De Omegas y Alfa (1)
Nayeon conocía de toda su vida a Jihyo. Desde el momento más antiguo que puede recordar ahí siempre estuvo Jihyo, pero no como la clase de amiga que ella siempre solía ver con el resto de sus compañeros en la escuela, en las películas o lo que sea que fuese.
Nayeon y Jihyo tenían una extraña relación de amor y odio, de tira y afloja. No importaba lo mucho que ambas chocasen, reduciéndose en algunas ocasiones a agresiones físicas inofensivas, jalándose la una a la otra el cabello, picando con rudeza sus mejillas, colocando el pie en el camino de la otra para que cayesen, porque al final no podían vivir sin la otra a su lado. Sus infancias estuvieron repletas de risas, de discusiones sobre que las flores amarillas eran mucho más bonitas que las lilas, o también de Jihyo jalando del cabello a otros niños por haber estado molestando a su Nay.
La primaria fue literalmente una montaña rusa para ambas, pero la secundaria y preparatoria fueron aún más impresionantes.
A los quince años ambas se presentaron como omegas para su sorpresa y la de sus familias.
-¿Cómo es posible? Jihyo siempre se comportó como una alfa. -era lo que se cuestionó más de una vez aquel día Nayeon, pero a Jihyo no le importaba. De algún modo, nada cambió para Park al saber su naturaleza, pero sí cambió algo al saber de Nayeon.
Ambas eran omegas, pero su instinto protector y un poco posesivo se alzó furiosa con su Nay.
Desde la presentación, muchos alfas estuvieron acercándose a ambas omegas, sin embargo, Jihyo no tardaba un segundo en interponerse sin importar que los otros sujetos le sacasen una cabeza de altura y lucieran intimidantes, porque de algún modo, la idea de que alguien más tocase a Nayeon la volvía loca de celos.
-¿Mamá? -preguntó una tarde Park, recostada casi sobre la mesa de la cocina viendo a su madre cocinar, aquella que tarareó hacia ella esperando que siguiese-. ¿Por qué... Por qué no puedo apartarme de Nayeon?
-¿Porque es tu mejor amiga y la quieres mucho? -preguntó confusa la mayor, deteniéndose un segundo a mirar a su hija.
-No... Literalmente siento que sin Nayeon... -alargó el silencio, no sabiendo si las palabras serían correctas, pero al pensar en ese instante en una vida sin Im, supo que serían las ideales-. Sin Nayeon yo no sería la misma.
Su madre la observó preocupada y no supo por qué, tampoco volvió a tocar el tema con ella, pero sí buscó respuestas por otros lugares.
Una tarde después de las clases se hallaba ansiosa, moviéndose de lado a lado fuera de la oficina de su profesor de biología, no sabiendo si sería el lugar indicado para recurrir, pero no conocía a nadie más que supiera tanto de alfas y omegas como él.
Con duda y temor, tocó la puerta esperando una respuesta que no tardó en llegar.
-Pase.
Una vez dentro suspiró un poco más aliviada por la sonrisa amable de su maestro, indicándole que tomara asiento.
-¿Qué la trae por aquí, señorita Park?
Sus manos temblaban, sabiendo que su maestro podía oler su nerviosismo y mordiendo su labio inferior, habló:
-¿Pueden haber omegas destinados?
-¿Omegas destinados? -reconoció la sorpresa en su voz, pero también una extraña emoción en la mirada de su maestro que no comprendía. Por lo que, poco a poco sintió la vergüenza, sintiéndose ridícula por estar allí preguntando algo como eso.
-Yo... Yo lo siento, creo que es mejor que me vaya. -las palabras salían atropelladas de la boca de Jihyo, tratando de huir de la oficina tan rápido como pudiese, pero antes de casi correr fuera, la mano del hombre en su hombro la detuvo.
-Me has tomado por sorpresa, hace mucho que no oía algo así -de pronto, Jihyo lo observaba con genuina sorpresa, con un cosquilleo emocionado en su vientre-. Pero no es como crees. -ambos volvieron a sus lugares, con Park mucho más atenta e ilusionada que desde el principio.
-‹‹Es muy extraño que estos casos se presenten, decir que son el uno por ciento de la totalidad de parejas destinadas es incluso demasiado -explicó con calma-. Pero no es que ambos omegas sean solo ellos siendo destinados, sino que son tres››.
¿Tres? Pensó Park incrédula.
-Desde la primera vez que se presentó hasta la actualidad, siempre han sido dos omegas y un alfa.
-Pero... ¿Cómo puede suceder con los omegas? Usted nos explicó en clases que los omegas no reaccionan a los celos de otros omegas e incluso, repugnan los aromas del otro.
-Oh, es porque son casos especiales. Cuando son dos omegas destinados al mismo alfa, quiere decir que ambos omegas también lo son y según los estudios y casos documentados, los omegas destinados reaccionan positivamente al celo del otro, de la misma forma que lo harían con el del alfa.
-Oh... -susurró Jihyo, tratando de procesar todo lo que su maestro le explicaba.
-Sí, ‹‹oh›› -repitió él hombre, riéndose por la reacción de la estudiante-. ¿A qué ha venido esta duda de omegas destinados, señorita Park?
La mirada de Jihyo se notaba asustada, quizá acorralada. Se debatía en si confiar en el hombre o no hacerlo, no sabiendo a quién más recurrir, porque ni siquiera a Nayeon le había hablado al respecto, muy preocupada en lo que podía suceder.
-Creo que... Creo que Nayeon es mi destinada. -susurró casi con miedo, mirando de reojo a su maestro que, a diferencia de lo que imaginó, le sonrió como si él supiera algo que Jihyo no.
-Lo creí también, antes de que ustedes se presentaran -el corazón de la chica latía emocionado, desbocada porque la idea de que alguien más la emparejara así con Nayeon la volvía loca de amor-. Ustedes son diferentes a todas las omegas que son amigas o mejores amigas, lo he notado. Incluso ahora que ya se han presentado, se nota mucho que, a falta del alfa, tú tomas el rol del faltante, protegiendo a tu omega. Ambas se completan tan bien, en un equilibrio armonioso, algo que se podría ver para otros alfas como el omega perfecto, pero en dos.
-¿Cómo yo podría confirmar que es mi destinada? -ya se hallaba sudando, frotando sus manos desesperada y temerosa, pero cuando su profesor sonrió burlesco, sintió el sonrojo apoderándose de todo su rostro.
-¿Ya han tenido sus celos? -el rostro de Jihyo no estaba sonrojado, estaba completamente rojo ante alguien más mencionando sus celos.
-No...
-Cuando cualquiera lo esté y la otra reaccione al aroma, lo sabrás.
Al finalizar la charla que había quitado muchos pesos encima de sus hombros y pedirle a su maestro que no le dijera nada a nadie, ni siquiera a Nayeon, corrió hacia la salida donde sabía que Im la esperaba, y justo allí, tirada sobre el césped de la entrada del instituto y las pertenencias desparramadas a su alrededor, corrió hacia su omega (saboreando para sí misma aquellas palabras por lo bien que le resultaban) arrojándose sobre ella, oyendo sus quejidos que se mezclaban con sus risas.
-Salte de encima, cosa fea -se quejaba la menor de ambas, tratando de alejar a su molesta mejor amiga-. Me matarás, estás gorda.
-No, tú eres un esqueleto. -defendió la mayor, quitándose de encima para ordenar ambas mochilas y lo que hubiese junto a Nayeon-. Vamos a casa, quiero dormir.
-¿Cuándo no quieres dormir? -burló la otra, acomodando su mochila en su hombro.
-Cállate.
Y entre discusiones y manotazos entre ambas durante el camino a casa, Jihyo poco a poco se hacía de la idea que, no podría haber otra omega perfecta para ella más que Nayeon.
Era la decima vez que Nayeon mensajeaba en el día a Jihyo sin obtener una respuesta, y aquello era extraño. Im conocía perfectamente las horas en que Jihyo estaría durmiendo y al comprobar la hora nuevamente, sabía que ella debería estar viendo alguna caricatura ¡Y debía estarle respondiendo! Aunque reconocía que tampoco le tomaría mucho tiempo cruzar la calle y entrar a por Jihyo ¡No tenía derecho a ignorar sus mensajes!
Resignándose al mensaje número veinte se dispuso a ir por Park, abrió la puerta del hogar de su amiga sin percatarse en nada más de lo desconsiderada que era su mejor amiga, ¡Le estaba invitando al cine y no le daba una respuesta! Por lo que, al abrir violentamente la habitación de Jihyo y notar las penumbras de esta, poco a poco olfateó el aire, notando un aroma tan fuerte y dulzón.
Durazno y caramelo entrando tan intensamente por sus fosas nasales que la hacían tambalearse en su lugar, sosteniéndose del picaporte de la habitación de Park, demasiado perdida en el aroma y sus propios jadeos que en la voz adolorida de su mejor amiga bajo las mantas de su cama.
-¿Nayeon? -habló en un hilito de voz, lentamente la nombrada volviendo a duras penas a todos sus sentidos, cerró la puerta tras de si y encendió la luz, acercándose hacia la cama con pasos tambaleantes y la confusión notable en su rostro-. ¿Qué haces aquí, tonta?
-Yo... Te estuve mensajeando -la menor cerró sus ojos con fuerza, frotándose su nariz al sentirse tan ahogada-. Quería invitarte al cine y no respondías... Así que vine p-por ti.
Jihyo siguió cada reacción de su menor, inquieta al no saber si sus reacciones eran por el asco de su aroma o algo más. Por lo que, al correr las mantas y sentarse sobre la cama, observó sorprendida como Nayeon daba un paso hacia atrás, cerrando sus ojos a causa del placer que le causó el movimiento de la mayor, porque el aroma era demasiado intenso y estaba volviéndola loca.
-Estoy en celo, Nay... No puedo salir. -pero las dudas de Jihyo fueron respondidas sin haberlas preguntado directamente, porque sin que pudiera detenerla o esperarla, Nayeon se subió en su regazo, olisqueando el cuello de Jihyo ansiosa, gimiendo bajito por cada inspiración que daba sobre su piel.
-Hueles tan bien... Oh, por Dios. -jadeó, no pudiendo reprimir las húmedas lamidas que exploraban el cuello de la más alta, provocando un estremecimiento en Jihyo que la sostenía fuertemente de la cintura al intentar, inútilmente, ahogar sus jadeos.
Inesperadamente un nuevo aroma envolvió la habitación, mezclándose con el dulzón del durazno y el caramelo. Una exquisita combinación de fresa y menta que provenía de la suave piel de Nayeon, el aroma que tenía a Jihyo mucho más sensible de lo que ya estaba.
-¿Estás en celo también? -preguntó entre jadeos la mayor, hundiendo su nariz en el cuello expuesto de Nayeon-. ¿Te he hecho reaccionar? -Nayeon era un manojo de gemidos entrecortados, sin ser del todo consciente como ella se frotaba contra la mayor, quien apretaba sus dientes sin saber cómo controlarse.
-Sí, sí... Oh, Hyo... -no hubo palabras, no hubo miradas dudosas ni críticas, porque... Maldición, se sentía bien. Ambas lo sentían tan correcto, estar así en los brazos de la otra y perdiéndose en las brillantes miradas de la otra omega. Oh, Dios.
Cuando sus labios se encontraron por primera vez en un beso torpe, siendo el primero de ambas, gimieron al unísono. Porque nunca algo en sus vidas se había sentido tan placentero como estar besándose, deslizando sus lenguas dentro de sus bocas y estar recorriéndose por primera vez con tanta desesperación y necesidad.
Para cuando las omegas cumplieron los dieciocho años, ambas ya habían atravesado varios celos juntas, convirtiendo cada sesión en una experiencia particular.
La lengua de Jihyo se deslizaba sobre el pezón de Nayeon, tan sonrojado y duro, con la coreana retorciéndose bajo la humedad de su boca y el faltante, siendo retorcido bajo el pulgar e índice de la mayor.
-¡A-Ah, Jihyo! -gritó Im bajo su cuerpo, sintiéndose tan hipersensible al tacto de Jihyo.
Disfrutaba siempre volver loca a su omega, por supuesto que la primera vez fue un desastre de saliva, fluidos y toques torpes para ambas, pero con el paso del tiempo y el transcurso de sus celos, Jihyo conocía cada centímetro del cuerpo de Nayeon. Sabiendo perfectamente dónde tocar, qué hacer y qué utilizar, encontrando ambas el perfecto equilibrio de satisfacerse la una a la otra en la ausencia de un alfa.
-Mmh... He traído algo para ti -tarareó animadamente, apenas dándole un suave manotazo al rojizo, palpitante y goteante coño de Nayeon, antes de ir por la caja rosa sobre la mesita de noche y oír en su corto camino el gemido lastimero de la menor, retorciéndose sobre las sábanas-. Lo vi y pensé que debía utilizarlo en ti. -la sonrisa de Jihyo era tan falsamente inocente, porque Nayeon sabía que su omega estaba tan loca como ella cuando tomaba el control, pero uh, hoy era el celo de Nayeon.
Con su mirada curiosa veía lo que las manos de Park sostenían; un gran dildo entre tonalidades rosas y azul suave que asemejaba el tamaño de un pene alfa, y su otra mano, un control remoto.
-Estaba en oferta de lanzamiento -explicó Jihyo, volviendo sobre el regazo de Nayeon, frotando intencionalmente ambas entrepiernas, sin dejar de molerse sobre Im, ignorando la desesperación de esta bajo suyo-. Es un nuevo prototipo. Con este control puedo controlar su tamaño y vibraciones, así que, puedo hacerlo llegar al tamaño de un nudo alfa. -no pudo controlarse, definitivamente no, porque la sola idea de ser follada con ello y la maliciosa imaginación de Jihyo arremetiendo contra ella, ya la tenía gimiendo, frotando con insistencia su coño con el de la más alta, que apretaba sus dientes, evitando gemir.
Juguetonamente, Jihyo encendió el aparato y Nayeon oyó la suave vibración que emitía aún cuando estaba en el máximo y el cómo, efectivamente, aumentaba en tamaño.
-Oh, Por Dios... -gimió necesitada-. Fóllame, Hyo...
Seguía sus órdenes, porque aún cuando estaba en más sentidos que Nayeon, Jihyo enloquecía con el aroma de la menor y lo mandona que era. Porque no podía evitar besar y lamer la piel de la rubia tratando de obtener tanto de su aroma a durazno y caramelo.
Dejando de lado el dildo por el momento, se sumergió en la piel anteriormente atendida, descendiendo por su vientre entre mordidas y lamidas que marcaban la piel de su omega en un fuerte rojizo, chupando desesperada el vientre bajo antes de tomar con su diestra la vagina impropia, sacándole un profundo jadeo a Nayeon, que se retorcía bajo su toque pidiendo por más. Jihyo sin haber dudado en acercar su boca dentro del coño, que besó y succionó envuelta en los fuertes gemidos ante la sensibilidad de su chica.
Los dedos de Nayeon sostenían con fuerza las negras hebras de Jihyo, que subía y bajaba entorno a la entrepierna de la menor, casi ahogándose con ella cada vez que Im alzaba sus caderas jodiéndole la boca.
-Vamos Hyo, ¿Eso es todo? -hablaba con sus dientes apretados, gimiendo ahogada-. Sé que puedes tragártela toda... Ahhh.
Casi siendo un incentivo, se sumergió por completo entre las piernas de Nayeon, llevando su boca tan profunda como podía y succionando hasta que sus mejillas se ahuecaran hasta su límite, de modo que, saliva escurriera de sus comisuras logrando tener a Nayeon hecha un desastre rogándole porque se la cogiera. La diestra de Park se restregaba sobre el clítoris y su lengua y boca atendían necesitadamente los labios internos, estimulándola como sabía que a Nayeon le gustaba, con la punta de su lengua rodeando entre lametones toda la ranura.
Con la barbilla goteando y limpiando la humedad que caía por ella, separó las piernas de Nayeon, tomando de estas tras las rodillas exponiendo aún más su agujero. Aquel que se hallaba completamente empapado por su lubricante natural tan dulce como el trabajo oral y manual que realizaba; tan exquisito con su sabor a durazno, el cual se contraía necesitado por ser penetrado y sin poder contenerse, Jihyo deslizó nuevamente su lengua entorno a él.
-¡O-Oh, Hy-Hyo! -gimió sorprendida, sacudiéndose bajo la electrizante sensación, la que apenas duró unos segundos antes de que Jihyo introdujera dos dedos. Follándola con ellos tan lentamente que Nayeon lloriqueaba-. Más rápido... -pedía sabiendo que Jihyo solo la estaba torturando, pero cuando sintió el tercer dedo abriéndola y aumentando la velocidad, en compañía de su boca succionando aún más, gritó de placer. Sus gemidos aumentaron su volumen mientras los dedos ingresaban y salían rápida y profundamente, rozando con la punta de ellos su punto g.
Para esa altura Nayeon estaba hecha un desastre, con su boca abierta gimiendo por lo bien que se sentían los dedos de Jihyo. Sin embargo, antes de alcanzar un nuevo orgasmo los dedos y la boca de Park habían desaparecido, solo sintiendo el vacío de ellos en su entrada.
-Maldición, Jihyo... Te voy a matar... -masculló irritada, queriendo sentarse sobre la cama y discutir, aún en pleno apogeo de su celo, pero tan rápido que no pudo reaccionar, estaba siendo empujada a la cama nuevamente, con sus piernas abiertas y la mojada punta de algo... El maldito dildo.
Su cuerpo tembló por completo sintiendo la húmeda punta del grueso dildo introducirse lentamente en ella, robándole el aliento. Sentía el ardor que el mismo le producía a pesar de haber sido preparada, pero se sentía increíble. De pronto, su pezon izquierdo estaba dentro nuevamente de la boca de Jihyo, tomándola duramente mientras el juguete era introducido por completo, haciéndola olvidar la incomodidad.
-¿Estás lista? -oyó la provocativa voz de la mayor al dejar el vibrador dentro suyo, moviéndolo lentamente de afuera hacia dentro apenas unos segundos; se alzó posicionándose sobre el regazo de la coreana, frotando el enrojecido y humeante coño entre el propio, friccionando de esta contra su mojado agujero para luego, alinear la entrepierna de Nayeon en su entrada, quien se hallaba perdida por completo en el placer, en lo dominada que se sentía y lo excitante que resultaba, pero ella solo asintió suavemente-. Buena omega... gimió aquellas palabras al encender las vibraciones del consolador y empezar a penetrarse contra el coño de Im.
Fue delirante, ambas gimiendo al unísono el nombre de la otra, con Jihyo saltando sobre Nayeon y aquella última, retorciéndose entre la mezcla de sensaciones al ser penetrada a la par que su vulva estaba duramente envuelta con la de Park.
-Más rápido... -suplicaba en un hilo de voz, alzando sus caderas al introducirse más profundo en Jihyo, que gemía tocándose a sí misma y de aquel modo, aumentando el nivel y el tamaño del dildo, causándole un grito extasiado a la menor, que temblaba bajo su cuerpo.
-Ahh... Mírate... -gemía ahogada Jihyo, apoyando sus palmas sobre los pechos de la contraria al impulsarse más velozmente, tomando completamente su vulva por cada penetración-. Estas hecha un desastre... Toda una perra necesitada... -burló, a sabiendas de lo mucho que excitaban tales palabras a la contraria, que gemía cada vez más alto, pidiendo y suplicando por más mientras el dildo seguía aumentando en tamaño hasta su punto máximo, mientras el sonido de sus pieles chocando se mezclaba con sus gemidos.
-S-Sí... Lo soy... -murmuró entrecortadamente, aferrándose con una mano a las sábanas y con la contraria, abofeteando las tetas de Jihyo-. Ya... Ya casi, maldición... -Park supo que era el momento de poner al máximo el vibrador y moverse tan rápidamente, apretando sus piernas entorno a su omega para alcanzar el orgasmo que no tardó en llegar, con Nayeon temblando por completo, gritando el nombre de la mayor tras un largo suspiro cuando Jihyo llegó seguido a eso.
Estaban ambas deshechas, una a cada lado sobre la cama respirando agitadas. Nayeon ni siquiera pudo moverse por lo acabada que se estaba y Jihyo, mientras tanto, con sus piernas fatigadas por el sobre esfuerzo. Sin embargo, poniéndose de pie y estando en mejor estado, limpió a Nayeon, quitando el vibrador suavemente dentro de ella, que se quejó por lo sensible que estaba.
-Fue increíble -habló ronca Jihyo, volviendo junto a Nayeon-. Deberíamos intercalar roles entre celo y celo, es un excesivo placer mutuo -los ojos de Park brillaban esperando la aprobación, pero Nayeon, con sus ojos entrecerrados, le mostró el dedo medio-. ¡No puedes negarlo! -se quejó, arrastrándose junto a Im para envolverla entre sus brazos y regar besos en el cuello impropio.
-Cállate, no arruines el momento... -dijo en un susurro cansada, correspondiendo débilmente a su abrazo-. Pero ¿Sabes...? Ni siquiera necesitamos un alfa para tener los mejores orgasmos.
Oh... Alfas. Era un tema que no solían tocar, no desde la primera vez que pasaron sus celos juntas y hablaron de ello más tarde, porque en el fondo sabían que algún día llegaría el alfa de ambas, pero mientras tanto no lo sintieran, todo estarían bien para ambas.
Sin embargo, mientras crecían y se graduaban de la preparatoria para ingresar a la universidad, intentaron muchas veces pasar sus celos con otros alfas que no tuvieran problema en tomarlas a ambas a la vez, pero antes de siquiera comenzar sentían un nudo en sus estómagos, un pesar horrible en sus pechos porque simplemente no podían... Ese no era su alfa. Sus omegas se negaban a dejarse tomar por otro hombre o mujer que no fuera el destinado o ellas mismas.
-¡Date prisa, Jihyo! -habló Nayeon, fastidiada desde la entrada-. ¡Llegaremos tarde el primer día! -no había cosa más detestable para la coreana que llegar tarde a algo que realmente le importaba, pero a Park parecía no interesarle en absoluto que Nayeon hiciese un berrinche.
-Ya, ya. No me grites tan temprano. -refunfuñó aún con la tostada en la mano saliendo del apartamento que ambas compartían, comiendo de su desayuno perezosamente al ser jalada desde su mano libre por Im hacia la universidad.
El destino parecía no querer separarlas, de algún modo, siempre estaban juntas en ello sin ser conscientes. Ambas habían aplicado a diferentes universidades y sin haberlo conversado incluso como la pareja que eran (pero que se negaban aceptar como tal), habían elegido matricularse en la misma universidad.
‹‹Ni siquiera en la universidad podré librarme de ti›› se habían quejado ambas cuando se percataron que se dirigían al mismo sitio para terminar los papeleos de sus matrículas. Mientras Nayeon ingresaba a Danza, Jihyo se hallaba ingresando a Composición Musical.
Pero una vez ingresaron el primer día, con Nayeon aún llevando a Jihyo de la mano, no creyeron que serían el centro de atención tan pronto dentro de la población universitaria (y, de hecho, ni siquiera querían serlo). De un instante a otro, Nayeon ya no se sentía con la suficiente seguridad para guiar a su omega, sino que acabó escondiéndose tras ella sosteniendo su prenda fuertemente tratando de huir de las miradas curiosas.
-No les hagas caso, linda -había susurrado tratando de tranquilizarla-. Iré a dejarte a tu salón, ¿Sí? Cuando acabe mi clase vendré por ti. -acariciando los brazos de la menor con una sonrisa dulce, se dispuso a ir hacia su salón.
-Espera Hyo -detuvo de inmediato la menor, tomándola desde la muñeca-. ¿Y mi beso?
El rostro de Jihyo estaba sonrojado, avergonzada por el pedido sabiendo que aun las personas las observaban y también las verían besarse.
-Pero Nay... Hay muchos chismosos, te besaré después...
-Peeero Hyoooo -lloriqueó Nayeon exageradamente, haciendo un puchero bobo que Jihyo sabía que era simplemente para avergonzarla, porque Im la conocía perfectamente-. Estoy nerviosa y tengo algo de miedo por cómo nos miran, ¿Por favor? -aquello último dicho en un tono más bajo y serio, Jihyo esta vez sí la besó sobre sus labios antes de marcharse.
-¡Oh, por Dios! -exclamó una muchacha de cabello castaño y un notorio acento japonés, sentándose junto a ella- Eres la chica que está enlazada con otra omega. -Nayeon abrió sus ojos del asombro, nunca nadie había sido tan frontal con ella como esta extraña chica. Que no era capaz de medir sus palabras-. No puedo creerlo, pensé que esas cosas no pasaban. -trataba inútilmente de esconderse de la mirada ajena y de la del resto de su clase, porque su compañera no había sido precisamente discreta-. ¿Cómo pueden estar enlazadas? Tengo tantas preguntas...
-Que maleducada eres, Sana. -habló una nueva persona sentándose tras ellas-. Ni empezar de cero en un país nuevo te hace más educada. -Nayeon agradeció internamente a la nueva chica de igualmente acento extranjero.
-Cállate Miyeon, nadie te habló a ti. -protestó Sana, sacándole la lengua a la muchacha de la que obtuvo un manotazo-. Ah, por cierto, soy Sana. Es un gusto. -con la mirada de Sana sobre ella y su mano extendida, tímidamente correspondió a su saludo.
-Eeh... Soy Nayeon. -quitó su mano inmediatamente y queriendo hacerse pequeñita, prestó atención a la clase que comenzaba.
Por otro lado, nadie se disponía a entablar una conversación con Jihyo. Pese a su claro aroma omega, su presencia se demostraba bastante contraria a la dulzura que alguien se esperaría, pero aún las miradas curiosas se hallaban sobre ella y específicamente, en su cuello marcado por la mordida que Nayeon le había hecho hace muchísimo tiempo, pero que la noche anterior había vuelto a dejar fresca. Porque para todos, era evidente por el aroma dulce que desprendía, que el enlace provenía de dos omegas.
-Hola chica popular, espero no te moleste que me siente a tu lado. -Jihyo la observó con una ceja alzada, porque a diferencia de Nayeon, ella no se quedaba callada cuando alguien le resultaba tan entrometido, ni siquiera si se trataba de una alfa-. Soy Jeongyeon.
-Soy Jihyo. -habló más por cortesía, pero pese a ello, la alfa acabó riendo-. ¿Qué te resulta tan gracioso? -el tono de la omega era oscuro, algo fastidiada por el exceso de atención.
-Para ser omega tienes bastante carácter.
-Para ser alfa eres muy entrometida.
-Uh... -dramatizó la mujer, riendo bajito e interesada por la actitud ajena-. Ya que soy entrometida y no lo niego, ¿Cómo puedes estar enlazada con una omega?
Jihyo guardó silencio, pero manteniendo la mirada sobre Jeongyeon. Observándola seriamente porque realmente, era una metiche absoluta y aunque a Jihyo no le avergonzaba explicar el por qué, ahora comenzaba a entender la razón de ser el centro de atención.
-Es mi destinada. -respondió sin más, cruzándose de brazos porque no respondería más tonterías.
Cuando su clase terminó y, efectivamente, esperó a Nayeon fuera de su salón, no pensó que los nervios y toda la tensión que acumuló por las curiosas y nada discretas personas que la incomodaron se esfumarían tan rápidamente al tener los brazos de Nayeon envolviéndola en un apretado abrazo, porque tal parece, que no fue la única que no tuvo una buena primera clase.
-Te extrañé. -susurró Nayeon restregando su rostro en el pecho de la más alta, fundiéndose en el aroma que necesitó para calmar sus nervios.
-Yo también. -a pesar de sentirse en iguales condiciones que Nayeon, hundiendo su nariz en los cabellos suaves con olor a fresas de su omega, oyó las risas de la menor. Risas que acabaron en carcajadas-. ¿Qué te sucede, idiota?
-¿Es que las situaciones tensas te ponen tan dulce? -siguió riéndose, mofándose y con su vientre doliendo, pero lejos de enojarse, Jihyo aún la sostenía con fuerza con su entrecejo fruncido-. Trataré de orillarte a ellas, eres muy linda así.
-Siempre arruinas todo, ¡Eres la reina de arruinar todo! -exclamó extendiendo sus brazos y mostrando una falsa molestia. Falsa, sí, porque Nayeon la conocía y solo seguía sus estupideces-. Ya está, vamos a comer algo.
Con los dedos entrelazados de ambas y muy juntas la una de la otra, se dirigieron hacia la cafetería con las miradas sorprendidas de Sana, Miyeon y el resto de los compañeros de Nayeon que aún no podían comprender cómo podían estar enlazadas.
A la semana de iniciar el semestre toda la universidad lo sabía, incluso los de campus que ni siquiera estaban cerca de la Facultad de Artes. Nayeon y Jihyo estaban tan acostumbradas a su peculiar relación que no podían comprender cómo las personas no podían superar la situación y continuar con sus vidas. Porque incluso cuando los meses continuaron y los semestres también, pasaron por una infinidad de alfas queriendo llegar a ellas o a una por separado.
-¿En serio prefieres ser follada por una omega? Cariño, yo puedo ser mucho mejor que ella. -Nayeon siempre se había caracterizado por ser una persona pacífica y dulce, pero la primera vez que aquellas palabras fueron dichas a ella no pudo controlarse y golpear fuertemente el rostro del alfa, tanto que incluso acabó con algunos dedos fracturados. Nadie insultaba a Jihyo más que ella.
Y ni hablar de las veces que trataron de juntarse a algún alfa de la elección de ambas para pasar sus celos, creyendo que al ser algo más maduras, no tendrían problemas, pero oh...
-Jihyo... -había llamado en un susurro bajito a la mayor mientras el alfa se desvestía-. Ni siquiera me excita, ¿Qué hago? -la pelinegra quiso reír, pero reír de la desesperación porque a ella tampoco le encendía la idea de ser tomada por el sujeto ahora que lo veía desnudo y este estaba lo suficientemente duro como para no encontrar escapatoria.
-Sígueme la corriente, ¿Sí? -Nayeon solo asintió, sin saber lo que sucedería cuando al corresponder el obsceno beso de Jihyo para darle un espectáculo al alfa, repentinamente Park cayó al suelo sacudiéndose como nunca Nayeon lo había visto.
Se había asustado tanto que acabó llorando sosteniendo el cuerpo de su omega, pero cuando el alfa estuvo lo suficientemente lejos tratando de buscar ayuda por la notable ‹‹convulsión››, Jihyo abrió uno de sus ojos y guiñó hacia ella.
-Maldita estúpida. -hubo susurrado Nayeon al respirar aliviada, porque todo era una actuación.
-¡Eres una estúpida! -exclamó entre carcajadas exageradas Sana al oír la vergonzosa historia de Nayeon-. No puedo creer que hayas fingido una convulsión -continúo riendo fuerte, contagiando tan solo un poco a la coreana, que miraba de reojo a Jihyo, cruzada de brazos sobre la mesa-. ¿Qué sucedió con el alfa? -trató de recuperar el aire, acomodándose sobre la silla.
-Nayeon le dijo que no era necesaria la ambulancia, que en realidad era epiléptica. -y eso fue todo, nuevamente Sana reía llamando la atención del resto de los estudiantes en el comedor e incluso, Jihyo no pudo contenerse más.
-El alfa aún así quería esperar y hacerlo, ¡Estaba caliente! -habló esta vez Im, olvidándose de la pena y riendo a la par-. Nos dejó ir cuando le dije que si Jihyo se la mamaba y le daba otro ataque, podría sacarle el pene de un mordisco.
Todo era risa para las tres, Sana retorciéndose en su lugar por lo hilarante que era la situación, pero cuando, poco a poco, fueron deteniéndose, respiró profundamente, dándole una larga mirada a la pareja frente a ella.
-¿Chicas? -preguntó mucho más calmada-. ¿Puedo hacerles algunas preguntas... Personales? -Jihyo rodó los ojos, suspirando largamente.
-Como si nunca te entrometieras en nuestras vidas, Sana. Estamos más que acostumbradas.
-¡Ya! Qué maldita pesada eres -atacó la menor, dándole una patada bajo la mesa.
-¿Qué es lo que quieres esta vez? -continúo Park, recibiendo un empujón por Nayeon ante la reprimenda de su actitud-. ¿Quéee?
-Pregunta lo que quieras, Sana. -la sonrisa de Nayeon era dulce, pero aún sin mirar a Jihyo ambas se golpeaban entre manotazos en una absurda pelea.
-Ah, por eso siempre has sido mi favorita, Nay. -tanto Sana como Jihyo se sacaron la lengua mutuamente, mientras tanto, la extranjera buscaba las palabras correctas para abordar el tema-. Umm... ¿No les da curiosidad encontrar a su alfa?
El silencio reinó por unos minutos, siendo el tema casi tabú para Park e Im, que intercambiaban miradas sin saber exactamente cómo responder, porque nunca tuvieron problema con el alfa, sino que, nunca sintieron la necesidad de abordar la conversación, sabiendo que al final, el alfa llegaría tarde o temprano.
-Oh... Personalmente, no siento curiosidad. -habló Nayeon primero, viendo como suavemente Jihyo asentía a ello.
-Yo tampoco. -secundó-. Es complicado... Es como si nuestras omegas aún no despertaran ante la idea de un alfa, como si estuvieran muy cómodas con sus propias omegas.
-Sí, mi omega solo es capaz de reaccionar a Jihyo y se siente demasiado correcto, por lo que, ni yo ni mi omega sentimos la necesidad de buscar a nuestro alfa. -Sana las observaba con un signo de interrogación pintado en su cara, sin entender absolutamente nada. La propia omega de Sana despertaba ante las feromonas alfas al momento de tener sexo, sin excepción porque su omega era increíblemente sensible, pero ¿Este par de omegas se habían negado al alfa de Jungkook? No podía creerlo.
-Es muy raro... No lo entiendo, pero me mantendré junto a ustedes porque me encanta la relación que tienen y ¡Quiero estar ahí para cuando llegue el alfa! Oh por Dios, me encanta el drama romántico. -la sonrisa de Sana era amplia, aplaudiendo tan ansiosa por la sola idea de que, de algún modo u otro, sucedería.
-No tenemos una relación, estúpida. -farfulló Jihyo, cubriéndose el rostro con fastidio.
-No somos novias ni nada, somos mejores amigas con un enlace. -defendió la posición de Park la menor, encogiéndose de hombros al terminar su café-. ¿Vamos ya? Se nos hará tarde.
-¡Ustedes son tan raras, yo no cogería con mi mejor amiga de infancia! -enloqueció Sana, poniéndose de pie para seguir a sus amigas pasos atrás.
Sin embargo, cuando Nayeon estaba por llegar a su salón notó que el resto de sus compañeros se hallaban fuera de él, siguiendo indicaciones del maestro de danza moderna.
-Debemos ir al auditorio, tengo algo importante que informarles. -frunciendo su entrecejo por la sorpresiva indicación y dejando ir a Jihyo hacia su salón, fue con Sana junto a Miyeon, para más información al respecto, pero solo obtuvo un encogimiento de hombros.
-Estoy cansada, Jihyo. -susurró con voz apagada la menor de ambas, arrastrando sus pies por cada paso que daba.
Jihyo llevó su mirada hacia la bailarina a su lado, dispuesta a empezar una de sus bobas bromas entre empujones y risas, burlándose de lo débil que era Nayeon, sin embargo, cuando notó como los hombros de la rubia caían desganadamente, con sus cabellos ocultando el pálido rostro de su omega, se detuvo por completo tomando el hombro de Im.
-Ven, súbete en mi espalda. -ordenó Jihyo, intentando hablar suavemente para, luego, inclinarse ante la menor y esperar a que acatase la orden, una que no tardó en llegar cuando sintió el peso del cuerpo de Nayeon, con los brazos perezosamente rodeando su cuello-. Te compraré tu café favorito. -trató de animar, no obstante, Im solo tarareó en respuesta, descansando la cabeza en el hombro de Jihyo cuando esta se dispuso a caminar nuevamente, cargando a su omega.
-Hoseok Oppa hoy no nos dio descanso... -articuló cada palabra con pereza, manteniendo sus ojos cerrados-. Llevó a una bailarina increíble, pero entre ambos nos sobreexplotaron. -Jihyo mantenía una sonrisa tenue entre cada palabra, admirando la forma en que Nayeon solía dar tanto de sí misma en todo lo que hacía, pero, sobre todo, con la danza-. Hyoooo... -llamó contra su oído, acurrucándose más contra ella-. Espero que nuestro alfa tenga auto, ya no quiero caminar más
-Eres una tonta, Nay -mofó la mayor, siguiendo el camino hacia el apartamento de ambas-, nuestro alfa debe tener dos, así cuando no pueda ir por nosotras, nos deje uno.
-¡Yeeey! -exclamó juguetona, dándole un débil manotazo a Park-. Que genio, me gusta, me gusta... Pero no sabemos conducir.
-¡Nos tendrá que enseñar! -continúo riendo, imaginando lo que pasaría en un futuro para ambas, sintiéndose incluso fascinada ante la idea.
-No vayas a la cafetería de la otra calle -alcanzó a hablar antes de que Jihyo desviara su camino-. Hoy en la mañana vi que abrió una nueva a una cuadra del apartamento. Vamos ahí.
-¿Y si no es rico? -cuestionó, pero aún así, obedeciendo a la menor-. ¡Será una perdida de dinero!
-Pierdes dinero igual, es para mí, no para ti... Estúpida.
-¡Ah, graciosita! -bromeó con falsa molestia-. Sigues y te dejo caer aquí mismo.
-¡Cállate!
-¡Tú primero!
-¿Qué clase de persona llama a su cafetería TMCoffee? -burló Park, deteniéndose fuera del local, con grandes ventanales que daban una moderna mirada de la cafetería.
-Ugh... ¿Qué clase de persona se llama Jihyo? -habló fingiendo muecas de asco, aferrándose más fuerte a la cadera de Park cuando esta había soltado sus piernas-. ¡No, Jihyo!
Retomando el agarre entorno a las piernas de Nayeon, ambas ingresaron maniobrando con las puertas para que no fuesen golpeadas por ellas, pasando por alto como miradas curiosas se detenían en ambas universitarias cuando Jihyo depositó lentamente a Nayeon en una de las sillas.
-¿Quieres algo más, Nay? -inquirió Jihyo al buscar su dinero dentro de su mochila.
-Mmh... Si hay galletitas de vainilla quiero unas.
-Está bien.
Caminando hacia la caja contando un par de billetes, se detuvo frente a esta unos instantes antes de alzar su mirada y acomodar sus lentes de sol en su cabello, sintiéndose sorprendida por la chica tras la caja, quien sonreía ampliamente.
-Wow... -susurró Jihyo, notando como la chica ampliaba su sonrisa, aquella chica completamente guapa ante sus ojos.
-Hola, bienvenida a TMCoffee, ¿Qué va a pedir? -ante la profunda voz de la chica inmediatamente desvió su mirada a todas partes que no fueran ella, sintiendo el sonrojo en su rostro cuando carraspeo.
-Quiero un café bombón y uno de vainilla. Ah, y galletas. -pidió torpemente, evitando el rostro de la atractiva cajera para desviarla hacia su piocha. Momo...
-¿Qué galletas?
-Oh... Vainilla. -sonrió nerviosamente, concretando el pago.
-Muy bien, tome asiento y le llevaremos su pedido a la mesa.
Se quedó de pie unos segundos más, sin darse cuenta lo estúpida que lucía y como Nayeon se reía a sus espaldas, pero cuando cayó en cuenta de que no indicó que era para llevar, maldijo entre dientes volviendo al lugar en donde dejó a Nayeon, quien simplemente, estalló en carcajadas cuando se sentó frente a ella.
-Te hubieras visto... -reía Im tratando de ahogar sus risas al cubrir su boca con su mano-. Te veías como una tonta.
-Cállate... -inmediatamente su rostro se hallaba sonrojado, tratando de cubrirse de las miradas que recibían tanto por el escandalo de Nayeon como sus aromas.
-¿Y sí estaba linda? -quiso saber, desinteresadamente jugando con las servilletas de la mesa.
-Ah, linda es poco...
-Jihyo, Jihyo -llamó Nayeon, golpeando frenéticamente el antebrazo de la mayor-. ¿Hueles eso? Es como... Wow, café y galletitas recién horneadas.
-Estamos en una cafetería, Nay y pedí galletas, es obvio que el aroma estará en el aire -farfulló sin quitarle la mirada de encima a la menor-. ¿Qué te sucede hoy? Estás más estúpida de lo normal.
-No, no, no... Es muy fuerte, maldición ¿No lo sientes? -Jihyo la observó confusa, la voz de Nayeon se oía desesperada, frenética e incluso, la notaba embriagada. Sin embargo, cuando Jihyo prestó más atención en olfatear el aire, efectivamente percató el aroma.
Ambas omegas cerraron sus ojos, sintiendo cómo se envolvían en un exquisito aroma a café de grano recién molido junto con un suave y delicioso olor a galletas salidas del horno, un aroma que poco a poco se hacía cada vez más fuerte y ambas, no pudieron evitar dar una larga olfateada, inspirando para capturar aquel aroma que las hipnotizaba.
Un sutil carraspeo se oyó junto a la mesa, rápidamente sacando a ambas de su ensoñamiento, no obstante, cuando abrieron sus ojos alzando sus miradas, jadearon sorprendidas.
-Aquí está su pedido, espero lo disfruten. -una mujer se hallaba junto a la mesa, con una adorable sonrisa que acomodaba cada taza de café ante ellas junto con las galletas; una atractiva mujer con unos peculiares y lindos labios gruesos, que pese a dejar el pedido de ambas, parecía no querer moverse del lugar, manteniendo la mirada en ambas omegas.
-Muchas gracias... -susurró Nayeon, no queriendo perder un centímetro de aquella hermosa mujer, de aquél maravilloso aroma que provenía de ella. Jihyo, por su parte, recorría con su mirada a la muchacha, deteniéndose justo dónde se hallaba la piocha con su nombre ‹‹Tzuyu››.
-¿Sí? -preguntó la joven mirando hacia Jihyo, quien inmediatamente enrojeció al caer en cuenta que lo había dicho en voz alta.
-No es na-ada... es solo que... -miró hacia Nayeon tratando de buscar ayuda, pero esta aún parecía perdida observando a Tzuyu-. ¡Oh, cierto! Tzuyu y Momo, TMCoffee.
Fue casi instantáneo, Tzuyu nuevamente sonreía tan amplio, luciendo tan guapa, femenina y adorable. No podía creer cómo había visto un par de chicas guapas en el mismo lugar, día y Dios... el aroma de esta chica era maravilloso.
-Sí, TMCoffee. Disfruten sus pedidos. -sin perder un segundo la sonrisa, se inclinó ante ambas y volvió tras el mostrador.
-Wow, ¿Viste eso? Solo... Wow. -murmuraba Nayeon, parpadeando para lentamente, volver a la realidad.
-Maldición, sí... Y es una alfa, ¿La oliste?
-¡Que si lo olí! -exclamó fascinada Nayeon, rápidamente encogiéndose en su lugar por haber llamado la atención, oyendo risitas tras de sí.
Suspiraron a la par, sintiendo sus cuerpos temblar por tal aroma que aún no podían sacar de sus sentidos, aquel que rodeaba por completo la cafetería.
-Oh, mira... -llamó la atención la voz de la menor, quien observaba con estrellitas en sus ojos a su café-. ¡Es un conejito! -Jihyo observó hacia la taza de Im, notando como un adorable conejito se hallaba dibujado en el café-. ¡Y ese un buhito! -la menor estaba emocionada por los adorables diseños hechos por la barista, mientras tanto, Jihyo alzó su mirada hacia el mostrador, cruzando miradas con Tzuyu, que observaba hacia la mesa de ambas, orgullosa por la adorable reacción de emoción y confusión respectivamente-. Ya no me lo quiero tomar. -lloriqueó luego Nayeon, tomándole innumerables fotos a ambas tazas.
Desde aquel día, Jihyo y Nayeon frecuentaban cada día TMCoffee, desde su mañanera taza de café americano para despertar apropiadamente, como sus pequeños caprichos con los distintos tipos de café... O quizá, por ambas dueñas y baristas de la cafetería.
Momo conocía a la perfección cada pedido, teniendo la cuenta ya hecha antes de que el par llegase a la caja y mientras tanto, Tzuyu conocía cada cantidad de azúcar que ambas necesitaban, Nayeon y Jihyo alucinaban por tales atenciones, aunque probablemente, ambas eran muy predecibles de leer.
-¿Crees que Tzuyu esté soltera? -divagó una tarde Nayeon, bebiendo de su vaso para llevar, completamente desparramada en una extraña posición sobre el sofá individual de la sala.
-No lo sé, siempre huele igual. -restó importancia la mayor, igualmente bebiendo de su café mientras terminaba su informe escrito en su laptop-. Y hablando de aromas, el tuyo está cada vez más fuerte. -refunfuñó, frunciendo su entrecejo al mirar a Im-. ¿Qué no sientes nada?
-No, tú eres la que me coge -defendió la menor, encogiéndose de hombros-. Es tu deber sentir como mi celo se aproxima.
Jihyo rodó sus ojos ante su fastidiosa omega, volviendo a su informe mientras fruncía su nariz por lo fuerte y extrañamente dulce que estaba el aroma de Nayeon para estar a días de su celo.
-Solo no salgas a la calle, tu aroma está demasiado intenso... Nunca lo había olido así.
Inmediatamente Nayeon se recompuso en su lugar, estúpidamente oliendo sus ropas y piel expuesta, a sabiendas que, aunque se esforzase, no sería capaz de sentir más que Jihyo o un alfa.
-¡Maldición! -exclamó nerviosamente, bebiendo el último trago de su café para correr hacia donde se hallaba Park.
-¿Qué te sucede, estúpida? -gruñó la mayor, tratando de alejar a Nayeon que apartaba la silla donde se encontraba para sentarse en su regazo.
-¿En serio? -continúo nerviosa-. Huele bien. -ordenó, tomando con ambas manos el rostro de Jihyo para obligarla a oler su cuello.
Jihyo instintivamente presionó ambas manos en la pequeña cintura de Nayeon por la intensidad del aroma a fresa que la enloquecía, atrayendo el cuerpo de la menor hacia el suyo sin dejar de olfatear, embriagándose con el aroma de su omega.
-Demonios, sí debe estar fuerte para que reacciones así... -estremeció la bailarina, jadeando por la forma en que Jihyo recorría la sensible piel de su cuello-. Pero ahora no, mi pedido debe estar por llegar. -la mayor de las omegas se apartó, alzando su mirada confusa sin saber de qué estaba hablando Nayeon, sin embargo, cuando oyeron el timbre de la sala, ambas se detuvieron completamente-. Oh, no...
-¿De qué pedido hablas?
-Eeh... después de comprar los cafés, encargué un pastel... -explicó temerosamente, moviéndose a la silla junto a Jihyo-. Y puede ser que... Momo me haya ofrecido delivery y puede que lo haya aceptado también.
Nuevamente el timbre resonó por la sala, con Park parpadeando sin quitarle la mirada de encima a Nayeon que mantenía su mirada baja. Jihyo no tenía problema en servicio delivery, básicamente vivían de comida preparada y entregada en la puerta de su hogar, pero se trataba de una alfa en su puerta, en el preciso momento que Nayeon parecía estar en el inicio de su más fuerte celo y no podía comprender cómo Im no experimentó alguna clase de calor que le advirtiese que este se adelantaría.
-¡Ya voy! -alzó la voz Jihyo cuando se oyó una tercera vez el llamado. Dándole una última mirada reprobatoria, se apresuró hacia la puerta, contando hasta diez antes de abrir, ampliando una muy fingida sonrisa una vez la puerta había sido abierta.
Sin embargo, se congeló ante la alta figura frente a ella, quien retrocedió un paso sosteniendo temblorosamente el paquete que, suponía Jihyo, contenía el pastel. Incluso Park sintió como una fuerte oleada dulzona del aroma de Nayeon se arremolinó hacia el pasillo, el cual, pareció impactar directamente en Tzuyu.
-¿Tzuyu? -preguntó preocupada, extendiendo su mano hacia ella cuando la mujer se hubo alejado de su toque. No pudo evitar el pesar cayendo en su vientre al percatarse de aquello.
Quiso dar un paso hacia la alfa, pero también quiso cerrarle la puerta en la cara. Había estado con otros alfas durante el celo de ambas y pese a que el sexo no se concretó, ninguno había reaccionado como Tzuyu estaba frente a ella.
Inesperadamente, Tzuyu apoyó uno de sus antebrazos contra el marco de la puerta, junto a la cabeza de Jihyo que no era capaz de dar un paso hacia atrás. Pero a tan solo unos centímetros, podía notar como gotas de sudor se deslizaban por la cien de la alfa, que jadeaba, con sus ojos fuertemente cerrados.
-Tzuyu... Me estas asustando.
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