Desilusión
Se le erizó la piel en cuanto lo vio sonreír una vez que abrazó a la hermana de Nayeon, Jisoo. No podía decir nada, le empezaban a temblar las piernas. Había pasado tanto tiempo desde que su primer amor la dejó abandonada sin decirle nada.
─Tenemos que sacarla de aquí antes de que la vea. ─Advirtió, mirando al hombre de cabellos negros.
─¿Qué, por qué, es una amenaza? ─Respondió confundido. Miró a Minji exigiendo una respuesta, pero ella sólo miró a Gong Yoo.
Una pequeña lágrima desprevenida salió de uno de sus ojos, ¿qué debía hacer, debía reclamarle? Tarde o temprano tenía que volver a verle, aunque no esperaba que fuera en este momento, sin previo aviso.
─Dedícate a tu trabajo y no hagas preguntas que no te conciernen. ─Soltó bruscamente la castaña. En sus ojos podía ver su molestia hacia la presencia del tatuado.
El tatuado apretó los puños, si no tuviera que fingir ya tendría su mano en el cuello de la castaña y la presionaría para demostrarle que nadie puede hablarle así. Pero, está en una misión, no lo echará todo a perder.
─Entendido, pero solo sigo las órdenes de la señorita Minji no las tuyas. Así que, si ella no dice nada, nos quedaremos aquí.
─Eres idiota. ─Murmuró y miró a Minji. ─Tenemos que actuar rápido, Min. ¿Qué es lo que quieres hacer? ─Preguntó, centrando su atención sólo en ella con expresión preocupada.
─No lo sé. ─Dijo ella con voz apagada. ─Si decido reclamarle, arruinaría la fiesta de tu hermana. Lo más sensato es mantenerse al margen.
─Pero de alguna manera intentará hablar contigo, será mejor que nos vayamos. ─volvió a insistir.
─No. ─La miró y se secó la pequeña lágrima que había brotado hacía unos segundos. ─Tu hermana me ha invitado y no por estar él aquí voy a dejar que arruine esto. Ya no soy la niña que dejó hace unos años, hemos crecido Nay.
Él tatuado cambió su semblante a uno confuso ¿Tendrán algo que ver? Se preguntó. No podía imaginarse a Minji estando con un hombre que le doblaba la edad. Y aunque Gong Yoo se cuidaba mucho, se notaba que no era muy joven.
El ambiente cambió cuando las cosas se calmaron. Jungkook se quedó con ellas después de eso, la castaña se mostraba molesta y Minji intentaba pasar desapercibida para que el hombre de pelo largo no la mirara.
─Ha pasado tanto tiempo, ¿verdad? ─Expresó Gong Yoo con un vaso de vino en las manos.
─No digas eso. ─La castaña se ríe y le da un pequeño empujón con el codo. ─Me haces sentir mayor.
─Es que te echaba mucho de menos, ¡Mira lo cambiada que estás! ─Sonrió ella.
─Pues claro que sí, he aprendido a vestirme mejor. Ya sabes, con la ayuda de Nay, ha madurado mucho. ─Expresó con nostalgia.
─Aún recuerdo cuando ella jugaba con Minji, mientras nosotros éramos unos adolescentes que nos creíamos adultos. ─Se burló de sí misma, mientras Gong Yoo se atragantaba con su vino al mirar a la rubia entre tanta gente.
─¿Estás bien? ─Frunció el ceño en cuanto le vio mirar en otra dirección. Consiguió localizar lo que miraba y volvió a sonreír.
El de pelo largo se tensó, sabía que existía la posibilidad de volver a verla, pero esperaba que no fuera así.
─¡Sí que ha venido, Minji! ─Le habló emocionada, mientras tiraba de Gong Yoo buscando que la apoyara para hablar con ella.
El sonido de la voz de Jisoo llamándola la hizo saltar y sintió una punzada en el corazón. Miró a Nayeon, que parecía más inquieta que ella. El tatuado tenía una expresión que ella no lograba descifrar.
─Min, vámonos. ─Insistió en marcharse cogiéndola del brazo, pero la rubia se negó.
─¡Gracias por venir! ─La abrazó sin previo aviso, dejando que la rubia viera a Gong Yoo que también la miraba. ─Pensaba que tu madre no te dejaría después de lo ocurrido...
─¿Le ha pasado algo a Minji? ─Su voz resonó en los oídos de la rubia y él de cabellos largos tenía un semblante preocupado.
─Se aclaró la garganta. ─ No hay nada de lo que tengamos que hablar ahora. ─Expresó Minji, interrumpiendo.
─Sí, pero veámoslo por el lado bueno nadie salió herido. ─Comentó Jisoo.
─Sí, si no fuera por quien nos ha salvado. ─Dijo Minji sonriendo al recordar que gracias al tatuado su mejor amiga y ella probablemente no estarían vivas.
─Wow, ¿ese es un nuevo guardaespaldas? Nunca lo había visto antes. ─Hablo, Jisoo.
─Sí, lo contraté después del incidente en el bar. Se llama Jeon Jung-woo.
El tipo tatuado se mantenía al margen de la situación alejándose un poco de ellos para dejar espacio a Minji. Así no podía oír exactamente lo que decían de él.
─Es muy guapo. ─soltó de repente Jisoo. ─¿Está soltero?
─Jisoo, querida. No puedes andar con ese tipo de gente. ─Gong Yoo intervino.
─¿Perdón? ─Minji preguntó con desagrado.
─Por supuesto, no es rival para ningún chico de por aquí. Él no pertenece a este lugar. ─Afirmó, con cierto desdén.
─Tiene razón Min, pero aun así... no estaría de más probarle un poco.
─¡Jisoo! No digas esas cosas. ─Reprendió Nayeon a la castaña.
─Ay, por favor. Ya somos adultos, y es mi cumpleaños.
─Oh, no hagas esto Jisoo. ─ Se burló el de cabellos oscuros.
─Me conoces muy bien. ─Expreso socarronamente. ─Min, ¿no puedes prestarme a tu guardaespaldas un rato?
La rubia se limitó a poner los ojos en blanco, los comentarios que habían hecho la habían molestado. ¿Por qué tenía que ser tan hueca de mente? A veces no le gustaba tener esa vida, pero tampoco podía despreciarla porque gracias a ella nunca le faltaba de nada.
─¿Bromeas? ─La rubia suspiró. ─Creo que debería irme, feliz cumpleaños, Jisoo. ─Le sonrío vagamente.
Se despidió de Nayeon con un abrazo y salió de la fiesta seguida de Jungkook que la seguía un poco atrás, buscando que la rubia tuviera su espacio.
Minji en ese momento tenía muchas emociones, ni siquiera sabía que iba a reencontrarse con Gong Yoo y que éste se había dirigido a ella como si nunca hubieran tenido nada. Y luego estaba Jungkook, el hombre que la salvó y que ahora es uno de sus empleados con el que no puede tener más que una relación de jefe a empleado.
Antes de subir a su propio coche, alguien la detiene. Al ponerle una mano en el brazo, inmediatamente se da la vuelta y ve a Gong Yoo mirándola.
─Minji.... nosotros-
Su comentario se interrumpe en cuanto el hombre tatuado coloca su mano entre ellos con semblante serio, demasiado serio.
─¿Este hombre la está molestando? ─Seguía mirando al de pelo largo en todo momento.
─Suéltame, imbécil. ─Se zafó de su agarre con brusquedad, soltándole la mano. ─Minji, tenemos que hablar.
─Ah, ¿sí? ─ pregunto, con sarcasmo. ─Esta noche no lo parecía.
─Tengo muchas cosas que explicarte. Pero, podemos hablarlo en.... privado. ─Miró al hombre tatuado, que llevaba una expresión inexpresiva.
─Suspiro. ─Okay, pero eso no cambiará nada entre nosotros.
─Déjame que vaya a por mi coche. ─Dice algo aliviado en su rostro y se marcha en busca del coche.
La risa burlona del tatuado llama su atención.
─¿Qué? ─pregunta confusa pues no estaba entendiendo nada. ─¿Qué es lo que te hace tanta gracia?
─Nada. ─Responde con rudeza.
─¿Te estabas burlando de mí? ─Interrogo con fastidio.
─Quizá sí. ─Se acercó a ella y la miró. ─Pero... ─Se acercó a su oído. ─Me resulta curioso, que después de querer evitarle, caigas rendida a sus pies.
De nuevo volvió a reír, alejándose de la oreja de la rubia.
─Pensaba que eras diferente, rubia. ─Dijo esto último concierto rencor. ─Me equivoqué.
Minji se quedó callada ante sus palabras, con cara de confusión. El tatuado dio media vuelta y se alejó de ella.
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Nos vemos en la próxima actualización. ✨
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