Cuando Izuku terminó de comer suspiró y se echó contra la silla, se sentía bastante lleno, al parecer la comida extraña no estaba tan mala. Vio como los demás terminaban de comer también, incluso Denki se miraba más relajado y su rostro tenía una expresión de agradecimiento.

Izuku sonrió con suavidad sobando su panza tranquilamente, al mirar hacia su lado notó que el rubio también estaba terminando de comer lo suyo, esa enorme boca daba gigantescos bocados a la comida y la terminaba con solo un par.

Daba algo de miedo ver esos dientes filosos cortar y rasgar fácilmente todo lo que caía en su boca como si fuera nada.
El pecoso dejó escapar un suspiro cuando miró como esa lengua grande y larga se pasaba por los labios del mayor.

—Ya terminé y tengo sueño. —la voz del bicolor al frente suyo hizo que despegara la vista del rubio, Shouto tenía un rostro soñoliento y parecía que realmente necesitaba algunas horas de sueño—. Inasa llevame a dormir.

—Claro que sí, lo que digas. —el mayor de escamas negras contestó alegre y obediente tomando al Omega entre sus brazos para recostarlo en su pecho—. Llevaré a mi hembra a dormir, los veo después.

El mayor desapareció por la puerta abierta del comedor, Denki miró lo que había hecho el Omega bicolor y después miró al lagarto gigante mutante, ¿Ellos no eran tan malos no?

Al pensarlo bien, desde que llegó había sido tratado con amabilidad y gentileza por ellos, sin contar sus aparencias y lo loco que estaban los otros omegas, se podía decir que todo estaba bien.

El rubio pasó una de sus manos por su antebrazo para acaricarlo, le dolió levemente pasar por un moretón, ese lagarto era más humano que todas las personas que antes había conocido, incluso lo había tratado con una gentileza que nunca antes había sentido.

Aunque sí, fue algo traumante que de repente un alienígena apareciera de la nada para tomarlo como su pareja, no quería admitir por completo, le había gustado, aún. No ese gran tamaño, fuerza y dureza. La sensación fue suave y tranquilizadora, su cuerpo que tocado, besado y adorado de una manera que pensó no tener jamás.

De todas formas les tenía miedo, no tanto como antes, pero aún quedaba algo de ese temor incrustado en sus entrañas, sin embargo, Kirishima Eijiro, ese lagarto había sido tan bueno con el, tratándolo mejor que cualquier otra persona en su vida miserable, que no pudo evitar que sus barreras fueran cayendo de a poco.

—¿También te sientes cansado? ¿Quieres dormir? ¿O tienes energías para dar un paseo por la nave? —el rubio se sobresaltó al escuchar como el de escamas rojas se acercaba a el inclinando su cuerpo mientras seguía sentado al lado suyo—. ¿Que ocurre?

Denki pudo notar su preocupación, sus ojos rojos brillantes y llenos de inocencia mezclado con amor. ¿Cuando fue la última vez que alguien lo miró así? ¿Con tanta adoración?

La última persona que se había preocupado tanto por el alguna vez fue su madre, pero hace tanto que ya no la veía que recordarla dolía, nunca supo que fue de ella o a donde iría, aunque siempre la extrañó y esperó por ella, nunca regresó.

Y ahora estaba allí, sentado en una mesa donde sus pies no tocaban el suelo con una especie que no era de su planeta, recibiendo la atención y el cariño que siempre se le negó.

Denki no pudo evitar que sus ojos se llenarán de lágrimas, ¿Estaba mal querer algo así? ¿Tener un poco de amor en su vida?

—¡O-oí!, ¿Por qué lloras, dije algo malo? —el de cabellos negros lo cargó antes de que se diera cuenta, se tensó cuando vió como el más grande llevaba una mano en dirección de su rostro, pero a cambio de lo que creyó, sintió una suave caricia en sus mejillas mojadas—. No pasa nada, si no quieres hacer nada está bien.

Un pequeño sollozo escapó del rubio antes de abrazara al más alto, Denki sintió como las escamas duras del lagarto se ablandaban ante su toque, no sabía cómo pasaba eso, pero lo hacía sentir bien, pues las escamas blandas eran calentitas.

—Q-quisiera dar una vuelta. —murmuró en respuesta después de calmarse un poco, las manos escamosas seguían pasando, por su espalda ésta vez, suavemente con cariño. 

—¡Bien, vamos de una vez!, ¡Te enseñaré lo más varonil de todo el lugar! —el de cabellos negros estaba feliz, parecía que al fin su hembra lo estaba aceptando, salió rápidamente del comedor sin poder evitar que su escamosa cola se moviera ansiosa tras suyo mientras caminaba.

Izuku, quien había visto todo junto a su pareja, no pudo evitar dejar escapar un pequeño chillido de emoción, parecía que Denki al fin estaba dejando de lados sus miedo y se adaptaba un poco más a su ambiente.

—Es una buena señal, la incubación de los huevos es mejor cuando la hembra tiene sus emociones estables. —habló el rubio internamente orgulloso de su compañero, aunque no lo admitiría en voz alta.

El pecoso miró al rubio un momento mientras que asentía con su cabeza despacio, de todas formas, los cachorros también era igual, lo mejor era llevar un embarazo lo mejor posible para que el feto no llevase ningún tipo de problema.

Aunque, hablando de incubación y huevos.

—Oí Kacchan, ¿Me explicas cómo es este embarazo exactamente? —preguntó el pecoso extendiendo sus manos hacia el rubio con un claro mensaje.

Katsuki sonrió tomando entre sus brazos a su pequeña cosita, agachó levemente su cabeza para darle un beso y morder sus labios con cuidado, sabía que sus dientes podían ser muy filosos.

—Eres muy curioso y eso me gusta, aunque la información completa te la darán en mi planeta eso no significa que no pueda darte un adelanto. —el rubio pasó una de sus manos deslizando por la suave piel del pecoso hasta llegar cerca de su intimidad—. Sin embargo, quiero algo antes de charlar, necesito comer de mi postre humano.

—P-pero Kacchan, ya lo hicimos hace poco… —Izuku sentía que sus caderas se iban a partir si seguía con ritmo como ese, no era que no quisiera, pero estaba bastante curioso de saber cómo sería un embarazo—. Kacchan por favor.

El pecoso miró al rubio con ojos suplicantes, y Katsuki sintió que era momento de sacar provecho de eso, quizás su cosita no lo sabía, pero había acabado de caer en una trampa.

—¿Hum?, ¿Que tienes para ofrecer?, Si nada me convence tomaré tu trasero aquí mismo, no creo poder aguantar tanto las ganas de introducirme en ese delicioso trasero apretado tuyo. —la cola de Katsuki se balanceaba suavemente tras suyo, mientras veía divertido como el rostro del más pequeño se volvía rojo, tan rojo como esas deliciosas frutas de su planeta a las cuales le encantaba comer por su picor.

—¡N-no digas esas cosas! —el pecoso exclamó con vergüenza ganándose una risa burlona del mayor—. Kacchan es un pervertido…

—No soy un pervertido, cosita. Solamente me gusta el placer, también me gusta darte placer, es algo que adoro y quiero dártelo ahora. —Katsuki depositó suavemente al pecoso sobre la mesa, lo bueno era que tenía la altura perfecta para poder tomarlo allí sin problemas—. Y como dije; si me ofreces algo que me llame la atención puede primero te dé la información que quieras y después mi premio.

Izuku se mordió el labio inferior indeciso, no era justo para el tratar de pensar en algo cuando las manos del rubio se paseaban por sus muslos, y más arriba. 

—Y-yo… haré lo que quieras después si me dices las respuestas a las preguntas que te haga. —no sabía si era una propuesta o no, pero no se le ocurría mucho en realidad.

—¿Lo que yo quiera?, ¿Lo que te pida sin restricciones? —la cola del rubio se movió ansiosamente tras de ellos ante la propuesta del pecoso, quien asintió ya no muy seguro de lo que dijo—. Bien, recuerda que ya no te puedes echar para atrás ahora.

Katsuki ronroneó complacido mientras tomaba de nuevo al pecoso entre sus brazos para cargarlo, lo llevaría a su habitación y allí mismo lo tomaría una vez que saciara todas las preguntas de su linda cosita.

Izuku sentía que el mismo se había puesto una soga en el cuello, ya estaba metido en la boca del lobo sin salida y lo peor era que ese lobo escamoso tenía mucha hambre. Quiera dios y no salga de esa habitación en una silla de ruedas, aunque probablemente lo haría.

No pasó mucho para llegar la habitación del rubio, Izuku fue depositado en la cama al frente del mayor, quien se cruzó de brazos y le hizo una seña para que empesace con las preguntas.

—B-bueno, ¿Cuántos meses dura la gestación? —el pecoso preguntó haciendo que el rubio asintiera levemente antes de responder.

—Ocho meses humanos, ahora tienes cinco y medio, o sea que te faltan dos meses y medios para que nazcan. —el rubio dijo haciendo que el pecoso soltara un pequeño jadeo, ¡Solo iba a tener dos meses de embarazo!

—V-vaya, antes habías mencionado que habían varios huevos dentro de mí, ¿Cuántos? ¿Nacen todos? —ante la pregunta, Katsuki se tensó levemente, Izuku pudo verlo.

—Verás, normalmente los machos pueden engendrar tres huevos en una hembra en una sola noche, una vez al año, sin embargo, hay que anticipar que no todos los huevos sobreviven, en algunos casos, ninguno. —el rubio le respondió con sinceridad y el pecoso no pudo evitar que un escalofrío recorriera su cuerpo.

Tocó su vientre con cuidado por encima, ¿No todos iban a sobrevivir?, No quería eso, Izuku quería que todos nacieran, sus tres cachorros tenían que lograrlo.

—No te pongas triste, eso es algo natural para nosotros, no todos son fuertes para poder conocer el universo. —Katsuki pasó su manos por el rostro del pecoso con cariño, aunque también quisiera que sus tres crías nacieran sabía que eso no podría pasar, habían tantas posibilidades negativas como positivas.

—Y-yo sé que van a lograrlo, p-pero mejor no hay que pensar en eso ahora. —para Izuku era lo mejor, no quería ponerse triste sin saber en un momento como ese—. ¿C-cómo son los pequeños cuando nacen?

—Son unas cositas preciosas, vi algunos vídeos en donde las crías recién nacidas son pequeños bultos blandos y chillones, así como tú. —respondió el rubio haciendo que el pecoso hiciera un puchero involuntario—. Sus escamas son bastante blandas y sus colitas son diminutas, no tienen dientes ni sus cuernos, apenas si tienen algo de color y cabello.

Izuku pudo ver como el rubio hablaba con un brillo en sus ojos rubí que pudo identificar como anhelo, Katsuki quería tener algo como eso que decía, una pequeña parte suya diminuta y blanda, verlos crecer y hacer sus propias vidas.

E Izuku quería dárselo y también vivirlo, en ese momento se sentía tan querido, necesitado y amado, no quería cambiar lo que estaba viviendo ahora.

—El parto es natural, sé que las hembras en tu planeta pueden hacerlo también, las bolsas en los que los huevos están envueltos se rompe y el líquido se desborda, lo que sería en tu planeta "romper fuente". —habló el rubio haciendo comillas con los dedos—. Después de que nacen son llevados a una cápsula en donde pasan tres días de revisión para saber si están sanos y sus desarrollos han sido cumplidos de manera exitosa.

—¿Y-ya como son los pequeños que no lo logran?, ¿Cómo nacen ellos? —a veces Izuku maldecía a su lengua que siempre soltaba las cosas que debería de pensar dos veces antes de decirla, pero lo hecho, hecho estaba.

El pecoso observó cómo Katsuki se volvió a tensar levemente otra vez, le miró con algo de melancolía y tristeza antes de suspirar.

—No nacen, simplemente sale una masa viscosa. —el rubio le contestó e Izuku sintió como su corazón se encogía, no le gustaba verlo así, gateó hasta llegar al rubio se acomodarse cerca suyo, tomando el rostro escamoso entre sus manos.

—Naceran todo sanos y bellos Kacchan, serán las crías más increíbles de tu planeta. —el pecoso murmuró bajito antes de dejar un suave beso en los labios del rubio, quien sonrió pasando una de sus manos por el vientre hinchado del pequeño.

—Por una mierda que serán los más bellos del planeta, todos le tendrán envidia a mi hembra por darme los mejores hijos que puedan existir. —Izuku rió divertido y enternecido por la declaración del mayor—. Bueno, sigue con tus preguntas, aún tengo que cobrar una recompensa.

(...)

Llegó por quién lloraban chikitas grrr
XD

Espero que les haya gustado el capítulo. UwU le saqué tiempito ya que había terminado temprano con mis tareas.

Zaorycast. ✨✨