Mi querida Juliette... Escribo para ti con cariño y nostalgia. Espero que estés bien.

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He conocido a muchas personas pero a ninguna como tú.

Bailarina, Potterhead de corazón, amante de The Beatles y vegetariana por convicción... Eras totalmente diferente a mis ideales pero, tus delgados labios, tu encantadora sonrisa, tu cabello largo, tu cuerpo, tus piernas fuertes, tu dulce voz y tú increíble personalidad fueron los precursores que lograron que yo quedara fascinada contigo.

Llegaste antes de mi derrumbe pero no tomé tu mano hasta después del caos, cuando me sentí frustrada y traicionada.

Estaba herida y tu luz era tan cálida que deseé envolverme con ella, fuiste un salvavidas en aquel momento, sin ti me habría hundido... Espero que no me odies por envolverme con tu luz por necesidad porque ciertamente lo necesitaba. Estoy feliz de que tú estuvieras ahí justo en ese momento, como dije antes, tu personalidad era increíble y me hizo mucho bien. Envolverme de alguien completamente diferente a lo que estaba acostumbrada fue una experiencia única e increíble, contigo hice y dije cosas que no hacía antes, siendo menor que yo, me influenciaste de manera positiva y puedo decir que me ayudaste a madurar, aunque, en aquel momento no era consciente de todo lo que ahora mismo te estoy diciendo. Me hubiera gustado ser consciente de ello y habértelo dicho cuando rompimos.

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Juliette, aún sigo creyendo que tu otro nombre es igual de hermoso que el que usas para todo, no deberías ocultarlo, te queda muy bien y dice mucho de ti, como si tus padres lo hubieran sabido antes de que nacieras o, ¿es el nombre con el que nos bautizan que designa quienes somos?
En cualquier caso... Te queda perfecto.

Me alegro de haberte conocido aunque hubiera sido tan corto el tiempo que compartimos. Gracias por haber sido tan transparente conmigo, por ser tan increíble conmigo, por ser atenta y saber decir las cosas que yo necesitaba; eras tan perfecta. ¿Sabes? Aún me sorprendo de haber tenido el valor y la madurez suficiente como para dejarte ir cuando alguien más apareció en tu vida, no sé si aún están juntas, pero en aquel momento yo no podía competir contra ella, ella era mejor que yo en muchos sentidos, no es que me menospreciara pero es que después de Diana, no podía darte tanto como merecías y, en el fondo, yo sabía que tú merecías algo mejor que yo, una persona más estable, radiante e increíble; alguien como ella, yo lo veía en tu sonrisa y en el brillo de tus ojos... Eras feliz.

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