La mansión está en silencio. Las luces de la fiesta aún iluminan algunos rincones, pero la mayoría de los invitados se han ido. Hyori, sin embargo, permanece despierta en su oficina con un vaso de vino en la mano y un dossier repleto de información frente a ella.

La conversación con el señor Han resuena en su mente.

—"El sobreviviente está más cerca de lo que cree, señora Kim. No puedo asegurarlo todavía, pero los movimientos recientes en ciertos círculos apuntan a alguien que se oculta a plena vista."

—"¿Está sugiriendo que uno de mis propios hombres podría ser el sobreviviente?"

—"Solo digo que no descarte ninguna posibilidad".

Hyori toma un sorbo de vino y frunce el ceño mientras revisa los nombres de sus guardaespaldas.

—Es absurdo... pero Han nunca ha errado. —Pensó. 

Se inclina hacia adelante, repasando los perfiles de cada hombre que trabaja para ella. Los documentos incluyen fotografías, historiales personales, y registros detallados. Aunque no quiere admitirlo, algo en el informe de "Jungwoo" la inquieta.

—Demasiado perfecto, —Murmura, pasando sus dedos por la fotografía de él. Su rostro no muestra emociones, y eso la desconcierta aún más.

Hyori hace una pausa, luego comienza a escribir notas rápidas en un cuaderno.

—Jungwoo... Minji lo eligió personalmente. No tiene sentido.

Deja a un lado su expediente y toma el siguiente, el de Taehyung. Aunque él solo se dedica a cuidar la casa y hacer rondas para cuidar a Minji cuando se requiere, no puede evitar analizarlo también.

—Algo no me cuadra. —Suelta.

El peso de las palabras del señor Han la lleva a considerar lo impensable. El enemigo podría estar más cerca de lo que jamás imaginó.

Sus ojos recorren las fotografías de los guardaespaldas asignados a Minji y a la mansión.

Toma el teléfono y marca un número.

—Quiero una revisión completa de todos los hombres bajo mi mando. Registros financieros, contactos personales, antecedentes familiares.

La persona al otro lado de la línea intenta responder, pero Hyori corta la conversación rápidamente.

—No quiero excusas. Si hay algo fuera de lugar, lo sabré.

Se recuesta en su silla, sus pensamientos son cada vez más oscuros.

—Si el niño Jeon está vivo, no me detendré hasta encontrarlo. Y si alguien aquí está encubriéndolo...pagará con su vida.

Habla dejando el informe de Jungwoo a un lado y encendiendo un cigarrillo. Su mirada, llena de determinación esta fija en la ventana que da a los jardines oscuros de la mansión.

Era domingo, por lo que tenía un día libre para hablar en su lugar, su guarida que está llena de mapas, documentos y pantallas mostrando imágenes de la mansión de Hyori.
Todos están reunidos frente a una mesa central abarrotada de información. La atmósfera es tensa, y el sonido de la lluvia golpeando el techo metálico parece intensificar el ambiente.

—El tiempo corre. Hyori está haciendo preguntas, y no podemos permitir que se acerque más   —Dijo Hoseok, con una cabellera naranja que resaltaba bajo la tenue luz.

—Pero no tenemos suficiente información. Cada paso que damos parece llevarnos en círculos Añadió otro, Yoongi de tez pálida y voz baja pero firme, mientras revisaba una hoja con detalles sobre los movimientos recientes de Hyori.

—Tal vez no estamos buscando en el lugar correcto. —La voz femenina cortó el aire, helando el ambiente. La dueña de la cabellera castaña y flequillo levantó la mirada hacia el líder del grupo, dejando caer sus palabras con intención —La debilidad de Hyori no está en sus operaciones ni en sus aliados. Está en su hija. —Expresó, So-Hee.

Un silencio incómodo llenó la sala.

—Es cierto. —El hombre de sonrisa cuadrada y cabello castaño rompió el silencio, recordando un evento reciente —El día que Minji casi fue secuestrada, Hyori perdió completamente el control. Nunca había visto a alguien tan fuera de sí. Casi mata a sus propios hombres por permitir que su hija estuviera sola.

Jungkook permanecía callado, pero sus puños se apretaron al escuchar el nombre de Minji.

—Eso significa que, si la tocamos, Hyori perderá su capacidad de pensar con claridad —Comentó Jin, con un tono calculador mientras señalaba una de las fotografías sobre la mesa.

—Podríamos usarla para distraerla. No tiene que ser permanente, pero una amenaza directa podría ser suficiente —Apuntó el de cabellera naranja.

—¿Y por qué no ir más lejos? —La voz de la mujer volvió a cortar el aire. Sus ojos brillaban con determinación y algo más que celos. Caminó alrededor de la mesa, fijando su atención en Jungkook —Podríamos secuestrarla o incluso eliminarla. Sin su hija, Hyori no tendrá nada que proteger, y será más fácil destruirla.

El murmullo de aprobación fue creciendo. El hombre de tez pálida asintió lentamente, mientras el de sonrisa cuadrada cruzaba los brazos, evaluando la idea.

—Es arriesgado, pero tiene sentido —Añadió Taehyung, mirando a Jungkook como esperando su aprobación.

—No. —La voz de Jungkook resonó firme, cortando el hilo de la conversación.

Todos voltearon a mirarlo, sorprendidos por su negativa.

—¿No? ¿Por qué no? —preguntó el de cabellera naranja, confuso.

—Porque no necesitamos involucrar a Minji en esto. Ella no tiene nada que ver con las decisiones de su madre —Respondió Jungkook, manteniendo su mirada fija en la mujer que había propuesto el plan.

—¿Nada que ver? —La mujer soltó una risa irónica, dando un paso hacia él —¿Desde cuándo te preocupas tanto por alguien, Jungkook? Esto no es personal, es estratégico.

—Ya dije que no —Replicó, con una mirada helada que hizo retroceder a los demás.

El hombre de hombros anchos intercambió una mirada con el de tez pálida.

—Si descartamos esa opción, necesitamos algo igual de fuerte. ¿Qué propones entonces?

Jungkook no respondió de inmediato, dejando que el silencio hablara por él.

—Hyori ya sospecha de todos a su alrededor —Comentó el de sonrisa cuadrada, rompiendo la tensión —Si se siente acorralada, puede cometer errores. Tal vez deberíamos centrarnos en presionarla por otro lado.

—O seguir fingiendo que somos su sombra obediente hasta que baje la guardia —Interrumpió la mujer, con una sonrisa burlona. —Aunque me parece que algunos de nosotros ya no saben dónde está su lealtad.

La indirecta era clara, pero Jungkook no se inmutó.

—Lo discutiremos más tarde. Por ahora, manténganse en sus posiciones. No hagamos nada que pueda alertar a Hyori antes de tiempo —Ordenó el tatuado, cerrando la conversación.

Los demás comenzaron a dispersarse, pero el de sonrisa cuadrada se quedó atrás, observando a Jungkook con detenimiento.

—Lo que dijo ella puede sonar extremo, pero no está equivocada en todo. Minji es su punto débil. Si seguimos adelante, tarde o temprano ella sufrirá.

—Eso no pasará —Respondió Jungkook, con firmeza.

—¿Estás seguro? Porque parece que ya estás perdiendo el control —Replicó, con un tono que contenía más preocupación que burla.

Jungkook no respondió, pero la lucha interna era evidente en su mirada.

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Es un poco diferente, quería enfocarme en Hyori y la venganza de Jungkook, pues esos objetivos también son importantes.

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