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Sospechas

Hyori revisaba los documentos con mirada fría, sus dedos tamborileaban sobre la mesa. Frente a ella, sus hombres formaban una fila, todos con expresiones tensas. Nadie sabía el motivo del llamado, pero todos intuían que era algo grave.

Hyori levantó la mirada, clavándola en uno de ellos.

—He recibido información... —Comenzó con su voz gélida, cortando el aire como un cuchillo —de que alguien en este círculo no es quien dice ser. —Se pauso. —Un traidor. —Soltó.

El silencio era pesado, casi opresivo. Uno de los guardaespaldas tragó saliva, nervioso, y Hyori no tardó en notar su incomodidad.

—¿Algo que decir, Sung-Ho? —Preguntó con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

—N-no, señora. Solo... no entiendo de qué habla. —Su voz temblaba.

Hyori no respondió. En cambio, hizo una señal, y dos de sus hombres arrastraron a Sung-Ho fuera de la sala. El sonido de sus gritos resonó un momento antes de desaparecer. Todos los presentes evitaron mirarse entre sí.

Hyori se levantó, su figura esbelta y dominante irradiaba peligro.

—Quiero que todos pasen por una revisión. Cuentas bancarias, conexiones externas, antecedentes familiares... No dejaré cabos sueltos. —Sus ojos recorrieron a cada uno de los hombres, deteniéndose un segundo más en Jungkook. Él mantuvo su expresión fría e inmutable, aunque podía sentir el sudor frío recorriéndole la espalda.

Desde el fondo de la sala, Tae, con su sonrisa cuadrada y voz calmada, dio un paso adelante.

—¿Y qué pasará con quien resulte ser el traidor? —Preguntó, con una pizca de sarcasmo en el tono.

Hyori le dedicó una mirada afilada.

—Creo que ya saben la respuesta. —Se dio la vuelta y salió de la sala, dejando a los hombres sumidos en una mezcla de temor y desconfianza.











Minji estaba sentada frente a su espejo, cepillando su cabello. Su mente iba a mil por hora. Había algo extraño en los movimientos de su madre últimamente como llamadas a deshoras, reuniones en lugares secretos de la mansión y la presencia constante de Jungwoo junto a ella. Nunca les había tomado importancia a las acciones de su madre, pero ahora estaba involucrado Jungwoo en ello por lo que su curiosidad se encendió.

Un suave golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos.

—¿Se puede? —Era Jungkook, con su tono grave y cortante.

—Pasa —Respondió sin mirarlo. Seguramente estaba esperando a que ella terminase de arreglarse para entrar a la universidad.

Él entró, cerrando la puerta detrás de él. Por un momento, solo se observaban en el reflejo del espejo. Jungkook mantenía su postura firme, aunque sus ojos lo delataban, estaba preocupado por el bienestar de la rubia.

—¿Te encuentras bien? —Preguntó finalmente, sofocado por el silencio tenso.

Minji dejó el cepillo y se giró hacia él.

—¿Desde cuándo te importa cómo estoy? —La pregunta salió más dura de lo que esperaba, pero no se disculpó.

Jungkook la miró, tratando de mantener la compostura. Él sabía que había cruzado demasiadas líneas con ella, pero cada vez que intentaba alejarse, algo lo jalaba de vuelta.

—Es mi trabajo. —Su respuesta fue mecánica, casi ensayada.

Minji se levantó, acortando la distancia entre ellos.

—¿Solo eso? —Sus ojos buscaron los de él, desafiándolo a responder algo diferente.

Jungkook tragó saliva, desviando la mirada. Sabía que, si decía algo más, estaría admitiendo lo que trataba de negar incluso para sí mismo.

—Solo eso —Repitió, pero su voz no tenía convicción.

Antes de que Minji pudiera responder, un golpe en la puerta interrumpió el momento. Era uno de los hombres de Hyori, llamando a Jungkook para una reunión inmediata.

—Debo irme —Dijo Jungkook, evitando su mirada, y salió de la habitación.

Minji se quedó allí, viendo cómo la puerta se cerraba tras él, sintiendo que había más de lo que él decía.











La sala estaba impregnada de silencio. Hyori observaba a Jungkook con una mirada profunda, como si estuviera tratando de leer su alma. Él se mantenía erguido, sin mostrar ni una pizca de vulnerabilidad, pero algo en su actitud, algo en su presencia, la ponía alerta. Había algo familiar, algo que no terminaba de encajar. Había estado dándole vueltas a la idea durante días, pero ahora las piezas comenzaban a alinearse.

—Jungwoo... —Dijo, rompiendo el silencio con su tono frío y calculador —He estado pensando mucho en ti.

Jungkook alzó una ceja, su expresión es inmutable.

—¿En qué sentido? —Preguntó con calma, sin dejar que la conversación lo desconcertara.

Hyori no contestó de inmediato. En cambio, se acercó a su escritorio, tomando un par de documentos y deslizándolos con desdén sobre la mesa.

—El niño que sobrevivió, el hijo de los Jeon... —Dijo, con una pausa calculada. Jungkook tensó los músculos, pero no dejó que su mirada se descontrolara. Sabía que cada palabra de Hyori era medida, no iba a dejarle escapar una sola pista.

—¿A qué se refiere? —Respondió, tratando de desviar la conversación.

Los ojos de Hyori no se apartaron de él.

—Hace años, mande a eliminar a una familia, la familia Jeon, todos fueron asesinados. A excepción de un niño. Un niño que al parecer vio todo y que se entrenó en secreto, con una habilidad sobrehumana para sobrevivir. Alguien con la capacidad de infiltrarse, manipular y aprender rápidamente... —Sus ojos brillaron con un leve destello de duda —La misma capacidad que muestras ahora.

Jungkook se quedó en silencio, el nudo en su estómago se apretaba cada vez más. Hyori había estado investigando, eso lo sabía, pero no pensó que llegaría a esta conclusión tan rápido.

—No sé de qué hablas —Respondió, manteniendo la voz firme.

—¿Sabes por qué estoy investigando a todo mi personal, Jungwoo? —Cuestionó.

—Para encontrar a un traidor. 

—Exacto. Pero ¿Sabes la razón de por qué lo estoy buscando? —Sonrió ladina.

—No.

—Se acerco detrás de él y susurro a su oído. —Para eliminarlo.

Su intuición le decía que él era el niño sobreviviente, el hijo de los Jeon. 

—Tu falta de historia familiar... ¿No te parece extraño? —Dijo, cambiando completamente el foco de la conversación. —Nadie sabe de tus orígenes, pero posees habilidades que no cualquier guardaespaldas tendría. ¿Qué clase de entrenamiento tienes, Jungwoo? ¿De dónde provienes?

Jungkook no pudo evitar un leve titubeo. Sabía que estaba caminando por una cuerda floja.

—Soy solo un hombre que trabaja para ti —Contestó, aunque su voz sonaba menos convincente.

Hyori se cruzó de brazos, estudiando su reacción con atención. La pieza que había faltado durante años ahora parecía estar al alcance, pero no podía arriesgarse a ser impulsiva. Necesitaba más pruebas, algo concreto.

—Quizá no seas el niño que sobrevivió... —Dijo, con una sonrisa fría que no llegó a sus ojos —Pero algo me dice que tienes más de lo que aparentas.

Jungkook respiró hondo, sintiendo cómo la tensión aumentaba. Sabía que se estaba acercando el momento en que tendría que hacer algo drástico para proteger su identidad. No podía permitir que Hyori descubriera la verdad, pero también sabía que ella no se rendiría tan fácilmente. Había algo en su mirada que lo retaba a demostrar que era más de lo que dejaba ver.

Hyori lo miró por última vez antes de dar un paso atrás.

—Te mantendré vigilado, Jungwoo. Espero que no me des razones para arrepentirme de haber confiado en ti.

¡Hola! ¿Qué le pareció el episodio? ¿Les gusto? ¡Espero que sí!

Cada más cerca del final y cada vez más cerca de la verdad.

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Nos vemos en otra próxima actualización, querido lector. 🎁

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