DOS
Esos ojos azules me persiguen en el resto del día, mi padre me ha llevado a su casa que mas casa parece un castillo. Un aroma a lavanda se instala en mis fosas nasales y comienzo a estornudar, creo que mi progenitor olvido que soy alérgica.
Mis orbes se van a una mujer de ascendencia china que cruza la puerta principal, de reojo veo a mi madre ponerse incomoda y aunque nunca he visto esa mujer ya se quien es.
—¡Tú debes ser Ciabel! Vaya por fin puedo verte la cara— observo como ella mira de soslayo a mi madre y de forma posesiva toma el brazo de Bruno— espero que tu estadía aquí llegue a ser placentera, tu padre y yo vamos a mimarte demasiado.
—Te agradezco pero tengo 25 años y ya no estoy para mimos, menos de ustedes— digo sin medir el tono de mi voz— ¿mamá en serio me dejaras con ellos?
—No está a discusión, estaré más tranquila si estás aquí— ¡qué mala idea por cualquier divinidad que exista! ¿Cómo se le podía ocurrir a una madre que la mejor idea era que yo me quede con mi padre que no veo hace diecisiete años?— por favor pon de tu parte…
—Si no me queda otra…
Y así de la nada por la tarde veo a mi madre irse prometiendo retornar en seis meses.
Ni mi padre ni su esposa me dirigen la palabra, recorro la enorme mansión a la vez que los empleados –que son numerosos- van y vienen. El aspecto victoriano resalta en la casa predominando los colores blancos y grises, varias pinturas de artistas famosos adornaban las paredes del lugar.
Y en la sala principal, estaba ese retrato del matrimonio que residía en el lugar; podía leerse en la inscripción con una perfecta caligrafía:
"Jennifer Hamilton y Bruno Emerson"
Teníamos una fotografía similar en la antigua casa que una vez llegamos a compartir mamá, papá y yo; de hecho mi madre aun la guarda entre sus cosas como un buen recuerdo familiar.
Lo que para mí es absurdo.
—¿Te gusta tu nuevo hogar? — oigo la voz de la señora de la casa y mis ojos se enfocan en ella, me regala una sonrisa torcida para nada empática.
—Creo que el hogar no se basa en la casa material, sino más bien el hogar son las personas con las que comparten— ambas arqueamos una ceja, claramente ninguna vamos a ceder en llevarnos bien— así que aún falta muchísimo para que este sea mi hogar.
Son unos breves segundos los que me examina con su mirada.
—Alístate tenemos una fiesta en tres horas, te deje ropa en tu habitación.
Su cabello vuela en lo que ella se da vuelta y me deja allí sola, no me queda otra que ir a mi nuevo cuarto y observar el atuendo que me han dejado; decido darme un baño relajante en el enorme baño, ni siquiera me doy cuenta del tiempo en el que paso bajo el agua hasta que golpean la puerta.
—Señorita en quince minutos los señores quieren que este en la sala para ir al evento— un suspiro hondo sale de mí y le respondo a la joven.
Luego de vestirme me veo en el espejo, odio la ropa que esa mujer eligió; todo bien con el vestido negro al cuerpo que resalta mis piernas, pero los tacones de veinte centímetros ni siquiera puedo caminar con ellos. La puerta se abre dejando ver a Bruno bien vestido y con su típico rostro serio.
—Pasaron quince minutos y aun no estas abajo, ¿Qué esperas? — un tono neutro sin una chispa de tibieza hacia mí — vamos.
Ni siquiera su brazo me extiende para ayudarme a bajar las odiosas escaleras, mi madrastra está inquieta en la antesala mirando su reloj. La limusina nos espera en el jardín principal y voy diez paso atrás de ellos, ¡Estos zapatos son insoportables! Apenas llego a la limusina me saco el calzado solo para hacer descansar a mis pies, no tenia idea que papá fuera tan pudiente y observo todo con interés.
—Llegamos, ven — vuelvo a colocarme los odiosos zapatos y trato de seguirle el ritmo a mi padre, llegamos a un gran salón rodeado de ricachones orgullosos y egoístas junto a sus hijos.
Una fiesta de alta sociedad o como dice aquel rock argentino: “basura de la alta suciedad”. Jennifer y mi padre saludan a cada invitado y me presentan, odio ser el foco de atención, las manos me ayudan y mi cabeza está comenzando a dar vueltas.
Al parecer papá no recuerda que tengo serios problemas de ansiedad social.
—¿Vez los jóvenes que están allá? —Jennifer decide hablarme y yo miro a la dirección donde me indica — ve, y haz amistad con ellos, nos conviene que sus padres sean nuestros aliados.
—No lo haré, ve tu y crea relaciones que te beneficien por ti misma — ella está a punto de reprenderme pero una señora llega a saludarla. Ya quiero ir a casa, mi casa.
Llega el momento de disfrutar la cena, o ese pensé; miro los utensilios y ni siquiera sé por qué hay tantas cuchillos, cuchara, tenedores o platos, ¡Y más de tres copas!. Observó a los jóvenes (que es con quiénes me sentaron) e intento aprender cuál se usa para cada comida pero es imposible, el apetito se me fue.
—Esta cena hoy, es para presentar en sociedad a mi hija Ciabel Emerson — veo a mi padre por fin sonreír y ponerse de pie con la copa en la mano y todos lo imitan, intentando hacer lo mismo me incorporo y provocó el desastre de mi vida.
Sin querer con mi cabeza golpeo la bandeja que el mozo lleva lo que provoca que mancho al comensal que está a mi lado, cuando me giro para ayudar tiro mi copa y al intentar ayudar a recoger todo termino despatarrada en el suelo.
Un desastre.
Siento las risas de todos, la ansiedad ha cruzado su límite y me saco los zapatos para salir corriendo de allí. Escucho la voz de mi padre llamándome pero nada importa.
No tolero un segundo más con tanta gente.
Salgo al patio e intento hacer mi ejercicio de respiración varias veces, comienzo a llorar por esa presión en el pecho y estoy hecha un desastre.
—Tranquila, respira, no estás sola — una mano suave se posa en mi espalda y me reconforta, cierro los ojos y me dejó llevar por ese suave toque — eso es así Cía, con calma.
Cuando logró recomponerme siento los pasos de alguien y puedo adivinar que es mi papá. Me pongo de pie y sin mirar a quien me ha ayudado ubico la mirada en mi progenitor.
—¡Has hecho que pase la vergüenza de mi vida! ¡Vuelve ahora mismo a la mesa! — está enfurecido, sin fuerzas asiento pero cuando voy a seguir alguien toma mi mano y habla por mi.
—Disculpe señor, soy Kim Taehyung — entonces cuando veo su rostro no puedo creerlo, ¡Es el chico de mis sueños! ¡El de los ojos azules! — yo ayudaré a su hija quédese tranquilo.
—¿De dónde saliste tu? — le pregunta mi padre sin preambulos.
—Oh eso, si… bueno soy dueño de una de las empresas aliadas y vine en representación a mi padre — mi padre asiente no muy convencido — creo que su hija no va estar bien esa cena así que la llevaré a que tome aire fresco, ¿Me permite?
—Esta bien, mientras no siga haciendo más estupideces vergonzosas.
—Debería avergonzarse de su esposa, ya va por la décima copa de vino — réplica el chico de ojos azules antes de tomarme entre sus brazos y sacarme de ese infierno.
Llegamos a un parque que tiene un bonito largo artificial, no he sido capaz de articular ni una palabra ante el tal Taehyung. Precisamente estamos en el puente mirando al agua sin decir una palabra, ¿Quién es? Es lo único que mi mente quiere saber.
—¿De verdad no me recuerdas Cia? — esos ojos azules se posan en mi y yo levanto mis hombros, ya estoy en pánico ¿A quien carajos olvide? — bueno lo supuse, desde que dejaste de ir a jugar conmigo en el jardín, debería matar a Bae por robarte toda tu atención.
—Disculpa, pero… ¿De dónde nos conocemos?
—Déjame que te haga dar un vistazo — sus manos se posan en mi cabeza y como un choque eléctrico siento en mi cuerpo.
“Un niño de ojos azules me espera a jugar en el jardín trasero de casa, jugamos hasta el anochecer cuando mamá me llama a cenar”.
“El mismo niño de ojos azules se acuesta en mi cama y me lleva a mundos que solo están en mi imaginación y vivimos miles de aventuras”.
“Por ultimo mi madre me dice que aquel chico de ojos azules solo vive en mi mente y que todo lo he imaginado, él no existe y yo debo hacer amigos de verdad, es mi última vez en aquel lugar del jardín de mi casa”.
Abro mis ojos y lo escaneo con la mirada una vez más.
—Tete… eres real, eres tú…
—Hola princesa — su sonrisa cuadrada tiene el mismo efecto en mi como cuando era niña.
Mi amigo imaginario está en carne y hueso aquí a mi lado.
¿Qué mierda esta pasando?
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