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Epílogo

El sol comenzaba a esconderse detrás de los edificios, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. Minji y Jungkook caminaban lentamente por el parque, dejando atrás los días oscuros que los habían marcado. Era su primera salida juntos sin preocuparse por conspiraciones, secretos o enemigos al acecho.

Minji miró a su lado. Jungkook tenía las manos en los bolsillos, con una expresión tranquila, casi sonriente. Era raro verlo así, como si finalmente hubiera soltado el peso de su pasado.

—¿En qué piensas? —Preguntó ella, rompiendo el silencio.

Jungkook la miró de reojo, su sonrisa se hizo más amplia.

—En lo sorprendente que es estar aquí. ¿Quién iba a decir que yo, Jeon Jungkook, el chico que lo perdió todo, estaría paseando por un parque con Kim Minji?

Minji se detuvo un momento, mirándolo.

—No perdiste todo, Jungkook. Aún tienes tu fuerza, tu carácter... y ahora tienes una nueva vida.

Él suspiró, observando el horizonte.

—Supongo que tienes razón. Pero a veces siento que, si dejo ir todo el odio, es como traicionar a mi familia.

Minji frunció el ceño.

—No creo que ellos quisieran que vivieras con ese peso para siempre. ¿Recuerdas lo que te dijo tu padre antes de que todo pasara?

Jungkook se quedó en silencio, su mirada se suavizó.

—Que fuera fuerte. Que mi familia siempre me amaría.

—Exacto, —Respondió Minji, tocándole el brazo. —No creo que el odio sea lo que te haga fuerte. Es el amor por ellos lo que te ha llevado hasta aquí.

Jungkook asintió lentamente, como si esas palabras finalmente encontraran un lugar dentro de él.











Más tarde, se sentaron en una banca cerca de un pequeño lago artificial. Minji sacó un par de refrescos de una bolsa que había traído y le pasó uno a Jungkook.

—Por cierto, ¿cómo van las cosas con Nayeon? —Preguntó ella con una sonrisa divertida.

Jungkook dejó escapar un suspiro dramático.

—Mal. No sé qué hacer para que tu mejor amiga deje de verme como el enemigo público número uno.

—¿Por qué te importa tanto? —Minji arqueó una ceja.

Jungkook se giró hacia ella con una expresión seria, aunque sus ojos brillaban con humor.

—Porque es tu mejor amiga, y quiero que me acepte.

Minji rió.

—No es que te odie, simplemente es protectora conmigo.

Jungkook hizo un gesto con las manos como si estuviera resolviendo un misterio.

—Estoy seguro de que siente algo por ti. Por eso es tan agresiva conmigo.

Minji casi escupió su bebida de la risa.

—¿Nayeon? ¿Enamorada de mí?

—No lo descartes, —Respondió Jungkook con una expresión de absoluta seriedad que hizo que Minji riera aún más.

Ella lo miró entre risas, dándole un ligero golpe en el hombro.

—Deja de decir tonterías, Jungwoo.

Jungkook se enderezó, levantando una ceja.

—Eso, por cierto, es otra cosa que quiero cambiar.

—¿Qué cosa? —Preguntó Minji con una sonrisa juguetona.

—Que dejes de llamarme Jungwoo. Me gustaría que me llamaras por mi verdadero nombre.

Minji fingió pensarlo, llevándose un dedo al mentón.

—¿Y cuál es tu verdadero nombre, señor misterio?

Jungkook sonrió, extendiéndole la mano como si estuviera presentándose por primera vez.

—Jeon Jungkook. Mucho gusto.

Minji rió, pero tomó su mano, respondiendo con la misma solemnidad.

—Kim Minji. El gusto es mío.

Se quedaron en silencio, mirándose. Fue un momento simple pero cargado de significado. Habían pasado de ser enemigos forzados por el destino a personas que podían confiar el uno en el otro.

La risa de Minji rompió la quietud.

—Sabes, tal vez deberíamos organizar algo para que tú y Nayeon se lleven mejor.

—¿Qué propones? ¿Un contrato de paz? —Bromeó Jungkook.

—Quizás algo más sencillo. Una cena, los tres juntos.

Jungkook suspiró.

—Está bien, pero si intenta envenenarme, será tu culpa.

Minji rió, dándole un empujón.

—Te prometo que no hará nada tan drástico.











Mientras el sol terminaba de ocultarse, ambos regresaron caminando hacia la salida del parque. Las luces comenzaban a encenderse, creando un ambiente acogedor.

Jungkook se detuvo de repente, obligando a Minji a voltear.

—Minji, —Dijo con una seriedad inusual.

—¿Qué pasa?

Él tomó aire, como si estuviera reuniendo valor.

—Gracias por darme la oportunidad de empezar de nuevo.

Minji lo miró con calidez, sus ojos brillaban con emoción.

—Gracias a ti por no rendirte.

Jungkook extendió su mano una vez más.

Por un momento, ambos se quedaron mirándose, como si el resto del mundo se hubiera desvanecido. La brisa nocturna soplaba suavemente, haciendo que los cabellos de Minji se movieran como un halo alrededor de su rostro. Jungkook no pudo evitar levantar una mano para apartar un mechón que caía sobre su mejilla.

—Minji... —Murmuró, su voz casi un susurro.

—¿Sí? —preguntó ella, su respiración está atrapada en su garganta.

Jungkook no respondió con palabras. En cambio, se inclinó lentamente, buscando en su mirada cualquier señal para detenerse. Pero Minji no se apartó; al contrario, cerró los ojos, permitiéndole acercarse más.

Cuando sus labios finalmente se encontraron, fue como si todo lo que habían vivido, todos los momentos de dolor, las dudas y las luchas, se desvanecieran. El beso no era apresurado ni incierto; era una promesa silenciosa, un pacto sellado entre ellos.

Cuando se separaron, Jungkook mantuvo su frente apoyada en la de Minji.

—No importa lo que pase, —Dijo con firmeza. —Aunque el mundo intente separarnos, hallaremos la manera de estar juntos.

Minji asintió, acariciando su rostro con suavidad.

—Lo prometo, Jungkook. No importa lo difícil que sea, siempre te elegiré.

Él sonrió, esa sonrisa sincera que ella había llegado a atesorar.

—Entonces empecemos de nuevo, de verdad.

Ella sonrió también, y tomados de la mano, comenzaron a caminar de regreso, dejando que el futuro los guiara. Por primera vez, no había dudas, solo esperanza.











Minji estaba concentrada en la cocina mientras Nayeon cortaba algunas verduras con precisión. Ambas trabajaban en silencio hasta que Jimin irrumpió en la cocina con una sonrisa pícara.

—¡Huele delicioso! —anunció Jimin mientras se asomaba al sartén.

—Jimin, fuera de la cocina. —Minji lo empujó con suavidad.

—Pero soy tu invitado favorito, ¿No? —Bromeó él, haciendo reír a Minji.

En la sala, Jin y Hoseok discutían sobre qué tipo de vino combinaría mejor con la comida, mientras Yoongi simplemente observaba con una ceja levantada. Jungkook llegó un poco tarde, cargando un pastel que había comprado para la ocasión.

Todo parecía estar en armonía, hasta que So-Hee apareció en la puerta.

—Espero no llegar tarde. —Dijo con una sonrisa que no alcanzó sus ojos.

El ambiente se tensó de inmediato. Jungkook, al verla, puso una expresión seria, mientras Minji se movía incómoda, intentando mantener la calma.

—So-Hee, qué sorpresa. —Dijo Nayeon con un tono seco, sin molestarse en disimular.

So-Hee, decidida a marcar su territorio, se sentó junto a Jungkook y comenzó a hablarle directamente, ignorando a los demás.

—No puedo creer que estés aquí. Me recuerda a los viejos tiempos. ¿Te acuerdas? —Dijo So-Hee, sonriendo con nostalgia mientras jugueteaba con su copa.

Jungkook mantuvo su compostura, pero sus respuestas eran cortas. Minji observaba la escena desde la cocina, sintiendo un leve pinchazo en el pecho.

Finalmente, Nayeon no pudo más y se levantó con una bandeja de aperitivos.

—So-Hee, ¿Puedes ayudarme con algo en la cocina? —Dijo, arrastrando las palabras con una falsa cortesía.

So-Hee frunció el ceño, pero accedió. Cuando regresaron, parecía que Nayeon había logrado calmar las cosas. Poco después, So-Hee anunció su partida, lanzando una última mirada a Jungkook antes de irse.

—Diviértanse. —Dijo, cerrando la puerta con fuerza.

La tensión en la sala se disipó y el grupo comenzó a relajarse. Jin, como siempre, hizo un comentario gracioso que provocó risas generales.

—Bueno, ahora que la tormenta se ha ido, ¡A comer! —Exclamó, levantando su copa.

Después de la cena, mientras Minji y los demás lavaban los platos, Jungkook aprovechó el momento para acercarse a Nayeon.

—Nayeon, ¿Podemos hablar? —Preguntó, metiendo las manos en los bolsillos con una expresión seria.

Ella lo miró con sospecha, pero asintió.

—Mira, sé que no soy tu persona favorita. —Comenzó Jungkook.

—Ni siquiera estás en mi lista. —Lo interrumpió Nayeon con sarcasmo, cruzando los brazos.

Jungkook sonrió, intentando suavizar la situación.

—Entiendo por qué no confías en mí, pero quiero que sepas que lo único que me importa es Minji. Quiero protegerla, cuidarla... y, bueno, hacerla feliz.

Nayeon lo miró fijamente, evaluándolo.

—Eso está por verse. No voy a dejar que alguien la lastime. Y si lo haces, lo sabré.

—¿Eso significa que tengo tu aprobación? —Preguntó Jungkook, divertido.

—No te emociones, Jungwoo o Jungkook, como sea. Aún no la tienes.











Días pasaron, todo parecía marchar bien entre Minji y Jungkook. Hoy era uno de esos días en donde el tatuado quería ganarse a Nayeon, así que tomo la idea de Minji, cenar los tres solos, lo que al principio pensó que fue una buena idea, termino por ser un fracaso o eso pensó.

Minji se excusó para ir al baño, dejando a Jungkook y Nayeon solos en la entrada del restaurante al que fueron a cenar.

Nayeon observaba la calle, evitando mirarlo directamente.

—Ella te quiere, ¿Sabes? —Dijo de repente.

Jungkook giró hacia ella, sorprendido.

—¿De qué hablas?

—Minji. No me mira de la forma en que te mira a ti. Por eso... acepto mi derrota. —Soltó de la nada.

Jungkook la observó en silencio, dándole tiempo para continuar.

—No es que no lo haya intentado. Pero nunca me vería como te ve a ti. Así que, cuídala. Si le rompes el corazón, juro que tendrás que enfrentarte a mí.

Jungkook asintió, con una mezcla de gratitud y respeto en sus ojos.

—Gracias, Nayeon. Te prometo que nunca le haré daño.

En ese momento, Minji salió del restaurante, ajena a la conversación.

—¿De qué hablan? —Preguntó con curiosidad.

—Nada importante. —Dijo Nayeon, esbozando una sonrisa mientras empezaban a caminar juntos.

Jungkook se colocó al lado de Minji, entrelazando sus dedos con los de ella, mientras Nayeon caminaba a su otro lado.

—¿De qué se ríen? —Preguntó Minji, mirando a los dos.

—De lo extraño que es que alguien como Jungkook haya logrado ganarse tu corazón. —Respondió Nayeon con una sonrisa burlona.

—Oye, estoy justo aquí. —Protestó Jungkook, fingiendo indignación.

Los tres rieron, perdiéndose en la noche mientras caminaban juntos, dejando atrás todos los conflictos y tensiones del pasado.

¡Ah! Por fin solo escenas bonitas. Ahora sí, hemos llegado al FINAL FINAL DE TODO. Espero les haya gustado mucho, y hayan disfrutado la lectura tanto como yo. ¡Nos vemos en mis próximas historias!

No olvides, de votar y comentar.

Adiós, querido lector. 🪈

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