Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15: Comienzo.

Denki sabía que haber dejado su hogar de esa manera tan precipitada y vivir solo en un lugar desconocido no iba a ser fácil.
Buscó en una tienda de segunda mano algo de ropa, encontrar un trabajo no le era fácil y dormir en un sitio cómodo era aún más difícil.

Aparte de eso tenía que cuidarse de cualquier cosa, siendo un Omega y que no estuviera en un lugar seguro, lo hacía muy vulnerable. Solo tenía un par de días en la calle y se sentía morir, pero debía de hacer algo pronto, encontrar un trabajo rápido y un lugar en donde quedarse.

Sin embargo, sus planes fueron interrumpidos una noche, había encontrado un lugar lejos de la lluvia bajo un puente, aunque no era seguro para invasores que siempre buscaban aprovecharse de los más débiles, era tarde cuando escuchó pasos y risas provenir de personas desconocidas.

—¿Ven? Que les dije, vive aquí. —murmuró uno de los desconocidos y Denki entró en pánico, eran dos alfas y tres betas.

Nada bueno iba a salir de esa situación, nada, estaba más que en clara desventaja y no podría defenderse aunque quisiera, estaba seguro que si le daba un puñetazo a alguien, él era quien iba a terminar con la mano rota. El pensamiento solo hizo que tuviera más miedo, su aroma saliendo de él como una nube amarga extendiéndose rápidamente.

—¿Tienes miedo, eh, puta? Si chupas nuestras pollas bien, quizás podríamos considerar no ser tan rudos con tu trasero. —ellos se rieron, y Denki quiso correr, debía de hacerlo.

Se dio la vuelta para alejarse, sin embargo, un alfa salió de la nada al frente suyo y lo tomó del cabello. Soltó un chillido de dolor al sentir como su cuero cabelludo era jalado, fue arrastrado y llevado al frente en donde estaban los otros tipos.

De seguro que se había metido en territorio de alguna pandilla, aún así, Denki sabía que no importaba lo que les dijera, ellos no lo iban a dejar en paz hasta hacer y deshacer con él, ellos solo utilizarían su cuerpo hasta morir. Tenía miedo, al caer al suelo se protegió el rostro con sus brazos,por suerte tenía puesto una sudadera y eso lo libró de algunos raspones.

—Vamos, ¿No piensas decir nada? Es lindo escucharlos cuando ruegan para que nos detengamos. —el líder de esa banda se rió con cinismo, el Omega miró a los lados notando que estaba rodeado, estaba perdido.

—Están enfermos, ¡Malditos enfermos, mueranse! —les gritó sin dar su brazo a torcer, no le importaba lo que le fuera a pasar, de todas formas ellos no le iban a tener piedad de ninguna forma.

El alfa se puso serio, y los demás se acercaron hacia él, sabía que los molestó. Denki solo se resignó a su final y esperó por los golpes, aunque, la cosa fue que nunca llegaron. Una sombra se movió entre la oscuridad de manera habilidosa, jaló a los alfas y los estrelló contra el suelo o la pared.

Los betas sufrieron el mismo destino, Denki no pudo percibir quién era, pues solo era una mancha borrosa entre la oscuridad. Miró a todas partes con su rostro pálido y algunas lágrimas en sus mejillas, ni siquiera se había dado cuenta de cuando empezó a llorar, y no le importaba.

—No es muy varonil atacar a una hembra de esa manera y es menos varonil herirla, ese tipo de cosas en mi planeta se castiga con mutilar nuestros cuernos —de repente una voz sonó a las espalda del rubio, quien se giró rápidamente para ver quién era—, pero no estamos en mi planeta, y por lo que he visto la mayoría de los machos son así, siento lástima por ésta especie, a este paso no van a durar tres siglos.

El Omega abrió los ojos con asombro y miedo, algo, no alguien, algo gigante y de color rojo que parecía estar llenos de escamas como un lagarto, estaba parado allí mismo, a menos de tres metros. Aparte de alto y su color llamativo, podía ver una cabellera negra junto a una mirada rojiza. Dientes filosos y un par de cuernos, esa cosa rara le estaba sonriendo, no de una manera escalofriante.

Más bien, era como una sonrisa tranquilizadora, aunque esos dientes que parecían de tiburón no ayudaban a relajarse para nada. Se echó hacia atrás cuando lo miró acercarse, y al final terminó apegado a una pared sin más escapatoria.

¿Cómo era que solo a Denki le podían ocurrir esas cosas?

No sabía porqué la vida lo odiaba tanto, pero ahora estaba allí, entre la pared y un lagarto mutante que se le acercaba cada vez más. El aire se atascó en los pulmones del rubio cuando el de escamas rojas se le acercó y se agachó a su altura.

—¿Te encuentras bien? Espero que ellos no te hayan hecho nada malo antes de que yo llegara —la cosa, o eso le habló y Denki sintió que dejar de respirar no había sido una buena idea.

Su vista empezó a nublarse y en un segundo todo se puso oscuro, aunque sintió que antes de caerse al suelo frío algo lo atrapó. De alguna manera que no pudo explicar, ni podría, se sintió que estaba bien, esos brazos cálidos lo hicieron sentir seguro.

(...)

Cuando despertó, lo primero que hizo fue sentarse de golpe, aunque después se sintió algo mareado, pero dejando eso de lado. Todo era diferente, estaba en una enorme cama con sábanas de color gris y el cuarto parecía ser hecho de metal.

—¿Dónde estoy? —se preguntó a sí mismo y trató de recordar lo que había pasado, no sabía cómo fue que llegó a ese sitio—, ¿Hola? ¿¡Hay alguien!?

Preguntó al aire, trató de bajarse de la cama y casi se cayó al ver que era algo más alta de lo usual. Caminó con miedo y quiso buscar alguna manera de salir, sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, una puerta se abrió y dejó entrar al gigante escamoso.

La boca de Denki se secó, incluso para mirar el rostro de esa cosa tenía que alzar bastante su rostro. Estaba seguro que si paraba al frente apenas podría llegar a sus pectorales, los cuales parecía no tener pues estaba cubierto de escamas.

—¿¡Qué eres y qué es lo qué quieres de mí!? —gritó con miedo y retrocedió hasta que llegó a la orilla de la cama, debía pensar seriamente en cómo escapar.

—¿Lo que quiero? Bueno, sinceramente; unas hermosas crías contigo, eres muy bella —Kirishima sonrió mientras se acercó a la pequeña hembra, sabía que no era varonil hacer que tuviera miedo de él, pero sabía que no era su culpa, los humanos nunca había conocido otra especie inteligente que no fuera la suya—. Soy Kirishima Eijiro y quiero que seas mi hembra.

Comentó el de cabellos negros mientras se agachaba a la altura de la rubia, por más que quisiera hacer un cortejo como era debido y del que sus padre le habían dicho, no podía. Tenía estrictas órdenes de encontrar a una hembra que le gustara y ver si su veneno era compatible con ella para poderla llevar a su hogar.

Era una tarea peligrosa e iba en contra de las reglas de su planeta, sin embargo, la supervivencia de toda su especie dependía de esa misión. Aunque fueran guerreros, aunque fueran exploradores y su tecnología fuera avanzada, nada los preparó para aquella letal enfermedad que acabó con casi todas las hembras de su planeta.

—¿C-crías? ¿T-tu hembra? —la voz temerosa de la pequeña hembra le hizo salir de sus pensamientos, parecía estar pensando en lo que dijo. Eijiro sonrió, era linda, su cabello rubio y sus ojos dorados, además de ese aroma cítrico y fresco, como tomar un vaso de eisnk bien frío después de un buen entrenamiento. 

—Sí, apuesto a que serán muy bellas, yo cuidaré de ellas y de ti, haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz —el mayor agarró entre sus brazos al rubio, quien se tensó visiblemente, no quería ser comida de lagarto mutante—, por cierto, ¿Cual es tu nombre?

—Soy Kaminari Denki, ¿P-podrías dejarme de nuevo bajo el puente? No me gusta esto —murmuró el rubio, sintió como era puesto de nuevo en la cama y el más grande no se apartó, al contrario, parecía acercarse cada vez más a su cuerpo—, ¡¿Oye, qué estás haciendo?! ¡No me to…!

Fue un movimiento rápido, el escamoso lo tomó de su rostro y dejó descubierto su cuello, dientes filosos perforaron su piel justo sobre su glándula principal del aroma. Su cuerpo se sentía como si se fuera a quemar desde su parte superior, pronto, ardía por completo, y su respiración se agitó.

—Perdón, no es varonil de mi parte inyectarte mi veneno sin tu consentimiento, prometo que si no eres compatible conmigo te llevaré de vuelta a tu planeta. —Eijiro acomodó a la hembra en la cama, miró como el veneno la tenía prácticamente paralizada y posiblemente en shock.

A los pocos minutos la habitación se empezó a llenar de un aroma dulce, cargado de deseo y abrumador. Las pupilas de Eijiro se volvieron rendijas ante su propia excitación ir creciendo, la hembra de cabellos rubio jadeaba sonoramente y se revolvía en la cama sin cesar.

—¿P-por qué? S-se supone que faltaba casi un mes… —Denki apenas pudo hablar, seguramente había sido por la mordida, creyó que cuando el lagarto dijo "veneno", era algo para matarlo más rápido.

Sin embargo, lo que hizo fue adelantar su celo, odiaba su celo, mayormente se controlaba con los supresores que se podía comprar, pero cuando no, tenía que encerrarse en su habitación y pasar allí tres días. Solo, apenas con algo de agua y galletas para pasar el hambre en sus momentos de lucidez.

Lo peor del caso era que sus celos eran fuertes y no recordaba mucho que pasaba cuando los tenía, su parte racional se iba al carajo y su instinto lo dominaba por completo. En ese momento, mantener el control era muy difícil, su ropa le estorbaba y sentía que se estaba mojando demasiado rápido.

Sin poderlo evitar, estiró sus manos hacia el potencial, pero sobre todo único, alfa que estaba en la habitación. Ese aroma a especias y hierbas aromáticas lo estaba volviendo loco, Denki ya no podía controlar su cuerpo, no tenía supresores y lo único que quería era calmar ese instinto que lo controlaba.

—A-alfa~ —gimió con sus mejillas rojas y su mirada vidriosa, no lo quería, pero lo necesitaba, ese alfa era lo único que podía aplacar su celo, además, mirándolo bien, era guapo.

—Ah, me alegra que seas compatible conmigo —el de cabellos negros sonrió feliz, sacó rápidamente la ropa de su hembra hasta dejarla desnuda por completo, tuvo que controlarse bastante para no tomarla como una bestia, no, Kirishima quería que su primera vez con su pareja fuera suave.

Se tomó su tiempo, besándola, dejando ligeras marcas en su cuello y hombros, deleitándose con cada gemido que dejaba salir, después bajó por su abdomen y llegó hasta sus partes íntimas. Su boca pudo tomar sin problemas la pequeña polla de la rubia.

—¡Ah!~ n-no podré… ~ —Denki gimió fuertemente arqueando su espalda cuando un espasmo lo recorrió por completo y se corrió.

A Kirishima no le importó que Denki se viniera en su boca sin aviso, tragó todo y después se irguió, dejó que sus escamas en las pelvis se retrajeron y dejarán salir su polla. Erecta, caliente y chorreante, lista para impregnar a la hembra con sus huevos.

Notó como los ojos dorados de su rubia se abrieron con sorpresa, algo de miedo y deseo, Eijiro sonrió con orgullo, haría sentir bien a su pareja. Su padre siempre le decía que debía ver qué su pareja pudiera disfrutar del coito, así la enamoraría más.

Le gustaba como era su padre, bastante varonil. El pelinegro acomodó mejor al más pequeño, abrió bien sus piernas y alineó la punta de su polla con la pequeña entrada rosa y húmeda, presionó con fuerza dándose paso poco a poco.

—¡Ngh! ¡M-muy... grande!~ —Denki rodó los ojos hacia arriba por la sensación que le daba esa enorme polla, nunca había estado con nadie, así que no podría compararlo aunque quisiera.

Eijiro no se detuvo hasta que toda su longitud entró por completo, un jadeo salió de su boca al sentir como toda su polla era envuelta en un calor mojado y suave, era sensacional, nunca había pensado que estar dentro de una hembra sería tan magnífico.

—J-joder, te sientes bien, delicioso y apretado —el pelinegro gimió ronco, empezó a mover sus caderas de manera lenta pero profunda, saliendo casi hasta la punta y entrando hasta el fondo de una estocada.

Denki solo podía gemir, su interior era abusado de una manera placentera y su punto dulce era más que tocado sin esfuerzo. Le gustaba como era el más alto, gentil, de alguna forma se sentía cuidado y querido, era como si se preocupara su sentir.

—K-kirishi-ma~ —el Omega abrió más sus piernas de manera instintiva, queriendo que la polla llegara aún más profundo de lo que ya lo hacía.

—Bella, hermosa, eres increíble —el pelinegro estaba maravillado, le encantaba escuchar esa voz dulce y quebradiza decir su nombre.

Continuó con su trabajo, manteniendo el control para seguir con ese ritmo suave. Ya en otro momento le haría placer de una forma más apasionado y llena de lujuria, tenían toda una vida para ello.
Para ser su primera vez estando con una hembra le iba bien, podía sentir como sus huevos querían salir, pero aún así se contuvo un poco más, queriendo alargar el momento.

Solo pasó unos quince minutos más aguantando hasta no poder más, Kirishima enterró su polla por completo en el menor, dejando que esta se hinchara t sus huevos empezarán a salir. La sensación era multiplicada por mil, cuando cayó el primero sintió como su hembra se sacudía de pies a cabeza.

Denki no pudo contener el nuevo orgasmo que lo llevó a ver las estrellas, hilos blancos de semen cayeron sobre su abdomen, otra cosa más cayó en su vientre, una carga viscosa terminó por llenarlo hasta el borde.

—Uh, me hubiera gustado llenarte con tres huevos, pero bueno, será para la próxima vez —Kirishima dijo mientras sacaba lentamente su polla del interior pegajoso.

Miró como los ojos de su pareja lentamente se iban cerrando, yéndose a la inconciencia, bueno, no podía culparlo, había sido una experiencia muy grande para una cosita tan pequeña en su comparación.

El pelinegro sacó una bata que tenía guardada sabiendo como eran los humanos y se la colocó con cuidado, lo acomodó para después arroparlo, no pudo evitar acariciar la pequeña panza abultada ante de eso, estaba emocionado por lo que iba a pasar en un futuro cercano.

(...)

Así fue como Denki terminó despertando al otro día, con su panza hinchada y siendo pareja de un alienígena que había llegado de otro planeta. Una historia que en definitiva nunca le iba a contar a sus hijos o nietos.

Pero, quizás, solo quizás, lo que sucedió no fue tan malo, Kirishima era bueno, dulce y cariñoso, le daba amor a Denki, más de lo que jamás tuvo alguna vez. Tenía compañeros omegas que ahora eran sus amigos y nunca antes había tenido amigos.

Era algo bueno, sin embargo, hubiera preferido que las cosas ocurrieran de otra manera, pero no podía quejarse demasiado, ni podía retroceder el tiempo. Ahora solo podía seguir abrazando a ese escamoso cerebro de nuez, podría darse el pequeño gusto de disfrutar de sus caricias.

(...)

El eisnk en el planeta de Kirishima es como la naranja, Denki huele a jugo de naranjas frescas.

El celo de Denki es más fuerte que el del pecoso o el bicolor.

Ajdkakf

Espero que les haya gustado. UwU

Zaorycast.✨✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro