él ya no quería eso para Taehyung.

—Nosotros no podemos irnos —murmuró con voz rota—. Nosotros... Tae me necesita...

—Ah, mi hermano —Seokjin le empujó para que le soltara y sonrió—. No te preocupes por él. Ahora yo tendré que lidiar con ese pequeño... niño problemático.

—¡Él no te necesita a ti! —declaró Jungkook—. No has hecho más que hacer su vida un poco más miserable... Eres una mierda de persona.

—Jungkookie, pero si tú le mentiste tanto como yo.

—Lo hice porque quería protegerlo. Yo quiero estar con él, yo no puedo irme... —Negó varias veces mientras mordía su labio para no llorar. La frustración y la desesperación que la causaba toda esa situación terminarían por hacerlo romper. Jungkook podía ser fuerte, pero tampoco era invencible.

—Eres un maldito desagradecido —dijo Seokjin colocando una mano en su hombro; pese a la fraternidad del gesto, su tono era agrio y venenoso—. ¿No has visto todo lo que tu madre ha hecho por ti? ¿Crees que ella estaba con Yeong por mera diversión? ¿Crees que disfrutaba ser violada incluso cuando decía que no quería tener sexo? Realmente eres patético y me decepcionas. Apuesto que a ella también. Ha hecho tanto por ti y tú solo piensas en ti y en tu tonto noviecito... En mi hermano, quiero decir. Bah, si son la misma cosa.

Le dio unas cuantas palmaditas en la mejilla antes de quitarse los guantes de látex que llevaba.

—Nos vemos, Jungkookie, tengo algunas cosas que hacer.

Jungkook caminó como un robot hacia la sala de espera. Ni siquiera trataba de detener sus lágrimas. Su madre estaba allí, mirando con algo de nerviosismo hacia la puerta; a la vista de cualquiera, podía lucir como una mujer preocupada por un pariente enfermo. Pero su hijo sabía que eso no era así, y eso era doloroso.

—¿De verdad fuiste capaz de hacer todo esto? —preguntó con una sonrisa triste. Decepcionado, tal vez.

Sooyoung le dio una mirada indescifrable antes de asentir hacia la puerta.

—Nos vamos. Alista tus cosas —sentenció.





La orden de Taehyung quedó en el olvido cuando Seokjin llegó a las puertas de la mansión. Después del shock inicial, todos sus criados digirieron la nueva información y bajaron la cabeza sin siquiera escuchar explicaciones.

—No necesitan saber nada —Había dicho—. Ahora soy yo el que da las órdenes.

Seokjin les dio el pase libre para renunciar. Los que tuvieron las agallas para hacerlo, lo hicieron. Chang, que se había mantenido encerrado en su habitación todo ese tiempo, fue uno de ellos. Estaba claro que un nuevo régimen iba a comenzar.

Su teléfono no dejaba de sonar dentro de su bolsillo. Las llamadas perdidas que tenía de Hoseok y de Ken iban en aumento, y a ambos decidió ignorarlos. Justo en esos momentos se sentía invencible. No necesitaba gente como ellos que lo detuvieran y lo estancaran: Seokjin ya había tomado su decisión. Se movía con lentitud y a pasos equivocados, pero como había dicho, la corona sería suya.

—¿Dónde está Taehyung? —preguntó a una de las cocineras, que todavía no podía sostener su mirada.

—Él llegó esta madrugada a casa y se encerró en su cuarto, joven Kim. No ha salido desde entonces.



Taehyung solo miraba hacia el jardín por su ventana. Quería huir, tomar unas cuantas prendas de ropa y salir de esa asquerosa mansión. Pero con el pasar de los minutos se había dado cuenta de que no tenía adónde ir o dónde quedarse, y todavía era un poco cobarde como para aventurarse a hacerlo por su cuenta. No podía confiar en Namjoon, ni en Jimin... Ni en Jungkook.

Su cabeza se había drenado de todo pensamiento racional. Había visto el momento en el que un auto se acercaba por la entrada principal. Sabía que su hermano estaba allí con él y había escuchado todo el alboroto que su llegada causó. Solo esperaba que mantuviera su distancia, que tuviera al menos un poco decencia para aceptar que no quería verlo.

Dudaba que a su hermano le importara eso, de todas formas: había quedado claro que para Seokjin, Taehyung no era sino un estorbo en su tablero de juego.

Y quizá estaba en lo cierto.

Seokjin abrió la oficina de su padre y se sentó en la enorme silla giratoria. Ahora ese era su trono y solo tenía una cosa en su mente: su familia.


Ay, tengo un kink con la realeza (rili Soo? no nos dimos cuenta). Estoy que me hago un fic modernroyalty -anxiety noises- 😖 En cuanto tenga el argumento totalmente pensado, empezaré a escribirla uwu

Yo pensé que podría terminar esta novela en vacaciones, pero parece que no :'c de todas formas, lo intentaré... Pero tengo que editarla para los premios ;-; tiempo por qué no te detienes?

No he sacado cuentas sdckjnd quizá esto tenga cincuenta capítulos (o 49 y un epílogo), no sé aún! 😅

Espero que les haya gustado el capítulo ❤️ y aquí les dejo edits de Seokjin prince au para que sonrían 🤗❤️


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro