De Omegas y Alfa (2)
-Tzuyu... Me estás asustando. -susurró nerviosa, quien no pudo reaccionar cuando Tzuyu dejó caer el pastel, porque justo frente a Jihyo se hallaba aquella atractiva barista, observándola ahora con unos ojos completamente brillantes en tonos azules. Aquella que la observaba queriendo devorarla.
No supo en qué momento sucedió, pero cuando pudo percatarse de sus sentidos completamente, un gemido sorprendido provino de sus labios. Porque el fuerte aroma a café parecía envolverla, pero el dulce aroma a galletas, el menta de Nayeon y su aroma a caramelo se mezclaban en uno.
-¿Alfa? -preguntó en un tono bajito Nayeon, abriendo completamente la puerta al posicionarse junto a Jihyo sin perder un centímetro de la alta mujer, que respiraba agitada, remarcando los músculos de sus brazos por cada vez que parecía contenerse o luchar consigo misma.
Jihyo estaba sorprendida, nunca habiendo visto a su omega reaccionar así ante un alfa, pero cuando pudo percatarse apenas de la realidad que envolvía a las tres, parpadeó incrédula. Porque el fuerte aroma de aquella alfa había activado su celo y nunca se había sentido tan húmeda con solo una mirada, logrando incluso olfatear en el aire como Nayeon se hallaba filtrando exageradamente.
-Alfa... -susurraron al unísono, provocando un fuerte gruñido en la alfa que las hizo gemir a ambas, porque justo ante sus ojos se hallaba la alfa que terminaría por completarlas y había estado a su alcance tanto tiempo.
Jihyo vio como Nayeon se alzó de puntillas, envolviendo los hombros de Tzuyu para atraerla en un beso. La neblina de deseo y racionalidad aún luchaban dentro de la mayor, siendo una privilegiada observadora de cómo su omega era devorada por los labios de la alfa, una que no causaba celos en ella y en cómo poseía a Nayeon, sino deseo porque la tomase con la misma lujuria a ella.
El corazón de Jihyo pareció detenerse cuando, inesperadamente, los labios de la fuerte alfa impactaron con los suyos, envolviéndola entre su brazo y atrayéndola hacia el definido torso. No supo en qué momento la puerta fue cerrada, solo era consciente de los carnosos labios recorriendo los suyos, un beso con tanto control que las piernas de Jihyo temblaban por el placer, por el deseo lujurioso de ser follada por tan imponente mujer.
Ambas se separaron, observándose con ojos brillantes y lujuriosos, en donde solo se vio interrumpida por el aroma a fresa cerca de ambas, en donde Nayeon tomó la nuca de ambas y las atrajo hacia sí misma, besándolas al mismo tiempo.
Jihyo nunca había besado a más de una persona a la vez, pero el hecho de que fueran un desastre de saliva, de jadeos y manos ansiosas recorriéndose sin descanso, la tenía temblando ansiosa, apretando sus muslos por la cantidad de fluidos que humedecía sus ropas por la forma en que Tzuyu parecía un depredador besándolas, recorriendo ambos cuerpos explorando por sobre las prendas que eran simplemente un estorbo.
Las tres se separaron, jadeando excitadas y solo envolviéndose por el calor de los cuerpos en la sala y los aromas que las enloquecía de placer.
-Desvístanse. -gruñó la alfa, sin perder una mirada de ambas omegas. Un gruñido tan profundo que ambas jóvenes gimieron, juntando sus muslos por el cosquilleo placentero que viajaba desde sus vientres hacia sus pelvis, directo a sus coños.
Nayeon lo hizo sin replicar, demasiado nublada por el celo anticipado que había llegado a ella y mientras tanto, Jihyo lo hacia lentamente, embelesada por la idea de por fin, ser folladas por una alfa. Por una alfa que sus omegas no rechazaban y rogaban por tener.
-Sobre el sofá, muéstrenme sus lindos culos omegas. -ambas omegas jadearon en silencio cuando las fuertes manos de la alfa rodearon sus muñecas, llevándolas hacia el gran sofá para que la orden fuese acatada correctamente.
Jihyo sentía sus piernas temblorosas, con su culo respingado y expuesto, hundiendo su rostro contra el respaldo del mueble sintiendo incluso en aquella posición el calor que desprendía la alfa tras suyo. Nayeon por su parte era un desastre de gimoteos y lloriqueos por ser tomada, porque aliviara el calor que la envolvía cada vez más, moviendo su blanquecino culo ante Tzuyu, que no apartaba la mirada de ambas.
La cantidad de lubricante que ambas producían era casi obsceno, con los muslos brillando por la forma en que sus fluidos se deslizaban desde sus agujeros necesitados.
-Por favor, por favor... Alfa. -gimoteó Nayeon, observando a Tzuyu tras ambas por sobre su hombro, quien sin esperar un segundo más comenzó a despojarse de sus ropas, causando un gemido audible de la omega menor, recorriendo los músculos expuesto y el gran tamaño del bulto entre sus piernas.
Sorpresivamente un fuerte sonido provocó un grito de ambas omegas. Ambas palmas de la alfa impactaron en una fuerte nalgada en los glúteos de las omegas respectivamente, provocando un lloriqueo desesperado.
-Están tan jodidamente mojadas... -gruñó ahogando un gemido, con ambas manos deslizándose por las pieles de las omegas, apretando de ellas y dejando las marcas de sus manos-. Tan necesitadas por una polla alfa... -las manos de Tzuyu se deslizaron por la parte interna de los muslos de las omegas, no importándole cómo estas se empapaban por los fluidos que ambas expulsaban.
Una nueva nalgada impactó en las jóvenes, gimoteando al exponer más sus culos para la alfa que tan deliciosamente las dominaba sin problema alguno.
-S-Sí... Queremos su polla, a-alfa... -lloriqueó Jihyo, no pudiendo controlarse más por la forma en que eran tratadas por la barista, tan jodidamente cachonda por que se la follara a ella y a su omega.
Apenas alcanzaron a oír un susurro ronco de la alfa cuando dos dedos de Tzuyu tantearon ambos coños, provocando un espasmo de placer que envió los cuerpos de las omegas hacia el respaldo, respingando incluso más sus culos.
-Que omegas tan sucias... -murmuró la mayor, rodeando los rojizos y goteantes agujeros, los cuales se contraían por cada vulgar palabra de la alfa-. Tan empapadas, mh...
Ambas gritaron de placer, retorciéndose contra el sofá cuando dos dedos ingresaron en sus agujeros. Dedos que fueron recibidos perfectamente, con ambas inclinando sus culos para ser más profundamente folladas.
Las omegas movían sus pelvis al ritmo de los dedos que se introducían y salían de ellas, gimiendo desesperadas, tan necesitadas porque, aunque los dedos fuesen hábiles, necesitaban ser penetradas por la gruesa polla de su alfa.
-Oh, alfa... S-Sí, más rápido. -lloriqueaba Nayeon, apenas sosteniéndose con sus antebrazos contra el respaldo, con su mirada ansiosa buscando a Jihyo a su lado, que gemía tan exageradamente como ella.
No pudo evitar extender una de sus manos hacia la omega mayor, envolviendo su nuca con los dedos para atraerla hacia ella, besándola y ahogando sus gemidos en la boca de Jihyo. Gemían ruidosamente en sus bocas, abriendo sus bocas para besarse duramente, deslizando sus lenguas húmedas al hacer un lio de saliva, con esta escurriendo por sus comisuras ante la fuerza con la que, ahora, tres dedos impactaban en ambas, impulsando sus cuerpos hacia adelante una y otra vez.
Nayeon gimoteó en protesta cuando los dedos salieron de ella, deshaciendo el beso para observar hacia la alfa, rogándole con su mirada que no se detuviera.
-Alfa... Alfa... -llamó necesitada, meneando su culo, no obstante, recibió una dura nalgada mientras el culo de Jihyo aún era destrozado con los dedos de la barista.
-Que puta omega más traviesa, ¿Mh, Nayeon? -Nayeon se estremeció en un espasmo ante la mención de su nombre, viéndose tan desastrosa, pero apetecible, con su cabello pegado a su frente, su rostro sonrojado y sus labios hinchados, entre abiertos por gemidos que no era capaz de dejar de emitir.
-¡Ah! -gritó Jihyo, inclinando su cabeza hacia el respaldo, arqueando su espalda cuando la alfa finalmente rozó contra ese punto de su clítoris.
Ese punto que una y otra vez era golpeado contra la yema de los dedos de la alfa, que arremetía sin detenerse ni compadecerse por la llorona imagen de Jihyo moviendo débilmente sus caderas por más.
-Las voy a coger tan fuerte... -burló la alfa, introduciendo una última vez profundamente sus dedos en Jihyo, que se retorció, inútilmente tratando de cerrar sus piernas.
Jihyo sollozó de placer, ambas omegas asintiendo frenéticamente, encantadas por la forma tan sucia en que Tzuyu se dirigía a ambas, teniéndolas tan jodidamente calientes por más y más de ella. Queriendo ser folladas hasta que no pudiesen formar frases coherentes.
Tzuyu quitó sus dedos dentro de Jihyo, dándoles un grato espectáculo a ambas omegas, que observaban con sus brillantes miradas como la alfa se masturbaba ante ellas, moviendo duramente su mano de arriba abajo contra la gruesa erección, quien se estremecía por cada vez que la palma rozaba sobre su sonrojado nudo.
-Sé una buena omega y chupa a Jihyo, Nayeon. -ordenó con una fingida y dulce voz. Sin embargo, la orden fue rápidamente obedecida con Nayeon girando a Jihyo contra el sofá, sorprendiendo a la pelinegra cuando tomó su coño profundamente en su boca, chupando duramente con sus mejillas ahuecadas, haciendo que Jihyo fuese un desastre de gemidos y lloriqueos.
Nayeon se hallaba entre las piernas de Park, alzando y respingando su culo ante la alfa que lentamente se acomodaba detrás, sin dejar de masturbar su polla cuando tarareó gustosa, tan complacida por la obediencia de sus omegas.
Y con ello, Tzuyu dirigió su polla hacia el coño empapado de Nayeon, empujando en esta profundo, pero lentamente. Nayeon jadeó repentinamente, ahogándose entre los labios de Jihyo ante lo delicioso que era tener a una alfa dentro suyo; respiró intensamente contra la pelvis de la mayor, separando su boca de la entrepierna ajena para tomar una larga inhalación mientras su cuerpo se adaptaba a la gran longitud de la alfa.
-O-Oh... Se siente ta-an... Tan bien... -lloriqueó de placer, inclinando hacia atrás su pelvis, queriendo tomar tanto de la alfa como pudiese. Gimiendo desesperada cuando sintió el roce del nudo contra su coño. Se sentía tan llena, tan bien.
Tzuyu apretó fuertemente la pequeña cintura, abofeteando una de las nalgas de Nayeon antes de comenzar a moverse. Arrastrando su gruesa polla en las apretadas paredes de Im, estirando tanto a la omega que Nayeon no podía creer que aquella era la sensación de estar con una alfa, su maldita alfa. Gimió, moviéndose y follándose contra la polla de Tzuyu lentamente, acostumbrándose al grosor de ella mientras solo era capaz de chupar a Jihyo, con saliva filtrándose por cada que mamaba y los gemidos la traicionaban.
Jihyo nunca pensó que estaría en esa situación, con una alfa follándose a su omega y esta, chupándola tan sucia y obscenamente que se sentía desfallecer. Siempre le encantó ver a Nayeon follarse con los vibradores, sin embargo, ver como era follada por alguien más despertó algo de lo que no era consciente antes, pero ahora... Ahora definitivamente lo gozaría.
Park tomó fuertemente las hebras rubias de Nayeon con su mano, obligándola a llevar un movimiento frenético contra su clítoris, aquel con el que follaba la boca de la coreana una y otra vez, retorciéndose del placer por las sensaciones que le envolvían y como los gemidos de Nayeon producían directas vibraciones contra ella.
Podía sentir la mirada de Tzuyu, podía sentir la picazón de esa potente mirada mientras empujaba su pelvis contra la boca de Nayeon, pero cuando hubo alzado la mirada y la suya se encontró con la avellana, no pudo contenerse a follar más duro la boca de la omega menor, frotándose los pechos ante la alfa que la observaba con tanto deseo que cada extremidad de su cuerpo temblaba. Oh... Oh...
Su mirada no se despegó de Tzuyu, siendo su mayor estimulante cuando sintió que estaba en su propio límite, envuelta en el sonido húmedo de como Tzuyu, se follaba a Nayeon; de cómo ambos cuerpos chocaban entre sí y lo vulgar que se oía la boca de Nayeon tratando de tomarla por completo.
-¡Alfa! -gritó llegando al mejor orgasmo que haya tenido, temblando y dejando ir toda su esencia en la boca de Nayeon, quien gimió en un sollozo cuando lo tomó todo con su boca.
-Buena chica... -alagó inclinándose sobre Nayeon para acariciar la mejilla de Park-. Prepárate para mí, te follaré tan duro como a Nayeon. -Jihyo se hallaba completamente sudorosa, jadeando fuertemente tratando de recomponerse. Su rostro se hallaba enrojecido, pero sentía las mariposas revoloteando por su cuerpo por la forma en que Tzuyu le acarició.
Jihyo sentía su cuerpo caliente pese al breve orgasmo, con sus extremidades pesadas por cada movimiento, pero el solo hecho de ver tal espectáculo, la llama ardiente de deseo crecía poco a poco nuevamente. Park se movió lejos del sofá, acomodándose en el individual que dejaba una buena vista de ambas, de como la polla de Tzuyu entraba y salía duramente del coño de Nayeon.
-Alfa... Por favor... -respiró entrecortadamente, separando más sus piernas cuando se desplomó contra el sofá, su pecho y mejilla completamente hundiéndose mientras su agujero era maltratado maravillosamente.
-Mh... ¿Quieres mi nudo, bebé? -murmuró la alfa, moviendo sus manos por los muslos de la joven omega hasta sus glúteos, apretando ambos.
-Sí, sí... O-Oh, lo quiero... -aceptó con tanto entusiasmo que el agarre de Tzuyu se apretó.
Tzuyu rió oscuramente, frotando la piel de Nayeon sin detener sus embestidas, mirando a la omega sin aliento viéndose tan llena.
-¡A-Ah! -jadeó Im cuando las caderas de Tzuyu tomaron un ritmo más feroz, dejando salir gemidos desesperados por como el pene de Tzuyu la extendía.
Nayeon respiraba irregularmente con su rostro contra el sofá, quejándose mientras Tzuyu se aferraba fuertemente a sus caderas, no obstante, cuando la bailarina volteó su rostro hacia el resto de la sala en busca de Jihyo, gimió profundamente sorprendida.
-O-Oh, Dio-os... -jadeó extasiada, encontrando la mirada de Park en el preciso momento que la mayor se penetraba con dos dedos, observando a ambas follar contra el sofá.
Tzuyu siguió la mirada de Nayeon, donde las embestidas perdieron ritmo al ser penetraciones desesperadas, ansiosas por querer follarse igualmente a Jihyo. Tenerla sobre su cuerpo, montando su grueso pene.
En el preciso momento que Jihyo masturbó su empapado clítoris, Tzuyu nalgueó duramente las enrojecidas nalgas de Nayeon, quien se hallaba gimiendo y sollozando, babeando el sofá por el dolor que experimentaba, pero maldición, se sentía malditamente bien. Nayeon movió sus caderas ansiosa, hacia abajo queriendo recibir más golpes de la alfa los cuales no tardaron en llegar, obteniendo a la pequeña omega llorando de placer bajo el cuerpo construido de la barista.
Tzuyu se inclinó hacia la espalda de Nayeon, rodeando los pequeños y firmes pechos en sus manos, causando un completo estremecimiento y un gemido ahogado.
-Me voy a... me-e voy a venir... -advirtió, enterrando su rostro contra el sofá. Tzuyu solo aumentó los embistes y el movimiento de su mano.
Nayeon lloriqueó al sentir como la polla dentro suyo crecía, una sensación completamente nueva y alucinante, la reacción del nudo que cada vez hacía más complicado sacar y meter nuevamente en su agujero, sin embargo, Tzuyu no se detuvo. Nayeon no pudo soportarlo más, retorciéndose bajo el cuerpo de la alfa, gritando por la intensidad del orgasmo cuando acabó desplomada con la polla dentro de ella, llenándola tanto de semen como nunca se imaginó.
Jihyo estaba sorprendida, nunca Nayeon se había desmayado y ella, había tenido su segundo orgasmo solo observando a ambas jodiendo sobre el sofá, solo tocándose con la idea de que sería la siguiente en ser tomada por Tzuyu. Park siguió la reacción de la alfa cuando gimió una última vez, inclinándose hacia Nayeon para lamer justo sobre el cuello de la omega, donde se hallaba la mordida que Jihyo le había hecho.
Cuando finalmente el nudo aflojó y Tzuyu salió de Nayeon, la acomodó sobre el sofá en espera que de despertase tras su desmayo, no obstante, su polla aún se hallaba semi dura cuando su mirada buscó a Jihyo sobre el sofá individual, tan sonrojada, sudorosa y con un aura tan inocente que Tzuyu solo quería ir hacia ella y destrozarla.
Justo frente a Jihyo, Tzuyu se inclinó a besarla con las manos maniobrando con el cuerpo de la omega para que quedara sobre el suyo en el sofá. Se besaban desesperadamente, babeando y mojándose con sus lenguas, no importándole como sus dientes chocaban en cada encuentro necesitado.
-A-Alfa -susurró Jihyo, jadeando en la boca de Tzuyu que acariciaba sus piernas, recorriendo y frotando los muslos empapados de lubricante.
Jihyo chilló cuando Tzuyu tomó uno de sus pezones con su boca al mismo tiempo que la diestra tomaba su coño. Chupaba ambos pezones, siendo cada arrastre de la lengua tan intenso que Jihyo temblaba, rogando por algo de lo que no estaba segura. Rodaba las caderas por cada fricción en su vulva, gimiendo ruidosamente cuando los dientes tomaron sus sensibles pezones, recorriéndole una oleada de dolor y placer a la vez.
-Tzuyu... Alfa... -lloriqueó cuando esta se apartó de su pecho, moviendo su mano libre hacia abajo, entre sus piernas.
Dedos hábiles se movían entorno a su agujero humedecido, rodeando de este antes de ingresar dos dedos dentro de él. Jihyo dejó salir un largo aliento, inclinando su cabeza hacia atrás y arqueando su espalda por el placer.
-Eres tan bonita, Jihyo -murmuró Tzuyu oscuramente, presionando besos en los pechos de la omega mientras sus dedos se adentraban cada vez más profundo en ella.
Jihyo se sacudía sobre los dedos de Tzuyu, cabalgando de ellos para tener más, casi tan cerca de que aquellos dedos nuevamente estimularan su clítoris. Tzuyu enroscó sus dedos dentro de la omega, haciendo que Park dejara salir un lloriqueo necesitado, con pequeñas lágrimas en el borde de sus ojos ante la ausencia de sus dedos.
La omega no alcanza a emitir una queja cuando tres dedos comenzaron a follarla, estirándola tan deliciosa y duramente que casi su cuerpo se movía a voluntad de Tzuyu por la fuerza empleada. La omega gimió fuertemente cuando los dedos frotaban directamente en su punto g, provocando un chillido ansioso por la rudeza que la alfa utilizaba.
Jihyo se podía sentir cerca de su orgasmo, pero antes de siquiera llegar a su límite, Tzuyu sacó los dedos, arrastrándolos a lo largo de los muslos de Jihyo, que jadeaba desesperada.
Tzuyu la observó embelesada, recorriendo su preciosa pálida piel y enrojecida por como ella la había tocado. Tan destrozada y todo hecho por ella que no pudo contenerse a besarla nuevamente, tan intenso como el primero.
El coño de Jihyo palpitaba mientras la lengua de Tzuyu se metía en su boca, gimiendo ahogadamente contra ella, tan mojada, hermosa y desesperada porque la alfa se la follara.
Tzuyu la besó un poco más, quitando su mano del humeante y necesitado centro de la menor, tomando su propio pene que descansaba tan duro y erecto contra el muslo de Jihyo. Con la mano libre tomó la cintura de la joven universitaria, alzándola apenas sobre las rodillas para guiar su propia erección hacia el abusado agujero de Park.
Jihyo respiró pesadamente, jadeando mientras bajaba sus caderas para tomar a la alfa. Sus paredes estirándose, sintiéndose tan llena de una manera deliciosa que nunca se imaginó.
-O-Omega... -susurró Tzuyu, tan abrumada como Jihyo por la sensación del apretado y húmedo coño. Ambas sintiéndose tan bien mientras Park acababa completamente sentada sobre la erección de la alfa.
Se miraron sin aliento, ambas con el cabello desordenado, pegado en sus frentes por el sudor y sus labios hinchados. Oh... Tzuyu quería arruinarla tanto, tanto como su alfa aullaba por poseerlas a ambas omegas. Jihyo y Nayeon eran suyas y de nadie más, se aseguraría completamente de que todo el mundo lo supiera.
-¡A-Alfa! -gritó la omega cuando la alfa comenzó a mover sus caderas y esta se hubo inclinado hacia el pecho de Jihyo, mordiendo sobre su clavícula, bajo la zona del cuello donde la mordida de Nayeon se hallaba.
Tzuyu envolvió sus brazos alrededor de la pequeña cintura, lamiendo sobre la piel de Jihyo sin despegar la mirada de la mordida. No había sido ella, pero la idea de que ambas omegas se hubieran enlazado la calentaba demasiado.
-Mías... -gruñó-. Solo son mías.
-Tuyas... -respondió Jihyo, agitada, respirando entrecortado mientras Tzuyu se aferraba a sus caderas, tan segura de que hematomas quedarían allí.
La longitud de Tzuyu la abría, penetrándola tan profundamente como esta alzaba sus caderas e impulsaba las de Jihyo hacia abajo. Tzuyu no pudo evitar nalguearla mientras la follaba, viéndose tan bonita y sonrojada sobre ella, saltando sobre su polla.
Aumentó la velocidad de las embestidas, con la pelvis golpeando el magullado coño de Jihyo, arrastrándose en las paredes sensibles de la omega que la tomaba tan bien. Las penetraciones eran frenéticas, Jihyo no era capaz de pensar más que gemir por más, por obtener todo de su alfa.
Sin embargo, cuando sintió una nueva dura nalgada, gritó volviendo a su nula consciencia.
-Jódeme, alfa... Jo-odeme. -lloriqueó Jihyo, quejándose ante la nueva nalgada, los dedos nuevamente tomando sus sensibles pechos.
-Estás tan mojada... -murmuró Tzuyu, arremetiendo en su agujero-. ¿Oyes lo mojada que estás para mí? -canturreó entre jadeos, aumentando las penetraciones para dar hecho de lo empapada que Jihyo estaba.
Jihyo gimoteó, retorciéndose cuando Tzuyu apretó sus palmas entorno a sus tetas, jugando con los pezones enrojecidos. Chilló en voz alta, demasiado estimulada como para querer huir de tanto placer, sin embargo, Tzuyu la sujetaba con sus manos, demandando que tomase todo lo que le daba.
-¡Alfa, a-lfa! -sollozó de placer-. ¡Voy a venirme! -logró articular, respirando con fuerza.
Tzuyu no se detuvo, moviendo frenéticamente sus manos en los senos de Jihyo, moviendo su pelvis a la par para enterrarse más y más en ella. Veía como una maravilla como Jihyo se retorcía, gritando del placer y la sobreestimulación. Continuó follándola, golpeando su agujero y rozando su punto g tan insistentemente que casi pudo sentir piedad de Jihyo.
Jihyo derramaba lágrimas, sintiendo el nudo de Tzuyu creciendo dentro de ella, sintiéndose al borde del placer cuando una vez más sus pezones fueron atendidos. Solo un movimiento más de las manos de Tzuyu y penetración bastaron para que arqueara su espalda, cerrara sus ojos y gritase por el devastador, pero delicioso orgasmo.
Sentía besos regados por su sien y ella, con su frente descansando en el hombro de Tzuyu. Se sentía demasiado apagada, como si no se hallase ahí mismo, pero siendo capaz de percibir suavemente los besos y las caricias de Tzuyu.
Parpadeó perezosamente, tratando de recomponerse, pero siendo consciente como aún el nudo de Tzuyu se hallaba dentro de ella y pequeños fluidos del semen de la alfa se escurrían de su agujero.
Ambas se miraron más vueltas en sí, fuera del calor y el deseo de follarse. Inmediatamente Jihyo se sonrojó, evitando la mirada de Tzuyu que no se veía menos apenada que ella.
-Wow... Estuvieron geniales, lástima que no me pude unir -habló con las palabras arrastradas Nayeon desde el sofá frente a ellas-. Me duele todo, no puedo moverme.
-Oh, Dios. Lo siento mucho, Nayeon. -Jihyo aún no podía moverse, debía esperar que el nudo bajara, pero le parecía gracioso como Nayeon no perdía su vulgar sentido del humor incluso tan destruida como estaba.
-¡Nada de eso! -exclamó sorprendiendo a la alfa-. Fue increíble, vuelves a disculparte y me enojaré contigo.
-¡Tzuyu! -exclamó furiosa Momo cuando la vio entrar por la puerta trasera de la cafetería-. ¿Dónde esta-...? ¡Estuviste follando!
Tzuyu no tuvo tiempo de tomar una ducha pese a que se la habían ofrecido. Se sentía demasiado avergonzada por su actuar entre ambas omegas, no supo que la llevó a comportarse así, pero el delicioso aroma a durazno y fresa la hicieron perder la razón.
-¿No fue una buena follada? No pareces feliz. -agregó la mayor de las baristas, acercándose a su amiga.
-Momo... Estoy muy confundida. -la mirada de Tzuyu se veía apenada, avergonzada y tan confusa que Momo palmeó su hombro, llevándola hacia una de las mesas desocupadas del café que se hallaba terminando de ser cerrado por los empleados.
Tzuyu solo habló y habló, tratando de explicarse, tratando de explicar qué sucedió y qué la llevó a actuar así. El cómo se sentía, el lío en su cabeza y en su corazón, también el cómo su alfa rogaba por volver a ese apartamento y acurrucarse con esas omegas. Estaba tan confundida.
-Tzu, quizás Jihyo y Nayeon sean tus destinadas. -intentó explicarse tan suavemente como la situación lo requería, pero no se imaginó que eran oídas por más personas.
-¿Jihyo y Nayeon son omegas destinadas a Tzuyu? -preguntó Mina, sorprendiendo a las baristas-. ¿Qué?
-¡No seas entrometida! -regañó Dahyun, palmeando la nuca de Mina, tratando de empujarla a ordenar las mesas, pero antes de prevenirlo Chaeyoung se asomó ante la mención de las omegas.
-¿Nayeon y Jihyo de la universidad? ¡Wow, Unnie! -habló cubriendo con el dorso de su mano su boca por la sorpresa-. ¡Te ganaste la lotería! Quiero decir, son Jihyo y Nayeon, intenté muchas veces llevármelas a la cama. -fue casi instantáneo cuando un gruñido provino de Tzuyu, de forma amenazante hacia la alfa menor que se alejó de ella, poniendo distancia mientras Momo trataba de calmar a sus entrometidas meseras.
-Cállate, estúpida -golpeó Dahyun -la única beta de las meseras- esta vez la cabeza de Chaeyoung-. No es seguro, y si lo fuera, Tzuyu apenas las está reconociendo como suyas para que salgas con tus comentarios idiotas. La alfa de Tzuyu debe estar en una etapa muy posesiva y territorial ahora.
-Ah, no hablen de mí como si yo no estuviera aquí. - Se quejó la castaña, masajeando sus sienes-. Perdón, Chaeyoung, pero me pone de los nervios la idea de que hablen así de mis omeg-... De ellas. - todas intercambiaron miradas preocupadas, Mina lentamente extendió su mano hacia su jefa.
-¿Por qué te niegas a reconocerlas como tal, Unnie? -la joven omega le sonreía con ternura, sin malas intenciones de por medio, obteniendo un suspiro cansado de la alfa.
-No es eso, Mina, pero no me criaron así. -explicó queriendo lucir desinteresada-. Mamá y papá siempre me enseñaron que los omegas no son objetos, que tienen los mismos derechos y deben ser respetados como alfas y betas. Por esa razón me cuesta referirme a ellas como ‹‹mis omegas›› -haciendo comillas y énfasis en aquellas últimas palabras, apoyó su barbilla sobre su mano-. Ellas no me pertenecen como tal, no son de mi propiedad. -quedándose la mesa en silencio, pensaron en las palabras de Tzuyu, en lo correctas que estas eran-. Además, no es fácil saber que estás destinada a alguien y más aún, si son dos.
-¿Cuándo hablarás con ellas sobre eso? -preguntó Momo queriendo cambiar un poco el rumbo que estaba tomando la charla al atormentar a Tzuyu.
-No lo sé -respondió apenada-. Huí como una cobarde
-Sé fuerte, Tzuyu -animaron las menores-. Eres genial, siempre lo has sido. ¡Podrás solucionarlo! -animó Mina con su adorable sonrisa, inclinándose hacia ambas antes de apartarse y continuar con su trabajo.
Tzuyu no era una cobarde, pero sí demasiado torpe para enfrentar ciertas situaciones o más bien, a Jihyo y Nayeon.
Desde lo sucedido se negaba a trabajar en la barra y tener que enfrentarse a ambas jóvenes en caso de que fuesen a comprar nuevamente. Se mantuvo en la cocina, ayudando al pastelero, pero aún cuando se hallaba envuelta en aromas dulces que cubrían los aromas de los clientes, era capaz de percibir el dulzón de las omegas cuando estas se hallaban en la cafetería.
Su cabeza aún era un lío, no sabía por dónde comenzar a ordenar sus ideas pese a que, con el paso de los días, la idea de ser la alfa de dos omegas no le resultaba tan desagradable o problemático.
-¡Tzuyu! -gritó Momo inesperadamente, golpeando su palma contra la mesa, causando un fuerte ruido y que Tzuyu dejase caer su móvil envuelta en un sorpresivo miedo.
-¡¿Qué mierda?! -exclamó fuera de sí, llevando su diestra hacia su pecho al tratar de recomponerse-. ¿Qué demonios te ocurre? - ambas miradas se encontraron, sin embargo, Tzuyu inmediatamente rehuyó a la de la mayor.
Momo se hallaba cruzada de brazos, viéndose tan imponente y molesta que Tzuyu se sentía pequeña ante ella, disponiéndose tan lentamente a recoger su móvil. Desde lo acontecido hace unos días con las omegas, había ignorado a su mejor amiga respecto al tema, pero justo en ese momento, no tenía en dónde esconderse o fingir una llamada.
-Deja de hacerte la idiota, debes ir a hablar con Nayeon y Jihyo. - regañó la mayor de las baristas, frunciendo su entrecejo al notar como Tzuyu observaba a cualquier parte que no fuese ella-. ¿Estás jugando con ellas o qué?
-¡No! -respondió inmediatamente, por primera vez encontrándose ambas miradas de forma voluntaria-. Pero... Pero ¿qué voy a decir? -divagó peinando nerviosamente su cabello-. ¿Y si lo arruino? ¡Siempre arruino todo! Hasta el maldito piedra, papel o tijeras ¡Tú me conoces!
-Si sigues posponiéndolo solo les harás daño a ellas y a ti también -poco a poco Momo se fue relajando, quitando la molestia de su voz y gestos-. No seas necia, has estado emocionada toda tu vida por encontrar a tu omega y ¡Mujer! Son dos guapas omegas que vienen día a día con la ilusión de encontrarte y ¿Qué debo ver por tu culpa? Sus lindos rostros decepcionados saliendo de aquí.
Tzuyu sintió el revoltijo de vergüenza y culpa en su estómago, bajando su mirada por lo apenada que se sentía al respecto.
-¡Ya me tienes harta! -exclamó la Japonesa-. ¡Tu turno termina ahora, vete! -entre empujones, Momo llevó a la fuerza a Tzuyu hacia la salida trasera de la cafetería-. No tienes derecho a volver aquí si no hablaste con ellas, o... ¡Te despido! -amenazó dramáticamente, evitándole la entrada de vuelta entre manotazos.
-¡Pero es mi cafetería también!
-¡Es una orden, Chou Tzuyu!
La alfa sintió un estremecimiento ante la mención de su nombre completo, no obstante, de pie frente a la puerta cerrada ante ella, suspiró pesadamente. Quizá no era la forma en que debía enfrentar la situación, pero era un hecho de que debía dar la cara tarde o temprano.
Los pasos de Tzuyu se hacían cada vez más lentos conforme se acercaba al edificio, alzando su mirada una y otra vez hacia este antes de ingresar a recepción. Estaba nerviosa, ansiosa e incluso, asustada. Sabía que no tendría mal recibimiento de las omegas, pero probablemente si recibiría miradas molestas por haber esperado tanto cuando el primer día, ellas la buscaron.
Era un hecho, fue una estúpida, pero estaba dispuesta a solucionar todo con sus omegas.
-Hola Nayeon y Jihyo, lamento haber tardado tanto, yo... -susurró bobamente mientras se acercaba a la puerta de las omegas-. No, no... Eso suena terrible. -demasiado absorta en su diálogo que no notó como por inercia tocó el timbre del apartamento-. Hey... ¿Me extrañaron? Porque yo sí a ustedes... Ugh, no. Qué asco.
-Sí, qué asco. -secundó Nayeon frente a Tzuyu tras abrir la puerta, sin embargo, la alfa al percatarse de su presencia palideció por completo, sin saber cómo dejar de avergonzarse.
-Nayeon, yo... -parpadeó incrédula, recorriendo con su mirada el bonito aspecto que la omega tenía, con su cabello rubio dándole un dulce y puro aspecto ante sus ojos pese al entrecejo fruncido que adornaba su rostro.
-Solo entra, Tzuyu. -la voz de Nayeon casi fue una orden y Tzuyu no pudo explicarse por qué, pero sintiendo el regaño en ella, ingresó cabizbaja sin atreverse a alzar la mirada estando de pie en la sala.
-Uhm... ¿Dónde está Jihyo?
-Durmiendo. -respondió rápido y molesta.
Tzuyu no estaba del todo segura la razón de la molestia que denotaba Nayeon, por lo que, armándose de valor para encontrar su mirada en busca de una explicación, ambas se observaron por unos minutos en silencio.
-Te habría perdonado la demora si solo te hubieses tomado uno o dos días, no la semana entera. -las expresiones de Im no cambiaron, demostrando ante Tzu que la dulce Nayeon no era siempre una adorable omega.
-Perdón... ¡Perdónenme! -Nayeon mantuvo su mirada molesta y a sabiendas que Tzuyu no era consciente de la situación de ambas omegas, no podía evitar desquitar su molestia con la alfa.
Dando pesados pasos hacia la alfa -Nayeon no se intimidó ante el aroma tan cautivador que poseía-, tomó el cuello de la camisa de Tzuyu, inclinándola hacia ella de forma amenazante.
-¿Q-Qué...?
-Jihyo nunca pensó en nuestro alfa, yo siempre fui la que vivía ilusionada con la idea -comenzó la omega, sin quitar su mirada de la avellana ni perder su tono de voz con tanta molestia-. Pero desde que nuestras omegas te reconocieron como nuestra alfa, nunca vi a Jihyo tan feliz por finalmente conocerte. -la oscura mirada de Nayeon perdió fuerza, lentamente siendo palpable la decepción en su voz a la par-. Ella siempre fue la que me cuidó, me consintió y me protegió. Ella nunca tuvo a alguien así con ella, estaba demasiado cegada con cuidarme y cuando por fin tuvo a alguien que la tuvo entre sus brazos como me toma a mí, vi el brillo en sus ojos cuando te miró ese día. -el agarre de Im perdió fuerza, nuevamente ambas manteniendo distancia y Tzuyu sintiéndose tan culpable y apenada por haber esperado tanto.
> Pero esperaste una semana, ¡Una semana en que vi como la bonita mirada de mi Hyo se apagaba! -Nayeon no solía perder fácilmente los estribos. Reconocía que su relación con la omega mayor era bastante peculiar, pero no podía negar que amaba a Jihyo con todo su corazón y verla entristecerse día a día rompía su corazón-. Tzuyu... -llamó más relajada, suspirando porque la situación realmente la dejaba tensa-. Te acepto y reconozco como nuestra alfa, pero no aceptaré que dañes a mi omega.
Tzuyu la observó con sorpresa, ante lo potentes e intensas que habían sido sus palabras. No estaba al día con la relación que ambas omegas tenían, sabía que ambas se habían marcado mutuamente, pero oír que se referían entre sí como sus omegas, removía de calidez su pecho.
-Lo tengo bastante claro, Nayeon -habló rápidamente, con la honestidad en su voz y mirada-. Lamento mucho haberme tardado, fui una idiota y lo enmendaré cada día desde que me dejen entrar en sus vidas.
-No, yo digo que fuiste muy idiota. -habló una nueva voz detrás de ambas.
Ambas se voltearon hacia la pelinegra, quien, pese a su oscura vestimenta, se veía tan adorable refregando su ojo con el dorso de su mano.
-Gracias por protegerme, Nayeon -una bonita sonrisa perezosa se extendió en los labios de Jihyo, teniendo rápidamente a la menor de las omegas corriendo hacia ella para abrazarla fuertemente-. Pero no me abraces, guácala.
Entre manotazos de Jihyo y besos húmedos que no podía esquivar de Nayeon, Tzuyu reía bajito observando lo que le esperaba. La idea de tener a ambas jóvenes a su lado no resultaba tan mala, incluso la forma en que se querían tan intensamente y aún bromeaban huyendo la una de la otra, le encantaba. Lo había visto en más de una ocasión en la cafetería, pero tener una mirada más íntima de la vida hogareña de las omegas, la hizo sentir casi como en casa.
-¡La selección final comienza hoy, prepárate Tzuyu! -amenazó Nayeon entre risas, sorprendiendo a la castaña cómo la omega era capaz de lucir tan amenazadora y linda en cuestión de tiempo.
-¡Maldita otaku, es nuestra vida, no tu tonto anime de demonios y cazadores!
-¡Cállate!
Decir que Tzuyu estaba preocupada y arrepentida de haber llegado aquel día al apartamento gracias a la orden de Momo, era un eufemismo. No había cabida para la incomodidad observando a sus omegas jugar entre sí, en como la imagen apagada que vio de Jihyo hace unos minutos había desaparecido para dejar un bonito brillo en sus ojos; en como la molestia de Nayeon se esfumó para reír a carcajadas y golpearse con la mayor. Después de todo, no era muy diferente a ese par de revoltosas.
Los días continuaron sin mayores complicaciones, con Tzuyu esforzándose cada día para sorprender a las jóvenes universitarias. Estando ahí cuando incluso ellas no se lo esperaban y podía notar como Nayeon poco a poco se sentía cómoda con su presencia, pero notaba como había algo en Jihyo que la retenía.
Ambas omegas tomadas de sus manos salieron del campus, caminando a paso rápido por el frío que comenzaba apoderarse de las calles.
-Nay, no vayas a enfermar. -regañó Jihyo, quitándose su suéter para cubrir a Nayeon. Que hace apenas unos minutos había salido de su sala de prácticas completamente sudada y con pocas ropas para cubrirse.
-Tú tampoco vayas a enfermar, Jihyo. -habló una voz junto a ellas. Una voz que ambas conocían y que sorprendió a Park cuando la alfa rodeó su desnudo cuello con una gruesa bufanda, ajustándola para ella.
La mirada de Jihyo siguió el rostro de Tzuyu, aquél que le sonreía con tanta ternura y cariño. Park no pudo evitar sonrojarse completamente, desviando su mirada, pero no quitando la bufanda mientras Nayeon sonreía junto a ambas.
-¿Qué haces aquí? -preguntó curiosa la menor de las omegas, abrazándose a la cintura de la mayor.
-Vine por ambas, recordé sus horarios y que hoy habría mal clima. -con la suavidad que caracterizaba el actuar de la alfa, tomó las manos de las omegas, guiándolas hacia la acera donde un bonito auto les esperaba.
-¿Tienes auto? Wow... -murmuró Nayeon, subiendo con entusiasmo al asiento trasero-. ¡Jihyo, tiene auto! -exclamó de pronto, envuelta en carcajadas que Tzuyu no entendía.
-De hecho, tengo tres. -aclaró la alfa cuando cerró la puerta del piloto estando todas adentro y nuevamente, no entendió el nuevo ataque de risas de Nayeon. Aquella boba risa que contagiaba a Jihyo, quien no pudo evitar reír a la par-. Dios, no las entiendo. Están locas.
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