Las pisadas de un lado hacia otro de la rubia se hacían escuchar en su piso, tenía el teléfono en su mano debatiendo de si contarle la situación que hace unas horas acaba de vivir.

Sabía perfectamente que la castaña la reprendería por dejarse hacer aquello, pero quería ser honesta después de todo es de su mejor amiga de quien se trataba. Miro el contacto de Nayeon insegura de tomar aquella decisión, pero termino por apagarlo.

Desordeno su cabello seguido de un gran suspiro, rindiéndose por tratar de ser honesta con ella, cerro sus ojos y sonrió socarronamente al recordar lo sucedido, termino por acostarse sonriendo de la misma forma, sabía que había cometido una locura y se lamentaba por ello, pero no puede negar lo jodidamente bien que se sintió.

Decidió por tratar de dormir, pero una llamada le llego y salto de la cama al ver de quien se trataba, sí, era la castaña. Sus manos temblaron, su piel se puso pálida y no estaba segura de contestar. Tomo aire y valor antes de contestarle.

─¡Nay! ¿No es muy tarde para llamar? ─Intento sonar segura, aunque se esta muriendo de los nervios.

─Te dije que me avisaras cuando llegases ¿No?

─A-Ah, sí lo recuerdo...

─¿Esta todo bien? ¿Te hizo algo ese imbécil de guardaespaldas que tienes? ─Su voz molesta hizo que la rubia sintiera escalofríos. 

─N-No claro que no, es decir, Nayeon ¿Cómo me haría algo? Es tonto, su trabajo es cuidarme no hacerme daño. ─Trato de mantener la cama.

─Ese es tu problema, confiar demasiado rápido, ese hombre no me da buena espina Min. Ve con cuidado con él. ─Advirtió, su honestidad podía notarse en su voz.

─Dices locuras Nay, pero si eso te deja más tranquila, seré cuidadosa con él ─Hablo con voz suave para calmar a la castaña.

─Bien, al menos ya sabes lo que pienso. Y no te hablaba solo por eso, es que, mi hermana esta ofreciendo una fiesta por su cumpleaños, claramente estás invitada, pero es que...

─¿Qué? ¿Hay algún problema? ─Enarco una ceja, aún no entendiendo a que quería llegar.

─No estoy muy segura que te dejen ir Min ─Suspira.

─¿Por qué?

─Pues, sobre lo que paso la noche en la que yo... ─Pauso lo que tenía que decir.

Minji sabía que no era una situación agradable para Nayeon, y aunque ella dice que no le hicieron nada más que tenerla encerrada en una habitación esperando a poder comunicarse con la familia de la rubia, el solo pensar que había sido secuestrada era traumatizante.

─Descuida, mi madre me dejara. Esta vez llevare a mis guardaespaldas y vamos, es en un lugar lleno de seguridad, es la fiesta de tu hermana, mi madre no lo pensara dos veces.

─Eso espero... ─Su voz ahora era apagada.

─¿Quieres hablar de ello, Nay? ─Pregunto insegura.

─No, no...aún no me siento lista

─Está bien, esperaré todo el tiempo que se necesite, pero estaré para ti en todo momento, te quiero mucho Naye.

─Y yo a ti ─Respondió con sinceridad. Sabía que Minji era una excelente amiga.

─¿No pegaste el ojo en todo el día o qué? ─Pregunto frotando sus ojos.

─Eso no te incumbe, imbécil ─Respondió gélido, sin mover su mirada del punto fijo que estaba viendo.

─Parece que alguien no durmió muy bien, ¿Tanto te costó cuidar a esa niña? ¿Fue muy ruidosa? ¿Ah? ─Se levantó seguido de una sonrisa burlona.

─Eres un idiota ─Rodo los ojos y cerró los ojos buscando paciencia

─Este idiota consiguió información que puede servir, pero como soy un idiota dudo que esto sirva ─Se fue caminando al baño y cerrando rápidamente

El pelinegro se levantó inmediatamente al escuchar lo que dijo.

─¡KIM TAEHYUNG ABRE ESA MALDITA PUERTA! ─Tocaba a portazos, pero este hacía caso omiso.

La insistencia de Jungkook seguía, pero este ya había encendido la regadera anunciando que estaba a punto de bañarse. La puerta de la habitación se abre y se encuentra al superior con las facciones endurecidas y mirándolo fijamente con total desaprobación.

─Son las cinco de la mañana joven Jungwoo, ¿Por qué hace tanto escandalo? Hay más baños en el pasillo, puede hacer uso de uno si ningún problema.

El pelinegro mordió el interior de su mejilla y se inclinó adelante para pedir perdón.

─Disculpe, no volverá a pasar.

─Eso espero ─Se dirigió a la salida. ─Ah, y nos reuniremos en la sala para los anuncios, es un día sábado, ustedes son nuevos y no lo saben, pero los fines de semana son los días en que las Kim se mueven de un lado hacia otro, los esperamos.

Dijo eso y cerró la puerta, dejando que Jungkook soltará un suspiro. La puerta del baño se abrió y la risa del castaño hizo que el pelinegro lo mirara de mala manera.

─Ya escuchaste joven Jungwoo, la realeza nos espera.

El pelinegro aclara su garganta en cuanto ve a Jungkook y Taehyung entrar a la sala en cuanto ellos lo ven se acercan para tomar asiento y escuchar al mayor y los anuncios que debe hacer.

─Buenos días, caballeros. El día de hoy la señora Kim tendrá asuntos pendientes que atender por los cuales ha requerido que el caballero Hwang junto a Lee sean sus escoltas esta vez.

El castaño y el pelinegro cruzaron miradas al escuchar que existía la oportunidad de ser escoltas asignados hacia la persona que querían acabar, Kim Hyori.

─Por lo tanto necesitamos que el caballero Yo y Jung se encarguen de la casa, junto a los escoltas que ya se encuentran asignados para cuidar la casa como siempre.

La cara del castaño cambio a una que reflejaba su expresión aburrida al saber que solo cuidaría la casa como siempre.

─En los planes de la señorita Kim Minji, se encuentra una fiesta, su madre nos ha dado estrictas reglas que debemos seguir para la seguridad de su hija.

Ahora esta vez, el pelinegro estaba poniendo atención lo que le pareció extraño al castaño que dejo que su confusión se reflejara en sus cejas.

─La fiesta es un lugar cerca de la casa de una de sus amigas, Im Nayeon, por lo que estará vigilada por seguridad, pero aun así no podemos darnos el lujo de confiar en ellos, por lo que esta vez se le serán asignados tres guardaespaldas.

Todos se miraron extrañados, pero con miedo, al saber que si le llegase pasar algo a la hija de Hyori estarían despedidos inmediatamente.

─Estos serán, Han Ji-sung, Kim Taehoon y su guardaespaldas asignado desde que llego aquí, Jeon Jungwoo. Necesito que ustedes tres protejan de su seguridad si no quieren perder su empleo. ─Hablo mirando al pelinegro.

─Si, señor. ─Asintió Ji-sung.

─Bien, la fiesta es a las cinco de la tarde, por lo que la señorita Kim, seguro no saldrá hasta esa hora, pero si lo llegase a hacer es mejor que estén pendientes.

Y así termino antes de hablar sobre otros anuncios y algunas reglas para la seguridad de la rubia a las cual el pelinegro escucho atentamente.

Un grito exasperado se escuchó en la habitación, Minji cayó al suelo rendida. La puerta es tocada por Ji-sung, pero junto al él se encontraba el castaño y el pelinegro que se miraron confusos por lo que estaba pasando.

─¿Todo bien, señorita Minji? ─Dijo del otro lado de la puerta esperando su respuesta.

Minji se encontraba llorando mirándose al espejo, su vestido estaba junto a ella mientras lo apretaba con tanto odio. Respiro profundamente antes de poder decir algo para que no la vieran en ese estado.

Ni si quiera sabía que había alguien detrás de la puerta cuidándola, pero las cosas se habían vuelto así después de lo que paso con Nayeon y ahora su madre no dejaría que se escapara de los guardaespaldas que estaban ahí para cuidarla.

─¿Señorita Minji? ─Volvió a insistir ─Entraré si no me dice si está bien, ¿Lo está?

─Y-Yo... ─Murmullo bajando su mirada, no tenía el valor de volverse a ver en el espejo.

El pelinegro sintió que algo no estaba bien y decidió tomar la perilla para abrir, pero Ji-sung no lo dejo. Las facciones endurecidas del pelinegro intimidaron a Ji-sung y dejo que abriera.
Los tres entraron llenos por la curiosidad y la preocupación de saber que estaba ocurriendo y si alguien más estaba con ella, al caminar por el pasillo y encontrarse con la rubia llorando mientras cubría su cara.

Toda la ropa estaba por todas partes, el armario estaba vacío y el castaño solo rodó los ojos, pensando que era una crisis existencial por no saber que ponerse para ir a esa dichosa fiesta.

─Solo, lárguense ─Dijo gélida en cuanto sintió la presencia de ellos.

─Señorita Minji...¿Esta bien? ¿Le duele algo? ¿Necesita que compremos más ropa? ─Intenta ayudar, mientras que el castaño y el pelinegro no saben que decir.

─¡NO JIN-SUNG, NO NECESITO MÁS MALDITA ROPA! ─Levanta la mirada y se empalidece en cuanto ve la cara del pelinegro mirarla.

─Señorita Minji, yo...

─Es mejor que se retiren ─Suspiro y miro a la cara de Minji.

Los ojos de la rubia se iluminaron y la castaña corrió hacia ella para estrecharla en sus brazos, lo cual Minji agradeció y termino por romper en llanto. Ji-sung, Taehyung y Jungkook se quedaron más confundidos de lo que ya estaban.

─¿No escucharon? Retírense ─Dijo una vez más y mirar al pelinegro con las facciones endurecidas.

Taehyung comenzó a caminar para que los demás hicieran lo mismo y dejaran a ambas en aquel cuarto.

─Ya está bien, estoy aquí para ti Min. ─El llanto de la rubia se hacía cada vez más fuerte.

Los guardaespaldas cerraron la puerta y se quedaron otra vez en la misma posición en la que estaban.

─Está bien si desean irse, caballeros. No es necesario que nos quedemos los tres. ─Propuso Ji-sung.

Al escuchar eso el castaño quiso caminar, pero la mano en el hombro del pelinegro lo retuvo.

─Nos quedaremos, es parte de nuestro trabajo también la seguridad de la señorita ─Taehyung lo miro antes de sonreírle a Ji-sung con ironía.

Y ahí se encontraba la rubia junto a la castaña en la fiesta de su hermana la cual era agradable para Minji, pues había sido muy linda con ella cuando la conoció hasta ahora.

─Jisoo debe estar por aquí, estará muy feliz de verte ─Expresó con voz dulce.

─Yo también estaré feliz, ah, pero olvidé el regalo en el auto, ¿Te parece si tú la buscas y yo voy por él? Necesito ver su reacción cuando lo vea ─Sonríe emocionada.

─Está bien, pero no te pierdas.

La rubia asintió y fue en busca de este, mientras el pelinegro le sigue el paso y el castaño junto a Ji-sung cuidan sus espaldas para ver todo el lugar y no llevarse sorpresas.

─No es necesario seguirme hasta donde voy ─Dijo, sabiendo perfectamente que el pelinegro se encontraba detrás de ella.

─No puedo dejarla sola, ordenes de su madre ─Responde con voz monótona.

─¿Entonces me seguirás hasta el baño también? ─Se da la vuelta, por fin mirando nuevamente la cara del pelinegro después de lo dos últimos sucesos.

─Ordenes son ordenes, señorita. ─Dijo con voz hipnótica, lo que hiso sacarle una sonrisa a la rubia.

─No lo harás, no te dejaré ─Advirtió, juguetona.

─Eso ya lo veremos.

─¡Hola! ¡Aquí! ─Dijo la madre de Nayeon y Jisoo llamando la atención de todos los invitados desde arriba de un pequeño escenario que se había colocado.

La mirada de la rubia y el pelinegro se llevó toda la atención hacia la señora que estaba a punto de anunciar algo.

─Estamos agradecidos de que asistieran a la fiesta de nuestra querida hija Im Jisoo y como sus padres estamos muy felices de verla crecer, por lo cual le tenemos una sorpresa. ¡Ven, sube hija! ─La llamaron y esta subió los escalones.

Su mirada reflejaba confusión como nerviosismo.

─Que no sea algo vergonzoso, por favor. ─Suplico, lo que hiso reír a los presentes.

─No, tranquila. ─Ella la tomo de la mano sonriente. ─Se que te pusiste muy mal por su partida y que lo extrañabas demasiado y él junto a tus padres queríamos que este día fuera especial para ti, así que...

El grito de emoción al ver la persona que subió hacia el pequeño escenario hizo que Jisoo corriera a abrazarlo.

La castaña venía corriendo rápido hacia la rubia que ya se encontraba en estado de shock y con los ojos cristalizados.

─Lo siento mucho, yo no sabía nada de esto...

─Gong Yoo... ─Fue lo único que murmullo al mirar a su primer amor después de tanto tiempo. 

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