IX
Maratón 2/2
_______________________________
—Buenas tardes, señor... —el mayordomo guardó silencio, sin saber muy bien como llamar al invitado recién llegado.
—Con señor Emi es suficiente —Emi ocultó deliberadamente su apellido. No imaginaba que podría pasar si Amanda se enteraba de su extravagante nombre, tal vez rompería su contrato. Terminar el acuerdo significaría nunca mas volverla a ver, y eso le disgustaba gravemente.
—Por aquí, señor Emi, los señores ya le esperan —el chico caminó detrás del mayordomo. Observó detenidamente las decoraciones de la mansión. No era excéntrico o enormemente elegante. Era una construcción refinada, pero común. Nada fuera del otro mundo, pero no molesto a la vista.
Yo le pondría un candelabro plateado, además de unas cortinas a juego. Un piso mas claro no vendría mal, así los rayos del sol reflejarían mejor y harían que la casa fuera mas luminosa, pensó el chico, enumerando todos los cambios que haría si tuviera la posibilidad.
—Aquí es, señor —señaló el mayordomo, parándose frente a una gran puerta de cristal. Ésta, daba hacia a un inmenso jardín. Dos guardias abrieron la enorme ventanilla y los dos hombres salieron al exterior.
Una cálida brisa los recibió. Emi inhaló, el aroma de los recientes florecimientos le relajó el corazón. Tuvo la necesidad de cerrar los ojos y dejarse descansar. El olor salía de las diferentes flores plantadas. Había arbustos enteros llenos de colores. Avistaba el color de un rosa vivido; el cálido violeta; extravagantes azules; histéricos amarillos. Las diferentes tonalidades en el paisaje le robaban un suspiro y le regalaban un latido. Sintió su mente calmarse y su cuerpo tranquilizarse. Quiso explorar cada rincón de ese paraíso, pero no pudo hacerlo ya que la figura de una mujer le cubrió la atención.
—Es bueno que hayas llegado a tiempo, Emi —le murmuró Amanda con una sonrisa de boca cerrada. Sus ojos azules combinaban con su vestido cerúleo. Se vio dichoso por ese simple hecho. Su revoltoso cabello estaba rígidamente amarrado en una coleta con una banda violeta.
Me gusta mas suelto.
—Te dije que podías confiar en mí, Amanda —le recordó. Amanda asintió, y a pesar de que ya era un poco tarde para seguir el protocolo adecuado, hizo una corta reverencia.
Emi se preguntó porqué habría hecho eso ya que nunca le había dedicado el saludo apropiado. Su respuesta fue la llegada de unos padres demasiado emocionados. El padre de Amanda era alto, con una cabeza calva y los ojos idénticos a los de su hija. La madre de Amanda era baja, con el mismo cabello que su hija y unos ojos azules mas oscuros que los de su esposo e hija.
Emi se sintió divertido. Amanda había sacado lo mejor de sus padres: una cabellera libre y una mirada interesante.
—Buenas tardes, señor de Terron, encantado en conocerlo —Emi habló, inclinado la cabeza hacia el padre de Amanda
—Buenas tardes, muchacho —habló el hombre, cordialmente
—Gusto en volverla a ver, señora de Terron —la voz de Emi era excesivamente empalagosa, a lo que Amanda tenía la necesidad de rodar los ojos. La gota que calmó el vaso fue cuando Emi tomó la mano de su madre y le dio un suave beso. Su progenitora se sonrojó como adolescente. Ahí si que Amanda rodó los ojos—. Les agradezco su invitación.
—Oh, muchacho, no hay nada que agradecer —habló la señora de Terron, aún roja —. Estamos contentos de que nuestra hija haya conseguido un buen compañero —el chico sonrió, viendo de reojo a Amanda. Ésta estaba excesivamente irritada, Emi se entretuvo por eso.
—Ven, aquí vamos a comer —indicó el señor de Terron. Los cuatro caminaron hacia una mesa redonda, la cual estaba puesta en medio del jardín. Había cuatro sillas de madera oscura. Emi se sentó entre Amanda y su madre.
—Elegimos este lugar porque a Amanda le encanta el jardín. Viene todas las tardes aquí —comentó la señora de Terron, mirando a al chico.
—¿Le gustó el jardín? Nuestra familia es muy popular por la fiesta de primavera que damos cada marzo. Ya podría venir para la próxima —añadió Adrián, el señor de Terron. Amanda se sintió extremadamente nerviosa. Suponía que Emi se negaría, ya que probablemente no fuera predilecto a las flores, además que seguramente para ese tiempo ya no estarían en la relación falsa.
—Es muy fascinante. Estaré esperando con ansias la invitación —Amanda lo giró a ver con el ceño fruncido, sorprendida por su contestación. ¿De verdad le había gustado el jardín o solo estaba mintiendo?
—Terminando de comer podemos dar un paseo —ofreció la chica, con una leve amargura en su voz. Si Emi estaba mintiendo, lo averiguaría.
—Me encantaría.
Al parecer si le gustó el jardín, pensó la chica. Esa idea le hizo sonreír.
—Así podríamos recordar nuestro primer encuentro —Amanda no tardó mucho en captarlo y sus cejas se dispararon. El chico había mencionado el primer encuentro a propósito, era seguro. Amanda lo miró con irritación a lo que Emi respondió con una sonrisa "afable", pero que en realidad tenían un tinte de malicia en su naturaleza.
—Yo quiero escuchar la historia de como se conocieron —dijo Samantha, la madre de Amanda. La chica quería esconderse en los arbustos. Ésta era la prueba máxima, fracasaban en contar la historia de como se conocieron y todo se iba a la basura. Antes de que Amanda pudiera negarse, criados interrumpieron el ambiente para ofrecer la comida. La entrada era un sopa de lentejas con puerco. El plato principal un pavo con salsa de nuez y cereza. Y los acompañantes eran zanahorias y papas rellenas de una crema de ajo y queso. Emi arrugó la nariz a lo último, Amanda lo notó.
—Espero que todo sea de tu agrado —comentó el señor de Terron, probando la sopa de lentejas.
—Todo se ve delicioso —Emi evitó mirar las zahorias y papas con crema. Eso era lo único que no le parecía delicioso. ¿Crema de ajo y queso? Puaj.
—Nuestro cocinero es reconocido por su crema de ajo con queso. Es el platillo favorito de Amanda.
Claro que es la comida favorita de esa. Con lo rara que es debía tener sus gustos raros, pensó el chico.
—Se ve muy —tragó saliva, casi incapaz de mentir—, muy saludable.
—Pruébalo, te encantará —lo alentó su suegro.
—Sí —con su cubierto, enterró una papa. La crema blanca le escurría por las orillas. Emi aguantó la respiración. Posó su "delicioso" alimentó en un pequeño plato que tenía a su lado izquierdo.
—Si te gusta, ahora tendrás mas cosas en común con nuestra Amanda —Emi quería ver a la señora de Terron con unos ojos mortales, pero se decidió por una pequeña sonrisa. Debía de mostrarse cordial con sus suegros falsos.
—Yo creo que le gustará mucho —Amanda habló, y luego casi se ahogó con su risa. Su madre le pateó la pierna, pensando que era un descaro de su parte reírse. Pero Amanda no sintió ningún golpe, fue Emi quien hizo una mueca de dolor, pero trató de disimularla.
—¿Por qué no escuchamos la historia? —cambió el tema Samantha.
Oh, rayos, creí que se habían olvidado de eso, pensó la chica, debí de haber molestado mas a Emi con sus papas y zanahorias.
El silencio fue creciendo notoriamente ya que la pareja falsa no sabía como empezar. Al final, fue Amanda quien inició.
—B-bueno, yo estaba perdida... —por diez minutos, Amanda recitó las oraciones que se había memorizado en el corazón. Hablaba un poco nerviosa, pero segura de que acordaba de todo. Cuando acabó su madre tenía en la cara una sonrisa romántica.
—¡Que historia mas dulce! Cuando yo conocí a tu padre yo igual me enamoré a primera vista. Nos casamos a los días de conocernos porque el señor de aquí —tomó cariñosamente la mano de su esposo y sonrío hacia Emi, quien se veía divertido por saber que rumbo iba a tomar el relato —, no podía esperar otro segundo para...
—¡Mamá! —exclamó Amanda, lanzando una patada para acallar a su madre. Emi aguantó poner otra mueca de dolor. Ahora las dos piernas le escocían.
La madre de la chica rodó los ojos y comió un poco del pavo.
—Solo te diré que a los poco meses nació Amanda. Fue un parto muy duro, si me dejas decir. El doctor se preocupó mucho porque no podía sacarla. Eso demuestra que desde bebé es muy terca —Amanda, sonrojada, quiso hablar de otras cosas que no fueran su terquedad.
—Pero es un encanto de ella —mencionó el chico, dándole un rápido vistazo.
—No dirás eso cuando estés discutiendo con ella por cualquier tontería.
—Samantha —advirtió el señor de Terron, viendo como la cara de su hija se volvía mas roja. Para Amanda, que le recordarán todos los días de su tozudez, no era su tema de conversación favorito.
La madre de Amanda contempló por unos segundos a su esposo, confundida.
—¿Qué? Es verdad. ¿No te acuerdas de la última pelea que tuvimos? ¿Sobre el hijo del marqués? —giró su cabeza hacia Emi —. Si hubieras visto lo empeñada que estaba en no casarse con el quinto hijo de un marqués. ¡Rechazar a el hijo de un marqués! —Amanda cerró los ojos por un momento. Su madre veía la negativa de su respuesta como una terquedad y no como una realidad. Sus ojos se cristalizaron por ese simple pensamiento.
¿Eso es lo único que crees de mí? ¿Qué soy una niña terca?, pensó al chica. Abrió los ojos, pero solo se enfocó en su plato a medio comer. El hambre se le había ido.
—Ya después supimos que fue porqué ya estaba comprometida, pero fue un momento de mucho enojo para mí.
¡¿Momento de enojo para ti?! ¡Si solo pudieras saber como yo me sentí! ¡Ibas a venderme como un pedazo de carne!, quiso decir la chica a su madre, pero se refugió mejor en el silencio.
Emi notó su repentino cambió de humor, y no le gustó para nada como sus ojos se habían humedecido.
—El pavo está muy rico. La salsa le da un sabor muy dulce —dijo, evitando responder a lo que había dicho la señora de Terron.
—Le diré a nuestro cocinero sobre sus comentarios, se pondrá muy feliz —le siguió el padre de Amanda.
La chica subió la mirada, y descubrió a un Emi simpático. A un Emi que le gustaba. Su corazón latió con calidez mientras veía como el chico le había ayudado. ¿Cuál había sido la última persona que la había apoyado con su madre?
Samantha sólo supo fruncir los labios al notar que había sido ignorada.
_______________________________
Palabras: 1754
¿Qué piensan del padre de Amanda?
¿Y de la madre?
¿Nos gusta la actitud de Emi? Yo digo que sí.
Instagram: chica_violeta_
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro