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Verdades 02

El silencio reinó tras la tormenta de disparos. Los hombres de Jungkook revisaban el área, asegurándose de que no quedara ninguna amenaza. Mientras tanto, él se apoyó contra una pared, sujetando su hombro ensangrentado, con Minji aún aferrada a su lado.

—Tenemos que irnos, —Dijo uno Taehyung, ayudándolo a levantarse.

Jungkook asintió débilmente, mirando a Minji, quien estaba en shock.

—Minji... —Susurró, inclinándose hacia ella. —¿Estás bien?

Ella no respondió al principio. Sus ojos estaban fijos en el lugar donde su madre había desaparecido, con las palabras de Hyori resonando en su mente: "Él no te ama. Solo te utilizó para vengarse." Finalmente, giró hacia Jungkook, su mirada mezclando confusión y dolor.

—¿Es verdad lo que dijo? —Preguntó, su voz quebrándose. —¿Que me usaste para vengarte?

Jungkook la miró fijamente, sabiendo que no podía mentirle.

—Al principio, sí, —Confesó, con la voz cargada de culpa. —Pero ya no. Minji, tú... tú te convertiste en algo más.

Ella retrocedió un paso, su respiración es agitada.

—¿Algo más? —Repitió. —¿Qué significa eso, Jungwoo?

Él suspiró y miró hacia abajo, como si las palabras le pesaran demasiado.

—Significa que te amo, —Admitió finalmente, levantando la mirada hacia ella. —Y por eso estoy aquí, arriesgando todo. Porque no importa cómo empezó esto, ahora eres la persona que más quiero proteger en este mundo.

Las lágrimas cayeron por el rostro de Minji. Parte de ella quería creerle, pero la otra seguía escuchando las palabras de su madre, sembrando dudas. Antes de que pudiera responder, uno de los hombres del equipo de Jungkook intervino.

—Señor, tenemos que movernos ahora. Hyori puede haber escapado, pero esto no ha terminado.

Jungkook asintió, volviendo su atención a Minji.

—Tenemos que irnos. Yo... te explicaré todo después, lo prometo. Pero ahora, necesito que confíes en mí, —Le rogó.

Minji lo miró un momento más, antes de asentir con dificultad.

—Está bien, —Dijo, aunque su voz reflejaba dudas.











El grupo se dirigió a un refugio seguro, un lugar discreto y bien vigilado. Jungkook recibió atención médica mientras Minji permanecía en un rincón, abrazando sus rodillas. Él no podía dejar de mirarla, sabiendo que su relación pendía de un hilo.

Cuando finalmente quedó a solas con ella, se acercó lentamente, sentándose a su lado.

—Minji, —Comenzó, su voz es suave. —Sé que tienes muchas preguntas, y tienes derecho a estar enojada conmigo. Pero todo lo que he hecho, incluso mis errores, han sido por protegerte.

Ella levantó la mirada hacia él, sus ojos aún llenos de lágrimas.

—Lo único que quiero saber ahora, Jungwoo, —dijo con voz temblorosa, —Es si algún día todo esto terminará. Si alguna vez podremos tener una vida normal.

Jungkook tragó saliva, sabiendo que no podía prometer algo que quizá no pudiera cumplir.

—No puedo prometerte eso. —Respondió sinceramente. —Toda mi vida es esto Minji, armas, disparos, adrenalina, muertes. 

Minji lo miró en silencio, procesando sus palabras. 

—Yo no puedo vivir con eso, Jungwoo... 

Minji lo miró fijamente, su voz temblorosa pero decidida mientras continuaba:

—No puedo vivir sabiendo que cada vez que salgas por esa puerta podría ser la última vez que te vea. Yo quiero algo más... quiero una vida sencilla, una vida donde podamos ser felices sin miedo.

Jungkook desvió la mirada, sus manos cerrándose en puños.

—No sabes lo que estás pidiendo, Minji. No sé cómo vivir de otra manera. Esto no es solo algo que hago; es lo que soy.

Minji negó con la cabeza, con lágrimas rodando por sus mejillas.

—Eso no es cierto, Jungwoo. Tú puedes elegir quién quieres ser. No estás condenado a este mundo. Pero si no decides salir de él, yo...

Jungkook la interrumpió, su voz alzándose con frustración.

—¿Qué, Minji? ¿Me dejarás? ¿Eso es lo que quieres decir?

Ella respiró hondo, intentando contener el dolor que sentía.

—Sí. Porque, aunque te amo, no puedo vivir en un mundo donde cada día es una guerra. No puedo seguir viendo cómo te destruyes.

Sus palabras cayeron como un golpe para Jungkook. Por un momento, el silencio entre ellos fue ensordecedor, roto solo por el sonido de su respiración entrecortada.

—¿Y si atrapamos a tu madre? —preguntó Jungkook finalmente, su voz apenas un susurro. —¿Qué pasará después? ¿Crees que todo mágicamente será diferente?

Minji lo miró con una mezcla de tristeza y esperanza.

—Eso depende de ti. Si decides dejar este mundo, si decides quedarte conmigo y construir algo nuevo, tal vez podamos tener una oportunidad. Pero si eliges este camino, entonces yo...

Ella se detuvo, incapaz de terminar la frase.

—...me iré. —completó él, con un nudo en la garganta.

Minji asintió, su mirada fija en él, esperando una respuesta.

Jungkook bajó la cabeza, pasando una mano por su cabello, atrapado entre dos mundos que lo definían.

—No sé si puedo hacerlo, Minji. No sé si puedo ser el hombre que tú mereces.

Ella tomó su rostro entre sus manos, obligándolo a mirarla.

—Lo único que quiero es que lo intentes. No por mí, sino por ti.

Jungkook cerró los ojos, respirando profundamente. Su mundo, que siempre había sido claro y decidido, ahora estaba sumido en una tormenta de emociones y elecciones imposibles.

—Entonces... después de mañana, cuando todo termine con tu madre, tomaremos una decisión. —Dijo finalmente.

Minji asintió lentamente, sus dedos rozando los de él.

—Sí, Jungwoo. Pero recuerda, no hay punto medio. O eliges la vida conmigo, o sigues con la vida que conoces.

Ambos permanecieron en silencio, el peso de la conversación asentándose sobre ellos como una sombra. Al día siguiente, enfrentarían a Hyori, pero esta noche era solo suya, una noche para reflexionar sobre el amor, el sacrificio y las decisiones que definirían su futuro.










El plan de Jungkook y su equipo estaba en marcha. Después de varios días de rastreo, y recolección de pruebas, lograron localizar el escondite de Hyori, pues se le hizo muy difícil encontrarla en un solo día, por lo que le dio más tiempo a Jungkook de pensar su decisión.

El escondite era un almacén abandonado en las afueras de la ciudad, custodiado por los pocos hombres leales que le quedaban.

Minji insistió en acompañarlos, y aunque Jungkook se resistió al principio, sabía que ella tenía derecho a enfrentarse a su madre.

—No voy a quedarme atrás, —Le dijo Minji, su mirada es decidida. —Si vamos a ponerle fin a esto, quiero ser parte de ello.

Jungkook finalmente accedió, pero con una condición.

—Quédate detrás de mí. No importa lo que pase, Minji, no te alejes de mí.

Ella asintió, aunque en su interior sabía que esto no sería fácil.

El equipo irrumpió en el lugar con precisión. Los guardias de Hyori cayeron rápidamente bajo el ataque coordinado de los hombres de Jungkook. Hyori, sin embargo, estaba preparada, y los esperaba en una oficina en el segundo piso.

Jungkook entró primero, con Minji detrás de él. Hyori estaba de pie junto a un escritorio, sosteniendo una pistola, pero no parecía sorprendida.

—Sabía que vendrías, —Dijo Hyori, con una sonrisa amarga. —Siempre tan valiente, como tu padre, ¿No?

—Esto termina aquí, Hyori, —Dijo Jungkook, apuntándola con su arma. —Ya no tienes a dónde huir.

Hyori soltó una risa seca.

—¿Y crees que voy a rendirme tan fácilmente? He llegado demasiado lejos para que un niño vengativo como tú me detenga.

—No soy solo yo, —Dijo Jungkook, dando un paso al lado para revelar a Minji.

Hyori frunció el ceño al verla.

—¿Qué haces aquí? —Le preguntó, su tono está lleno de reproche. —¿No entiendes que todo esto es culpa de él?

—No, madre, —Respondió Minji, con la voz firme. —Esto es culpa tuya. Mataste a su familia. Destruiste vidas. Y me usaste para tus propios fines.

Hyori apretó los dientes, su expresión se está oscureciendo.

—Todo lo que hice fue por nuestro futuro, por hacer justicia.

—¿Protegerme? ¿Hacer justicia? —Replicó Minji, dando un paso adelante. —¿Así llamas a convertirte en una asesina?

Jungkook aprovechó el momento de distracción para avanzar hacia Hyori, pero ella lo notó y le apuntó con el arma.

—Ni un paso más, —Advirtió. —Puedo acabar contigo ahora mismo.

—Hazlo, si crees que eso solucionará algo, —Dijo Jungkook, con voz calmada. —Pero ya no puedes escapar de lo que hiciste, Hyori. Tenemos pruebas de todos tus crímenes. Es solo cuestión de tiempo antes de que la policía llegue aquí.

—No me hagas reír, te dedicas a cosas peores que yo. ¿Crees que no te arrestarán a ti también? —Se burló.

Se acerco a ella y le susurró al oído con una sonrisa.

—No cuando no conocen tu cara. Para ellos solo soy un simple guardaespaldas que delató a su jefa. 

Hyori miró a su hija, luego a Jungkook, y por primera vez, pareció vacilar.

—Podemos arreglar esto, —Intentó decir, pero su voz carecía de convicción.

En ese momento, las sirenas de la policía comenzaron a escucharse a lo lejos. Hyori bajó lentamente el arma, su mirada perdiéndose en el vacío.

—Se acabó, —Dijo Jungkook, acercándose a ella con cautela.

Hyori dejó caer la pistola al suelo y levantó las manos en señal de rendición, mientras los agentes de policía irrumpían en la oficina.

—Llévensela, —Ordenó Jungkook, observando cómo esposaban a Hyori y se la llevaban.

Minji la miró mientras pasaba junto a ella, pero Hyori evitó su mirada. Su corazón se volvía pequeño al ver a su madre irse esposada, lágrimas salieron de sus ojos, tenía una mezcla de emociones en su corazón, pero sabía que era un buen cierre para Hyori, su madre.










Tras el arresto de Hyori, Jungkook y Minji se encontraban en la sala de interrogatorios de la comisaría. Aunque Hyori había aceptado entregarse, no había explicado por qué había matado a la familia Jeon. Pero ahora, frente a ellos, estaba lista para hablar.

Hyori, esposada y sentada en la silla, levantó la mirada para encontrarse con la de Jungkook.

—Supongo que quieres saber por qué lo hice, —Comenzó, con un tono frío pero cargado de algo más profundo. —Por qué destruí a tu familia.

Jungkook mantuvo su expresión seria, aunque la tensión era evidente en su mandíbula.

—Habla.

Hyori suspiró y se recostó en la silla, como si el peso de los años y las decisiones la aplastaran.

—Todo comenzó cuando tu padre asesinó a mi esposo.

Jungkook frunció el ceño, confundido.

—¿De qué estás hablando? Mi padre no era un asesino.

Hyori soltó una risa amarga.

—Eso es lo que crees. Pero tu familia no era tan inocente como aparentaba. Mi esposo, trabajaba para los Jeon. Era uno de sus hombres más leales, hasta que cometió un error. Se opuso a una de las decisiones de tu padre, y eso fue suficiente para que lo consideraran una amenaza.

Jungkook negó con la cabeza, incrédulo.

—Eso no tiene sentido. Mi padre nunca...

—¿No? —Hyori lo interrumpió. —Porque eso fue lo que hizo. Lo mataron frente a mis ojos. Y lo peor fue que tu padre me dejó vivir, como si mi sufrimiento fuera un castigo suficiente.

Minji, que había estado escuchando en silencio, miró a su madre con incredulidad.

—¿Y por eso decidiste vengarte? ¿Por eso mataste a toda su familia? —No podía negar que le dolía, pues extrañaba a su padre y ahora supo la verdad de como realmente lo asesinaron, pero eso no le daba derecho a hacer lo que hizo. 

Hyori miró a su hija con una mezcla de dolor y arrepentimiento.

—¿Qué habrías hecho tú, Minji? ¿Te habrías quedado de brazos cruzados mientras ellos seguían con sus vidas como si nada?

—No lo sé, —Respondió Minji, con lágrimas en los ojos. —Pero lo que hiciste nos destruyó a todos.

Jungkook se inclinó hacia Hyori, su voz es baja pero firme.

—Mi padre pudo haber hecho cosas horribles, pero tú no tenías derecho a arruinar la vida a un niño que no tenía nada que ver con eso.

Hyori desvió la mirada, incapaz de responder.

—Quizás tengas razón, —Dijo finalmente. —Pero el odio me consumió.

Un policía interrumpió lo que estaba a punto de decir Jungkook. Y Hyori se levantó, era hora de que se fuera, el tiempo se había acabado.  

—No fue tu culpa, Minji. —Se paro, dándole la espalda. —Tu padre era un gran hombre, siempre lo admire. Pero el día que supo a que realmente me dedicaba, termine por meterlo en mi mundo. Él se infiltró en la casa de los Jeon, por mí. Y aunque llegue a tenerle afecto a tu familia... —Ahora se dirigía a Jungkook. —Ellos me quitaron, lo que más amaba. 

Hyori se fue sin protestar, la puerta se cerró y la habitación quedo sumida en el silencio. Ahora sabían la verdad y aunque dolía, podían estar en paz. Pues los errores que cometieron sus padres, no era culpa suya.

Wow, hemos llegado al final. Esta es mi primera historia finalizada, por lo que le tendré mucho aprecio.

Gracias por leer. No se olviden de votar y comentar.

Adiós, lector. 🎫

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