—Lo siento, este reino no cuenta con ningún príncipe. Nos será imposible ofrecer uno como tributo para la alianza matrimonial.

El silencio reinó en la sala luego de aquellas palabras. Las cabezas del imperio Wayne dejaron entrever su irritación, pero su rey los mandó a guardar la compostura inmediatamente. La oportunidad de discutir una tregua con el imperio al Ghul no era algo que se consiguiera fácilmente. Bruce sabía bien cuántos reinos darían lo que fuera por estar en su lugar y, después de todo lo que habían hecho para llegar a ese punto, no iba a desistir.

Necesitaba asegurarse de que habría paz entre ellos. Los al Ghul eran gente de temer. No era conveniente tenerlos como enemigos.

—¿Hay alguna otra alternativa? —preguntó.

—Podría haberla —respondió el canoso hombre frente a él—. La alianza es muy importante para nosotros, así que podemos ofrecer algo más. Estamos dispuestos a negociar.

Bruce no iba a reconocerlo en voz alta, pero sintió una punzada de alivio por eso. Se enderezó nuevamente antes de hablar.

—Bien. Estará de más decir que su tributo tiene que ser una persona de suma importancia para su reino, así como el mío ofrecerá a su príncipe, mi hijo primogénito y el heredero de todos mis bienes.

—Es algo evidente.

—¿Alguien del clero sería viable?

—Nuestra orden religiosa es independiente de la monarquía. No nos afecta lo que les suceda, y ellos tampoco cederían.

—¿Su aristócrata con más importancia, quizá?

La risa gatuna de Ra's al Ghul invadió la sala.

—En mi imperio no nos regimos por la división de clases sociales, Wayne —dijo, con tanta despreocupación que fue inevitable que Bruce se ofendiera—. No hay aristócratas, no hay nobles. Sólo mi gente.

Bruce percibió un ligero tic en su ojo. La falta de formalidad en el diálogo del rey era irritante. Podía entender por qué todos le temían: él y sus hombres se dedicaban meramente a pelear y conquistar. Rara vez tenían comunicación con otros reinos. Seguramente pocos conocían su vulgar sencillez al hablar —Bruce estaba seguro de que le perderían cierto respeto por ello—, sin embargo, todos habían oído esas historias que le daban la fama como uno de los reyes más poderosos, despiadados e inhumanos que hubiesen existido.

A pesar de sus previos enfrentamientos militares, Bruce no conocía aquello de primera mano. Y tampoco quería conocerlo. Tragó saliva sin que se notara, agobiado por la falta de opciones.

—¿Se le ocurre otra solución?

Ra's miró al techo del salón, jugando con el bolígrafo en su mano de una manera que incitaba a Bruce a golpearlo. Había algo en ese hombre que le desagradaba profundamente. Quizá su aspecto tenía algo que ver, pues a pesar de sus años, aun lucía fuerte e intimidante, peligroso. Bruce Wayne detestaba tener que sentir respeto por otra persona, más si se trataba de una rata escurridiza como Ra's al Ghul.

En eso, sus ojos tan verdes como el jade se iluminaron maliciosamente. Parecía tener una idea.

—Le ofrezco a mi mejor guerrero —resolvió, recargando su mentón barbudo sobre sus manos—. Mi nieto es la cabeza de mis tropas, el más hábil, el más eficiente. Es el mayor responsable de todas nuestras victorias en batalla. Sin él, no sé qué sería de nosotros.

—Suena sustancial.

—Lo es, sin duda —afirmó, maravillado consigo mismo por haber encontrado un arreglo—. Además, lleva mi sangre en sus venas. ¿El lazo familiar podría significar algo para usted?

—Descuide, rey Ra's. No necesito oír más. Estoy absolutamente convencido de que esto será lo mejor para nuestros reinos.

—Está hecho, entonces —concluyó él, levantándose con elegancia de su silla—. Su adorado príncipe se casará con mi nieto.

—Y la boda significará el inicio de nuestra paz, ¿no es así?

—Tenlo por seguro, consuegro.

Y estrecharon sus manos, sellando así el destino de dos hombres que ahora estaban viviendo sus días cotidianos ajenos a todo, sin tener idea alguna de lo mucho que esa alianza que se realizó a sus espaldas cambiaría sus vidas.

Antes que nada, ofrezco una disculpa por las muy posibles grandes incongruencias que encontrarán en estos sistemas monárquicos antiguos. No investigué mucho al respecto. Es sólo como yo lo imagino, como me conviene adaptarlo para los hechos del fanfic. Recordemos que esto, si bien tiene trama —y me gusta hacerlas lógicas— de imperios y demás, tiene como punto principal el ship entre Dick y Damian.

Y pues ya, nada más que decir. Sólo que espero que disfruten esta historia tanto como yo creo que la disfrutaré. 💙

Eso y que me parece que a cierto moreno de ojos bonitos no le va a gustar la idea, haha.