20
Capítulo largo.
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Cuando Taehyung abrió los ojos esa mañana, se encontró pensando en las palabras que Jungkook había dicho antes de escabullirse de nuevo entre los matorrales y desaparecer como un pequeño ratoncito.
Una parte de él, la que todavía albergaba un poco de esperanza, quería aferrase a ellas y creer a ciegas que lo haría; la otra, una más realista y marchita, le decía que no fuera un estúpido. ¿No era el mismo chico que, al igual que Jimin, hasta hacía unas semanas decía odiarlo?
Que dijera eso ahora le parecía algo patético, así que no quería ilusionarse.
La puerta de su habitación se abrió y la temida Sook entró dando palmadas para asegurarse de que estuviera despierto. Abrió las cortinas, la ventana y luego se giró con una sonrisa.
—Debes estar listo cuanto antes, Taehyung. La familia Manoban vendrá de visita —anunció cantarina.
Taehyung removió las sábanas de su cuerpo con lentitud, sintiéndose un poco fatigado.
—¿No está demasiado contenta, maestra? —preguntó en voz baja.
—¡Por supuesto que lo estoy! —Sook le miró con ojos abiertos, como si hubiera dicho una locura o algo muy estúpido—. ¿No sabes que tu padre planea discutir de una vez por todas tu matrimonio con Lalisa? Ah, esa chica... Linda, grácil, elegante y sin duda de buena familia. ¿No estás contento?
¿Debería? Taehyung sabía que Seokjin se iba a casar con Jihyo en cuanto cumpliera la mayoría de edad; él parecía estar bien con eso, así que Taehyung nunca se preocupó. ¿Pero por qué su padre se estaba adelantando tanto con Taehyung?
—Ah, Taehyungie... —La mujer suspiró al ver su expresión, caminando hasta su cama para darle una palmadita en la cabeza con el fin de hacerle entender que los negocios no debían postergarse tanto tiempo, o no tendrían el mismo resultado.
No obstante, se detuvo en seco al notar que bajo el cuello de la camisa de dormir de Taehyung se asomaban pequeñas marcas rojas. El menor notó su mirada y trató de cubrirse, pero ella fue más rápida y sostuvo su mano con fuerza.
—¡Puedo explicarlo! —exclamó Taehyung con miedo, cubriendo sus rasguños de los agrios ojos de su mentora, la cual, por supuesto, ya no se encontraba tan feliz.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que no puedes dañar tu piel? —espetó entre dientes, afincando sus largas uñas en la muñeca de él—. Taehyung, tienes que estar presentable en toda ocasión y momento. La piel que esté a la vista no debes tocarla, ¿entendido?
—S-Sí...
—¿Sí?
—Sí, señora.
Le soltó con brusquedad, de repente demasiado irritada.
—Si vuelvo a ver esas heridas, echaré limón con sal en ellas —declaró con voz dura, haciendo que el castaño se estremeciera visiblemente.
—P-Pero no es mi culpa —expresó con un pequeño puchero—. Cierro los ojos y... Y cuando los abro esas marcas están allí... Yo...
—Sabes que no me gustan las excusas.
—Lo siento mucho...
—Arréglate —ordenó Sook—. O en serio voy a molestarme.
Como era típico en la familia Manoban, sus tres miembros lucían impecables y elegantes. La pareja de esposos se enfrascó en una conversación con Kim Yeong después de los saludos formales y pronto Lalisa acaparó la atención de Taehyung con su enorme sonrisa.
—¡Taehyung-ssi!
La chica se permitió darle un casto pero muy fuerte abrazo antes de volver a hablar, tan jovial como Taehyung la recordaba.
—Tenía mucho tiempo sin verte, Tae. Mírate, estás tan guapo como siempre y es taaaan injusto.
Taehyung le devolvió el gesto de forma tímida, con algo de vergüenza.
—Tú también estás muy bien, Lalisa —respondió—. ¿Has estado bien estos años en Tailandia?
Los señores Manoban y su anfitrión se alejaron por el pasillo hacia el recibidor siguiendo al mayordomo, dejando a los dos menores en su propio mundo.
—Sabes que no hay lugar como el hogar —suspiró ella, enroscando su brazo en el de Taehyung para hacerlo caminar—. Pero he vuelto, así que ahora debo cumplir con mis obligaciones como heredera.
Taehyung asintió lento, lamiendo sus labios. Pese a tener su misma edad y una actitud carismática, Lalisa Manoban era muy centrada y tenía el corazón frío para los negocios, como su madre. Aun así, era la hija que toda familia bien acomodada desearían tener: organizada, respetuosa con sus mayores y, por lo que había oído Taehyung, bastante inteligente.
Seguramente, Lalisa era lo que Kim Yeong esperaba de él.
—¿Tú estás de acuerdo con esto, Lisa?
—¿Con qué?
—Nuestro matrimonio.
Ella se congeló solo una milésima de segundo y sonrió.
—No es nada confirmado aún, pero si así fuera... —Lo miró—, lo estoy. Es la decisión que mis padres han tomado por el futuro de la familia y creo que no harían algo para dañarme.
Taehyung sintió un poco de lástima por esa respuesta, pero no dijo nada al respecto.
¿El futuro de la familia? ¿Y qué iba a pasar con su propia felicidad? Eso era en lo único que él podía pensar. ¿En serio iban a ponerse una argolla en el dedo y una cadena en el cuello que les atara sin siquiera sentir un ápice de verdadero cariño? Sí, Taehyung la apreciaba como a una de sus únicas amigas del sexo femenino, pues compartieron muchos momentos cuando eran más niños, pero sus sentimientos hacia ella no podían pasar de ese nivel y dudaba que eso ocurriera con el tiempo.
—Tú... —prosiguió Lalisa, encontrando bastante incómodo el silencio que se hizo—. Eres un buen chico, atractivo y... Y yo realmente no tengo a nadie que me interese. Así que me dije que podría intentarlo. ¿A ti te interesa alguien más, Taehyung-ssi?
—Esto no es algo que puedas intentar, ¿sabes? No es un curso de violín o clases de ballet —dijo él, un poco molesto por la elección de palabras, solo para luego suspirar con resignación—. No... T-Tampoco tengo a nadie que me interese.
—Joven Kim, Lalisa —llamó su mentora a la distancia, reclamando su atención con palmadas—. Sus padres les esperan en la sala de reuniones. Apresúrense.
Los camareros ya se encontraban sirviendo un pequeño aperitivo cuando entraron a la habitación: un sencillo postre de tres leches y café frío con crema batida como acompañamiento. Los invitados elogiaron la presentación y los empleados se retiraron.
Taehyung quiso tomar asiento en uno de los sillones en la sala, pero a mitad de camino su padre lo interrumpió.
—Hijo, el señor Manoban quiere que toques un poco de pianos para nosotros. ¿Podrías? —Yeong le miró con las cejas arriba, convirtiendo la petición en una orden implícita.
—Solo si no te molesta, por supuesto —añadió la mamá de Lalisa, sonriendo suavemente.
—Ha estado practicando una nueva melodía. ¿Cómo se llama? —inquirió su padre hacia Sook, que en un curioso acento francés respondió:
—Les fleurs.*
Taehyung se mordió el labio con nervios, pues lo que su padre decía no era mentira. Apenas había comenzado a trabajar en esa canción —compuesta por su increíble mentora, claro—, así que no la tenía muy perfeccionada y los errores se le escapaban de vez en cuando. Sin embargo, allí estaba la mirada de Yeong y Sook, instándole a tomar posesión del piano de cola que había en una esquina de la habitación.
Con un suspiro Taehyung se sentó en la banca, abriendo la tapa para revelar las blanquecinas teclas del instrumento, algo empolvadas. No sabía muy por qué, pero se sentía como un bufón contratado solo para el entrenamiento de los más ricos.
—Espero que sea de su agrado —murmuró con incomodidad.
—Lo será —respondió Sook con voz filosa, pues estaba conteniéndose para pedirle que se enderezara un poco más, ya que se veía encorvado.
Taehyung tomó aire, de repente empezando a sentirse demasiado nervioso mientras todos aguardaban al primer sonido.
No era como si nunca hubiese tocado el piano para alguien más a parte de su mentora o su familia; de hecho, lo había hecho miles de veces en reuniones o fiestas, pero esta vez había algo más, mucho más pesado que le impedía mover las manos que ya se encontraban en posición para empezar.
El aire que había tomado lo dejó salir en un pequeño suspiro. Quería creer que su visión borrosa y la manera en la que las teclas se movían de un lado a otro eran solo una mala jugada de su imaginación y no producto de un inminente ataque de pánico, que se hacían bastante frecuentes y comunes últimamente.
—Taehyung-ah, tranquilo —Y de repente allí estaba, una cálida mano sobre su hombro, apretándolo con cuidado. Taehyung miró hacia arriba, encontrándose con los ojos nobles y pacíficos del señor Manoban—. Sé que tocar piano no es fácil y menos una canción de la que no tienes dominio, pero está bien, puedes intentarlo. Los errores son inevitables en esta vida.
Aquellas palabras hicieron que se congelara unos segundos. La política de la casa Kim parecía que promulgaba todo lo contrario, así que fue un buen choque mental el que se llevó. No obstante, la mirada tierna que le daba el hombre y el apoyo que le transmitía con aquel simple tacto fueron como la sábila para una quemadura.
Taehyung sintió alivio, como si le quitaran un enorme peso de encima, y sonrió con sinceridad por primera vez en mucho tiempo.
—Está bien.
Y de sus manos, aunque temblorosas, salió la más linda de las melodías, tocada en una entonación más baja que la original. Incluso Sook estuvo complacida por lo que escuchó y Lalisa, que pese a intentarlo muchísimas veces nunca fue diestra con el piano, aplaudió como una niña pequeña cuando Taehyung terminó de tocar, al igual que sus padres y —más modestamente— Yeong.
Pero aunque se había instaurado un aura tranquila dentro de la habitación gracias a su interpretación, Taehyung había quedado con un sinsabor en la boca al recibir apoyo de sus muy seguramente futuros suegros y no de Kim Yeong.
¿Por qué su padre no podía ser así?
♥
—¿Tienes algo que hacer hoy en la tarde? —Yoongi cambió su teléfono de oreja, para poder agarrar el plato que acababa de servirse. Había más carne que vegetales, pero así era cómo le gustaba—. Por favor dime que no.
—Hyung, sabes que he estado muy ocupado con la universidad. Este final de semestre me está sacando los jugos gástricos por los poros —bufó Namjoon del otro lado; el mayor podía escuchar la manera tosca en la que tecleaba. Si seguía así, seguramente iba a romper el teclado—. Justo me encuentro haciendo un trabajo y...
—¿Ni siquiera si gasto la comida de esta noche? —insistió el pálido chico, moviéndose hasta el enorme sofá para encender el televisor—. Le pagaré a alguien para que haga tus tareas si así lo quieres...
—Solo porque a ti te guste hacer eso no significa que yo vaya a hacerlo —Namjoon soltó una risa triste—. Soy un Kim, después de todo. Si no puedo hacerlo todo a la perfección empezaré a tener más problemas de los que ya tengo solo por juntarme contigo.
—Lo dices como si yo fuera una mala persona —Yoongi mantuvo el televisor en silencio mientras masticaba, algo orgulloso de su reputación pero hastiado de esta también—. Pasar tiempo conmigo no es malo.
—El problema es que no lo tengo. Apenas y puedo ver a Taehyung...
—Ah, el borreguito de cara bonita...
—De todas formas, ¿qué necesitas hacer esta tarde, hyung?
—Quedé en verme con alguien a quien hacía tiempo no veía, pero... Pero me acabo de arrepentir —admitió Yoongi después de tragar—. La verdad es que ese chico me da miedo. Es maquiavélico, medio satánico la verdad...
—¿Qué? ¿Lo dice el emergido del infierno?
—Planeaba cancelarle y decirle que ya tenía otros planes, pero está bien. Lo entiendo —El mayor suspiró y después de unas cuantas palabras más se despidieron.
Le subió el volumen a la televisión para tratar de distraerse. En primera instancia, no sabía por qué había aceptado; ni siquiera podía imaginarse cómo demonios Park Jimin había conseguido su número. Lo mejor era sin duda esperar a la hora acordada y cancelarle al último minuto.
—Qué bien que he decidido llegar más temprano. ¡Bribón!
El golpe vino antes de siquiera poder verlo y Yoongi tuvo que morderse la lengua para no gritar por el susto. Se incorporó del sofá, sobando la zona afectada de su cabeza, solo para encontrarse con el mismísimo demonio sosteniendo un libro en alto mientras sonreía como si de hecho no acabara de golpearlo con este.
—¡¿Cómo entraste a mi casa?! —chilló Yoongi.
—Dejaste la puerta abierta —respondió el pelinaranja, sonriendo.
No, esa ni siquiera era la pregunta.
—¿Y cómo demonios sabes dónde vivo? —Sí, eso era lo más loco—. ¡Quedamos en vernos a las seis en el centro comercial!
—Se pueden hacer muchas cosas con un número de teléfono. —Él soltó una de esas risas angelicales, agregándole un poco más de ironía al asunto. Tan malvado—. Sabía que ibas a negarte al último minuto así que necesitaba tener un plan B. ¡Suerte que funcionó!
Yoongi bufó rendido. Park Jimin podía dar miedo si se lo proponía; y cuando estaba molesto... Era mejor ni siquiera cruzarse por su camino. Se permitió observarlo entonces, no hallando nada más que hacer.
Sin duda había cambiado demasiado desde la última vez que se vieron, para bien. Ya no tenía esas adorables mejillas regordetas ni el cabello negro como cuando eran niños, pero otras cosas seguían allí y entre esos pantalones negros no se vía para nada mal.
Jimin bufó.
—¿Ya terminaste de mirarme o necesito darme la vuelta?
—Si lo haces te lo agrade...
—Yoongi.
—Lo siento.
El menor tomó asiento en el sillón, robando la comida que por poco cayó al suelo cuando le dio el golpe con el libro. Hizo una mueca porque era precocinada, pero supuso que no podía esperar mucho más viniendo de un niño problemático que había decidido vivir solo en un apartamento comprado por sus padres. Bueno, a los Min tampoco les convenía tener bajo su techo a Yoongi.
—Entonces, ¿qué te trae a mi humilde morada?
—Querrás decir basural. No te haría mal contratar una aseadora de vez en cuando, ¿sabes?
—Tan delicado como siempre, Jiminie.
—Como sea, tengo mejores cosas que hacer que perder mi domingo contigo. —Jimin se giró para mirarlo, devolviéndole el plato de comida. Después de su discusión con Jungkook, había dudado en contactar a Yoongi o no. ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué estaba ayudando a Taehyung?
—¿Jimin?
—Yoongi, te llevas bien con los Kim, ¿no? —suspiró al final. No podía darle más vueltas al asunto. Él de verdad quería ayudar a Taehyung.
—¡Ja! —El mayor soltó una risa sarcástica—. Por supuesto que no. Mis padres sí.
—Pero Kim Namjoon, Kim Seokjin y tú eran inseparables cuando pequeños —le recordó Jimin chasqueando la lengua, recordando todas las veces que entre los tres arruinaron grandes eventos, cenas e incluso lo metieron en problemas un millón de veces solo porque era el menor. Yoongi volvió a negar.
—Nunca me llevé bien con los cobardes —murmuró con pesar—. Hablo de vez en cuando con Namjoon, es todo; cada quien tiene su vida.
—Por favor. Mamá me dijo que asististe al funeral de Seokjin —insistió el menor, deseando encontrar un rayo de esperanza del cual aferrarse. Él no podría ayudar a Taehyung por su cuenta, necesitaba ayuda—. Eran amigos, ¡tú lo querías!
—¡Éramos unos mocosos!
—¡Ese mocoso está vivo!
La mirada que Yoongi le dio al pelinaranja expresó todo lo que en años y años el chico se guardó. De repente todo fue muy transparente entre ellos, muy íntimo, y sin palabras la verdad salió a la luz.
Yoongi se echó a reír escéptico y él sintió las lágrimas escocer en sus ojos, pero no sabía si por la tristeza o por la rabia.
—Mierda, Yoongi, tú ya lo sabías... —pronunció Jimin en voz rota, adivinando lo que significaba la expresión del mayor—. Todo el tiempo lo supiste...
*Las fores.
Bueno, el Yoongo lo sabía. Lol.
No debería actualizar a esta hora, ni hoy, ni actualizar, porque estoy muriendo en mayúscula de lo enferma que me encuentro, pero yo necesito aclararles algo uRGENTEMENTE.
1. Esto es KookV. Kook-V. KOOK ANTES QUE V. Lo dice el título y significa Kook activo, ustedes ya lo saben, ¿no? PERO, para mí, el SHIP se llama Vkook, Taekook. EL SHIP. Se ve más estético así y así le voy a llamar. Pronunciar "tekuk" es más lindis que "kukte". THAT'S WHY.
2. Ahora, que Kookie sea top no significa que deba ser el más macho. Si quiero hacerlo balbucear porque Taehyung tomó su barbilla, ¡lo haré! ;-; Tae es más dado al skinship, por no decir que tiene una obsesión con manosear a sus compañeros :v (okno). Está bien si Kook está nervioso por eso, es joven, le gusta Tae, es mi bebé .-.
3. Esto no es una queja. Es más bien una pregunta... :v Tengo el lemon de esta novela escrito, pero noté que hacía a Kook un poco (demasiado) experimentado. ¿Quisieran leer una desastrosa y tierna primera vez para ambos o que Kookie no sea tan virgen? Lol.
4. Muchas gracias a lxs que respondieron en el capítulo pasado sobre la idea original de esta novela. No podía responder comentario por comentario, así que les doy un gracias general por su apoyo. Corazones para ustedes 💗💗💗 Les estaré pasando la portada en los próximos capítulos o de entrada el aviso de que la publiqué (?
Sin quererlo terminé escribiendo un testamento, pero ya valió. Gracias por llegar hasta aquí. 💗 Shau 💗
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