31 - {II}
—¿No pueden demolerlo hoy tampoco? —Yeong gruñó molesto ante la declaración del asesor de la constructora—. Bien, no solo han aplazado su demolición, sino que ahora pretenden que aguarde una semana más. He conseguido el permiso de un millón de personas, ¡he gastado demasiado dinero en ese estúpido edificio! ¡Quiero que desalojen y tumben ese vejestorio! ¡No me importa cómo!
Taehyung saltó en el momento que abrió la puerta, viéndose asustado por la brusquedad con la que su padre tiró el teléfono. Lo vio restregarse la cara con desesperación antes de fingir una sonrisa en su dirección.
—¿Qué quieres? —Pero sin duda olvidó esconder su tono de fastidio. No solo estaba molesto por el edificio, sino que además Nonzee Manoban había aplazado la firma de su contrato por un tonto error en una de las cláusulas impuestas. Bien, Taehyung ahora estaba —en términos prácticos— felizmente casado, pero eso no le servía para una mierda si no podía concretar el trato completo. No quería nietos, sino dinero.
—Solo quería saber si después de esto... —El castaño titubeó un poco mientras se sentaba frente al escritorio. Su padre lo miró expectante, aguardando por lo que diría, pero suponiéndolo de antemano—. Si podía ir con Sooyoung a su casa, solo hasta las ocho quizá...
—No.
—Pero...
—Pensé que había sido muy claro, Taehyung —murmuró Yeong con desdén—. No me agrada ese chico, no me gusta ese chico. Me asquea y tú eres mi hijo, así que por eso no irás. ¿Quieres volver a discutir al respecto?
—Pero esto no tiene nada que ver con Jungkook —susurró el menor con un puchero, aunque por supuesto estaba mintiendo. Solo no sabía por qué su padre había acertado con sus verdaderas intenciones.
—¿Crees que nací ayer? —El mayor soltó una risa escéptica mientras se levantaba. Decidió fijar su atención en el ventanal de su oficina, pues cualquier cosa era mejor que prestarle atención a esos pucheros que tanto odiaba pero que Taehyung siempre hacía cuando le negaba algo—. Ahora tienes una bonita esposa a la que debes respetar, hijo.
Antes de poder responder, los pensamientos de Taehyung dieron un giro repentino al notar un papel sobresaliente entre las cosas del escritorio de su padre. Mientras Yeong hablaba sobre algo a lo que decidió no prestarle atención, pero que tenía que ver con Lalisa, estiró su mano para tomar la hoja en la que, estaba seguro, se escribía el nombre de Jungkook.
Y efectivamente era así.
—Papá —lo interrumpió—, ¿por qué tienes el registro civil de Jungkook?
Yeong se dio la vuelta algo desorientado, viendo cómo su hijo revolvía los demás documentos. Taehyung encontró —entre otras cosas— tiquetes de vuelo y más documentos del pelinegro. Si antes estaba confundido, ahora lo estaba más.
—¿Acaso Kookie viajará a América con nosotros? —preguntó sorprendido, ignorando las quejas de su padre acerca de mantenerse a raya respecto a lo que no era de su incumbencia—. ¿Por qué has comprado un vuelo privado para él? No es justo, papá. Es su primera vez seguramente y no debería estar solo.
—Taehyung, todos los vuelos estaban agotados. Deberías agradecer que he tenido la amabilidad de darle un vuelo privado siquiera —escupió Yeong—. Es mucho más de lo que se merece. Es un niño rebelde y maleducado.
—Bueno, entonces déjame ir con él en ese vuelo.
Su padre rio escéptico.
—Es mucho más de lo que mereces también —Con una mirada despectiva dejó en claro que sus palabras no eran cuestión de impulsividad. Ambos chicos causaban en él una sensación de desespero y rabia que pocas veces se tomaba la molestia de controlar.
Taehyung bajó la mirada hacia sus dedos con un suspiro tembloroso, preguntándose qué sentido tenía para su padre impedir que se relacionara con Jungkook si al parecer eran iguales. Compararse con el pelinegro no era grato para él, pero si su padre lo hacía quizá no eran del todo diferentes.
—No es justo —exhaló—. Dijiste que yo podía hacerme cargo de los vuelos y todo respecto al tema. ¿Por qué lo estás haciendo tú ahora?
Yeong suspiró mientras ordenaba su cabello, tratando de esconder el creciente nerviosismo que se estaba apoderando de él. ¿No era demasiado terco y caprichoso ese muchacho? Sin duda un estorbo.
Justo cuando estaba por responderle, la puerta de su oficina se abrió y una atareada Sooyoung trastabilló hacia el interior, sosteniendo varias carpetas. Le dio una sonrisa a Taehyung antes de depositar las cosas en el escritorio, aparentemente molesta.
—¿Te sientes mejor hoy, Taehyung-ah? —preguntó hacia él.
—Por favor, solo eran ganas de hacerme perder el tiempo —bufó Yeong con desdén—. Claro que está bien. ¿No lo ves? No estaría molestándome en la oficina si no fuera el caso.
—Le estaba preguntando a mi padre si podía ir a casa con usted —musitó Taehyung, ignorando aquellas palabras—. ¿Puedo, Sooyoung-agassi?
—¡Claro que sí! Aunque... Creo que Jungkook no estará —meditó ella con una mueca—. Dijo que saldría, con un chico de cabellos naranjas realmente curioso...
—¿Jiminie?
—Bueno, él prefiere llamar calabacita o algo así. Como sea —Suspiró—, me pregunto qué estarán tramando esos dos... Si no te molesta, puedes venir conmigo. Pero no te preocupes, tendrás mucho tiempo para compartir con él cuando viajemos a América. ¿No es eso genial?
El menor se recostó al respaldo de la silla apresando su labio entre los labios mientras asentía. Jimin faltando a clases —aunque solo quedara un día—, y para rematar, con Jungkook; esperaba que ni su amigo ni el pelinegro quisieran cometer una locura, pero sospechaba que sería así.
La idea de esos dos juntos lo hizo respingar. No se llevaban tan bien, ¿verdad? No había manera de que se hicieran amigos de la noche a la mañana...
—Entiendo... —También se preguntó si esa sensación en su estómago era un mal presentimiento o si acaso se trataba otra cosa, porque realmente no era linda. ¿Estaba celoso?
—Bien, Yeong. Nuestro vuelo a Tailandia quedó agendado para el nueve —anunció Sooyoung para cambiar de tema—. ¿Hay algo más que necesites?
—Aguarda, ¿cómo para el nueve? —Taehyung lo interrumpió—. Se supone que viajamos el cinco a América...
—Cambio de planes —explicó Yeong rodando los ojos—. Tengo que hacer algo en Tailandia con Nonzee. Tu suegro —añadió con cierta diversión—. Por lo que no viajaremos a América hasta el veinte. ¿No era eso lo que todos querían? Pasar una bonita Navidad en familia.
Sooyoung fingió una arcada para dejar en claro su disgusto; era algo que ya había discutido con Yeong cientos de veces, pues no le gustaba que la incluyera en su definición de familia.
Su relación —o intento de esta— no había sido más que peleas después de que él le informara que Taehyung ahora estaba casado. La idea para ella sonaba ridícula y hasta le molestaba, pero no veía al castaño quejándose de eso.
Seguramente eso se debía a que en realidad no tenía quejas al respecto. Lalisa era su amiga y aunque después de firmar ese papel todo fue algo incómodo para los dos, no parecía afectar nada en su amistad. Ella seguía siendo dulce y carismática; si tuviera que utilizar una palabra, diría que fue bastante profesional.
Se sentía raro, tenía que admitirlo, pues en las películas una boda era más escandalosa y problemática. La suya había sido en una oficina y no tendría ceremonia hasta que ambos cumplieran la mayoría de edad. Estaba... ¿Reservado, quizá? Sí, Kim Taehyung estaba reservado para Lalisa Manoban... Eso sonaba tan extraño; casi erróneo.
Sin quererlo terminó pensando en Jungkook y las palabras que había pronunciado. No debería sentirse contrariado por su casamiento con Lalisa; según el pelinegro, lo normal eran las chicas... Bueno, Taehyung lo sabía también, pero eso no lo hacía olvidar su latente curiosidad hacia los chicos. Aquello lo hizo sonrojarse un poco. No debería pensar en cosas de esa índole; no cuando acababa de firmar un papel que lo ataba a su amiga...
—Taehyung, te estoy hablando —gruñó su padre con un golpe en la mesa. Lo sacó de sus divagaciones de inmediato con disculpas torpes y apresuradas, además de un potente sonrojo.
—L-Lo siento...
—Viajaremos a Tailandia una semana, así que su vuelo quedó para el dieciocho. Veremos si podemos llegar un día antes —repitió Sooyoung.
—Pero yo no quiero que Kookie viaje solo. ¡Quiero elegir nuestro vuelo!
Yeong sonrió con irritación.
—Hablaré con Chang y veré qué podemos hacer —resolvió. Aunque le encantaría matar dos pájaros con un solo tiro, literalmente, debía guardar a Taehyung si quería que su contrato con Nonzee se diera a la perfección. De lo contrario quizá habría aceptado. Un estorbo menos para él.
♥
Jimin miró por la ventana de su habitación en busca de una revelación divina. El cielo se veía como su mente, algo turbio por las nubes. La mirada de Jungkook le incitaba a decidir de una vez por todas, pero él no se sentía en la capacidad de hacerlo.
—No sé si sea una buena idea —murmuró con angustia. Había muchos contras y pocos pros en su propuesta. Denunciar a Yeong, como había dicho Jungkook, sin duda les traería problemas. No era un hombre al que le gustara perder y tenía muchas cartas para jugar, más dinero para moverlas.
—Es una excelente idea. Tú eres su amigo, ¿no? —Jungkook se removió en la cama del pelinaranja mientras miraba su habitación. Era simple, con más libros que otra cosa; el uniforme gris con negro reposaba impecablemente colgado en la pared, propio de Saint Vladimir School. ¿Qué diría la calabacita cuando se enterara de que pronto serían compañeros de clase?
—¿Eso qué tiene que ver?
—Creo que debes saber más que yo lo que pasa con Taehyung —murmuró el pelinegro con obviedad—. Has estado en su casa de forma legal... bueno, casi, pasas tiempo con él en la escuela, tienes su número, hablas todo el tiempo de él...
—Sí, pero lo que planeas hacer es un suicidio. ¿Denunciarlo? ¿Con qué abogado? ¿De dónde sacarás el dinero? No creo que a tu madre le guste esa idea.
—Seguramente no —concordó con una mueca—. Pero ya lo mandé al hospital y he salido invicto. ¿No puedo arriesgarme una vez más? Podemos pedirle ayuda a Hoseok hyung...
Jimin negó mientras fruncía el ceño, preocupado.
—No puedo, no me atrevo.
El menor hizo una mueca de dolor. ¿Por qué todos le tenían miedo a Kim Yeong? ¿No era suficiente pensar en esa peculiar sonrisa para querer ayudar a Taehyung? ¿Era él el único que estaba mal acaso?
—Ya sé lo que estás pensando —murmuró Jimin, leyendo su mente—. Mira, Yeong es un abominable magnate. Maneja una multinacional que trabaja con la mayoría de los gobiernos en distintos países. ¿Sabes qué es eso? Su dinero es la ley —exhaló—. ¿Sabes qué es estar en la mira de ese hombre? Va a arruinarte, como lo hizo con mi familia. Va acabarte, Jungkook, y utilizará lo que más te duele. Él hará trizas a Sooyoung... En todos los sentidos.
El mayor no podía creer que Jungkook quisiera enfrascarse en esa chocoaventura, que solo gritaba problemas y más problemas. Él no quería más líos que lo involucraran directamente con ese hombre, no; conocía lo que era una probada de su maldad y mierda, Yeong sí que era malvado.
¿Pero por qué estaba dudando tanto?
Quizá se debía a esa suplicante mirada de Jungkook.
—Joder, joder... —Miró al cielo mientras se mordía el labio. No, claro que no era por el pelinegro. Que su parte racional muriera se debía a una sola persona: Kim Taehyung—. ¡Bien, bunny boy! Pero te haré responsable de todo lo que pase...
El gif me da vida, skjnsdjkds 💘
Como podrán haber notado, decidí cambiar al precursor de la denuncia 😅Mi alma Vmin estaba torciendo las cosas (? Okno, pero después de mucho pensar llegué a la conclusión de que así estaba mejor... Y créanme, ese "Pero te haré responsable de todo lo que pase", significa peligro.
Gracias si volvieron a leer los cinco capítulos que se alargaron a siete 💓La tercera parte de este capítulo la subiré en otro momento :B
¡Sonrían! 😁💓
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