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Taeyong conocía de toda su vida a Doyoung. Desde el momento más antiguo que puede recordar ahí siempre estuvo Doyoung, pero no como la clase de amigo que él siempre solía ver con el resto de sus compañeros en la escuela, en las películas o lo que sea que fuese.
Taeyong y Doyoung tenían una extraña relación de amor y odio, de tira y afloja. No importaba lo mucho que ambos chocasen, reduciéndose en algunas ocasiones a agresiones físicas inofensivas jalándose el uno al otro el cabello, picando con rudeza sus mejillas, colocando el pie en el camino del otro para que cayesen, porque al final no podían vivir sin el otro a su lado. Sus infancias estuvieron repletas de risas, de discusiones sobre que las flores amarillas eran mucho más bonitas que las lilas de Taeyong o también, de Doyoung jalando del cabello a otros niños por haber estado molestando a su Yongie.
La primaria fue literalmente una montaña rusa para ambos, pero la secundaria y preparatoria fue aún más impresionante.
A los quince años ambos se presentaron como omegas para su sorpresa y la de sus familias.
— ¿Cómo es posible? Doyoung siempre se comportó como un alfa. — Era lo que se cuestionó más de una vez aquel día Taeyong, pero a Doyoung no le importaba. De algún modo, nada cambió para Kim al saber su naturaleza, pero sí cambió algo al saber de Taeyong.
Ambos eran omegas, pero su instinto protector y un poco posesivo se alzó furioso con su Yong.
Desde la presentación, muchos alfas estuvieron acercándose a ambos omegas, sin embargo, Doyoung no tardaba un segundo en interponerse sin importar que los otros sujetos le sacasen una cabeza de altura y lucieran intimidantes, porque de algún modo, la idea de que alguien más tocase a Taeyong lo volvía loco de celos.
— ¿Mamá? — Preguntó una tarde Kim, recostado casi sobre la mesa de la cocina viendo a su madre cocinar, aquella que tarareó hacia él esperando que siguiese. — ¿Por qué... por qué no puedo apartarme de Taeyong?
— ¿Por qué es tu mejor amigo y lo quieres mucho? — Preguntó confusa la mayor, deteniéndose un segundo a mirar a su hijo.
— No... literalmente siento que sin Taeyong... — Alargó el silencio, no sabiendo si las palabras serían correctas, pero al pensar en ese instante en una vida sin Lee, supo que serían las ideales. — sin Taeyong yo no sería el mismo.
Su madre lo observó preocupada y no supo por qué, tampoco volvió a tocar el tema con ella, pero si buscó respuestas por otros lugares.
Una tarde después de las clases se hallaba ansioso, moviéndose de lado a lado fuera de la oficina de su profesor de biología, no sabiendo si sería el lugar indicado para recurrir, pero no conocía a nadie más que supiera tanto de Alfas y Omegas como él.
Con duda y temor, tocó la puerta esperando una respuesta que no tardó en llegar. — Pase.
Una vez dentro suspiró un poco más aliviado por la sonrisa amable de su maestro indicándole que tomara asiento. — ¿Qué lo trae por aquí, joven Kim?
Sus manos temblaban, sabiendo que su maestro podía oler su nerviosismo y mordiendo su labio inferior, habló:
— ¿Pueden haber omegas destinados?
— ¿Omegas destinados? — Reconoció la sorpresa en su voz, pero también una extraña emoción en la mirada de su maestro que no comprendía. Por lo que, poco a poco sintió la vergüenza, sintiéndose ridículo por estar allí preguntando algo como eso.
— Yo... yo lo siento, creo que es mejor que me vaya — Las palabras salían atropelladas de la boca de Doyoung, tratando de huir de la oficina tan rápido como pudiese, pero antes de casi correr fuera, la mano del hombre en su hombro lo detuvo.
— Me has tomado por sorpresa, hace mucho que no oía algo así. — De pronto, Doyoung lo observaba con genuina sorpresa, con un cosquilleo emocionado en su vientre. — Pero no es como crees. — Ambos volvieron a sus lugares, con Kim mucho más atento e ilusionado que desde el principio.
> Es muy extraño que estos casos se presenten, decir que son el 1% de la totalidad de parejas destinadas es incluso demasiado. —Explicó con calma. — Pero no es que ambos omegas sean solo ellos siendo destinados, sino que son tres. — ¿Tres? Pensó Kim incrédulo. — Desde la primera vez que se presentó hasta la actualidad, siempre han sido dos omegas y un alfa.
— Pero... ¿cómo puede suceder con los omegas? Usted nos explicó en clases que los omegas no reaccionan a los celos de otros omegas e incluso, repugnan los aromas del otro.
— Oh, es porque son casos especiales. Cuando son dos omegas destinados al mismo alfa, quiere decir que ambos omegas también lo son y según los estudios y casos documentados, los omegas destinados reaccionan positivamente al celo del otro, de la misma forma que lo harían con el del alfa.
— Oh... — susurró Doyoung, tratando de procesar todo lo que su maestro le explicaba.
— Sí, "oh". — Repitió el hombre riéndose por la reacción del estudiante. — ¿A qué ha venido esta duda de omegas destinados, joven Kim? — La mirada de Doyoung se notaba asustada, quizá acorralado. Se debatía en si confiar en el hombre o no hacerlo, no sabiendo a quien más recurrir, porque ni siquiera a Taeyong le había hablado al respecto, muy preocupado en lo que podía suceder.
— Creo que... creo que Taeyong es mi destinado — Susurro casi con miedo, mirando de reojo a su maestro que, a diferencia de lo que imaginó, le sonrió como si él supiera algo que Doyoung no.
— Lo creí también, antes de que ustedes se presentaran. — El corazón del menor latía emocionado, desbocado porque la idea de que alguien más lo emparejara así con Lee lo volvía loco de amor. — Ustedes son diferentes a todos los omegas que son amigos o mejores amigos, lo he notado. Incluso ahora que ya se han presentado, se nota mucho que, a falta del alfa, tú tomas el rol del faltante, protegiendo a tu omega. Ambos se completan tan bien, en un equilibrio armonioso, algo que se podría ver para otros alfas como el omega perfecto, pero en dos.
— ¿Cómo yo podría confirmar que es mi destinado? — Ya se hallaba sudando, frotando sus manos desesperado y temeroso, pero cuando su profesor sonrió burlesco, sintió el sonrojo apoderándose de todo su rostro.
— ¿Ya han tenido sus celos? — El rostro de Doyoung no estaba sonrojado, estaba completamente rojo ante alguien más mencionando sus celos.
— No...
— Cuando cualquiera lo esté y el otro reaccione al aroma, lo sabrás.
Al finalizar la charla que había quitado muchos pesos encima de sus hombros y pedirle a su maestro que no le dijera nada a nadie, ni siquiera a Taeyong, corrió hacia la salida donde sabía Lee le esperaba y justo allí, tirado sobre el césped de la entrada de instituto y las pertenencias desparramadas a su alrededor, corrió hacia su omega -saboreando para sí mismo aquellas palabras por lo bien que le resultaban- arrojándose sobre él, oyendo sus quejidos que se mezclaban con sus risas.
— Salte de encima, cosa fea. — Se quejaba el mayor de ambos, tratando de alejar a su molesto mejor amigo. — Me matarás, estas gordo.
— No, tu eres un esqueleto. — Defendió el menor, quitándose de encima para ordenar ambas mochilas y lo que hubiese junto a Taeyong. — Vamos a casa, quiero dormir.
— ¿Cúando no quieres dormir? — Burló el otro, acomodando su mochila en su hombro.
— Cállate. — Y entre discusiones y manotazos entre ambos durante el camino a casa, Doyoung poco a poco se hacía de la idea que, no podría haber otro omega perfecto para él, mas que Taeyong.
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Era la decima vez que Taeyong mensajeaba en el día a Doyoung sin obtener una respuesta y aquello era extraño. Lee conocía perfectamente las horas en que Doyoung estaría durmiendo y al comprobar la hora nuevamente, sabía que él debería estar viendo alguna caricatura ¡Y debía estarle respondiendo! Aunque reconocía que tampoco le tomaría mucho tiempo cruzar la calle y entrar a por Doyoung ¡No tenía derecho a ignorar sus mensajes!
Resignándose al mensaje número veinte se dispuso a ir por Kim, abrió la puerta del hogar de su amigo sin percatarse en nada más de lo desconsiderado que era su mejor amigo, ¡le estaba invitando al cine y no le daba una respuesta! Por lo que, al abrir violentamente la habitación de Doyoung y notar las penumbras de esta, poco a poco olfateó el aire, notando un aroma tan fuerte y dulzón.
Mango y caramelo entrando tan intensamente por sus fosas nasales que lo hacían tambalearse en su lugar, sosteniéndose del picaporte de la habitación de Kim, demasiado perdido en el aroma y sus propios jadeos que en la voz adolorida de su mejor amigo bajo las mantas de su cama.
— ¿Taeyong? — Habló en un hilito de voz, lentamente el nombrado volviendo a duras penas a todos sus sentidos, cerró la puerta tras de si y encendió la luz, acercándose hacia la cama con pasos tambaleante y la confusión notable en su rostro. — ¿Qué haces aquí, tonto?
— Yo... te estuve mensajeando. — El mayor cerró sus ojos con fuerza, frotándose su nariz al sentirse tan ahogado y excitado. — Quería invitarte al cine y no respondías... así que vine p-por ti.
Doyoung siguió cada reacción de su mayor, inquieto al no saber si sus reacciones eran por el asco de su aroma o algo más. Por lo que, al correr las mantas y sentarse sobre la cama, observó sorprendido como Taeyong daba un paso hacia atrás cerrando sus ojos a causa placer que le causó el movimiento del menor, porque el aroma era demasiado intenso y estaba volviendo loco.
— Estoy en celo, Tae... no puedo salir. — Pero las dudas de Doyoung fueron respondidas sin haberlas preguntado directamente, porque sin que pudiera detenerlo o esperarlo, Taeyong se subió en su regazo, olisqueando el cuello de Doyoung ansioso, gimiendo bajito por cada inspiración que daba sobre su piel.
— Hueles tan bien... oh, por dios — Jadeó Taeyong sobre su piel, no pudiendo reprimir las húmedas lamidas que exploraban el cuello del pelinegro, provocando un estremecimiento en Doyoung que le sostenía fuertemente de la cintura al intentar, inútilmente, ahogar sus jadeos.
Inesperadamente un nuevo aroma envolvió la habitación, mezclándose con el dulzón del mango y el caramelo. Una exquisita combinación de melón y té verde que provenía de la suave piel de Taeyong, el aroma que tenía a Doyoung mucho más sensible de lo que ya estaba.
— ¿Estás en celo también? — Preguntó entre jadeos el menor, hundiendo su nariz en el cuello expuesto de Taeyong. — ¿Te he hecho reaccionar? — Lee era un manojo de gemidos entrecortados, sin ser del todo consciente como su semi erección se frotaba contra la dura erección del menor, quien apretaba sus dientes sin saber cómo controlarse.
— Sí, sí... oh, Doyoung... — No hubo palabras, no hubo miradas dudosas ni críticas, porque... maldición, se sentía bien. Ambos lo sentían tan correcto, estar así en los brazos del otros, frotando sus erecciones y perdiéndose en las brillantes miradas del otro omega. Oh, dios...
Cuando sus labios se encontraron por primera vez en un beso torpe, siendo el primero de ambos, gimieron al unísono. Porque nunca algo en sus vidas se había sentido tan placentero como estar besándose, deslizando sus lenguas dentro de sus bocas y estar recorriéndose por primera vez con tanta desesperación y necesidad.
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La lengua de Taeyong se deslizaba sobre el pezón de Doyoung, tan sonrojado y duro, con el menor retorciéndose bajo la humedad de su boca y el faltante, siendo retorcido bajo el pulgar e índice del mayor.
— ¡A-Ahh, Taeyong! — Gritó Kim bajo su cuerpo, sintiéndose tan hipersensible al tacto de Lee.
Disfrutaba siempre volver loco a su omega, por supuesto que la primera vez fue un desastre de saliva, fluidos y toques torpes para ambos, pero con el paso del tiempo y el transcurso de sus celos, Taeyong conocía cada centímetro del cuerpo de Doyoung. Sabiendo perfectamente donde tocar, qué hacer y qué utilizar, encontrando ambos el perfecto equilibrio de satisfacerse el uno al otro en la ausencia de un alfa.
— Mmh... he traído algo para ti. — Tarareó animadamente, apenas dándole un suave manotazo a la rojiza, dura y goteante erección de Doyoung contra el vientre bajo antes de ir por la caja rosa sobre la mesita de noche y oír en su corto camino el gemido lastimero del menor, retorciéndose sobre las sábanas. — Lo vi y pensé que debía utilizarlo en ti. — La sonrisa de Taeyong era tan falsamente inocente, porque Kim sabía que su omega estaba tan loco como él cuando tomaba el control, pero uh, hoy era el celo de Doyoung.
Con su mirada curiosa veía lo que las manos de Lee sostenían; un gran dildo entre tonalidades rosas y azul suave que asemejaba el tamaño de un pene alfa y su otra mano, un control remoto.
— Estaba en oferta de lanzamiento. — Explicó Taeyong volviendo sobre el regazo de Kim, frotando intencionalmente ambas erecciones, sin dejar de molerse sobre Doyoung ignorando la desesperación de este bajo suyo. — Es un nuevo prototipo. Con este control puedo controlar su tamaño y vibraciones, así que, puedo hacerlo llegar al tamaño de un nudo alfa. — No pudo controlarse, definitivamente no, porque la sola idea de ser follado con ello y la maliciosa imaginación de Taeyong arremetiendo contra él, ya lo tenía gimiendo, frotando con insistencia su miembro con el de Lee que apretaba sus dientes, evitando gemir.
Juguetonamente, Taeyong encendió el aparato y Doyoung oyó la suave vibración que emitía aun cuando estaba en el máximo y el cómo, efectivamente, aumentaba en tamaño.
— Oh, por dios... — Gimió necesitado. — Fóllame, Tae...
Seguía sus órdenes, porque aun cuando estaba en más sentidos que Doyoung, Taeyong enloquecía con el aroma del menor y lo mandón que era. Porque no podía evitar besar y lamer la piel del pelinegro tratando de obtener tanto de su aroma a mango y caramelo.
Dejando de lado el dildo por el momento, se sumergió en la piel anteriormente atendida, descendiendo por su vientre entre mordidas y lamidas que marcaban la piel de su omega en un fuerte rojizo, chupando desesperado el vientre bajo antes de tomar con su diestra la erección impropia desde la base, sacándole un profundo jadeo a Dyoung que se retorcía bajo su toque pidiendo por más. Taeyong sin haber dudado en introducir el pene dentro de su boca que succionó y babeó envuelto en los fuertes gemidos ante la sensibilidad de su chico.
Los delgados dedos de Doyoung sostenían con fuerza las rubias hebras de Taeyong que subía y bajaba entorno a la erección del más alto, casi ahogándose con ella cada vez que Kim alzaba sus caderas jodiéndole la boca. — Vamos Tae, ¿eso es todo? - Hablaba con sus dientes apretados, gimiendo ahogando. — Sé que puedes tragártela toda... ahhh
Casi siendo un incentivo, tomó por completo la dura verga, llevándolo tan profundo como podía y succionando hasta que sus mejillas se ahuecaran hasta su límite, de modo que, saliva escurriera de sus comisuras logrando tener a Doyoung hecho un desastre rogándole porque se lo cogiera. La diestra de Lee se apretó sobre la base y su lengua y boca atendiendo necesitadamente el glande, estimulándolo como sabía a Kim le gustaba, con la punta de su lengua rodeando entre lametones la ranura.
Con la barbilla goteando y limpiando el presemen que caía por ella, separó las piernas de Doyoung, tomando de estas tras las rodillas exponiendo su agujero. Aquel que se hallaba completamente mojado por su lubricante natural tan dulce, tan exquisito con su sabor a mango, el cual se contraía necesitado por ser penetrado y sin poder contenerse, Taeyong deslizó su lengua entorno a él.
— ¡O-Oh, Tae-ee! — Gimió sorprendido, sacudiéndose bajo la electrizante sensación, la que apenas duró unos segundos antes de que Taeyong introdujera dos dedos. Follándolo con ellos tan lentamente que Kim lloriqueaba. — más rápido... — Pedía sabiendo que Taeyong solo lo estaba torturando, pero cuando sintió el tercer dedo abriéndolo y aumentado la velocidad, en compañía de su boca succionando una de sus bolas, gritó de placer. Sus gemidos aumento su volumen mientras los dedos ingresaban y salían rápida y profundamente, rozando con la punta de ellos su próstata.
Para esa altura Doyoung estaba hecho un desastre, con su boca abierta gimiendo por lo bien que se sentían los dedos de Taeyong. Sin embargo, antes de alcanzar un nuevo orgasmo los dedos y la boca de Lee habían desaparecido, solo sintiendo el vacío de ellos en su entrada. — Maldición, Taeyong... te voy a matar... — Masculló irritado, queriendo sentarse sobre la cama y discutir, aun en pleno apogeo de su celo, pero tan rápido que no pudo reaccionar, estaba siendo empujado a la cama nuevamente, con sus piernas abiertas y la mojada punta de algo... el maldito dildo.
Su cuerpo tembló por completo sintiendo la húmeda punta del grueso dildo introducirse lentamente en él, robándole el aliento. Sentía el ardor que el mismo le producía a pesar de haber sido preparado, pero se sentía increíble. De pronto, su propia erección estaba dentro nuevamente de la boca de Taeyong, tomándole duramente mientras el juguete era introducido por completo haciéndole olvidar la incomodidad.
— ¿Estás listo? — Oyó la provocativa voz del mayor al dejar el vibrador dentro suyo, moviéndolo lentamente de afuera hacia dentro apenas unos segundos; se alzó posicionándose sobre el regazo del pelinegro, frotando la enrojecida y dura polla entre sus glúteos, friccionando de esta contra su mojado agujero para luego, alinear la erección de Doyoung en su entrada quien se hallaba perdido por completo en el placer, en lo dominado que se sentía y lo excitante que resultaba, pero él solo asintió suavemente. — Buen omega... — Gimió aquellas palabras al encender las vibraciones del consolador y autopenetrarse con la verga de Kim.
Fue delirante, ambos gimiendo al unísono el nombre del otro, con Taeyong saltando sobre el pene de Doyoung y aquel último, retorciéndose entre la mezcla de sensaciones al ser penetrado y su miembro duramente envuelto en las paredes de Lee.
— Más rápido... — Suplicaba en un hilo de voz, alzando sus caderas al introducirse más profundo en Taeyong que gemía tocándose así mismo y de aquel modo, aumentando el nivel y el tamaño del dildo, causándole un grito extasiado al menor que temblaba bajo su cuerpo.
— Ahh... mírate... — Gemía ahogado Lee, apoyando sus palmas sobre el pecho del contrario al impulsarse más velozmente tomando completamente la polla por cada penetración. — Estas hecho un desastre... toda una perra necesitada... — Burló Taeyong, a sabiendas de lo mucho que excitaban tales palabras al contrario que gemía cada vez más alto, pidiendo y suplicando por más mientras el dildo seguía aumentando en tamaño hasta su punto máximo, mientras el sonido de sus pieles chocando, se mezclaban con sus gemidos.
— S-Si... lo soy... — Murmuró entrecortadamente, aferrándose con una mano a las sábanas y con la contraria, masturbando el pene de Taeyong. — Ya... ya casi, maldición... — Lee supo que era el momento de poner al máximo el vibrador y moverse tan rápidamente, apretando sus paredes entorno a su omega para alcanzar el orgasmo que no tardó en llegar, con Doyoung temblando por completo, llenando a Taeyong y gritando el nombre del mayor tras un largo suspiro cuando Lee le hubo seguido.
Estaban ambos deshechos, uno a cada lado sobre la cama respirando agitados. Doyoung ni siquiera pudiendo moverse por lo acabado que se estaba y Taeyong, mientras tanto, con sus piernas fatigadas por el sobre esfuerzo. Sin embargo, poniéndose de pie y estando en mejor estado, limpió a Doyoung quitando el vibrador suavemente dentro de él que se quejó por lo sensible que estaba.
— Fue increíble — Habló entusiasta Taeyong volviendo junto a Kim. — Deberías dejarme más dominarte, es un excesivo placer mutuo. — Los ojos de Lee brillaban esperando la aprobación, pero Doyoung con sus ojos entrecerrados, le mostró el dedo medio. — ¡No puedes negarlo! — Se quejó en medio de un berrinche, arrastrándose junto a Kim para envolverlo entre sus brazos y regar besos en el cuello impropio.
— Cállate, no arruines el momento... — Dijo en un susurro cansado, correspondiendo débilmente a su abrazo. — Pero ¿sabes?... ni siquiera necesitamos un alfa para tener los mejores orgasmos.
Oh... alfas. Era un tema que no solían tocar, no desde la primera vez que pasaron sus celos juntos y hablaron de ello más tarde, porque en el fondo sabían que algún llegaría el alfa de ambos, pero mientras tanto no lo sintieran, todo estarían bien para ambos.
Sin embargo, mientras crecían y se graduaban de la preparatoria para ingresar a la universidad, intentaron muchas veces pasar sus celos con otros alfas que no tuvieran problema en tomarlos a ambos a la vez, pero antes de siquiera comenzar sentían un nudo en sus estómagos, un pesar horrible en sus pechos porque simplemente no podían... ese no era su alfa. Sus omegas se negaban a dejarse tomar por otro hombre que no fuera el destinado o ellos mismos.
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— ¡Date prisa, Doyoung! — Hablo Taeyong fastidiado desde la entrada. — ¡Llegaremos tarde el primer día! — No había cosa más detestable para Lee que llegar tarde a algo que realmente le importaba, pero a Kim parecía no interesarle en absoluto que Taeyong hiciese un berrinche.
— Ya, ya. No me grites tan temprano. — Refunfuñó aun con la tostada en la mano saliendo del apartamento que ambos compartían, comiendo de su desayuno perezosamente al ser jalado desde su mano libre por Lee hacia la universidad.
El destino parecía no querer separarlos, de algún modo, siempre estaban juntos en ello sin ser conscientes. Ambos habían aplicado a diferentes universidades y sin haberlo conversado incluso como la pareja que eran -pero que se negaban aceptar como tal-, habían elegido matricularse en la misma universidad.
"Ni siquiera en la universidad podré librarme de ti" se habían quejado ambos cuando se percataron que se dirigían al mismo sitio para terminar los papeleos de sus matrículas. Mientras Taeyong ingresaba a Danza, Doyoung se hallaba ingresando a Composición Musical.
Pero una vez ingresaron el primer día, con Taeyong aun llevando a Doyoung de la mano, no creyeron que serían el centro de atención tan pronto dentro de la población universitaria -y, de hecho, ni siquiera querían serlo-. De a un instante a otro, Taeyong ya no se sentía con la suficiente seguridad para guiar a su omega, sino que acabó escondiéndose tras él sosteniendo su prenda fuertemente tratando de huir de las miradas curiosas.
— No les hagas caso, Tae. — Había susurrado tratando de tranquilizarlo. — Iré a dejarte a tu salón, ¿sí? Cuando acabe mi clase vendré por ti. — Acariciando los brazos del mayor con una sonrisa dulce, se dispuso a ir hacia su salón.
— Espera Do — Detuvo de inmediato el mayor, tomándolo desde la muñeca. — ¿Y mi beso?
El rostro de Doyoung estaba sonrojado, avergonzado por el pedido sabiendo que aun las personas los observaban y también los verían besarse. — Pero Yong... hay muchos chismosos, te besaré después...
— Peeero Doyounggieee — Lloriqueó Taeyong exageradamente, haciendo un puchero bobo que Doyoung sabía era simplemente para avergonzarlo, porque Lee lo conocía perfectamente. — Estoy nervioso y tengo algo de miedo por cómo nos miran, ¿Por favor? — Aquello último dicho en un tono más bajo y serio, Doyoung esta vez sí lo besó sobre sus labios antes de marcharse.
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— ¡Oh, por Dios! — Exclamó un muchacho de cabello oscuro y acento extranjero sentándose junto a él. — Eres el chico que está enlazado con otro omega. — Taeyong abrió sus ojos del asombro, nunca nadie había sido tan frontal con él como este extraño sujeto que no era capaz de medir sus palabras. — No puedo creerlo, pensé que esas cosas no pasaban. — Trataba inútilmente esconderse de la mirada ajena y de la del resto de su clase, porque su compañero no había sido precisamente discreto. — ¿Cómo pueden estar enlazado? Tengo tantas preguntas...
— Que maleducado eres, Ten. — Habló una nueva persona sentándose tras ellos. — Ni empezar de cero en un país nuevo te hace más educado. — Taeyong agradeció internamente al nuevo sujeto de igualmente acento extranjero.
— Cállate Hen, nadie te habló a ti. — Protestó Ten sacándole la lengua al muchacho del que obtuvo un manotazo. — Ah, por cierto, soy Ten. Es un gusto — Con la mirada de Ten sobre él y su mano extendida, tímidamente correspondió a su saludo.
— Eeh... soy Taeyong. — Quitó su mano inmediataente y queriendo hacerse pequeñito, prestó atención a la clase que comenzaba.
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Por otro lado, nadie se disponía a entablar una conversación con Doyoung. Pese a su claro aroma omega, su presencia se demostraba bastante contrario a la dulzura que alguien se esperaría, pero aun las miradas curiosas se hallaban sobre él y específicamente, en su cuello marcado por la mordida que Taeyong le había hecho hace muchísimo tiempo, pero que la noche anterior había vuelto a dejar fresca. Porque para todos, era evidente por el aroma dulce que desprendía, que el enlace provenía de dos omegas.
— Hola chico popular, espero no te moleste que me siente a tu lado. — Doyoung lo observó con una ceja alzada, porque a diferencia de Taeyong, él no se quedaba callado cuando alguien le resultaba tan entrometido, ni siquiera si se trataba de un alfa. — Soy Yuta.
— Soy Doyoung. — Habló más por cortesía, pero pese a ello, el alfa acabó riendo. — ¿Qué te resulta tan gracioso? — El tono del omega era oscuro, algo fastidiado por el exceso de atención.
— Para ser omega tienes bastante carácter.
— Para ser alfa eres muy entrometido.
— Uh... — Dramatizó el hombre, riendo bajito e interesado por la actitud ajena. — Ya que soy entrometido y no lo niego, ¿Cómo puedes estar enlazado con un omega?
Doyoung guardó silencio, pero manteniendo la mirada sobre Yuta. Observándolo seriamente porque realmente, era un metiche absoluto y aunque a Doyoung no le avergonzaba explicar el por qué, ahora comenzaba a entender la razón de ser el centro de atención.
— Es mi destinado. — Respondió sin más, cruzándose de brazos porque no respondería más tonterías.
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Cuando su clase terminó y, efectivamente, esperó a Taeyong fuera de su salón, no pensó que los nervios y toda la tensión que acumuló por las curiosas y nada discretas personas que lo incomodaron se esfumarían tan rápidamente al tener los brazos de Taeyong envolviéndolo en un apretado abrazo, porque tal parece, que no fue el único que no tuvo una buena primera clase.
— Te extrañé — Susurró Taeyong restregando su rostro en el pecho del más alto, fundiéndose en el aroma que necesitó para calmar sus nervios.
— Yo también — A pesar de sentirse en iguales condiciones que Lee, hundiendo su nariz en los cabellos suaves con olor a fresas de su omega, oyó las risas del mayor. Risas que acabaron en carcajadas. — ¿Qué te sucede, idiota?
— ¿Es que las situaciones tensas te ponen tan dulce? — Siguió riéndose, mofándose y con su vientre doliendo, pero lejos de enojarse, Doyoung aun lo sostenía con fuerza con su entrecejo fruncido. — Trataré de orillarte a ellas, eres muy lindo así.
— Siempre arruinas todo, ¡Eres el rey de arruinar todo! — Exclamó extendiendo sus brazos y mostrando una falsa molestia. Falsa, sí, porque Taeyong lo conocía y solo seguía sus estupideces. — Ya está, vamos a comer algo.
Con los dedos entrelazados de ambos y muy juntos el uno del otro, se dirigieron hacia la cafetería con las miradas sorprendidas de Ten, Hendery y el resto de los compañeros de Taeyong que aún no podían comprender cómo podían estar enlazados.
A la semana de iniciar el semestre toda la universidad lo sabía, incluso los de campus que ni siquiera estaban cerca de la Facultad de Artes. Taeyong y Doyoung estaban tan acostumbrados a su peculiar relación que no podían comprender cómo las personas no podían superar la situación y continuar con sus vidas. Porque incluso cuando los meses continuaron y los semestres también, pasaron por una infinidad de alfas queriendo llegar a ellos o a uno por separado.
"¿En serio prefieres ser follado por un omega? Cariño, yo puedo ser mucho mejor que él" Taeyong siempre se había caracterizado por ser una persona pacífica y dulce, pero la primera vez que aquellas palabras fueron dichas a él no pudo controlarse y golpear fuertemente el rostro del alfa, tanto que incluso, acabó con su algunos dedos fracturados. Nadie insultaba a Doyoung más que él.
Y ni hablar de las veces que trataron de juntarse a algún alfa de la elección de ambos para pasar sus celos, creyendo que al ser algo más maduros, no tendrían problemas, pero oh...
"Doyoung..." había llamado en un susurro bajito al menor mientras el alfa se desvestía "ni siquiera me excita, ¿qué hago?" El pelinegro quiso reír, pero reír de la desesperación porque a él tampoco le encendía la idea de ser tomado por el sujeto ahora que lo veía desnudo y este estaba lo suficientemente duro como para no encontrar escapatoria.
"Sígueme la corriente, ¿si?" Taeyong solo asintió, sin saber lo que sucedería cuando al corresponder el obsceno beso de Doyoung para darle un espectáculo al alfa, repentinamente Kim cayó al suelo sacudiéndose como nunca Taeyong lo había visto. Se había asustado tanto que acabó llorando sosteniendo el cuerpo de su omega, pero cuando el alfa estuvo lo suficientemente lejos tratando de buscar ayuda por la notable "convulsión", Doyoung abrió uno de sus ojos y guiñó hacia él "maldito estúpido" hubo susurrado Taeyong al respirar aliviado porque todo era una actuación.
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— ¡Eres un estúpido! — Exclamó entre carcajadas exageradas Ten al oír la vergonzosa historia de Taeyong. — No puedo creer que hayas fingido una convulsión — Continúo riendo fuerte, contagiando tan solo un poco a Lee que miraba de reojo a Doyoung cruzado de brazos sobre la mesa. — ¿Qué sucedió con el alfa? — Trató de recuperar el aire, acomodándose sobre la silla.
— Taeyong le dijo que no era necesaria la ambulancia, que en realidad era epiléptico. — Y eso fue todo, nuevamente Ten reía llamando la atención del resto de los estudiantes en el comedor e incluso, Doyoung no pudo contenerse más.
— El alfa aun así quería esperar y hacerlo, ¡Estaba caliente! — Habló esta vez Lee, olvidándose de la pena y riendo a la par. — Nos dejo ir cuando le dije que, si Doyoung se la mamaba y le daba otro ataque, podría sacarle el pene de un mordisco.
Todo era risa para los tres, Ten retorciéndose en su lugar por lo hilarante que era la situación, pero cuando, poco a poco, fueron deteniéndose respiró profundamente, dándole una larga mirada a la pareja frente a él.
— ¿Chicos? — Preguntó mucho más calmado. — ¿Puedo hacerles algunas preguntas... personales? — Doyoung rodó los ojos, suspirando largamente.
— Como si nunca te entrometieras en nuestras vidas, Ten. Estamos más que acostumbrados.
— ¡Ya! Qué maldito pesado eres — Atacó el tailandés, dándole una patada bajo la mesa.
— ¿Qué es lo que quieres esta vez? — Continúo Kim, recibiendo un empujón por Taeyong ante la reprimenda de su actitud. — ¿Quéee?
— Pregunta lo que quieras, Ten. — La sonrisa de Taeyong era dulce, pero aun sin mirar a Doyoung ambos se golpeaban entre manotazos en una absurda pelea.
— Ah, por eso siempre has sido mi favorito, Tae. — Tanto Ten como Doyoung se sacaron la lengua mutuamente, mientras tanto, el tailandés buscaba las palabras correctas para abordar el tema. — Umm... ¿No les da curiosidad encontrar a su alfa?
El silencio reinó por unos minutos, siendo el tema casi tabú para Kim y Lee que intercambiaban miradas sin saber exactamente cómo responder, porque nunca tuvieron problema con el alfa, sino que, nunca sintieron la necesidad de abordar la conversación, sabiendo que al final, el alfa llegaría tarde o temprano.
— Oh... personalmente, no siento curiosidad. — Habló Taeyong primero, viendo como suavemente Doyoung asentía a ello.
— Yo tampoco. — Secundó. — Es complicado... es como si nuestros omegas aun no despertaran ante la idea de un alfa, como si estuvieran muy cómodos con sus propios omegas.
— Sí, mi omega solo es capaz de reaccionar a Doyoung y se siente demasiado correcto, por lo que, ni yo ni mi omega sentimos la necesidad de buscar a nuestro alfa. — Ten los observaba con un signo de interrogación pintado en su cara, sin entender absolutamente nada. El propio omega de Ten despertaba ante las feromonas alfas al momento de tener sexo, sin excepción porque su omega era increíblemente sensible, pero ¿Este par de omegas se habían negado al alfa de Lucas? No podía creerlo.
— Es muy raro... no lo entiendo, pero me mantendré junto a ustedes porque me encanta la relación que tienen y ¡Quiero estar ahí para cuando llegue el alfa! Oh por dios, me encanta el drama romántico. — La sonrisa de Ten era amplia, aplaudiendo tan ansioso por la sola idea de que, de algún modo u otro, sucedería.
— No tenemos una relación, estúpido. — Farfulló Doyoung, cubriéndose el rostro con fastidio.
— No somos novios ni nada, somos mejores amigos con un enlace. — Defendió la posición de Kim el mayor, encogiéndose de hombros al terminar su café. — ¿Vamos ya? Se nos hará tarde.
— ¡Ustedes son tan raros, yo no cogería con mi mejor amigo de infancia! — Enloqueció Ten, poniéndose de pie para seguir a sus amigos pasos atrás.
Sin embargo, cuando Taeyong estaba por llegar a su salón notó que el resto de sus compañeros se hallaban fuera de ella, siguiendo indicaciones de la maestra de danza moderna.
— Debemos ir al auditorio, tengo algo importante que informarles. — Frunciendo su entrecejo por la sorpresiva indicación y dejando ir a Doyoung hacia su salón, fue con Ten junto a Hendery para más información al respecto, pero solo obtuvo un encogimiento de hombros.
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— Estoy cansado, Doyoung — Susurró con voz apagada el mayor de ambos, arrastrando sus pies por cada paso que daba.
Doyoung llevó su mirada hacia el bailarín a su lado, dispuesto a empezar una de sus bobas bromas entre empujones y risas, burlándose de lo débil que era Taeyong, sin embargo, cuando notó como los hombros del pelinegro caían desganadamente, con sus cabellos ocultando el pálido rostro de su omega, se detuvo por completo tomando el hombro de Lee.
— Ven, súbete en mi espalda. — Ordenó Doyoung, intentando hablar suavemente para, luego, inclinarse ante el mayor y esperar a que acatase la orden, una que no tardó en llegar cuando sintió el peso del cuerpo de Taeyong, con los brazos perezosamente rodeando su cuello. — Te compraré tu café favorito — Trató de animar, no obstante, Lee solo tarareó en respuesta, descansando la cabeza en el hombro de Doyoung cuando este se dispuso a caminar nuevamente, cargando a su omega.
— Seulgi noona hoy no nos dio descanso... — Articuló cada palabra con pereza, manteniendo sus ojos cerrados. — Llevó a un bailarín increíble, pero entre ambos nos sobreexplotaron. — Doyoung mantenía una sonrisa tenue entre cada palabra, admirando la forma en que Taeyong solía dar tanto de sí mismo en todo lo que hacía, pero, sobre todo, con la danza. — Doyounggieee... — Llamó contra su oído, acurrucándose más contra él. — Espero que nuestro alfa tenga auto, ya no quiero caminar más
— Eres un tonto, Yong — Mofó el menor, siguiendo el camino hacia el apartamento de ambos. — nuestro alfa debe tener dos, así cuando no pueda ir por nosotros, nos deje uno.
— ¡Yeeey! — Exclamó juguetón, dándole un débil manotazo a Kim. — Que genio, me gusta, me gusta... pero no sabemos conducir.
— ¡Nos tendrá que enseñar! — Continúo riendo, imaginando lo que pasaría en un futuro para ambos, sintiéndose incluso fascinado ante la idea.
— No vayas a la cafetería de la otra calle — Alcanzó a hablar antes de que Doyoung desviara su camino. — Hoy en la mañana vi que abrió una nueva a una cuadra del apartamento. Vamos ahí
— ¿Y si no es rico? — Cuestionó, pero aún así, obedeciendo al mayor. — ¡Será una perdida de dinero!
— Pierdes dinero igual, es para mí, no para ti... estúpido
— ¡Ah, graciosito! — Bromeó con falsa molestia. — Sigues y te dejo caer aquí mismo
— ¡Cállate!
— ¡Tú primero!
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— ¿Qué clase de persona llama a su cafetería JJCoffee? — Burló Kim deteniéndose fuera del local, con grandes ventanales que daban una moderna mirada de la cafetería.
— Ugh... ¿qué clase de persona se llama Doyoung? — Habló fingiendo muecas de asco, aferrándose más fuerte a la cadera de Kim cuando este hubo soltado sus piernas. — ¡No, Doyoung!
Retomando el agarre entorno a las piernas de Taeyong, ambos ingresaron maniobrando con las puertas para que no fuesen golpeados por ellas, pasando por alto como miradas curiosas se detenían en ambos universitarios cuando Doyoung depositó lentamente a Taeyong en una de las sillas.
— ¿Quieres algo más, Yong? — Inquirió Kim al buscar su dinero dentro de su mochila.
— Mmh... si hay galletitas de mantequillas quiero unas
— Está bien
Caminando hacia la caja contando un par de billetes, se detuvo frente a esta unos instantes antes de alzar su mirada y acomodar sus anteojos, sintiéndose sorprendido por el chico tras la caja, quien sonreía ampliamente mostrando sus hoyuelos.
— Wow... — Susurró Doyoung, notando como el muchacho ampliaba su sonrisa, aquel chico completamente guapo ante sus ojos.
— Hola, bienvenido a JJCoffee, ¿Qué va a pedir? — Ante la profunda voz del chico inmediatamente desvió su mirada a todas partes que no fueran él, sintiendo el sonrojo en su rostro cuando carraspeo.
— Quiero un café bombón y uno de vainilla. Ah, y galletas — Pidió torpemente, evitando el rostro del atractivo cajero para desviarla hacia su piocha. Jaehyun...
— ¿Qué galletas?
— Oh... mantequilla — Sonrió nerviosamente, concretando el pago.
— Muy bien, tome asiento y le llevaremos su pedido a la mesa.
Se quedó de pie unos segundos más, sin darse cuenta lo estúpido que lucía y como Taeyong se reía a sus espaldas, pero cuando cayó en cuenta de que no indicó que era para llevar, maldijo entre dientes volviendo al lugar en donde dejó a Taeyong, quien simplemente, estalló en carcajadas cuando se sentó frente a él.
— Te hubieras visto... — Reía Lee tratando de ahogar sus risas al cubrir su boca con su mano. — Te veías como un tonto
— Cállate... — Inmediatamente su rostro se hallaba sonrojado, tratando de cubrirse de las miradas que recibían tanto por el escandalo de Taeyong como sus aromas.
— ¿Y sí estaba guapo? — Quiso saber, desinteresadamente jugando con las servilletas de la mesa.
— Ah, guapo es poco...
— Doyoung, Doyoung — Llamó Taeyong, golpeando frenéticamente el antebrazo del menor. — ¿Hueles eso? Es como... wow, café y galletitas recién horneadas.
— Estamos en una cafetería, Yong y pedí galletas, es obvio que el aroma estará en el aire. — Farfulló sin quitarle la mirada de encima al mayor. — ¿Qué te sucede hoy? Estás más estúpido de lo normal
— No, no, no... es muy fuerte, maldición ¿no lo sientes? — Doyoung lo observó confuso, la voz de Taeyong se oía desesperada, frenética e incluso, lo notaba embriagado. Sin embargo, cuando Doyoung prestó más atención en olfatear el aire, efectivamente percató el aroma.
Ambos omegas cerraron sus ojos, sintiendo como se envolvían en un exquisito aroma a café de grano recién molido junto con un suave y delicioso olor a galletas salidas del horno, un aroma que poco a poco se hacia cada vez más fuerte y ambos, no pudieron evitar dar una larga olfateada, inspirando para capturar aquel aroma que los hipnotizaba.
Un sutil carraspeo se oyó junto a la mesa, rápidamente sacando a ambos de su ensoñamiento, no obstante, cuando abrieron sus ojos alzando sus miradas, jadearon sorprendidos. — Aquí está su pedido, espero lo disfruten. — Un alto hombre se hallaba junto a la mesa, con una adorable sonrisa que acomodaba cada taza de café ante ellos junto con las galletas; un atractivo hombre con unos peculiares y lindos hoyuelos, que pese a dejar el pedido de ambos, parecía no querer moverse del lugar, manteniendo la mirada en ambos omegas.
— Muchas gracias... — Susurró Taeyong, no queriendo perder un centímetro de aquel hermoso hombre, de aquél maravilloso aroma que provenía de él. Doyoung por su parte, recorría con su mirada al muchacho, deteniéndose justo donde se hallaba la piocha con su nombre "Johnny".
— ¿Sí? — Preguntó el joven mirando hacia Doyoung, quien inmediatamente enrojeció al caer en cuenta que lo había dicho en voz alta.
— No es na-ada... es solo que... — Miró hacia Taeyong tratando de buscar ayuda, pero este aun parecía perdido observando a Johnny. — ¡Oh, cierto! Jaehyun y Johnny, JJCoffee.
Fue casi instantáneo, Johnny nuevamente sonreía tan amplio que Doyoung no podía evitar asemejar su bonita sonrisa a una ardillita, luciendo tan guapo, masculino y adorable. No podía creer como había visto un par de chicos guapos en el mismo lugar, día y dios... el aroma de este chico era maravilloso.
— Sí, JJCoffee. Disfruten sus pedidos. — Sin perder un segundo la sonrisa, se inclinó ante ambos y volvió tras el mostrador.
— Wow, ¿viste eso? Solo... wow — Murmuraba Taeyong, parpadeando para lentamente, volver a la realidad.
— Maldición, sí... y es un alfa, ¿lo oliste?
— ¡Que si lo olí! — Exclamó fascinado Lee, rápidamente encogiéndose en su lugar por haber llamado la atención, oyendo risitas tras de sí.
Suspiraron a la par, sintiendo sus cuerpos temblar por tal aroma que aún no podían sacar de sus sentidos, aquel que rodeaba por completo la cafetería.
— Oh, mira... — Llamó la atención la voz del mayor, quien observaba con estrellitas en sus ojos a su café. — ¡Es un gatito! — Doyoung observó hacia la taza de Lee, notando como un adorable gato se hallaba dibujado en el café. — ¡Y ese un conejito! — El pelinegro estaba emocionado por los adorables diseños hechos por el barista, mientras tanto, Doyoung alzó su mirada hacia el mostrador, cruzando miradas con Johnny que observaba hacia la mesa de ambos, orgulloso por la adorable reacción de emoción y confusión respectivamente. — Ya no me lo quiero tomar — Lloriqueó luego Taeyong, tomándole innumerables fotos a ambas tazas.
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Desde aquel día, Doyoung y Taeyong frecuentaban cada día JJCoffee, desde su mañanera taza de café americano para despertar apropiadamente, como sus pequeños caprichos con los distintos tipos de café... o quizá, por ambos dueños y baristas de la cafetería.
Jaehyun conocía a la perfección cada pedido, teniendo la cuenta ya hecha antes de que el par llegase a la caja y mientras tanto, Johnny conocía cada cantidad de azúcar que ambos necesitaban, Taeyong y Doyoung alucinaban por tales atenciones, aunque probablemente, ambos eran muy predecibles de leer.
— ¿Crees que Johnny esté soltero? — Divagó una tarde Taeyong, bebiendo de su vaso para llevar, completamente desparramado en una extraña posición sobre el sofá individual de la sala.
— No lo sé, siempre huele igual. — Restó importancia el menor, igualmente bebiendo de su café mientras terminaba su informe escrito en su laptop. — Y hablando de aromas, el tuyo está cada vez más fuerte. — Refunfuñó, frunciendo su entrecejo al mirar a Lee. — ¿Qué no sientes nada?
— No, tú eres el que me coge. — Defendió el mayor, encogiéndose de hombros. — Es tu deber sentir como mi celo se aproxima.
Doyoung rodó sus ojos ante su fastidioso omega, volviendo a su informe mientras fruncía su nariz por lo fuerte y extrañamente dulce que estaba el aroma de Taeyong para estar a días de su celo. — Solo no salgas a la calle, tu aroma está demasiado intenso... nunca lo había olido así.
Inmediatamente Taeyong se recompuso en su lugar, estúpidamente oliendo sus ropas y piel expuesta, a sabiendas que, aunque se esforzase, no sería capaz de sentir más que Doyoung o un alfa. — ¡Maldición! — Exclamó nerviosamente, bebiendo el último trago de su café para correr hacia donde se hallaba Kim.
— ¿Qué te sucede, estúpido? — Gruñó el menor, tratando de alejar a Taeyong que apartaba la silla donde se encontraba para sentarse en su regazo.
— ¿En serio? — Continúo nervioso. — Huele bien — Ordenó, tomando con ambas manos el rostro de Doyoung para obligarlo a oler su cuello.
Kim instintivamente presionó ambas manos en la pequeña cintura de Taeyong por la intensidad del aroma a melón que lo enloquecía, atrayendo del cuerpo del mayor hacia el suyo sin dejar de olfatear, embriagándose con el aroma de su omega.
— Demonios, si debe estar fuerte para que reacciones así... — Estremeció el bailarín, jadeando por la forma en que Doyoung recorría la sensible piel de su cuello. — Pero ahora no, mi pedido debe estar por llegar. — El menor de los omegas se apartó, alzando su mirada confuso sin saber de qué estaba hablando Taeyong, sin embargo, cuando oyeron el timbre de la sala, ambos se detuvieron completamente. — Oh, no...
— ¿De qué pedido hablas?
— Eeh... después de comprar los cafés, encargué un pastel... — Explicó temerosamente, moviéndose a la silla junto a Doyoung. — Y puede ser que... Jaehyun me haya ofrecido delivery y puede que lo haya aceptado también.
Nuevamente el timbre resonó por la sala, con Kim parpadeando sin quitarle la mirada de encima a Taeyong que mantenía su mirada baja. Doyoung no tenía problema en servicio delivery, básicamente vivían de comida preparada y entregada en la puerta de su hogar, pero se trataba de un alfa en su puerta, en el preciso momento que Taeyong parecía estar en el inicio de su más fuerte celo y no podía comprender cómo Lee no experimentó alguna clase de calor que le advirtiese que este se adelantaría.
— ¡Ya voy! — Alzó la voz Doyoung cuando se oyó una tercera vez el llamado. Dándole una última mirada reprobatoria, se apresuró hacia la puerta, contando hasta diez antes de abrir, ampliando una muy fingida sonrisa una vez la puerta hubo sido abierta.
Sin embargo, se congeló ante la alta figura frente a él, quien retrocedió un paso sosteniendo temblorosamente el paquete que, suponía Doyoung, contenía el pastel. Incluso Kim sintió como una fuerte oleada dulzona del aroma de Taeyong se arremolinó hacia el pasillo, el cual, pareció impactar directamente en Johnny.
— ¿Johnny? — Preguntó preocupado, extendiendo su mano hacia él cuando el hombre se hubo alejado de su toque. No pudo evitar el pesar cayendo en su vientre al percatarse de aquello.
Quiso dar un paso hacia el alfa, pero también quiso cerrarle la puerta en la cara. Había estado con otros alfas durante el celo de ambos y pese a que el sexo no se concretó, ninguno había reaccionado como Johnny estaba frente a él.
Inesperadamente, Johnny apoyó uno de sus antebrazos contra el marco de la puerta, junto a la cabeza de Doyoung que no era capaz de dar un paso hacia atrás. Pero a tan solo unos centímetros, podía notar como gotas de sudor se deslizaban por la cien del alfa que jadeaba, con sus ojos fuertemente cerrados.
— Johnny... me estas asustando — Susurró nervioso, quien no pudo reaccionar cuando Johnny dejó caer el pastel, porque justo frente a Doyoung se hallaba aquel atractivo barista, observándolo ahora con unos ojos completamente brillantes en tonos amarillos. Aquél que lo observaba queriendo devorarlo.
No supo en qué momento sucedió, pero cuando pudo percatarse de sus sentidos completamente, un gemido sorprendido provino de sus labios. Porque el fuerte aroma a café parecía envolverlo, pero el dulce aroma a galletas, el té verde de Taeyong y su aroma a caramelo se mezclaban en uno.
— ¿Alfa? — Preguntó en un tono bajito Taeyong, abriendo completamente la puerta al posicionarse junto a Doyoung sin perder un centímetro del alto hombre, el que respiraba agitado, remarcando los músculos de sus brazos por cada vez que parecía contenerse o luchar consigo mismo.
Doyoung estaba sorprendido, nunca habiendo visto a su omega reaccionar así ante un alfa, pero cuando pudo percatarse apenas de la realidad que envolvía a los tres, parpadeo incrédulo. Porque el fuerte aroma de aquel alfa había activado su celo y nunca se había sentido tan húmedo con solo una mirada, logrando incluso olfatear en el aire como Taeyong se hallaba filtrando exageradamente.
— Alfa... — Susurraron al unísono, provocando un fuerte gruñido en el alto y musculoso hombre que los hizo gemir a ambos, porque justo ante sus ojos se hallaba el alfa que terminaría por completarlos y había estado a su alcance tanto tiempo.
Doyoung vio como Taeyong se alzó de puntillas, envolviendo los hombros de Johnny para atraerlo en un beso. La neblina de deseo y racionalidad aún luchaban dentro del menor, siendo un privilegiado observador de cómo su omega era devorado por los labios del alfa, uno que no causaba celos en él y en cómo poseía a Taeyong, sino deseo porque lo tomase con la misma lujuria a él.
El corazón de Doyoung pareció detenerse cuando inesperadamente, los labios del fuerte alfa impactaron con los suyos, envolviéndolo entre su brazo y atrayéndolo hacia el fornido torso. No supo en que momento la puerta fue cerrada, solo era consciente de los carnosos labios recorriendo los suyos, un beso con tanto control que las piernas de Doyoung temblaban por el placer, por el deseo lujurioso de ser follado por tan imponente hombre.
Ambos se separaron, observándose con ojos brillantes y lujuriosos, en donde solo se vio interrumpida por el aroma a melón cerca de ambos, en donde Taeyong tomó la nuca de ambos y los atrajo hacia sí mismo, besándolos al mismo tiempo.
Doyoung nunca había besado a más de una persona a la vez, pero el hecho de que fueran un desastre de saliva, de jadeos y manos ansiosa recorriéndose sin descanso, lo tenía temblando ansioso, apretando sus muslos por la cantidad de fluidos que humedecía sus ropas por la forma en que Johnny parecía un depredador besándolos, recorriendo ambos cuerpos explorando por sobre las prendas que eran simplemente un estorbo.
Los tres se separaron, jadeando excitados y solo envolviéndose por el calor de los cuerpos en la sala y los aromas que los enloquecía de placer.
— Desvístanse. — Gruñó el alfa, sin perder una mirada de ambos omegas. Un gruñido tan profundo que ambos jóvenes gimieron, juntando sus muslos por el cosquilleo placentero que viajaba desde sus vientres hacia sus pelvis, directos a sus penes.
Taeyong lo hizo sin replicar, demasiado nublado por el celo anticipado que había llegado a él y mientras tanto, Doyoung lo hacia lentamente, embelesado por la idea de por fin, ser follados por un alfa. Por un alfa que sus omegas no rechazaban y rogaban por tener.
— Sobre el sofá, muéstrenme sus lindos culos omegas. — Ambos omegas jadearon en silencio cuando las fuertes manos del alfa rodearon sus muñecas, llevándolos hacia el gran sofá para que la orden fuese acatada correctamente.
Doyoung sentía sus piernas temblorosas, con su culo respingado y expuesto, hundiendo su rostro contra el respaldo del mueble sintiendo incluso en aquella posición el calor que desprendía el alfa tras suyo. Taeyong por su parte era un desastre de gimoteos y lloriqueos por ser tomado, porque aliviara el calor que le envolvía cada vez más, moviendo su blanquecino culo ante Johnny que no apartaba la mirada de ambos.
La cantidad de lubricante que ambos producían era casi obsceno, con los muslos brillando por la forma en que sus fluidos se deslizaban desde sus agujeros necesitados.
— Por favor, por favor... alfa — Gimoteó Taeyong, observando a Johnny tras ambos por sobre su hombro, quien sin esperar un segundo más comenzó a despojarse de sus ropas, causando un gemido audible del omega mayor, recorriendo los músculos expuesto y el gran tamaño del bulto entre sus piernas.
Sorpresivamente un fuerte sonido provocó un grito de ambos omegas. Ambas palmas del alfa impactaron en una fuerte nalgada en los glúteos de los omegas respectivamente, provocando un lloriqueo desesperado.
— Están tan jodidamente mojados... — Gruñó ahogando un gemido, con ambas manos deslizándose por las pieles de lo omegas, apretando de ellas y dejando las marcas de sus manos. — Tan necesitados por una polla alfa... — Las gruesas manos de Johnny se deslizaron por la parte interna de los muslos de los omegas, no importándole como estas se empapaban por los fluidos que ambos expulsaban.
Una nueva nalgada impactó en los jóvenes, gimoteando al exponer más sus culos para el alfa que tan deliciosamente los dominaba sin problema algunos.
— S-Si... queremos su polla a-alfa... — Lloriqueó Doyoung, no pudiendo controlarse más por la forma en que eran tratados por el barista, tan jodidamente cachondo por que se lo follara a él y a su omega.
Apenas alcanzaron a oír un susurro ronco del alfa cuando dos dedos de Johnny tantearon ambos agujeros, provocando un espasmo de placer que envió los cuerpos de los omegas hacia el respaldo, respingando incluso más sus culos.
— Que omegas tan sucios... — Murmuró el mayor, rodeando los fruncidos y goteantes agujeros, los cuales se contraían por cada vulgar palabra del alfa. — Tan empapados, mh...
Ambos gritaron de placer, retorciéndose contra el sofá cuando dos dedos ingresaron en sus agujeros. Dedos que fueron recibidos perfectamente, con ambos inclinando sus culos para ser más profundamente follados.
Los omegas movían sus pelvis al ritmo de los dedos que se introducían y salían de ellos, gimiendo desesperados, tan necesitados porque, aunque los dedos fuesen gruesos, necesitaban ser penetrados por la gruesa polla de su alfa.
— Oh, alfa... s-sí, más rápido — Lloriqueaba Taeyong, apenas sosteniéndose con sus antebrazos contra el respaldo, con su mirada ansiosa buscando a Doyoung a su lado que gemía tan exageradamente como él.
No pudo evitar extender una de sus manos hacia el omega menor, envolviendo su nuca con los dedos para atraerlo hacia él, besándolo y ahogando sus gemidos en la boca de Doyoung. Gemían ruidosamente en sus bocas, abriendo sus bocas para besarse duramente, deslizando sus lenguas húmedas al hacer un lio de saliva, con esta escurriendo por sus comisuras ante la fuerza con la que, ahora, tres dedos impactaban en ambos, impulsando sus cuerpos hacia adelante una y otra vez.
Taeyong gimoteo en protesta cuando los dedos salieron de él, deshaciendo el beso para observar hacia el alfa, rogándole con su mirada que no se detuviera.
— Alfa... alfa... — Llamó necesitado meneando su culo, no obstante, recibió una dura nalgada mientras el culo de Doyoung aún era destrozado con los dedos del barista.
— Que puta omega más traviesa, ¿mh, Taeyong? — Taeyong se estremeció en un espasmo ante la mención de su nombre, viéndose tan desastroso, pero apetecible, con su cabello pegado en su frente, su rostro sonrojado y sus labios hinchados, entre abiertos por gemidos que no era capaz de dejar de emitir.
— ¡Ah! — Gritó Doyoung inclinando su cabeza hacia el respaldo, arqueando su espalda cuando el alfa finalmente rozó contra su próstata. Su próstata que una y otra vez era golpeaba contra la yema de los dedos de alfa, que arremetía sin detenerse ni compadecerse por la llorona imagen de Doyoung moviendo débilmente sus caderas por más.
— Los voy a coger tan fuerte... — Burló el alfa introduciendo una última vez profundamente sus dedos en Doyoung que se retorció, inútilmente tratando de cerrar sus piernas.
Doyoung sollozó de placer, ambos omegas asintiendo frenéticamente, encantados por la forma tan sucia en que Johnny se dirigía a ambos, teniéndolos tan jodidamente calientes por más y más de él. Queriendo ser follados hasta que no pudiesen formar frases coherentes.
Johnny quitó sus dedos dentro de Doyoung, dándoles un grato espectáculo a ambos omegas que observaban con sus brillantes mirada como el alfa se masturbaba ante ellos, moviendo duramente su mano de arriba abajo contra la gruesa erección, quien se estremecía por cada vez que la palma rozaba sobre su sonrojado nudo.
— Sé un buen omega y chupa a Doyoung, Taeyong. — Ordenó con una fingida y dulce voz. Sin embargo, la orden fue rápidamente obedecida con Taeyong girando a Doyoung contra el sofá, sorprendiendo el menor cuando introdujo el pene profundamente en su boca, chupando duramente con sus mejillas ahuecadas, haciendo que Doyoung fuese un desastre de gemidos y lloriqueos.
Taeyon se hallaba entre las piernas de Kim, alzando y respingando su culo ante el alfa que lentamente se acomodaba detrás, sin dejar de masturbar su polla cuando tarareo gustoso, tan complacido por la obediencia de sus omegas.
Y con ello, Johnny dirigió su polla hacia el agujero empapado de Taeyong, empujando en este profundo, pero lentamente. Taeyong jadeo repentinamente, ahogándose con el pene de Doyoung en su boca ante lo delicioso que era tener a un alfa dentro suyo; respiró intensamente contra la pelvis del menor, sacando la polla de su boca para tomar una larga inhalación mientras su cuerpo se adaptaba a la gran longitud del alfa.
— O-Oh... se siente ta-an... tan bien... — Lloriqueó de placer, inclinando hacia atrás su pelvis, queriendo tomar tanto del alfa como pudiese. Gimiendo desesperado cuando sintió el roce del nudo contra su culo. Se sentía tan lleno, tan bien.
Johnny apretó fuertemente la pequeña cintura, abofeteando una de las nalgas de Taeyong antes de comenzar a moverse. Arrastrando su gruesa polla en las apretadas paredes de Lee, estirando tanto al omega que Taeyong no podía creer que aquella era la sensación de estar con un alfa, su maldito alfa. Gimió, moviéndose y follándose contra la polla de Johnny lentamente, acostumbrándose al grosor de ella mientras solo era capaz de chupar a Doyoung, con saliva filtrándose por cada que mamaba y los gemidos lo traicionaban.
Doyoung nunca pensó que estaría en esa situación, con un alfa follándose a su omega y este, chupándole tan sucia y obscenamente que se sentía desfallecer. Siempre le encantó ver a Taeyong follarse con los vibradores, sin embargo, ver como era follado por alguien más despertó algo de lo que no era consciente antes, pero ahora... ahora definitivamente lo gozaría.
Kim tomó fuertemente las hebras oscuras de Taeyong con su mano, obligándolo a llevar un movimiento frenético contra su pene, aquel con el que follaba la boca de Lee una y otra vez, retorciéndose del placer por las sensaciones que le envolvían y como los gemidos de Taeyong producían directas vibraciones contra él.
Podía sentir la mirada de Johnny, podía sentir la picazón de esa potente mirada mientras empujaba su pelvis contra la boca de Taeyong, pero cuando hubo alzado la mirada y la suya se encontró con la avellana, no pudo contenerse a follar más duro la boca del omega mayor, frotándose los pezones ante el alfa que lo observaba con tanto deseo que cada extremidad de su cuerpo temblaba. Oh... oh...
Su mirada no se despegó de Johnny, siendo su mayor estimulante cuando sintió que estaba en su propio límite, envuelto en el sonido húmedo de como Johnny se follaba a Taeyong; de cómo ambos cuerpos chocaban entre sí y lo vulgar que se oía la boca de Taeyong tratando de tomarlo por completo.
— ¡Alfa! — Gritó llegando al mejor orgasmo que haya tenido, temblando y dejando ir todo su semen en la boca de Taeyong, quien gimió en un sollozo cuando lo tomó todo con su boca.
— Buen chico... — Halagó inclinándose sobre Taeyong para acariciar la mejilla de Kim. — Prepárate para mí, te follaré tan duro como a Taeyong. — Doyoung se hallaba completamente sudoroso, jadeando fuertemente tratando de recomponerse. Su rostro se hallaba enrojecido, pero sentía las mariposas revoloteando por su cuerpo por la forma en que Johnny le acarició.
Doyoung sentía su cuerpo caliente pese al breve orgasmo, con sus extremidades pesadas por cada movimiento, pero el solo hecho de ver tal espectáculo, la llama ardiente de deseo crecía poco a poco nuevamente. Kim se movió lejos del sofá, acomodándose en el individual que dejaba una buena vista de ambos, de como la polla de Johnny entraba y salía duramente del culo de Taeyong.
— Alfa... por favor... — Respiró entrecortadamente, separando más sus piernas cuando se desplomó contra el sofá, su pecho y mejilla completamente hundiéndose mientras su agujero era maltratado maravillosamente.
— Mh... ¿quieres mi nudo, bebé? — Murmuró el alfa, moviendo sus manos por los muslos del joven omega hasta sus glúteos, apretando ambos.
— Sí, sí... o-oh, lo quiero... — Aceptó con tanto entusiasmo que el agarre de Johnny se apretó.
Johnny río oscuramente, frotando la piel de Taeyong sin detener sus embestidas, mirando al omega sin aliento viéndose tan lleno. "¡A-Ah!" Jadeó Lee cuando las caderas de Johnny tomaron un ritmo más feroz, dejando salir gemidos desesperados por como el pene de Johnny lo extendía.
Taeyong respiraba irregularmente con su rostro contra el sofá, quejándose mientras Johnny se aferraba fuertemente a sus caderas, no obstante, cuando el bailarín volteó su rostro hacia el resto de la sala en busca de Doyoung, gimió profundamente sorprendido.
— O-Oh, dio-os... — Jadeo extasiado, encontrando la mirada de Kim en el preciso momento que el menor se penetraba con dos dedos, observando a ambos follar contra el sofá.
Johnny siguió la mirada de Taeyong, donde las embestidas perdieron ritmo al ser penetraciones desesperadas, ansiosas por querer follarse igualmente a Doyoung. Tenerlo sobre su cuerpo, montando su grueso pene.
En el preciso momento que Doyoung masturbó su nueva erección, Johnny nalgueó duramente las enrojecidas nalgas de Taeyong, quien se hallaba gimiendo y sollozando, babeando el sofá por el dolor que experimentaba, pero maldición, se sentía malditamente bien. Taeyong movió sus caderas ansioso, hacia abajo queriendo recibir más golpes del alfa los cuales no tardaron en llegar, obteniendo al pequeño omega llorando de placer bajo el gran cuerpo construido del barista.
Johnny se inclinó hacia la espalda de Lee, rodeando la necesitada y rojiza erección en su mano, causando un completo estremecimiento y un gemido ahogado.
—Me voy a... me-e voy a venir... — Advirtió, enterrando su rostro contra el sofá. Johnny solo aumentó los embistes y el movimiento de su mano.
Taeyong lloriqueo al sentir como la polla dentro suyo crecía, una sensación completamente nueva y alucinante, la reacción del nudo que cada vez hacia más complicado sacar y meter nuevamente en su agujero, sin embargo, Johnny no se detuvo. Taeyong no pudo soportarlo más, retorciéndose bajo el cuerpo del alfa, gritando por la intensidad del orgasmo cuando acabó desplomado con la polla dentro de él, llenándolo tanto de semen como nunca se imaginó.
Doyoung estaba sorprendido, nunca Taeyong se había desmayado y él, había tenido su segundo orgasmo solo observando a ambos jodiendo sobre el sofá, solo tocándose con la idea de que sería el siguiente en ser tomado por Johnny. Kim siguió la reacción del alfa cuando gimió una última vez, inclinándose hacia Taeyong para lamer justo sobre el cuello del omega, donde se hallaba la mordida que Doyoung le había hecho.
Cuando finalmente el nudo aflojó y Johnny salió de Taeyong, lo acomodó sobre el sofá en espera que de despertase tras su desmayo, no obstante, su polla aún se hallaba semi dura cuando su mirada buscó a Doyoung sobre el sofá individual, tan sonrojado, sudoroso y con un aura tan inocente que Johnny solo quería ir hacia él y destrozarlo.
Justo frente a Doyoung, Johnny se inclinó a besarlo con las manos maniobrando con el cuerpo del omega para que quedara sobre el suyo en el sofá. Se besaban desesperadamente, babeando y mojándose con sus lenguas, no importándole como sus dientes chocaban en cada encuentro necesitado.
— A-Alfa — Susurró Doyoung, jadeando en la boca de Johnny que acariciaba las piernas de Doyoung, recorriendo y frotando los muslos empapados de lubricante.
Doyoung chilló cuando Johnny tomó uno de sus pezones con su boca al mismo tiempo que la diestra tomando su dolorida erección creciente. Chupaba ambos pezones, siendo cada arrastre de la lengua tan intenso que Doyoung temblaba, rogando por algo de lo que no estaba seguro. Rodaba las caderas por cada fricción en su polla, gimiendo ruidosamente cuando los dientes tomaron sus sensibles pezones, recorriéndole una oleada de dolor y placer a la vez.
— Johnny... alfa... — Lloriqueó cuando este se apartó de su pecho, moviendo su mano libre hacia abajo, entre sus nalgas.
Dedos gruesos se movían entorno a su agujero humedecido, rodeando de este antes de ingresar dos dedos dentro de él. Doyoung dejó salir un largo aliento, inclinando su cabeza hacia atrás y arqueando su espalda por el placer.
— Eres tan bonito, Doyoung — Murmuró Johnny oscuramente, presionando besos en el pecho del omega mientras sus dedos se adentraban cada vez más profundo en él.
Doyoung se sacudía sobre los dedos de Johnny, cabalgando de ellos para tener más, casi tan cerca de que aquellos dedos nuevamente estimularan su próstata. Johnny enroscó sus dedos dentro del omega, haciendo que Kim dejara salir un lloriqueo necesitado, con pequeñas lágrimas en el borde de sus ojos ante la ausencia de sus dedos.
El omega no alcanza a emitir una queja cuando tres dedos comenzaron a follarlo, estirándolo tan deliciosa y duramente que casi su cuerpo se movía a voluntad de Johnny por la fuerza empleada. El omega gimió fuertemente cuando los dedos frotaban directamente en su próstata, provocando un chillido ansioso por lo rudeza que que alfa utilizaba.
Doyoung se podía sentir cerca de su orgasmo, pero antes de siquiera llegar a su límite, Johnny sacó los dedos, arrastrándolo a lo largo de los muslos de Doyoung que jadeaba desesperado.
Johnny lo observó embelesado, recorriendo su preciosa pálida piel y enrojecida por como él lo había tocado. Tan destrozado y todo hecho por él que no pudo contenerse a besarlo nuevamente, tan intenso como el primero.
El agujero de Doyoung palpitaba mientras la lengua de Johnny se metía en su boca, gimiendo ahogadamente contra ella, tan mojado, hermoso y desesperado porque el alfa se lo follara.
Johnny lo besó un poco más, quitando su mano de llorona y necesitada polla del menor, tomando su propio pene que descansaba tan duro y erecto contra el muslo de Doyoung. Con la mano libre tomó la cintura del joven universitario, alzándolo apenas sobre las rodillas para guiar su propia erección hacia el abusado agujero de Kim.
Doyoung respiró pesadamente, jadeando mientras bajaba sus caderas para tomar al alfa. Sus paredes estirándose, sintiéndose tan lleno de una manera deliciosa que nunca se imaginó.
— O-Omega... — Susurró Johnny, tan abrumado como Doyoung por la sensación del agujero apretado y húmedo. Ambos sintiéndose tan bien mientras Kim acababa completamente sentado sobre la erección del alfa.
Se miraron sin aliento, ambos con el cabello desordenado, pegado en sus frentes por el sudor y sus labios hinchados. Oh... Johnny quería arruinarlo tanto, tanto como su alfa aullaba por poseerlos a ambos omegas. Taeyong y Doyoung eran suyos y de nadie más, se aseguraría completamente de que todo el mundo lo supiera.
— ¡A-Alfa! — Gritó el joven omega cuando el alfa comenzó a mover sus caderas y este se hubo inclinado hacia el pecho de Doyoung, mordiendo sobre su clavícula, bajo la zona del cuello donde la mordida de Taeyong se hallaba.
Johnny envolvió sus brazos alrededor de la pequeña cintura, lamiendo sobre la piel de Doyoung sin despegar la mirada de la mordida. No había sido él, pero la idea de que ambos omegas se hubieran enlazado lo calentaba demasiado.
— Míos... — Gruñó. — Solo son míos.
— Tuyos... — Respondió Doyoung agitado, respirando entrecortado mientras Johnny se aferraba a sus caderas, tan seguro de que hematomas quedarían allí.
La longitud de Johnny lo abría, penetrándolo tan profundamente como este alzaba sus caderas e impulsaba las de Doyoung hacia abajo. Johnny no pudo evitar nalguearlo mientras lo follaba, viéndose tan bonito y sonrojado sobre él, saltando sobre su polla.
Aumentó la velocidad de las embestidas, con la pelvis golpeando el magullado culo de Doyoung, arrastrándose en las paredes sensibles del omega que lo tomaba tan bien. Las penetraciones eran frenéticas, Doyoung no era capaz de pensar más que gemir por más, por obtener todo de su alfa.
Sin embargo, cuando sintió una nueva dura nalgada, gritó volviendo a su nula consciencia. — Jódeme, alfa... Jo-odeme — Lloriqueo Doyoung, quejándose ante la nueva nalgada, los dedos nuevamente tomando su erección llorona de presemen en la punta.
— Estás tan mojado... — Murmuró Johnny, arremetiendo en su agujero. — ¿Oyes lo mojado que estás para mí? — Canturreó entre jadeos, aumentando las penetraciones para dar hecho de lo empapado que Doyoung estaba.
Doyoung gimoteo, retorciéndose cuando Johnny apretó su palma entorno a su polla, jugando con el glande enrojecido. Chilló en voz alta, demasiado estimulado como para querer huir de tanto placer, sin embargo, Johnny lo sujetaba con sus manos, demandando que tomase todo lo que le daba.
— ¡Alfa, a-lfa! — Sollozó de placer. —¡Voy a venirme! — Logró articular, respirando con fuerza.
Johnny no se detuvo, moviendo frenéticamente su mano en el pene de Doyoung, moviendo su pelvis a la par para enterrarse más y más en él. Veía como una maravilla como Doyoung se retorcía, gritando del placer y la sobreestimulación. Continúo follándolo, golpeando su agujero y rozando su próstata tan insistentemente que casi pudo sentir piedad de Doyoung.
Doyoung derramaba lágrimas, sintiendo el nudo de Johnny creciendo dentro de él, sintiéndose al borde del placer cuando una vez más su glande fue atendido. Solo un movimiento más de la mano de Johnny en su pene y penetración bastaron para que arqueara su espalda, cerrara sus ojos y gritase por el devastador, pero delicioso orgasmo.
Sentía besos regados por su sien y él, con su frente descansando en el hombro de Johnny. Se sentía demasiado apagado, como si no se hallase ahí mismo, pero siendo capaz de percibir suavemente los besos y las caricias de Johnny.
Parpadeo perezosamente, tratando de recomponerse, pero siendo consciente como aun el nudo de Johnny se hallaba dentro de él y pequeños fluidos del semen del alfa se escurrían de su agujero.
Ambos se miraron más vueltos en sí, fuera del calor y el deseo de follarse. Inmediatamente Doyoung se sonrojo, evitando la mirada de Johnny que no se veía menos apenado que él.
— Wow... estuvieron geniales, lástima que no me pude unir. — Habló con las palabras arrastradas Taeyong desde el sofá frente a ellos. — Me duele todo, no puedo moverme.
— Oh, dios. Lo siento mucho, Taeyong. — Doyoung aun no podía moverse, debía esperar que el nudo bajara, pero le parecía gracioso como Taeyong no perdía su vulgar sentido del humor incluso tan destruido como estaba.
— ¡Nada de eso! — Exclamó sorprendiendo al alfa. — Fue increbíble, vuelves a disculparte y me enojaré contigo.
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— ¡Johnny! — Exclamó furioso Jaehyun cuando lo vio entrar por la puerta trasera de la cafetería. — ¿Dónde est... ¡Estuviste follando!
Johnny no tuvo tiempo de tomar una ducha pese a que se la habían ofrecido. Se sentía demasiado avergonzado por su actuar entre ambos omegas, no supo que lo llevó a comportarse así, pero el delicioso aroma a mango y melón lo hicieron perder la razón.
— ¿No fue una buena follada? No pareces feliz — Agregó el menor de los baristas, acercándose a su amigo.
— Jaehyun... estoy muy confundido — La mirada de Johnny se veía apenada, avergonzada y tan confusa que Jaehyun palmeo su hombro, llevándolo hacia una de las mesas desocupadas del café que se hallaba terminando de ser cerrado por los empleados.
Johnny solo habló y habló, tratando de explicarse, tratando de explicar que sucedió y qué lo llevó a actuar así. El cómo se sentía, el lío en su cabeza y en su corazón, también el cómo su alfa rogaba por volver a ese apartamento y acurrucarse con esos omegas. Estaba tan confundido.
— John, quizá Doyoung y Taeyong sean tus destinados — Intentó explicarse tan suavemente como la situación lo requería, pero no se imaginó que eran oídos por más personas.
— ¿Doyoung y Taeyong son omegas destinados a Johnny? — Preguntó Yanyang sorprendiendo a los baristas. — ¿Qué?
— ¡No seas entrometido! — Regañó Kun, palmeando la nuca de Yanyang tratando de empujarlo a ordenar las mesas, pero antes de prevenirlo Lucas se asomó ante la mención de los omegas.
— ¿Taeyong y Doyoung de la universidad? ¡Wow, hyung! — Habló cubriendo con el dorso de su mano su boca por la sorpresa. — ¡Te ganaste la lotería! Quiero decir, es Doyoung y Taeyong, intenté muchas veces llevármelos a la cama. — Fue casi instantáneo cuando un gruñido provino del americano, de forma amenazante hacia el alfa menor que se alejó de él, poniendo distancia mientras Jaehyun trataba de calmar a sus entrometidos meseros.
— Cállate, estúpido. — Golpeó Kun -el único beta de los meseros- está vez la cabeza de Lucas. — No es seguro y si lo fuera, Johnny apenas los está reconociendo como suyos para que salgas con tus comentarios idiotas. El alfa de Johnny hyung debe estar en una etapa muy posesiva y territorial ahora.
— Ah, no hablen de mi como si yo no estuviera aquí. — Se quejó el americano, masajeando sus sienes. — Perdón, Lucas, pero me pone de los nervios la idea de que hablen así de mis omeg... de ellos. — Todos intercambiaron miradas preocupadas, Yanyang lentamente extendió su mano hacia su jefe.
— ¿Por qué te niegas a reconocerlos como tal, hyung? — El joven omega le sonreía con ternura, sin malas intenciones de por medio, obteniendo un suspiro cansado del alfa.
— No es eso, Yang, pero no me criaron así. — Explicó queriendo lucir desinteresado. — Mamá y papá siempre me enseñaron que los omegas no son objetos, que tienen los mismos derechos y deben ser respetados como alfas y betas. Por esa razón me cuesta referirme a ellos como "mis omegas" — Haciendo comillas y énfasis en aquellas últimas palabras, apoyó su barbilla sobre su mano. — Ellos no me pertenecen como tal, no son de mi propiedad. — Quedándose la mesa en silencio, pensaron en las palabras del americano, en lo correctas que estas eran. — Además, no es fácil saber que estas destinado a alguien y más aún, si son dos.
— ¿Cuándo hablarás con ellos sobre eso? — Preguntó Jaehyun queriendo cambiar un poco el rumbo que estaba tomando la charla al atormentar a Johnny.
— No lo sé — Respondió apenado. — Huí como un cobarde
— Sé fuerte, hyung. — Animaron los menores. — Eres genial, siempre lo has sido. ¡Podrás solucionarlo! — Animó Yangyang con su adorable sonrisa, inclinándose hacia ambos antes de apartarse y continuar con su trabajo.
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Johnny no era un cobarde, pero si demasiado torpe para enfrentar ciertas situaciones o más bien, a Doyoung y Taeyong.
Desde lo sucedido se negaba a trabajar en la barra y tener que enfrentarse a ambos jóvenes en caso de que fuesen a comprar nuevamente. Se mantuvo en la cocina, ayudando al pastelero, pero aun cuando se hallaba en vuelto en aromas dulces que cubrían los aromas de los clientes, era capaz de percibir el dulzón de los omegas cuando estos se hallaban en la cafetería.
Su cabeza aun era un lío, no sabía por donde comenzar a ordenar sus ideas pese a que, con el paso de los días, la idea de ser el alfa de dos omegas no le resultaba tan desagradable o problemático.
— ¡Johnny! — Gritó Jaehyun inesperadamente, golpeando su palma contra la mesa, causando un fuerte ruido y que Johnny dejase caer su móvil envuelto en un sorpresivo miedo.
— ¡¿Qué mierda?! — Exclamó fuera de sí, llevando su diestra hacia su pecho al tratar de recomponerse. — ¿Qué demonios te ocurre? — Ambas miradas se encontraron, sin embargo, Johnny inmediatamente rehuyó a la del menor.
Jaehyun se hallaba cruzado de brazos, viéndose tan imponente y molesto que Johnny se sentía pequeño ante él, disponiéndose tan lentamente a recoger su móvil. Desde lo acontecido hace unos días con los omegas, había ignorado a su mejor amigo respecto al tema, pero justo en ese momento, no tenía en donde esconderse o fingir una llamada.
— Deja de hacerte el idiota, debes ir hablar con Taeyong y Doyoung. — Regañó el menor de los baristas, frunciendo su entrecejo al notar como Johnny observaba a cualquier parte que no fuese él. — ¿Estás jugando con ellos o qué?
— ¡No! — Respondió inmediatamente, por primera vez encontrándose ambas miradas de forma voluntaria. — Pero... pero ¿qué voy a decir? — Divagó peinando nerviosamente sus cabellos.— ¿Y si lo arruino? ¡Siempre arruino todo! Hasta el maldito piedra, papel o tijeras ¡Tú me conoces!
— Si sigues posponiéndolo solo les harás daño a ellos y a ti también — Poco a poco Jaehyun se fue relajando, quitando la molestia de su voz y gestos. — No seas necio, has estado emocionado toda tu vida por encontrar a tu omega y ¡hombre! Son dos guapos omegas que vienen día a día con la ilusión de encontrarte y ¿qué debo ver por tu culpa? Sus lindos rostros decepcionados saliendo de aquí.
Johnny sintió el revoltijo de vergüenza y culpa en su estómago, bajando su mirada por lo apenado que se sentía al respecto.
— ¡Ya me tienes harto! — Exclamó el menor. — ¡Tu turno termina ahora, vete! — Entre empujones, Jaehyun llevó a la fuerza a Johnny hacia la salida trasera de la cafetería. — No tienes derecho a volver aquí si no hablaste con ellos, o... ¡Te despido! — Amenazó dramáticamente, evitándole la entrada de vuelta entre manotazos.
— ¡Pero es mi cafetería también!
— ¡Es una orden, John Jun Suh!
El alfa sintió un estremecimiento ante la mención de su nombre completo, no obstante, de pie frente a la puerta cerrada ante él, suspiró pesadamente. Quizá no era la forma en que debía enfrentar la situación, pero era un hecho de que debía dar la cara tarde o temprano.
Los pasos de Johnny se hacían cada vez más lentos conforme se acercaba al edificio, alzando su mirada una y otra vez hacia este antes de ingresar a recepción. Estaba nervioso, ansioso e incluso, asustado. Sabía que no tendría mal recibimiento de los omegas, pero probablemente si recibiría miradas molestas por haber esperado tanto cuando el primer día, ellos lo buscaron.
Era un hecho, fue un estúpido, pero estaba dispuesto a solucionar todo con sus omegas.
— Hola Taeyong y Doyoung, lamento haber tardado tanto, yo... — Susurró bobamente mientras se acercaba a la puerta de los omegas. — No, no... eso suena terrible. — Demasiado absorto en su diálogo que no notó como por inercia tocó el timbre del apartamento. — Hey... ¿me extrañaron? Porque yo sí a ustedes... ugh, no. Qué asco
— Sí, qué asco — Secundó Taeyong frente a Johnny tras abrir la puerta, sin embargo, el alfa al percatarse de su presencia palideció por completo, sin saber cómo dejar de avergonzarse.
— Taeyong, yo... — Parpadeo incrédulo, recorriendo con su mirada el bonito aspecto que el omega tenía, con su nuevo cabello rosa dándole un dulce y puro aspecto ante sus ojos pese al entrecejo fruncido que adornada su rostro.
— Solo entra, Johnny — La voz de Taeyong casi fue una orden y Johnny no pudo explicarse por qué, pero sintiendo el regaño en ella, ingreso cabizbajo sin atreverse a alzar la mirada estando de pie en la sala.
— Uhm... ¿dónde está Doyoung?
— Durmiendo — Respondió rápido y molesto.
Johnny no estaba del todo seguro la razón de la molestia que denotaba Taeyong, por lo que, armándose de valor para encontrar su mirada en busca de una explicación, ambos se observaron por unos minutos en silencio.
— Te habría perdonado la demora si solo te hubieses tomado uno o dos días, no la semana entera. — Las expresiones de Lee no cambiaron, demostrando ante Suh que el dulce Taeyong no era siempre un adorable omega.
— Perdón... ¡perdónenme! — Taeyong mantuvo su mirada molesta y a sabiendas que Johnny no era consciente de la situación de ambos omegas, no podía evitar desquitar su molestia con el alfa.
Dando pesados pasos hacia el alto alfa -Taeyong no se intimidó ante la gran altura de este y el aroma tan cautivador que poseía-, tomó el cuello de la camisa de Johnny, inclinándolo hacia él de forma amenazante.
— Q-Que...
— Doyoung nunca pensó en nuestro alfa, yo siempre fui el que vivía ilusionado con la idea. — Comenzó el omega pelirosa, sin quitar su mirada de la avellana ni perder su tono de voz con tanta molestia. — Pero desde que nuestros omegas te reconocieron como nuestro alfa, nunca vi a Doyoung tan feliz por finalmente conocerte. — La oscura mirada de Taeyong perdió fuerza, lentamente siendo palpable la decepción en su voz a la par. — Él siempre fue el que me cuidó, me consintió y me protegió. Él nunca tuvo a alguien así con él, estaba demasiado cegado con cuidarme y cuando por fin tuvo a alguien que lo tuvo entre sus brazos como me toma a mí, vi el brillo en sus ojos cuando te miró ese día — El agarre de Lee perdió fuerza, nuevamente ambos manteniendo distancia y Johnny sintiéndose tan culpable y apenado por haber esperado tanto.
> Pero esperaste una semana, ¡Una semana en que vi como la bonita mirada de mi Doyoung se apagaba! — Taeyong no solía perder fácilmente los estribos. Reconocía que su relación con el omega menor era bastante peculiar, pero no podía negar que amaba a Doyoung con todo su corazón y verlo entristecerse día a día rompía su corazón. — Johnny... — Llamó más relajado, suspirando porque la situación realmente lo dejaba tenso. — Te acepto y reconozco como nuestro alfa, pero no aceptaré que dañes a mi omega.
Johnny lo observó con sorpresa, ante la potente e intensas que había sido sus palabras. No estaba al día con la relación que ambos omegas tenían, sabía que ambos se habían marcado mutuamente, pero oír que se referían entre sí como sus omegas, removía de calidez su pecho.
— Lo tengo bastante claro, Taeyong. — Habló rápidamente, con la honestidad en su voz y mirada. — Lamento mucho haberme tardado, fui un idiota y lo enmendaré cada día desde que me dejen entrar en sus vidas.
— No, yo digo que fuiste muy idiota. — Habló una nueva voz detrás de ambos.
Ambos se voltearon hacia el pelinegro, quien, pese a su oscura vestimenta, se veía tan adorable refregando su ojo con el dorso de su mano.
— Gracias por protegerme, Taeyong — Una bonita sonrisa perezosa se extendió en los labios de Doyoung, teniendo rápidamente al mayor de los omegas corriendo hacia a él para abrazarlo fuertemente. — Pero no me abraces, guácala.
Entre manotazos de Doyoung y besos húmedos que no podía esquivar de Taeyong, Johnny reía bajito observando lo que le esperaba. La idea de tener a ambos jóvenes a su lado no resultaba tan mala, incluso la forma en que se querían tan intensamente y aun bromeaban huyendo el uno del otro, le encantaba. Lo había visto en más de una ocasión en la cafetería, pero tener una mirada más intima de la vida hogareña de los omegas, lo hizo sentir casi como en casa.
— ¡La selección final comienza hoy, prepárate Johnny! — Amenazó Taeyong entre risas, sorprendiendo al americano cómo el omega era capaz de lucir tan amenazador y lindo en cuestión de tiempo.
— ¡Malito otaku, es nuestra vida, no tu tonto anime de demonios y cazadores!
— ¡Cállate!
Decir que Johnny estaba preocupado y arrepentido de haber llegado aquel día al apartamento gracias a la orden de Jaehyun, era un eufemismo. No había cabida para la incomodidad observando a sus omegas jugar entre sí, en como la imagen apagada que vio de Doyoung hace unos minutos había desaparecido para dejar un bonito brillo en sus ojos; en como la molestia de Taeyong se esfumó para reír a carcajadas y golpearse con el menor. Después de todo, no era muy diferente a ese par de revoltosos.
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Los días continuaron sin mayores complicaciones, con Johnny esforzándose cada día para sorprender a los jóvenes universitarios. Estando ahí cuando inclusos ellos no se lo esperaban y podía notar como Taeyong poco a poco se sentía cómodo con su presencia, pero notaba como había algo en Doyoung que lo retenía.
Ambos omegas tomados de sus manos salieron del campus, caminando a paso rápido por el frío que comenzaba apoderarse de las calles.
— Taeyong, no vayas a enfermar — Regañó Doyoung, quitándose su suéter para cubrir a Taeyong que hace apenas unos minutos había salido de su sala de prácticas completamente sudado y con pocas ropas para cubrirse.
— Tu tampoco vayas a enfermar, Doyoung. — Habló una voz junto a ellos. Una voz que ambos conocían y que sorprendió a Kim cuando el alfa rodeo su desnudo cuello con una gruesa bufanda, ajustándola para él.
La mirada de Doyoung siguió el rostro de Johnny, aquél que le sonreía con tanta ternura y cariño. Kim no pudo evitar sonrojarse completamente, desviando su mirada, pero no quitando la bufanda mientras Taeyong sonreía junto a ambos.
— ¿Qué haces aquí? — Preguntó curioso el mayor de los omegas, abrazándose a la cintura del más joven.
— Vine por ambos, recordé sus horarios y que hoy habría mal clima. — Con la suavidad que caracterizaba el actuar del alfa, tomó las manos de los omegas, guiándolos hacia la acera donde un bonito auto les esperaba.
— ¿Tienes auto? Wow... — Murmuró Taeyong, subiendo con entusiasmo al asiento trasero. — ¡Doyoung, tiene auto! — Exclamó de pronto, envuelto en carcajadas que Johnny no entendía.
— De hecho, tengo tres. — Aclaró el alfa cuando cerró la puerta del piloto estando todos adentro y nuevamente, no entendió el nuevo ataque de risas de Taeyong. Aquella boba risa que contagiaba a Doyoung, quien no pudo evitar reír a la par. — Dios, no los entiendo. Están locos.
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— ¿Cuánto más tiempo estaré en esa dichosa selección final? — Preguntó dramáticamente desganado Johnny tras sentarse en la mesa con ambos al prepararles la cena.
— ¡Son siete días! — Doyoung suspiró pesadamente, nuevamente teniendo que oír la obsesión de Taeyong con el último anime que había visto y no superaba, y aparentemente, Johnny estaba dispuesto a seguir sus tonterías con tanta paciencia y cariño que no podía creerlo. Ni él soportaba a veces lo otaku que era su omega. — Te quedan dos. Tendrás que superar al último demonio, según mis informes comió más de ochenta humanos.
— Entonces, ¿es probable que si llega a los cien humanos se convierta en una de las doce lunas demoniacas? Me tocará difícil — Pese a que las palabras de Johnny no fueron más que para continuar la charla boba con Taeyong, el silencio reinó.
Doyoung observaba a Johnny sorprendido y Taeyong no se quedaba atrás, con sus grandes ojitos brillando de emoción y felicidad al observar a su alfa.
— ¿Qué? — Susurró asustado — ¿Dije algo mal?
— ¿Entiendes de lo que Taeyong habla? — Sin dudarlo, asintió con una sonrisa tan adorable que sus hoyuelos remarcaron.
— Sí, todo de lo que ustedes hablan lo investigo. — Explicó. — Quiero poder entenderlos siempre y tener mucho de que hablar con mis omegas.
Taeyong jadeo y Doyoung sonrojó, sin embargo, Taeyong no se pudo contener a levantarse de su asiento y acomodarse en el regazo de Johnny abrazándolo fuertemente.
— ¡Dijiste que somos tus omegas! — Chilló emocionado, apretando más el agarre entre besitos desordenado en la cabellera de Johnny. — ¡Ya terminaste la selección! Has aprobado, Doyoung nunca se interesa en lo que veo, ¡Es primera vez que alguien lo hace!
— Taeyong, suéltalo. Lo vas a matar — Murmuró Kim entre risas, casi sintiéndose culpable por no haberse dado cuenta lo importante que era para Taeyong algo como ello, pero no podía negar que la mención de ser los omegas de Johnny y la confusión del alfa, realmente había impactado en su corazón.
Cuando Taeyong lo hubo soltado, Johnny movió su silla hacia atrás para separar sus piernas y que el omega se sentase cómodamente sobre uno de sus muslos. Doyoung los observaba con cariño, pero cuando la mirada del alfa cayó sobre él, no pudo detener su sonrojo y el desvío de su mirada nerviosamente.
— Ven aquí, Doyoung. — Invitó Johnny, palmeando su muslo libre.
Lee sonreía maliciosamente, sabiendo lo mucho que a Doyoung le gustaba ser consentido. Siendo la primera vez en la vida que alguien lo trataba con tanto cuidado y cariño, sabiendo también que pese a huir de aquellas acciones, se rendía a ellas rápidamente.
Con Doyoung sobre el muslo de Johnny y Taeyong en el contrario, el mayor acarició las mejillas de los omegas con ternura, pasando su mirada a cada uno sin perder detalles de sus finas facciones.
— Son mis omegas y los voy a cuidar toda la vida. — El cosquilleo en el vientre de Doyoung fue abrumador, pero Taeyong no se veía tan afectado como él. Ambos sonreían hacia el alfa, pero no podía entender por qué las acciones del alfa impactaban tanto en él. — Y con el tiempo, los voy a amar con todo mi corazón.
En aquella ocasión Doyoung no pudo controlarlo, no cuando su labio inferior tembló y su mirada se empañó. No estaba derramando lágrimas de tristeza, sino de emoción, de alegría y de anhelo.
Taeyong lo observó con ternura, podía sentir lo que Doyoung experimentaba a causa de la conexión de las mordidas. No podía comprender lo que al menor le ocurría, pero si podía ser su contención siempre que fuese necesario, pero, por supuesto, Johnny no entendía.
Johnny estaba preocupado, incluso asustado por si había dicho algo inapropiado, porque el pequeño omega pelinegro lloraba contra su hombro aferrando las bonitas manos en sus ropas.
— Doyoung, cariño... — Llamó el alfa, intensificando el llanto del omega ante el apodo cariñoso. — Oh, dios... ¿por qué lloras? — Preguntó con tanta suavidad que Doyoung sollozó cuando Johnny hubo alzado de su rostro con una de sus manos.
— Yo... — Gimoteó, limpiando sus lágrimas con las largas mangas de su suéter. — no sabía que... que quería tanto que me cuidaran como lo haces — Johnny frunció su entrecejo confuso. — en nuestra relación omega, uno tomaba el rol del alfa en su ausencia por instinto y ese fui yo...
— Oh... eso era... — Riendo bajito por la ternura que su pequeño conejito le causaba, secó una nueva lágrima que se deslizó por su mejilla. — Te cuidaré, te querré y amaré como un omega merece ser querido y como lo hiciste con el consentido de Taeyong. — Bromeó, quejándose de dolor ante al piquete que Lee le dio en sus costillas. — Lo hiciste bien, Doyoung... aunque te excediste con Taeyong.
Nuevamente recibió piquetes en sus costillas, causando las risas de los tres que se observaban con cariño y amor, tan resplandeciente en sus miradas.
— Para eso llegó su alfa, ¿no, bebés? — Ambos omegas sonrojaron ante la forma en que fueron llamados, uno más avergonzado que el otro, pero con Johnny sintiéndose dichoso, se inclinó con cuidado besando de a pico los labios de Doyoung y Taeyong respectivamente que escondieron sus rostros en el pecho del alfa que reía tan fuerte por los penosos que eran sus omegas.
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— ¡Johnny! — Chilló Doyoung al cruzar la puerta del apartamento y sentir el exquisito aroma del alfa viniendo desde la cocina.
No tardó en desprenderse del exceso de ropas y mochila para correr hacia la cocina, envolviendo sus brazos entorno al cuello del alfa y besarlo profundamente sobre sus labios.
El tiempo había transcurrido más rápido de lo esperado, cuando apenas comenzaba el otoño y el trío se disponía a conocerse, ya estaban en el mismísimo apogeo de la primavera y Doyoung ya estaba acostumbrado a la presencia del alfa en sus vidas.
La vergüenza ya no existía, si no que sus besos juguetones en el rostro de Johnny, los abrazos inesperados y como el omega se sentaba en el regazo del alfa contando cómo estuvo su día. En aquel mismo transcurso, Doyoung abrió su corazón y cantó para Taeyong y Johnny la estrofa de una canción que componía junto a Yuta.
Johnny no creyó que podía enamorarse más de Doyoung, pero viéndolo cantar tan maravillosamente, con su preciosa y dulce voz cautivándolo a ambos, se sentía tan afortunado.
Doyoung no parecía ser el único talentoso, una tarde había llegado el menor de los omegas perfectamente arreglado hacia la cafetería en su búsqueda. Solo bastó una mirada rogándole a Jaehyun para que pudiese llevarlo hacia la facultad de artes y una vez allí, Johnny sintió como no podía tener más suerte que estar con ese par de adorables omegas.
Justo a su lado se hallaba Doyoung grabando la presentación de Taeyong con una sonrisa tan amplia y orgullosa que parecía resplandecer y Taeyong, sonreía tan feliz cada vez que los encontraba en el público con la mirada. Johnny estaba orgulloso, maravillado por haber sido destinado a estos magníficos omegas y si alguna vez se sintió inseguro de poder contener a dos jóvenes revoltosos, esas ideas estaban complemente olvidadas.
Ahora solo aplaudía y gritaba hacia Taeyong, quien bastante avergonzado, reverenciaba hacia el público cuando su presentación hubo terminado. Johnny había caído por ellos totalmente.
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Sentado sobre la cama matrimonial, apretaba sus manos en las pequeñas cinturas de los omegas sentados en sus muslos, los observaba con una excitada mirada, viendo fascinado como los omegas se besaban ante él, tan lento y pasionalmente, introduciendo de sus lenguas en sus cavidades, haciendo un desorden de ellas cada que se recorrían; cada que exploraban un camino completamente conocido.
Jadeaba pesadamente como espectador, sintiendo como las caderas de los menores se movían contra sus muslos para friccionar sus pequeños bultos crecientes en los pantalones. Oh, maldición, sentía que moriría.
Era la primera vez que harían el amor desde que la relación había iniciado. Sería la primera vez que Johnny estaría consciente para disfrutar de la belleza, lo delicados que podrían ser y el placer que experimentarían sin las nebulosas de sus celos.
— Mmh... que buenos bebés... — Halagó Johnny cuando ambos se hubieran separado y Doyoung buscase los labios de Johnny, recorriéndose con tanta ternura, sin prisa de explorarse el uno al otro al deslizar sus lenguas rozándose entre sí.
Taeyong observaba deseoso, moviendo sus manos sobre los abdómenes vestidos de ambos de arriba abajo, jadeando por lo caliente que sus parejas se veían. Mordía su labio inferior con sus temblorosas manos moviéndose en el torso del alfa para desprenderse de los botones y exponer la desnudez de su cuerpo, repitiendo la acción con el pequeño omega.
Cuando ambos se separaron con un ruidoso y húmedo chasquido, Johnny inmediatamente buscó a Taeyong, devorando su pequeña boca al no tardar en introducir su lengua, tomando el control.
El patrón se repetía en cada beso, ambos omega gimiendo y moliendo sus caderas contra los duros mulos del alfa. La intensidad aumentaba, dominando Johnny en cada beso y mordisqueando los labios de sus omegas, chupando de ellos y lenguas a la par, un desastre de saliva excitantemente obsceno, pudiendo probar fascinado el sabor de Doyoung en la boca de Taeyong y viceversa.
Con sus cuerpos despojados de las ropas, ambos omegas se hallaban de espaldas contra la cama. Haciendo un excitante y adorable lio con sus pieles pálidas, enrojecidas por los rastros que Johnny dejó con sus dedos; con sus cabellos desordenados y pegados en sus frentes. El alfa podía tener el gusto de recorrer a su antojo a ambos, memorizar cada porción de sus cuerpos y curvas, sintiendo que, pese a la dureza de su erección, no había prisa alguna.
Entre los omegas, acarició sus sensibles y endurecidos pezones, oyendo cada suave gemido, memorizando la diferencia y deleitándose con la forma en que se retorcían y chillaban una vez hubo envuelto sus manos en cada erección. El movimiento impuesto por sus manos aumento en velocidad y presión, obteniendo gemidos descontrolados y ambos omegas tratando de ahogar sus lloriqueos entre besos desordenados.
Taeyong siendo un manojo de gemidos, no podía dejar de sorprenderse con Johnny y sabía que Doyoung compartía sus pensamientos. Nunca habían tenido intimidad con un alfa antes de Johnny, pero cada vez que lo intentaron, estos siempre mostraron mayor interés en aliviar sus erecciones y no de cómo se sentían ellos. Pero tener a Johnny entre ellos, con su mirada oscurecida y la forma en que dedicaba tiempo a complacerlos, calentaba cada vez más sus cuerpos, endurecía sus pollas estimuladas, aumentando la cantidad de lubricante que se deslizaba por sus muslos ansiosos por ser tomados por su alfa.
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Con Johnny sobre la cama, ambos omegas deslizaban sus lenguas a lo largo de la gruesa polla de Johnny, chupando el glande y las bolas con ímpetu, jugueteando incluso con succiones en el rojizo nudo en la base de la erección.
El alfa no podía comprender como podía sentirse tan extasiado, tan malditamente caliente cada vez que veía como compartían su pene, para pasar entre obscenos besos entre ambos sin quitar de en medio su erección. Maldición, Johnny podría sentirse desfallecer de placer con tal tortura que ambos menores dedicaban a él.
Cuando el placer parecía estar en el límite del trío hecho un desastre de gemidos, Johnny cambio de posiciones. Doyoung se hallaba contra la cama, rogando entre gimoteos ser follado de una vez y tan solo bastó una mirada de Johnny a Taeyong, que este acomodó de rodillas a cada lado de la cabeza del menor de los omegas, masturbando su erección sobre su cara antes de que Doyoung chupase ansioso a Taeyong.
Deslizando sus dedos en el mojado agujero del omega, Johnny sonrió cuando las caderas de Kim temblaron bajo su toque, oyendo débilmente como ahogaba su gemido entorno a Taeyong.
— Por favor, por favor — Lloriqueo entrecortadamente, alzando sus caderas cada que la yema de los dedos de Johnny rodeaba su agujero.
Gruesos dedos recorrían el desorden mojado de su culo antes de empujar el primer dedo en su agujero, Johnny continúo adentrando del dedo, fácilmente introduciendo el segundo ante lo empapado que Doyoung se hallaba. El alfa sonrió ante la forma que oía el aliento del omega ahogado contra la polla de Taeyong, temblando por cada vez que los dedos se introducían más en él.
Doyoung se sentía desesperado, tan necesitado que movía sus caderas sobre los dedos del alfa, quien reía fascinado por la necesidad que no se apenaba en mostrar. Prontamente los dedos no tardaron en comenzar a moverse, deslizándose más y más profundamente en su apretado agujero, mientras tanto, el rostro de Kim se hallaba rojo tragando a Taeyong. En vagos intentos de tomarlo por completo cada vez que Lee follaba su boca, pese al lío que el menor era entre lloriqueos, temblores y saliva mezclada con el lubricante de Taeyong en su barbilla.
No esperó que Johnny sacase apenas sus dos dedos para agregar un tercero, estirando el agujero tan bien para el omega.
— Se ven tan bonitos — Ambos omegas temblaron ante la voz profunda del mayor, gimiendo al unísono y en respuesta, Taeyong lentamente tanteó con sus propios dedos su agujero. — ¿Quieren que su alfa los folle? ¿mh? — En conjunto, los menores sintieron sus entradas palpitar, filtrando incluso más lubricante con la sucia forma que Johnny les hablaba.
Apenas cuando Doyoung logra acostumbrarse al grosor de los tres dedos, Johnny sacó casi al borde de ellos, para empujarlos fuerte y profundamente en el omega que debió sacar a Taeyong de su boca para evitar ahogarse ante los fuertes gemidos que no podía contener. Taeyong jadeo ante la vista del dominado omega, palmeando apenas dos dedos en su agujero antes de ingresar su índice lentamente, chillando por lo bien que se sentía, pero llamando la atención de los dos presentes.
— Joder... — Murmuró Johnny, aumentando el ritmo de sus penetraciones sin perder una mirada del pelirosa y Doyoung, sintiendo como su boca se hacia agua por lo espectacular y cachondo que Taeyong lucía.
Con el cuerpo del menor sacudiéndose por la forma en que Johnny lo follaba con sus dedos, no pudo contenerse a volver a Taeyong, tomando ambos glúteos con sus manos para empujarlo hacia él.
— Oh d-dios... dios, Doyoung — Gimió sorprendido, cubriendo su sonrojado rostro con ambas manos al sentir la lengua de Doyoung rodeando su contraído agujero, ahora, sin su dedo.
— ¿Te gusta la lengua de Doyoung en tu culo, bebé? — Preguntó Johnny, estremeciendo a los omegas con su voz mientras Kim lamía lo mojado que estaba.
Taeyong era una manojo de temblores y de gemidos, intentando agarrarse de la cabecera de la cama, con sus caderas temblorosas sobre la cara de Doyoung, quien deslizando una última vez su legua para empujar su lengua en la entrada de Lee. Ingresando más allá de lo que su límite le permitía, follando su agujero con Taeyong cabalgando desesperado su rostro.
Johnny no perdió una sola mirada de ambos, con su polla palpitando por follarse a ambos calientes y sucios omegas que daban tal espectáculo ante él. Sacando sus dedos de Doyoung, se acomodó entre las piernas del menor, guiando su polla en el agujero para introducirse poco a poco en él.
— ¡J-Johnny! — Chilló Doyoung alzando sus caderas ante el grosor del alfa, quien lentamente se adentraba en el menor, para que pudiese ensancharse y tomarlo correctamente.
Una vez dentro por completo en Kim, comenzó a moverse lentamente con el agarre de ambas manos del alfa afianzándose entorno a su pequeña cintura. Doyoung intentaba ser silencioso, aún demasiado ocupado en complacer a su omega, no obstante, cada gemido vibraba en el agujero necesitado de Taeyong.
Las embestidas de Johnny se hacen más duras conforme Doyoung se adapta a él y Taeyong muele sus caderas contra la boca del menor, quien chupaba ansioso por la increíble forma en que su cuerpo con el de Johnny chocaban, en cómo el sonido de su boca chupando lo volvía loco de placer.
— D-Dios... no puedo... — Lloriqueó Taeyong, alzando sus caderas lejos de la boca de Doyoung, demasiado sobreestimulado y desesperado.
— ¿Qué no puedes, cariño? — Logró preguntar el alfa, con sus dientes apretados sin dejar de follarse el apretado culo de Doyoung, quien se hallaba demasiado abrumado por lo bien que Johnny se sentía.
— A-Alfa... — Murmuró el pelirosa, volteando a encontrar su mirada. — Quiero que Doyoung me folle... — Johnny apretó duramente la cintura de Doyoung quien chilló en una mezcla de placer y dolor. El alfa mantuvo su mirada en el mayor de los omegas, penetrando tan duramente al pelinegro por lo estimulante que aquel pedido había sido.
— Déjame ver, bebé — Taeyong se sintió pequeño ante la oscura mirada, moviéndose hacia abajo hasta que sus glúteos friccionaron contra la desatendida erección.
— ¡Mh! — Gimieron los omegas, siendo Taeyong quien guió la llorona y enrojecida polla de Doyoung hacia su entrada, penetrándose bajo la atenta mirada de sus parejas.
Doyoung grita por el placer demasiado para manejar, tan malditamente estimulado siendo follado y follando a Taeyong a la par. La sensación del agujero de Taeyong envolviendo su pene era demasiado alucinante para él.
Taeyong apoya ambas manos sobre el pecho de Doyoung, presionando su culo contra la pelvis de Doyoung y sintiendo como la de Johnny golpeaba una y otra vez sus nalgas por cada penetración al menor.
— O-Oh... — Taeyong se retina casi por completo, volviendo a penetrarse por completo, follándose duro y rápido, sintiéndose tan mojado por como sentía a Johnny tras su espalda y montaba a Doyoung.
Taeyong siente como una amplia mano apreta la curva de su cintura, deslizándose hacia su pene que rebotaba contra el vientre de ambos menores. Lee grita junto con Doyoung, apretando sus caderas por lo extasiante que Johnny lo masturbaba.
Los tres se sentían en llamas, la polla grande de Johnny deslizándose deliciosamente por las apretadas paredes de Doyoung, mientras Doyoung no se sentía capaz de aguantar un segundo más por lo abusado que su cuerpo estaba siendo, pero maldición, se sentía tan jodidamente bien.
— Me voy a ve-enir — Gimoteó el menor, no pudiendo ser capaz de contener sus gemidos y sollozos por la sobreestimulación con Johnny aumentando sus embestidas.
El placer se construía en Doyoung abismalmente, sin poder controlar ni esperar a correrse con su alfa cuando alcanza el punto máximo, su propio límite cuando sus caderas tiemblan, alzando de ellas al penetrar profundamente a Taeyong dejando ir todo su semen en el mayor de los omegas.
Las piernas de Doyoung se retuercen, intentando apretar las sábanas a duras penas queriendo huir de la estimulación y sensibilidad que estaba experimentando, sin embargo, ni Taeyong ni Johnny parecen dispuesto a detenerse.
Johnny golpea más fuerte y profundamente el agujero de Doyoung, sintiendo como pronto su propio orgasmo estaba cerca. Kim no podía comprender como a pesar de su primer orgasmo y lo sensible que se sentía, su polla no perdía dureza dentro de Taeyong ni como no se apartaba de Johnny, incapaz de pensar en nada más que sus parejas gimiendo sobre él.
Johnny empuja su nudo hinchado en el agujero de Doyoung, entre empujes lentos y duros conforme la polla aumentaba en tamaño y llenaba por completo al menor de semen. Doyoung gime agudamente ante la sensación abrumadora, mientras Taeyong detiene sus embestidas y emite un necesitado ruido omega, desbordando de placer a Johnny queriendo follarlo también.
Un nuevo agarre de Johnny se aprieta en la cadera de Taeyong, retomando el movimiento de la contraria contra la polla del omega tan lentamente que Taeyong casi podía sentir las lágrimas picando por lo desesperado que su omega estaba.
— Johnny — Jadea Taeyong ante la forma en que el alfa no detenía el vaivén de su mano contra él.
Los tres están llenos de placer, Doyoung sintiéndose agotado con su mirada nublada viendo como sus parejas se envolvían del placer y las feromonas ante la sensación del nudo alfa, el cual, lentamente se encogía
Cuando Johnny retira su polla de Doyoung ya con un tamaño considerable para no dañarlo, ambos omegas están sorprendidos. No podían creer como aun luego del nudo podía Johnny estar tan duro, pero con el tamaño normal. Ambos convencidos que la causa de ello, podría ser perfectamente, la naturaleza tan peculiar de ser destinados.
Johnny jadea, respirando irregularmente cuando quita su agarre de Taeyong, inclinado hacia él besando desordenadamente sobre su hombro hacia su mandíbula.
— Taeyong... — Llama el alfa, llamando la atención del par de omegas en conjunto.
— ¿S-Si?
— Mh... — Tarareó, mordiendo el lóbulo del omega. — ¿Puedes tomarme a mi y a Doyoung?
Los ojos de Doyoung se ensancharon por la sorpresa, no esperándose aquellas palabras, pero también, demasiado seguro que Taeyong aceptaría, porque de ambos, él siempre había sido tan ambicioso respecto a tomar gruesos dildos antes de conocer a Johnny.
— ¡Sí, sí! — Gimoteo el mayor, moviéndose aun con Doyoung dentro, causando jadeos en el menor.
— Buen chico. — Ambos omegas observaron fascinados la sonrisa de Johnny, pero cuando una dura nalgada resonó en la habitación y Taeyong gimió, el pelirosa supo que debía comenzar a moverse.
Movió sus caderas, brincando sobre Doyoung que gemía tan sensible, follándose a Taeyong directamente contra su próstata con cada empujón. Johnny presionó su palma contra la espalda baja de Taeyong, obligándolo a exponer su culo para él, con ambos omegas rozando sus torsos sin que las embestidas se detuvieran un segundo.
Taeyong no es capaz de rogar ni articular palabras, solo gemir en cada momento que un dedo de Johnny se adentraba en él, gritando cuando un tercero fue ingresado conforme los minutos transcurrían y Doyoung no podía dejar de gemir ante la presión de los gruesos dedos contra su polla.
Sin embargo, cuando los omegas detienen los movimientos de sus caderas ante la orden de Johnny, Taeyong grita escondiendo su rostro en el cuello de Doyoung por como su agujero se abría para Johnny ya teniendo a Doyoung dentro.
Las lágrimas fluyen de los omegas, retorciéndose debajo de Johnny, respirando entrecortadamente por el empuje lento que Johnny guiaba y Doyoung no pudiendo creer como Taeyong podía tomar tal tamaño.
— Eres un omega tan a-ambicioso... — susurró Johnny, jadeando por lo apretado que su polla se sentía dentro de Taeyong y con Doyoung junto a él.
— T-Tan bueno — Respira Taeyong sorprendiendo a Doyoung, no obstante, Johnny solo sonreía tomando la cadera del pelirosa para comenzar a follarlo lentamente.
— Buen chico... tomando tan bien la polla de su alfa y omega — Taeyong no responde, demasiado atrapado en el placer que envuelve su cuerpo por completo.
Se retuerce bajo Johnny, quien no se detiene de follarlo pese a ser el único moviéndose en cada penetración, ambos omegas demasiado abrumados y alucinando por el placer que sentían.
La nueva posición tenía la polla de Johnny follando junto a Doyoung en ese lugar exacto, en cada empujón Taeyong sentía que no podría más, que fallaría por completo y se desmayaría por lo bien que se sentía. Hizo todo lo posible para mover sus caderas, encontrando la polla de Johnny, ambos omegas estaban tan mojados.
Johnny sabía que Taeyong no podría articular palabra, podía ver como había perdido fuerza sobre Doyoung y solo el menor observaba al alfa, gimiendo ruidosamente a la par.
— ¿Se van a venir, mh? — Habló Johnny con arrogancia, obteniendo chillidos de los omegas por lo burlados que se sentían, pero maldición, era tan excitante. — Apenas metí mi polla... ¿son tan fáciles?
Los menores respiran pesadamente, susurrando débiles "si" para el alfa que solo ríe burlonamente, aumentando el movimiento de su pelvis cuando se percata de los gemidos desesperados, pronto al orgasmo de sus omegas. Taeyong se sentía caliente, tan débil por cada embiste del alfa cuando sintió como el nudo se hinchaba dentro de él, abriéndolo imposiblemente más de lo que ya estaba.
No tuvo tiempo de advertir cuando se vino entre su cuerpo y el de Doyoung, apretando sus paredes, sacando gritos de Doyoung por la presión de su polla complemente sensible. Ambos omegas se vinieron en conjunto, cayendo agotados.
Johnny se vino poco después, llenando tanto a Taeyong que este se apretó entorno a ambas pollas. Envueltos en placer, esperando que el nudo de Johnny desaparezca, inmóviles sobre la cama y apenas temblando Taeyong por las replicas de placer que experimentaba.
Johnny acaricia el pequeño cuerpo de Taeyong en espera de que su nudo baje, inclinándose apenas un poco sobre ambos para peinar los oscuros cabellos de Doyoung que lo observaba con sus ojos entreabiertos.
Cuando finalmente bajó, Johnny se encargó de cuidar de ambos, saliendo de Taeyong y tomando el débil cuerpo del pelirosa para recostarlo junto a Doyoung en la cama matrimonial que lo tres llevaban compartiendo hace un tiempo.
Doyoung creer haberse dormido en algún momento, porque lo único que es capaz de recordar tras el orgasmo anterior es estar junto a Taeyong en la cama, limpios y cubiertos con las mantas de la cama. Sin embargo, no tuvo tiempo de preocuparse por el paradero de Johnny cuando sintió la cama hundirse justo en medio de ambos cuerpos.
Johnny le sonríe con ternura al percatarse que era el único consciente, envolviendo ambos brazos entorno a los omegas para atraerlos hacia su fornido cuerpo. Doyoung inmediatamente acomodó su cabeza contra el pecho del alfa.
Johnny se mantiene despierto unos minutos después de que Doyoung se durmiera y con su mirada recorriendo a ambos omegas, repartió suaves besos entre los bonitos rostros de sus parejas. Acariciando sus cabellos con ternura antes de caer dormido con solo el pensamiento de lo mucho que amaba a esos revoltosos y peleadores que habían llegado a su vida tan inesperadamente, pero que amaba con locura.
Johnny era completamente feliz.
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