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34 - {II}



ANTES DE:

Taehyung bailando BS&T es un pecado. 😍

PD: [...] ➡️ Recuerdo.





[...]



¿Qué más puedes hacer, imbécil? ¿Quieres ir a la cárcel? Quémalos, a los dos.

La sensación de estar bañado en gasolina no era ni de cerca tan asquerosa como sentirse respirándola. Seokjin boqueó varias veces, sintiendo el olor de aquella sustancia impregnarse en sus papilas como si hubiese tragado del pico de la garrafa. Ojos pequeños, rasgados, el cabello negro como la noche... Entre la viscosidad de la gasolina y su color amarillento, era lo único que podía ver.

El ardor en su pecho, el dolor irradiado en todo su cuerpo y la angustiosa sensación de no saber qué pasaba dispararon sus niveles de adrenalina sobre lo normal. En aquellos momentos, su madre, padre y hermano pasaron a un segundo plano; por una fracción de segundo, que se le hizo eterna, solo fue él. Su propio egoísmo logró sacarlo de las garras de chatarra y vidrios rotos en la que se había transformado el carro. Aunque solo fueron unos cuantos segundos, los suficientes como para que todo el vehículo fuese embadurnado por gasolina, los sintió como horas.

—No huyas, Jin-ah, de todas maneras vas a morir.

Con el dolor en sus costillas aumentando, su respiración siendo cada vez más difícil y su pecho ardiente, solo pudo arrastrarse con pena a unos metros del carro para observar de vuelta aquellos ojos que le miraban con burla. Sangraba, pero no era consciente de sí mismo.

Las gotas del combustible caían como granos de arena dentro de un reloj sobre el rostro apacible de su madre, tan tortuosamente lento que le dolía verlo. Sabía cuál sería su destino y su voz no podía levantarse para impedirlo. Por primera vez en su vida, ser un Kim no le sirvió para absolutamente nada.

Porque al final era solo una palabra, un apellido del común. Nada más.

—M-Min, ¿por qué... —jadeó—... haces esto?

—Órdenes.

Fueron segundos también los que le tomaron para dirigirse hacia el castaño y darle un puntapié justo en la barbilla, mandándolo al suelo con un alarido de dolor. Luego de eso se alejó lo suficiente del vehículo, tomando su encendedor del bolsillo.

Para Seokjin, el negro bajo sus párpados se tiñó de vivo rojo.



[...]



No era su padre, lo sabía.

No era nadie que alguna vez le hubiera hecho daño, también lo sabía.

Sin embargo, no podía ni siquiera respirar adecuadamente a sabiendas de que era Taehyung quien estaba del otro lado de la puerta, a unos cuantos metros de distancia. Aquel rojo se extendía por todo su torrente sanguíneo, cegándolo, devolviéndolo a aquella escena. Las llamas se elevan, sus gritos se ensordecen, el dolor y la agonía vuelven a él; le recordaba el sufrimiento, la desesperación, la frustración. No podía verlo. No aún.

—¿Y-Ya se ha ido? —preguntó con voz ahogada, tratando de que sonara en un susurro.

—Aún no... —Ken, del otro lado, sonaba tan preocupado como él—. De hecho, está mirando hacia acá y bueno, el chico tiene algo de su padre. Esa mirada está haciendo que me cague...

—¿Crees que me haya visto? —Seokjin pegó su frente a la superficie metálica, tratando de calmarse. Su miedo no era nada a comparación de lo que llegaría a pasarle si Taehyung desataba su furia y odio sobre él. Prefería mil veces sufrir en las sombras que frente a los ojos de su hermano. Desaprobación, decepción... No podía ni siquiera imaginarlo.

—Lo dudo —No se escuchaba del todo convencido—, pero ten por seguro que de ser el caso se habría formado un escándalo aquí. Creo que está dándote... ¿El beneficio de la duda?

—¿De cuándo aquí dudar es beneficio, siquiera bueno?

Las dudas, para Seokjin, eran malas. Dudar un segundo podría hacerte perder la guerra; dudar te hacía miserable, te robaba la tranquilidad. Y en aquellos momentos él se sentía así. No quería lo mismo para Taehyung, no más.







—Tus gustos me asustan —resolvió Jimin mientras se dejaba caer en la silla de aquella cafetería. Taehyung hizo una mueca.

—Si lo dices por la nueva chaqueta... —comenzó. Bueno, realmente no tenía una explicación. Le había prestado más atención a aquella pareja que a la elección de una nueva prenda y aunque estaba seguro de que no estaba fea, quizá no la utilizaría mucho—. Como sea, Jiminie, ¡te dije que tenía mucho que contarte!

—Pidamos algo primero, ¿no crees?

Jimin vio la duda en su rostro antes de que forzara una sonrisa y asintiera. Él pidió chocolate —para el frío— y galletas de vainilla; sin embargo, el castaño solo atinó a ordenar té de limón. Jimin podría no haberse escandalizado, de no ser porque sabía de antemano que Taehyung era la clase de persona que pedía garrafones de comida y se atragantaba con ella, para luego decirte que lamentaba haberse comido todo —sin lamentarlo en absoluto—. Él lo había presenciado cuando hacían su servicio social juntos.

—¿Solo comerás eso? —preguntó genuinamente extrañado.

—Eh, sí... Comí en la mansión, así que estoy bien.

Como golpeado por una flecha milagrosa, el pelinaranja recordó con claridad la mirada triste que Taehyung le dio cuando le preguntó si había almorzado solo esa tarde.

El castaño había dicho algo respecto a comer solo siempre que su padre no estaba, pero ahora Jimin podía ver, después de unir cabos cual Sherlock Holmes, que lo más probable era que Taehyung estuviera mintiendo en aquellos momentos.

—No has comido nada —expresó consternado. Una segunda mirada a Taehyung y se dio cuenta de que el sonrojo de su mejillas debido al frío camuflaba muy bien su palidez. ¿Cómo pudo no notarlo antes?

—¡S-Sí lo hice!

—Titubeaste.

—¡Porque me estás acusando! ¡No me mires así!

—Taehyung.

Jimin se estiró sobre la mesa, tomando su rostro entre las manos. De cerca era incluso más obvio su expresión frágil y ahuecada. Le dolió en el alma verlo así.

—Taehyung, ¿por qué no estás comiendo?

—Que sí estoy comiendo —El castaño se separó de él con algo de brusquedad, casi a la defensiva. Su ceño estaba fruncido ahora—. Es solo que únicamente debo comer lo que mi maestra colocó en mi dieta nada más. La estoy siguiendo al pie de la letra.

—¿Tu ma...? —Jimin empezó incrédulo—. Taehyung, tu maestra pesa lo mismo que un bebé recién nacido. Además, ¿dónde está su título de nutricionista? ¿Quién le dio el derecho de darte una jodida dieta que no necesitas?

Él se revolvió con incomodidad en su puesto, sintiéndose expuesto ante la mirada del mayor. Le hubiera gustado, en esos momentos, que Jimin utilizara un tono más delicado con él, aunque lo supo imposible y se odió por cohibirse. Parecía un niño pequeño que ha sido descubierto haciendo una travesura. El nudo en su garganta anunció las inminentes lágrimas.

—E-Ella dijo que estaba sobre el peso adecuado y no pa-ra de repetírmelo —balbuceó entonces, abrazando su propio abdomen por inercia; su voz bajó un poco, pero Jimin pudo escucharle—. Echar la comida hacia los lados, tirarla del plato...

Jimin se llevó los nudillos a la boca, tratando de respirar y no romper a llorar como el bebé llorón que era. Cuando creía que todo podía tomar su lugar, algo se le escapaba de las manos y se volvía un desastre. No poder arreglarlo con un chasquido de dedos le frustraba demasiado.

—Dime que no has vomitado —murmuró mirando hacia otro lado que no fuera a Taehyung. Los ojos le ardían, su garganta quemaba y su corazón dolía mientras esperaba por la respuesta del castaño. Y le hubiese encantado que nuevamente lo negara, que le dijera que no fuera tan exagerado o que se riera, pero él solo le miró apretando los labios para evitar que temblaran. Parecía que las lágrimas iban a resbalar de sus ojos en cualquier momento.

Taehyung se levantó de repente, sin poder soportar esa expresión decepcionada por parte del pelinaranja. Los trompicones que dio hacia la salida los sintió como una carrera maratón y cuando logró salir de la cafetería, de vuelta a las frías calles de Seúl, su respiración sonaba errática a sus oídos.

—¡Taehyung!

Jimin llegó hasta él, tomando sus hombros para detenerlo. Lo sintió temblar bajo su agarre debido al llanto; estaba sucumbiendo ante la presión con una rapidez abrumadora. Las lágrimas ahora adornaban sus mejillas y aunque mordía su labio para no sollozar, pequeños sonidos escapaban de su garganta.

Su corazón se estrujó al verlo y lo abrazó con fuerza, apretándolo entre sus brazos mientras sentía sus propias lágrimas humedecer la bufanda que llevaba. No sabía ni siquiera por qué lloraba, pero sentía la necesidad de hacerlo y ver a Taehyung rompiéndose en sus brazos era un buen incentivo.

—N-No es mi culpa —sollozó el castaño—. No es mi culpa, Jiminie, yo solo quiero que ella me felicite, solo quiero hacer las cosas bien. ¿Qué tan difícil es? Jiminie...

—Vamos a tu casa, Tae —susurró Jimin—. Debes descansar.

—No quiero ir a casa —gimoteó el menor en sus brazos—. No quiero, Jiminie.

—Me quedaré contigo, ¿sí? Si tengo que clavarle a alguien un tenedor para que eso pase, empezaré a buscar el dinero para los abogados.

Torpemente Jimin secó sus lágrimas, sonriendo de forma débil después. Ahí se dio cuenta de que él no tenía la fortaleza suficiente para cargar con todo lo que Kim Taehyung suponía.





Del otro lado de la línea, Sooyoung soltó una corta risa y Jungkook sonrió por inercia. Llevaba mucho tiempo, obviando los dos días en los que su madre había estado fuera del país, sin escuchar ese sonido. Algo tranquilo, sereno y real; sin estrés, sin falsedad. Kim Yeong podía amargar a todos con su sola existencia.

—No te rías —farfulló mientras giraba en su cama. Suerte que ella había dejado su celular en Corea; quizá estaba llamando desde el hotel, pero eso era lo de menos—. Es en serio cuando digo que he sobrevivido estos días pero, bueno, tu comida es mejor.

Me lo imagino —bufó con ironía—. Tu inutilidad en la cocina es tal que puedes hacer seis clases de arroz: crudo, quemado, simple, salado, mazamorra y mejor-pido-domicilio. Por eso no quería dejarte solo, Dios...

—¡Yah! ¡Lo he intentado! Ya puedo comer sin hacer muecas raras —aseguró con orgullo—. Además, solo será una semana o dos... ¡Sobreviviré!

En todo caso, me aseguré de dejar dinero para el ramen instantáneo. Algo me dice que te cansarás de intentarlo.

Jungkook abrió la boca con exageración y se llevó la mano al pecho aunque su madre no pudiera verlo. Que Sooyoung entre todas las personas dijera eso, alguien que le conocía desde que era una criatura amorfa de color rosad-un bebé, le hacía sentirse realmente indignado.

Él no era la clase de personas que abandonaban las cosas "por no poder"; era demasiado terco y orgulloso. No aspiraba a convertirse en el mejor en todo —aunque pareciera—, pero sin duda no descansaría hasta solucionar el problema. Si tenía que aprender a cocinar, ¡lo haría!

—¡Nunca, mamá! —se quejó con el ceño fruncido—. Vas a ver; cuando regreses Hannibal Lecter me quedará en pañales.

Su madre no respondió por largos segundos.

Eso es realmente perturbador —resolvió decir—. Por favor solo no quemes la cocina y no dudes en pedir domicilio cuando desees comer algo decente —enfatizó.

Jungkook rio un poco antes de que la línea volviera sumirse en un cómodo silencio. No podía escuchar más que la respiración de su mamá y la fricción del aire, lo cual era reconfortante porque eso significaba que Yeong no estaba por ningún lado y, por ende, lo más probable era que no estuvieran compartiendo habitación.

Le ponía los cabellos de punta solo pensarlo. Imaginarse a su madre compartiendo cama con aquella abominación llamada Kim Yeong resultaba, para él, algo mucho más perturbador que los fetiches de Lecter. Jungkook se sentía apático al respecto. Ellos no tenían una relación formal. No la tenían.

Eso era algo que no podía aceptar por una simple razón: Yeong era el padre de Taehyung y ni aunque terminaran juntos Jungkook dejaría de babear por el castaño. ¡Él lo había visto primero! Siguiendo el código de justicia que recién se estaba inventando, si había alguien con el derecho de llevar su relación a otro nivel eran ellos.

—Mamá —murmuró, de repente bastante fastidiado.

¿Sí?

—Quiero ir a la casa de Taehyung.

¿Me estás pidiendo permiso?

—Te estoy avisando que tendrás que recogerme en la cárcel cuando regreses porque como no creo que me dejen entrar, tendré que utilizar alicates y artillería pesada para hacerlo.

¿Pero qué rayos has estado leyendo, Jungkook?

—Salúdame a Yeong —exclamó—. Dile que es un ogro feo y morirá solo. ¡Adiós!

No le tomó más de una hora llegar hasta allá. Cuando lo hizo, después de subir la pequeña colina con las condiciones climáticas propias del invierno —y confirmar que Taehyung en serio vivía en la mierda—, decidió que debía primero tocar el timbre como las personas normales antes de siquiera intentar un allanamiento. Jungkook estaba maquinando un plan muy a lo película de Hollywood de cómo volarse la reja trasera, lo cual había hecho la última vez, cuando el mayordomo abrió la gran puerta.

El viejo le dio una mirada despectiva, de arriba abajo.

—¿Necesita algo, joven? —preguntó con una ceja alzada. Él no llevaba bufanda y parecía valerse con una chaqueta bastante sencilla.

—Taehyung —Fue lo único que dijo. El hombre soltó un enorme suspiro, cambiando sus duras facciones por unas de culpa y vergüenza.

—El señor Yeong va a matarme cuando sepa que dejé entrar a otro mocoso...

Se hizo a un lado, para sorpresa de Jungkook, quien además de estar en shock por la actitud caritativa del mayordomo, se preguntó quién era el otro "mocoso".

La pregunta pasó a un segundo plano mientras caminaba tras las estrechas espaldas del viejo, más ensimismado en el interior de la mansión que en escuchar sus indicaciones. Pese a todo el malestar que le causaba aceptarlo, debía admitir que Yeong tenía un buen gusto; pinturas, jarrones y pequeñas esculturas adornaban los pasillos que dirigían, al parecer, al cuarto de Taehyung.

—Aquí —Señaló el mayordomo antes de dar tres golpecitos a la puerta—. Joven Kim, le buscan.

Sin embargo, el desconcierto, la confusión y algo que se negó a catalogar como rabia se desplegaron en su pecho al ver que era Park quien abría la puerta. Inmediatamente, el ceño de ambos se frunció.

¿Qué demonios haces aquí?




Se viene pelea Jikook porque puedo :v 😂

Espero que hayan notado la diferencia crucial entre Kuko y el Jimeno 🤔

Tae bebé, no sufras más 😓

El gif ❤️

Tengo sueño y rabia 🤗

Pero sonrían para mí, bebés 😁❤️

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