17
Aclararé, antes de que entren en pánico, que el director nada tiene que ver con Sooyoung :v
Por otro lado, veamos qué hará Jiminie ahora que sabe e.e'
MARATÓN 2/?
La señora Park suspiró con exasperación, harta ya de escuchar ese incesante y desesperante sonido.
Dejó lo que hacía en la cocina y se asomó solo para confirmar que se trataba de Jimin, quien no había dejado de pegarle al vidrio de la mesa con su lápiz mientras masticaba la tapa del bolígrafo, evidentemente nervioso y a punto de un colapso.
—¿Qué pasa? —preguntó entonces, molesta.
Jimin se atragantó con la pieza de plástico en su boca por la sorpresa, pero se recompuso rápidamente. Le miró con una expresión angustiada.
—Mamá, ¿crees en los fantasmas?
—¿Otra vez estabas viendo esas películas, Jiminie? —inquirió en tono de reproche—. Te he dicho que si tanto miedo les tienes, no las veas.
—¡No es así!
Jimin respiró profundo, moviendo a un lado el cuaderno en el que estaba resolviendo sus ejercicios de matemáticas. Aunque lo intentara la con todas las fuerzas de su Hulk interior, no había manera de que pudiera concentrarse en ellos. La combinación de letras y números hacía que su dislexia apareciera y lo convirtiera todo en un manuscrito en mandarín. ¡Su mente estaba en otro lado!
—Es solo que... Hoy... —empezó despacio, solo para descartar la idea tan rápido como llegó a su mente—. Demonios, ya me volví loco, ¿verdad? ¡¿Qué le echaste a las pastas de ayer, mujer?! —recriminó—. ¡Te dije que era mejor comer japchae!
Su madre se defendió con algo que no escuchó, pues estaba bastante consternado aún por lo que había visto en la tarde. Estaba seguro de que esa persona con la que chocó había sido Seokjin. ¡PODÍA VER FANTASMAS!
Por Dios, ¿cuánto costaba una sesión con el psicólogo?
No, aquello no había sido un fantasma. Se chocaron, fue carne contra carne; su dolorido culo se lo recordaba siempre que se movía. No había manera de que eso hubiera sido su imaginación o un holograma.
—¿Cómo murieron... Kim Chaewon y su hijo, mamá? —preguntó de repente, interrumpiendo a su madre, que hablaba sobre cómo los niños de África morían por probar siquiera un bocado de su comida y él se quejaba de su inhabilidad para hacer pasta.
—¿Por qué me estás preguntando eso? —inquirió ella en cambio, algo alarmada.
—Es para una tarea.
Doyeon alzó una ceja, escéptica. Hablar en voz alta de la difunda esposa de Kim Yeong y su hijo era como un tabú; de hecho, solo mencionar el apellido Kim en esa casa era un sacrilegio. Por suerte para ellos dos, el señor Park no se encontraba.
—No sé mucho, de todas maneras —susurró en tono confidencial—. Fue un accidente automovilístico. Un camión chocó el carro donde ella y su hijo iban; al parecer el conductor estaba borracho... El auto se descarriló y cayó por una trocha, o un precipicio de camino a Suwon, como decían los periódicos y se incendió. Quedó en pérdida total.
—¿Y los cuerpos? —indagó Jimin con espeluznante emoción.
—Se calcinaron, hasta los huesos.
—¿Cómo lo saben?
—Ugh, no lo sé, es lo que las noticias dijeron. ¿Quieres que te recuerde el problema que tuvimos con Kim Yeong en ese entonces? —espetó su madre—. ¿Crees que él nos iba a contar algo?
—Pero ustedes asistieron al funeral, ¿no? ¿Los vieron?
—Sí, solo protocolo y cortesía como socios que éramos —Doyeon asintió, empezando a sentirse incómoda—. No había cuerpos que mostrar porque se quemaron, Jiminie. Ya deja de preguntarme sobre eso, solo me provocas escalofríos...
Con un estremecimiento, su madre volvió a la cocina y Jimin soltó el aire entre los dientes, algo shockeado.
—Mierda, Seokjin está vivo —susurró.
Decirlo en voz alta era todavía más increíble.
¿Taehyung lo sabría? ¿Yeong lo sabría?
♥
Seokjin sintió la sonrisa —que tan bien había tatuado en su rostro— desaparecer en cuando Jungkook le abrió la puerta. Y es que el pelinegro no estaba mejor, porque su expresión era la de alguien a quien le habían dicho que alguien cercano había muerto.
—¿Pasa algo? —preguntó de inmediato, estirando la mano para levantar el mentón de Jungkook, quien por supuesto se alejó de su agarre.
—Nada grave, hyung. Pasa —le invitó con media sonrisa—. Estaba lavando los platos, así que... perdona el desorden.
—¿Por qué las personas más ordenadas son las que siempre dicen eso? —bufó Seokjin mirando la reluciente sala, que ni siquiera polvo parecía tener. A duras penas había una chaqueta tirada en uno de los cojines y suponía que no llevaba ahí mucho tiempo.
—¿Qué te trae por aquí? —preguntó Jungkook en cambio, pasando directamente hacia la cocina.
—Solo quería ver cómo estabas después de, ya sabes, Yugyeom...
La respuesta del menor fue seca.
—Supongo que estoy bien. ¿Cómo más debería estar? —farfulló—. No puedo echarme a morir por eso... A él no le hubiera gustado.
Seokjin notó entonces un sobre blanco en la mesa ratona de la sala y se permitió a sí mismo ojearla, dándose cuenta de que era una carta de aceptación.
—¿Esto es lo que te tiene mal? —preguntó curioso, mostrando el papel a Jungkook, quien de inmediato soltó un suspiro.
—No estoy mal. Estoy... Ah, hyung. ¿Qué no ves lo que dice?
—Sí, dice que has sido aceptado en... Saint Vladimir School —murmuró Seokjin, de repente un poco anonadado. Una beca para la misma academia a la que asistía su hermano.
—¿La conoces, no? —bufó el pelinegro—. Es una escuela para niños ricos. Hyung, no me gusta lo que sea que esté haciendo mi mamá. Por favor, mira esto —espetó, señalando con las manos vagamente todo el apartamento—, no hay manera de que ella haya conseguido esa beca con tanta facilidad... Hyung, yo no quiero que ella...
Seokjin chasqueó la lengua y dejó en un segundo plano la pequeña espina en su pecho para caminar y abrazar a su nuevo y joven amigo llorón. Las enormes lágrimas que hacían brillar sus ojos anunciaban el inminente llanto y de hecho así lo hizo, porque últimamente esa era la única escapatoria que veía a todo lo que parecía superarle. Años y años de hacerse ver como el chico fuerte se iban desmoronando con muchísima rapidez.
—Hyung, si ella tuviera novio... Yo... —sollozó—. Yo sé que ella puede rehacer su vida, pero papá... Mi papá...
Contrario a como pocos podían creer, Jungkook recordaba el rostro de su padre a la perfección. Fue el hombre que le enseñó muchas cosas en su infancia y la única figura paterna que tuvo, así que no podía desechar el recuerdo y ya, incluso si le había abandonado hacía más de diez años.
Pero siempre le hizo ver a las personas que no lo extrañaba, que no le importaba y que no estaba afectado por la pérdida, aunque por dentro solo se preguntara qué había hecho mal para que Jeon Yoo Bin decidiera abandonarlos.
En su inocente imaginación, al menos mientras fue un niño, siempre creyó que él volvería y que su madre iba a aceptarlo. Pues estaba claro que no.
—Ella... —empezó Seokjin, desconociendo la historia detrás de tan egoísta deseo—. Jungkook, ella es una mujer mayor y puede hacer con su vida lo que le plazca. Si lo que está haciendo le permitió darte una beca en una de las mejores academias del país, ¿no deberías apreciarlo?
Jungkook sorbió por la nariz mientras negaba con la cara escondida en la chaqueta del mayor.
—No quiero que nadie venga aquí a hacerse pasar por el padre que alguna vez tuve, hyung.
—Jungkook... —El castaño separó el abrazo, tomando de los hombros al chico para poder verlo a los ojos—. En el poco tiempo que llevamos hablando, he notado un par de cosas. Los problemas siempre terminan por sobrepasarte... Incluso si no son tuyos. Y tú única respuesta es fruncir el ceño o estar a la defensiva. Esa no es la manera, pequeño...
—¿Q-Qué dices? Claro que no —murmuró Jungkook, sonrojándose.
—En un principio creí que te parecías a mi hermanito, ¿sabes? —susurró Seokjin—. Él solía callar ante los problemas y sonreír para ignorarlos y hacer como si todo estuviera bien; nunca decía nada, siempre se guardaba todo... Hasta que explotaba y cuando lo hacía era bastante violento y problemático. Tú eres más como... Una fierecilla que vive maldiciendo con las garras afuera para rasguñar al primero que se ponga en frente.
—Qué estúpido es tu hermano, sin ofender —bufó Jungkook. ¿Guardarse todo? Y una mierda; si algo no te gusta tienes que decirlo de inmediato, así a la gente no le guste.
—Él al menos buscaba una explicación o algo que lo calmase, pero tú... Jungkook, si tu mamá tuviera novio, eso no lo convertirá en un padre para ti. Es su acompañante, la persona con la que compartirá lo que quede de su vida quizá y la cama...
—¡H-Hyung!
Seokjin rio.
—Lo siento, lo siento... El caso es... No es obligatoriamente tu padre. Es solo el novio de tu mamá e incluso si se casaran, nada te atará a él, ¿bien? No es tu obligación tenerle afecto o mucho menos actuar como su hijo —le recordó Seokjin.
Después de largos minutos en silencio en los que Jungkook pareció meditar lo que acababa de decirle el mayor, dijo:
—Seokjin hyung... Ahora le tengo envidia de tu hermanito... Eres el mejor —confesó en voz baja.
♥
Sook abrió su boca en una pequeña 'o', realmente complacida e impresionada por lo que veía, o más bien, escuchaba. Taehyung paseaba sus delgados dedos sobre las teclas del piano, acariciándolas con metódica precisión a la vez que las oprimía.
La melodía que tocaba era suave, algo tristona, pero no dejaba de ser dulce y hermosa a los oídos. Su mentora estaba más que encantada con el resultado, incluso si al final erró en la entonación de la nota.
—¡Bravo, bravo! —felicitó al menor sinceramente, por primera vez en lo que a Taehyung le pareció años. Él cabeceó en señal de agradecimiento—. Muy bien, Taehyung, se nota que has estado practicando. Estoy muy orgullosa con tu progreso, pero debes seguir mejorando. ¿Ves que dejar de ir a esa sucia guardería fue lo mejor para ti?
De hecho, sí. Parecía que todos los problemas se habían arreglado dentro de la mansión una vez que Taehyung dejó de ir. Había una calma errónea, justo como la que había antes de cualquier tormenta. Y eso le asustaba un poco.
—Por otro lado, me siento muy decepcionada contigo —murmuró Sook, rompiendo la ilusión de cristal en la que Taehyung se estaba encerrando. Con la odiosa regla, chuzó sin cuidado el abdomen de su pupilo y luego su mejilla—. No has estado siguiendo la dieta, ¿verdad? Te ves más rellenito, por no decir gordo.
Taehyung buscó el espejo de la habitación, fijando su mirada en la zona de su abdomen. Incluso si allí no había más que simples arrugas de su pijama por la posición en la que se encontraba, él realmente se vio como una ballena obesa.
—Lo siento mucho, maestra —susurró en respuesta.
—¿Sentirlo hará que bajes? —Sook se llevó las manos a la cadera, negando—. Cambiaré de tu dieta otra vez y se lo comunicaré a tu padre, ¿entendido?
Lo único que Taehyung hizo fue asentir, posando sus ojos sobre las teclas blancas del piano aunque allí no hubiera nada interesante más que el brillo de sus propias huellas dactilares. Sus acciones eran las de un zombie, monótonas y carentes de la usual vitalidad que le caracterizaba. Su mentora lo había notado, porque incluso se reflejaba en sus decaídas facciones.
—Por cierto —insistió la mujer, sintiendo la inexplicable necesidad de llenar el silencio en la sala con su propia voz—, tienes un compromiso el jueves en la tarde. Tu padre y algunos invitados asistirán, así que debes vestirte y comportarte para la ocasión. Eres un Kim.
—Soy un Kim —repitió Taehyung en voz muerta.
—Así es, lo eres. —Sook le miró con una ceja arriba. Pese a haber pronunciado las palabras en voz alta, más parecía que aquel muchacho lo decía para sí mismo, quizá tratando de convencerse de su innegable realidad—. Y tu padre está muy feliz con el cambio de tu personalidad.
—¿Lo está? —preguntó el menor, algo esperanzado. Su mentora asintió y él esbozó una pequeña sonrisa a sus piernas, gesto que no alcanzó a llegarle a los ojos.
Sí, Taehyung lo estaba haciendo todo bien. Dejó la guardería, dejó de dirigirle la palabra a Park Jimin, se había centrado en sus clases de piano y guitarra, y comenzó recientemente con sus clases de ruso.
Por fin había comenzado a actuar como el verdadero heredero de la familia Kim. Yeong, aunque no lo demostrara mucho, no podía sentirse más tranquilo y satisfecho al respecto.
Pero... Si era así, si por fin todo estaba orden, ¿por qué Taehyung se sentía tan mal?
Se preguntarán... ¿DÓNDE ESTÁ MI PINCHE VKOOK? ¡Es la sorpresa que les tengo! Capítulo 18, para ustedes.
En unos minutos lo subiré, porque se lo merecen 💕💕
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