Capitulo 3: Planeta Idai.
Izuku se removió sintiendo su cuerpo pesado, ¿Dónde estaba?, No sabía, pero todo le dolía.
Quizás le había pasado en el trabajo, tocó alguna sustancia que no debía y por eso se sentía mal. Pero por lo menos su cama se sentía muy cómoda, aunque sabía que pronto debía de levantarse y alistarse para ir a limpiar.
Si no, perdería el trabajo y le tocaría tratar de encontrar otro, sería fastidioso si eso pasara.
Trató de levantarse aunque su cuerpo pedía y chillaba por seguir durmiendo.
Frotó sus ojos para poder enfocarse más a su alrededor, toda su habitación era de un color gris metálico, unas luces led en blanco con poca iluminación en las paredes y en el techo.
Había algunos aparatos en la habitación que estaban encendidos de modo futurista, como esas películas del futuro donde todo es tecnológico.
Izuku parpadeó un par de veces y se volvió a frotar los ojos. Al mirar todo otra vez se dió cuenta que nada cambió, ¿Tan fuerte había sido la sustancia no conocida que había ingerido por error?
—¿Pero que…?- no era su cama, ésta era enorme, como más grande que las camas matrimoniales y larga, las sábanas suaves y gruesas eran de un color verde metálico, todo era de ese color en ella.
Trató de bajarse, casi se cae al hacerlo, la cama era más alta de lo que había imaginado, pero no pudo apreciarla mucho, un dolor en sus caderas y sus piernas le hicieron jadear, casi se deja caer al suelo por sus piernas débiles.
Notó también, que solo traía un camisón largo de color blanco puesto, era casi transparente y también, su panza se sentía algo hinchada, al tocarla jadeó tembloroso. Tenía un bulto, como si tuviera varios meses en cinta.
—¿C-cómo es p-posible…?- se preguntó alterado y confundido.
Recuerda que estuvo limpiando la instalación, y que después fue informado que debía de limpiar una sala especial, y después, después había aparecido un lagarto mutante que…
—¡Aaaahh, lo hice con un lagarto!- Izuku llevó sus manos a su cabello para revolver los histérico, ahora que lo pensaba, las cosas esa que sintió caer dentro de su vientre.— ¿S-significa que estoy embarazado?
No era humano, eso lo supo desde el primer momento que lo vió y si lo habían hecho significaba que ahora podría estar en cinta, ¿Al estar en cinta del lagarto su vientre iba a crecer más rápido que un embarazo normal?
Era una posibilidad muy grande, tampoco sabía si su cuerpo estaría sufriendo cosas por eso, no estaba seguro de que pasaría. Pero debía hacer algo pronto, aunque quizás debía averiguar la salida de ese lugar.
Izuku buscó rápidamente lo que sería la puerta del lugar y fue hasta ella como pudo, cojeaba un poco al caminar, el dolor en sus piernas y su cadera no se iban a ir pronto, de eso estaba seguro.
Cuando se estaba acercando a la puerta ésta se abrió, el pecoso se asustó pensando que alguien iba a entrar. Pero al parecer era automática, y se había abierto cuando estaba cerca.
Suspiró aliviado por eso, quizás la suerte le estaba sonriendo por una vez en su vida. El pecoso aprovechó la oportunidad y salió despacio del lugar, trató de no hacer mucho ruido, afuera de la habitación había dos pasillos, uno en cada lado.
Izuku tragó saliva al no saber a dónde ir ni siquiera sabía en dónde estaba. Tenía que ser cuidadoso al caminar por algunos de ellos, pues no sabía si era una base secreta del lagarto o si habían más de ellos en alguna parte.
Siguió por el pasillo de la izquierda, lento pero seguro, había más puertas en otros sitios y salas con cosas extrañas que prefirió no tocar. Cuando estuvo pasando por un pasillo se encontró con grandes ventanales de vidrio, pero eso no fue lo sorprendente, lo sorprendente era lo que se podía mirar afuera.
—¿Qué diablos…?- Izuku sentía que estaba en una película de ficción o mágica, era increíble e imposible que pudiera estar alucinando en ese momento.
No sabía exactamente qué estaba pasando, pero podría jurar que lo que veía a no muy lejos era un planeta, las constelaciones del cielo se miraban diferentes, al mismo tiempo tan cerca.
La tierra fuera de las enormes ventanas era de un color que nunca había visto, naranja y rojiza, desértica.
Tragó en seco, sintiéndose maravillado y al mismo tiempo asustado, no sabía si era un sueño lo que veía, pero no se creía capaz de imaginar algo tan increíble como eso.
—¿Te gusta la vista?- Izuku casi grita al escuchar esa voz tan cerca de su oído, tembló levemente cuando sintió como una mano grande tocaba su cuerpo e iba hacia su panza algo hinchada.— aún no hay ninguna anormalidad, eso significa que te has adaptado bien.
—¿A-adaptado?- se preguntó el pecoso, fue más para sí mismo, aunque, ya lo había imaginado, estaba en cinta del lagarto.
—Así es, tu vientre ha recibido bien mis crías.- Izuku sintió como el rubio lo tomaba en sus brazos para alzar lo, incluso le había dado la vuelta para quedar frente a frente.— serán hermosas, eso lo tengo por seguro.
Izuku podía ver un brillo en esos ojos rubí afilados, era un brillo de anhelo, pero aún así estaba asustado y se sentía un poco usado, ¿Iba a ser solo una incubadora de ahora en adelante para cachorros lagartos?
No era exactamente como imaginó que sería su destino, pero, no podía hacer nada, no sabía en dónde estaba y además tampoco conocía nada del lugar, era solo un ratón en un laberinto, y lo peor era que el gato con escamas se lo sabía de memoria.
—Hay que esperar a los demás antes de irnos, aparentemente soy el primero en volver.- comentó el más grande mientras caminaba por los pasillos del lugar, Izuku no sabía a donde lo estaba llevando, y tenía curiosidad por preguntar, pero no estaba seguro.— sé que quieres saber muchas cosas, tu cara es muy expresiva, pequeña cosita.
—A-ah, bueno…- había sido descubierto fácilmente, además, ¿Que era eso de “cosita”?, Lo avergonzaba mucho que le llamara así.— es Izuku Midoriya, no cosita.
—Comparado a mí, eres pequeño y blandito, una pequeña cosita.- Katsuki rió divertido al ver el puchero que formó el pecoso, era divertido llamarlo así por el pequeño sonrojo que se formaba en sus mejillas, era algo lindo.
Se preguntaba, ¿Por qué los viejos no los mandaron a esa misión desde antes?, Pudo haberse encontrado a esa cosita hace mucho, incluso podría tener ya a sus crías nacidas, pero el tiempo era algo con lo que no se metían, así no podía hacer nada más que conformarse con lo que tenía ahora.
—¿D-dónde estamos?, Mejor dicho, ¿Ha dónde me has traído?- preguntó el pecoso después de unos segundos de silencio, en ese momento habían entrado a una sala a la que Izuku pudo decir que era como el comando del sitio.
Habían muchos controles y botones con símbolos extraños que no conocía, además un asiento al frente de un comando un poco más grande que los otros.
—Justo ahora, estamos en la nave nodriza que aterricé sobre el cuarto planeta de tu sistema solar, al que ustedes llaman “Marte”.- informó el rubio, haciendo que el pecoso abriera la boca y la volviera a cerrar.
—¿Q-qué?- preguntó Izuku sin creer nada.— ¿M-me estás diciendo que no estamos en la tierra?, ¿Y de paso en el espacio?
Katsuki asintió, sabía que salir de la nada a otro planeta para los habitantes de la tierra aún era algo imposible, pero él le mostraría a su hembra todo lo que podían hacer.
—Es cierto, yo no soy de tu planeta, aunque eso pudiste haberlo imaginado.- comentó el rubio, caminando hasta el asiento al frente de los controles y acomodarse allí, con el pequeño humano sobre su regazo, hundió un par de cosas y pronto apareció un holograma con su planeta de origen al frente suyo.— ese es mi planeta. El A-X 32,183, Idai, en tu idioma “grandeza”, fue llamado así ya que es el planeta más grande de nuestro sistema solar.
Izuku tenía un cortocircuito en su cabeza, no podía procesar tanta información tan rápido, su mente se iba a romper en cualquier segundo. Debía ir por partes o de verdad iba a quemar sus pobres neuronas.
—E-entonces, eres un lagarto mutante de otro planeta.- dijo el pecoso mirando como el rubio lo veía con una ceja alzada.— bueno, tienes la apariencia de un reptil, p-pero, has ido la tierra y me has tomado para llenarme de… ¿Tus crías?, ¿Por qué?
Izuku vió como el rubio quitaba su expresión divertida y la ponía algo sería, sus labios en una dura línea recta.
—Mi especie está por extinguirse, tuvimos una baja en nuestra población tan grande que si hubiéramos seguido así, en unos cuantos años vamos a desaparecer del universo, por eso estamos en busca de hembras compatibles con nosotros en otros planetas para poder reproducirnos.- el pecoso escuchó todo atentamente, una parte de él sintiendo lástima por la especie en peligro del rubio, pero aún así, le parecía algo malo que secuestren a personas de otro planeta.— en momentos de crisis se usan medidas desesperadas, pequeña cosita.
El peli-verde se sonrojó hasta las orejas lleno de vergüenza, no sabía si el rubio era muy observador o el era muy obvio, de todas formas no importaba, lo que importaba en ese momento era que había sido sacado de la tierra e iría a otro planeta.
No sabía por qué, pero una parte suya estaba emocionado por eso, o sea, ¡Estaba en una nave espacial extraterrestre, en Marte e incluso iría a otra parte del universo!, Era lo mismo que ver a un unicornio montado por un elfo sobre un arcoiris. Prácticamente imposible. Izuku miró el planeta del holograma al frente de ellos, era bonito, un cruce entre naranja, azul y verde se podía notar.
—¿Por qué la tierra?- preguntó el pecoso mirando con curiosidad al rubio.— dijiste “otros planetas”, ¿Hay más planetas habitados en el espacio?
—Hay millones de planetas habitados, aunque muchos de ellos no están tan desarrollados como para saber que hay otros seres vivos aparte de ellos, y otros sí lo están, como nosotros, vamos y venimos cuando queremos de un lugar al otro, somos conocidos en otros planetas que tienen especies exploradores igual que nosotros.- respondió Katsuki, aunque sí, conocía especies de otros planetas, no eran muy compatibles que digamos, algunos eran muy diferentes físicamente y en otros tenía que usar un traje siempre para poder respirar, podría morir si no lo hacía.— así que, pequeña hembra, incluso especies como nosotros tenemos problemas graves.
—No soy hembra, soy un Omega masculino, las mujeres de mi planeta son muy diferentes a mí, con pechos grandes y ahí abajo también es diferente.- informó el pecoso, le pareció extraño que le llamase “hembra”, era igual de vergonzoso que “cosita”, no era un cachorro para ser llamado así, aunque con la explicación que recibió de rubio hace un momento lo entendía un poco.
—Agh, ustedes los humanos están haciendo difícil todo. Hombre, mujer, da igual, si tienes un útero eres hembra. Y si puedes dejar en cinta a alguien eres macho, no importa lo demás.- el rubio dijo con una sonrisa divertida, e Izuku sintió que tenía la razón, aún así, le costaba acostumbrarse a algo como eso.
—Entonces yo, ¿Yo seré solo una incubadora de crías?- preguntó el pecoso algo triste por eso, solo sería usado como un experimento por el lagarto alienígena para ver si podían reproducirse, se sentía como conejillo de India en un laboratorio.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo del pecoso cuando sintió eso ojos rasgados mirarlo fijamente de manera seria, tragó en seco cuando vió como una de sus manos grandes se iban acercando a su rostro, aunque solo fue para acunarlo de manera suave.
—Nuestra especie normalmente escogen una pareja para toda la vida, por eso nosotros sabemos lo difícil que es hacer esta misión, y fuimos escogidos especialmente para ella, sabemos los riesgos que hay.- Izuku sintió como los brazos escamosos del rubio lo atraía más hacia él, acercándolo a su rostro.— sabemos lo difícil que será para los nuestros, encariñarse con una hembra, pero que después no sea compatible con nosotros y muera.
El corazón del pecoso latía rápidamente en su pecho, tan rápido que podría hasta sentirlo latir en sus oídos. Entendía lo que había querido decir, ellos no solo serían incubadoras, si no, una pareja de por vida, era algo tierno, pero peligroso a la vez, entendía un poco los riesgos que decía sobre buscar pareja de otra especie que no fuese compatible con ellos.
Una pequeña alarma en el comando hizo que saliera de su ensoñación, en un proyector se vió como una pequeña lucecita de color blanco parpadeaba repetidamente.
—Parece que alguien más regresó también.- el rubio dijo mientras se levantaba de donde estaba, Izuku era cargado nuevamente y llevado por los pasillos de la nave.
La verdad el pecoso no sabía cómo sentirse, una parte de él estaba algo emocionada, pero la otra muy preocupada, ¿Debía hacerle caso a la razón o a su emoción?
(...)
Entonces, ya Izuku sabe que tendrá trillizos, ok, no, aún no lo sabe. Pobre trasero pecoso 👁️👄👁️
Kakakdjaj
Aún no se me ocurre un buen nombre para llamar a la especie de Kacchan, aceptó sugerencias UwU
Espero que les haya gustado el capítulo.
Zaorycast.✨✨
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