Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

#31"Nochebuena"

«No supe que tipo de hechizo era este, hasta que una nochebuena entendí que era amor»

————

La víspera de navidad siempre me había hecho sentir triste, en mi niñez las festividades no siempre fueron alegres pero tampoco podía quejarme, al menos yo nunca estuve completamente sola como otros niños en el hospicio, Raquel siempre estuvo ahí para pasar las navidades juntas.

Para nuestra suerte o desgracia ninguna familia nos adoptaba jamás y eso nos sentaba fatal, al menos hasta que ella nos recordaba nuestra promesa, (la de salir adelante sin importar los obstáculos en el camino)

Solo había que mirarnos ahora, años más tarde ambas ya cumpliendo con nuestros objetivos, ella manejando una exitosa firma de abogados y yo estaba aquí, para bien o para mal rodeada de los mejores en mi campo.

Lo único triste en todo esto sería no pasar navidad con ella, Raquel también lo lamentaba cuando la llamé esta mañana.

Por casa todo estaba bien, y me alegré de eso, ella también por mi cuando le comenté que pasaría estas navidades con los chicos.

—¿Ruby viste eso?

Miré a Luci con una sonrisa en el rostro y asentí.

—hasta que por fin lo admiten.—soltó una risita traviesa.

Todos estábamos ahora en la sala de cafés, compartiendo algo de ponche caliente que Tayler había sacado de contrabando de las cocinas.

—ok, ya que los incluimos en esto por favor no hagáis ningún drama u comentario sarcástico al respecto.—advirtió Pía sin despegarse de Owen justo cuando Luci iba a abrir la boca para burlarse un poco.

—bien, bien, bien...—la rubia apuntó a Castillo con un dedo acusador luego de que este le diese un beso a nuestra amiga.—creo que casi prefiero a la vieja Pía, esta es muy cariñosa así que te pido me la devuelvas cariño.

—¡ni de broma Luci!—el chico enseguida se negó tomándola de la cintura posesivo.

—¡ok, si que lo llevas claro eh!—se burló abiertamente.

—¿porqué te quejas, debo seguirte recordando que tú eres igual con Tayler?

El moreno alzó los brazos al aire, ofendido y risueño a la vez cuando se vio incluido en la conversación.

—¡claro que no!, yo no soy tan pesada.—arrugó la nariz.

—¡oh claro que si!—apoyó Owen mirando a Pía de soslayo.

—¿verdad que no soy tan pesada?, vamos Ruby, tú díselo.

La rubia puso su última esperanza en mi un poco ofuscada y yo casi me echo a reír.

—«¡oh Pía, Pía tienes que saber lo último que me dijo Tayler!, ¡es tan romántico mi bombón!»—la imitó la pelirroja cambiando la voz.

—no es gracioso.—Luci le sacó la lengua.

—y que hay del, «Castillo deberías aprender de Tayler y ser más cariñoso Pía»—continuó el propio Owen.—si que te tiene en muy alta estima hermano.

Tayler le guiñó un ojo orgulloso.

—oh bien, iros a la mierda, por los menos Ruby no piensa igual ¿a que si?

—Luci no es por darle la razón a nadie pero digamos que Pía no va mal encaminada.

—¡oh vamos, maravilloso...solo esto me faltaba, todos en mi contra!—exageró y Tayler nos quitó importancia detrás de la barra cuando ella se acercó irritada.

—ni caso mi amor, son unos envidiosos.—dijo apoyando los codos para besarla por encima de la meseta y al fin sacarle una sonrisa.

—¡exacto, te amamos Luci!—dije y todos reímos a continuación.

La puerta se abrió entonces y nos quedamos un poco en silencio cuando Fía se adentró en la sala, parecía alegre, con los bucles rojo sangre al aire y los ojos azules cargados de cierta chispa intensa, una que no supe a que atribuir.

—veo que todos estáis aquí eh...

Se sentó a mi lado y me tensé un poco.

No sabría como definir la sensación pero algo no me terminaba de encajar con esta chica y bajo su sonrisa me sentí rara, incómoda.

—se bienvenida Fía.—dije en contra de mis instintos y Tayler le ofreció un poco de ponche caliente cuando nadie más habló, por suerte ella lo aceptó de buena gana.

—bueno, puedo ver que la llegada de Ruby no es lo único nuevo desde que me fui.—fijó la vista en las manos unidas de Owen y Pía.—¿hasta que por fin se te cumplió el sueño, eh Castillo?

Él le sonrió con algo de pericia y me sorprendió ya que Castillo mayormente siempre se portaba amable con todos.

—así es Fía.

—por los que veo estas vacaciones no te sirvieron mucho ¿a que no?, ¿aún sigues soltera y amargada, me pregunto porqué?—remató Pía sin disimular su cara de fastidio.

—tú no lo entiendes cariño pero por supuesto es mejor estar sola que ir por la vida con el corazón siempre roto, ¿qué tal Leonard por cierto?

La mandíbula de Castillo tensó un músculo y eso pareció hacerle gracia a la enfermera, ahora sabía de primera mano porque no es muy apreciada por el resto, su legua es venenosa.

—¿qué pasa con Leonard?—la miré indiferente aunque por dentro comenzaba a estar molesta porque viniese hasta nosotros solo para arruinar el buen ambiente.

—¿es que no sabes que fueron novios y acabaron fatal?—reveló divertida y Pía comenzó a perder la paciencia.

Yo también, tan cansada como ella ya del mismo tema.

—claro que lo sabía pero no entiendo porque lo mencionas, eso ocurrió en el pasado según tengo entendido y Leonard ahora está conmigo.

La examiné de arriba a bajo y al parecer la sorprendida fue otra.

—ya veo.—no quitó la sonrisa.—interesante.

—lo ves Fía, deberías actualizarte antes de hablar de los demás.—escupió mi amiga y si eso puso furiosa a la recién llegada lo supo disimular.

—eso parece.—dijo luego de que Tayler le echase una mirada de reproche y se fuera por su propia voluntad.

—es una desagradable, me pregunto si ella lo sabe.

Admitió Luci cuando se hubo ido y yo cambié de tema, sin ánimos de seguir hablando de Fía.

(...)

Un par de horas más tarde mi turno ya estaba a punto de terminar y me dirigí al depósito, el sol del atardecer se dejó ver hermoso a través de los cristales de las ventanas a medida que sorteaba pasillos.

Sacar las nuevas dosis de medicamentos necesarios para las próximas semanas ahora recaía en mi al ser la única con copias de la llave.

Con los acontecimientos anteriores todavía recientes no me atrevía a compartir el acceso, tal vez estaba exagerando un poco pero mejor no arriesgar.

Fue una sorpresa para mi doblar la esquina y encontrarme con una Fía intentando abrir la puerta del almacén.

Una muy mala debo agregar porque si antes ya tenía mis dudas sobre ella ahora verla aquí y además con una de las llaves solo avivaba mis sospechas.

—perdona pero ¿qué se supone que haces?

Llamé su atención desde atrás y ella se giró de forma brusca, no esperaba encontrarse conmigo aquí, bien, ya éramos dos.

—ah Ruby...mira ven, justo venía a buscar los medicamentos que voy a necesitar para los próximos días y la puerta no se abre, la llave no funciona, ¿sabes porqué?

—no sabía que tuvieses una llave.—admití curiosa preguntándome porqué Tayler no lo mencionó antes, quizá no lo supiera.

—si, los más responsables nos encargamos de esto, fue una tarea que Alfonso nos confió.

—ya veo pero esa llave ya no te servirá.—expliqué.

—¿porqué no?

—al parecer existía un mal manejo de los fármacos y ahora soy la única que tiene acceso a este lugar, si quieres obtener las pastillas que necesites a partir de ahora puedes ir a mi oficina y estaré encantada de revisar el caso del paciente en adjunto con la medicación, en cualquier caso habla también con Luci y ella te pondrá al tanto de los detalles.

—wow, ¿no te parece que eso es un poco radical?, digo esto retrasa mucho nuestro trabajo.

—un poco si, pero la integridad de los pacientes lo vale, ya pagan mucho por nuestros servicios ¿o no te parece Fía?

—por supuesto, solo digo que no es el modo ideal pero como usted quiera.—asintió dejándome su llave para marcharse a toda prisa.

No quiero hacer malas conjeturas pero algo me dice que posiblemente acabo de descubrir algo gordo, desagradable.

Mantendría un ojo encima de Fía a partir de ahora, solo por si acaso.

Algo no me estaba dando buena espina, y en serio espero estar siendo imparcial porque sé que se lleva muy bien con Jayden.

(...)

No pude dejar de darle vueltas a esta nueva situación ante la cual me encontraba cuando salí del centro ya entrada la noche para subir a mi cuarto.

Un mal pálpito me mantiene inquieta para cuando me dirijo a la habitación.

Nada más entro y percibo a Jayden sentado fuera, en la escalera de incendios más allá de mi ventana, esperando.

Tragué saliva ante el pensamiento.

«esperándome»

Por increíble que fuera esto ya nada raro.

Cerré la puerta detrás de mi de inmediato, con un temor cada vez más vivo de que alguien lo descubra aquí cualquier día cercano.

Este lugar, a simple vista normal me drena y ya no solo es por tener que lidiar con Jayden o mis sentimientos al parecer desbordados sino también por las tensiones, la cantidad de secretos y los hechos raros.

Todo el tiempo estoy en guardia, como si en cualquier momento algo se fuese a tornar lóbrego, sin tener idea de quién es el verdadero enemigo.

Estoy cansada, muy cansada.

—veo que de nuevo estás aquí.—caminé hasta mi baño pasándolo por alto para dejar la bata.

—ciertamente avanzamos tú y yo, pero me sorprende, ¿porqué tanta calma?, espero que luego de lo que te conté todo haya cambiado entre nosotros.

—Descuida Jayden, hoy es nochebuena, no quiero estar enfadada con nadie y me temo que haré precisamente eso si me comporto como de costumbre.

Caminé hasta la ventana y lo vi con más claridad a pesar de la noche oscura, hermosa, sentado a mi altura en el último escalón.

—si conozco las festividades sabes y no, tampoco vine aquí para pelear.

—vaya, que considerado.—dije apoyando los brazos en el marco de la ventana para sentarme.—¿a que vienes entonces?

Sentí un escalofrío debido a una ráfaga de aire montañoso, él debía de estarse congelando fuera pero aún así me negaba a hacerlo pasar, era de su elección estar ahí a pesar del frío.

—a ella le gustaban estas fechas.—dijo en un hilo de voz y yo lo miré dejando a un lado la pose indiferente.—hablo de mi hermana, en el pasado ella sola decoraba toda la casa y nos daba la lata a mis padres y a mi para que no se nos olvidaran sus regalos.

—eso suena bonito pero pensé que no querías hablar sobre ella.

—no quiero pero después de nuestra última conversación entendí lo egoísta que eso me hace, es injusto no compartir las cosas buenas y ella ciertamente lo era.

—demasiado egoísta.—admití.—Jena parecía ser alguien fantástica.

—lo fue, solo que yo lo arruiné y ahora mírame.—negó con una sonrisa amarga.—echando de menos esos días donde todo era simple, sentado en la escalera de incendios de un centro para desquiciados del que formo parte, hablando de ella con una chica que no me soporta.

—cuando lo dices de ese modo suena a algo terrible.—subí las piernas a la ventana para acomodarme mejor.—haces que me replantee seriamente esto que yo considero un avance en mi vida y...yo no te odio, al menos no siempre.

—¿no me odias?—me miró sorprendido.

—dije que no siempre.—sonreí de lado.

—¿porqué estar aquí es un logro para ti?—cambió de tema.

—tú no lo sabes pero crecí en un sitio parecido a este.—confesé ya que él había comenzado teniendo esa delicadeza.

—¿creciste en un loquero?—juntó las cejas.

—peor, en un hospicio, mis padres fallecieron cuando yo era muy pequeña y ese lugar fue mi primer hogar hasta que me dejaron ir y me logré graduar, créeme cuando te digo que estar aquí es más que un sueño.

—¿porqué jamás lo mencionaste antes?

—¿porqué iba a hacerlo?, los años han pasado y yo he cambiado mucho desde esos días, además no es un tema lindo de hablar, menos con un paciente.

—mira, y yo que pensé que solo eras una niña mimada obsesionada con el éxito para impresionar a los demás.

—¿ah, en serio? No me digas que por eso tanto odio.

—yo no te odio.—correspondió a mi anterior amabilidad.

—ya claro, que gran chasco has de estarte llevando justo ahora porque estoy muy lejos de ser algo de todo eso que acabas de mencionar.

—bien, supongo que estaba equivocado.

—vaya al menos lo admites, esto es nuevo.

—¿porqué no me culpaste como todos cuando te conté lo que pasó en realidad por mi culpa, lo que hice?

Supuse por su mirada que le aterraba oírme pero lo vi dispuesto a saber.

—porque no creo que nada de lo ocurrido fuese en realidad tú culpa, porque yo habría hecho lo mismo.

Fijó sus ojos álgidos como el viento en mi, en realidad los sentí atravesarme.

—claro que lo fue.

—no, no es así, y creo que llevas tanto tiempo culpándote de todo que ya no eres capaz de reconocer la verdad.

Un calor distinto al que sentía por él cuando estaba cerca ardió entre los dos y nos supe en que momento mis pies tocaron la escalera.

—¡no lo entiendes!—negó y se acercó impotente.—yo las metí en toda esa mierda, ninguna de las dos tenía porqué estar allí y aún así ¿dices que no soy culpable? Jena también estaba sufriendo por la pérdida de nuestros padres y sin embargo eso no la llevó a organizar carreras ilegales o a meterse drogas.

—¡Jayden para!, tomaste decisiones idiotas si, pero tus padres se habían ido y estabas sufriendo.

—eso no me justifica.

—no lo hace, pero lidiaste con ello de la única manera que sabías en ese momento y si, de nuevo no fue lo mejor pero ¿alguna vez pensaste en todo lo que pudo salir mal?, ¿pensaste que de no haber tenido la moto a mano tú mismo pudiste haber muerto?, ¡maldita sea acaso viste alguna vez que te ponías a ti mismo en riesgo!

—lo vi pero no era mi intención arrastrarlas a ellas.

—te querían y no deberías ser tan duro contigo mismo, todos cometemos errores, lo que pasó no solo dependió de ti.

—nunca supe como fue que dieron con esa ubicación es verdad pero eso no cambia nada.

—lo cambia todo, jamás podías imaginar que ellas irían a buscarte y si lo hicieron fue porque estaban preocupadas por ti, no obstante mírate, no haces más que atentar contra todo lo que ellas en su momento trataron de proteger.

—¿y que es eso?

—eso eres tú idiota, nunca conocí a tu hermana pero sé que si se arriesgó a ir a ese sitio solo fue por ti.

—yo no lo merecía, la dejé sola cuando más me necesitó porque me ahogaba la culpa y ella se fue.

Una lágrima rodó por su mejilla veloz y la apartó de su cara llevándose las manos a la cabeza para ahuyentar el dolor, o lo que sea que estuviese recordando.

—yo la vi morir entiendes, vi como cayó junto a mis tíos y no pude hacer nada, esa imagen de ella sin vida no se borra, me persigue, verlo me destrozó y supongo que eso marcó el fin.

Mi corazón no soportaba descubrirlo tan roto.

—esta bien Jayden, suéltalo, deja que salga.

Puse una mano sobre su hombro con pena, con miedo porque no quería asustarlo o que saliese huyendo de mi como claramente leí en su cara que tenía ganas de hacer.

Odié ver este lado suyo, odié indagar tanto y conocer la aversión que se tenía a si mismo y también me odié por abandonar mi papel, por sentir algo más.

No supe que estuvo más fuera de lugar, si mis fuertes sentimientos a punto de asfixiarme o el abrazo que vino después pero no iba a soltarlo y deseé tener poderes y borrar los daños, deseé que fuésemos otra gente en cualquier otro lugar pero eso no estaba bien.

Por primera vez en mi vida me encontré sin estar realmente preocupada por mi carrera o por mi futuro en el centro, me preocupaba mucho más el alejarme para siempre, el no poder verlo jamás.

Entonces de nuevo estaba ante el problema, lo quiero, completo o en partes pero lo quiero.

—no sé porqué aún no estas huyendo pero me da gusto y espero que lo sepas Ruby Brown.

Se separó recuperando la compostura y yo me encogí de hombros, sintiendo un vacío al ya no estar siendo rodeada por sus brazos.

—te dije que no podrías conmigo tan fácil.

—pero si estabas yéndote hace apenas unos días, ¿qué te pasó?

—bueno ahora que sé que no piensas arruinarme laboralmente hablando creo que me quedaré por aquí un poco más para evitar que te rindas.

—piensa que pudo arrepentirme.

—¡oh vamos!, ¿es que con la llegada de Fía ya no soy tú favorita en el centro?—hice un mohín y él sonrió de lado recuperando de a poco su tan apreciado descaro.

—¿no me digas que estas celosa?

—para nada.

—te recuerdo que eres tú quien tiene estorbos.

—¡tú estas celoso!

—¡si!, pensé era obvio.—me mordí un labio para no reír.

—No deberías soy tú psiquiatra.

—¿y que?, ¿es que eso también lo tengo prohibido?

—¡si!—afirmé cuando se acercó tentador.

—que bueno que soy pésimo siguiendo normas entonces.

—No tienes remedio.—puse los ojos en blanco.—en cualquier caso lo de Leonard y yo se terminó, o al menos pienso hacerlo cuando tenga un chance.

—¿por mi?

—¡no!—sonrió más cuando mentí.

—¿esto significa que tengo oportunidad?

—¡claro que no!, sigues siendo mi paciente, esto...—señale entre nosotros con un dedo.—solo es una tregua por navidad.

—ya, si tú lo pides.

Se alejó y me alegré de verlo mucho mejor.

—Jayden...

—¿si?—me miró apartando la vista del cielo.

—se sincero, ¿fue Fía la que te dio los medicamentos que encontré en tu habitación?

—no puedo contestar a eso, y lo siento si es que jode nuestra tregua momentánea.—se acercó a mi en segundos apoyándose en la ventana, muy pero que muy cerca.—por favor no lo preguntes de nuevo.

Su voz en ese ruego lo más sexi que había oído nunca.

—muy bien, lo entiendo.—baje la mirada a mis manos porque verlo a los ojos desde tan cerca me estaba matando.

—no voy a tomarlas de nuevo Ruby.—me tomó de la barbilla para alzarme el rostro, queriendo que lo viera.—lo prometo.

Una tenue sonrisa se me escapó involuntaria cuando su azul me atropelló de nuevo respaldado por una noche estrellada que se abría como un manto a sus espaldas, acogiendo el temblor en mis manos y sin duda sin poder ocultar mis sentimientos, los de verdad.

Lo sentí acariciarme el rostro con las puntas de sus dedos suaves, luego su mirada fascinante bajó un poco hasta mis labios dañados por el clima poco amable y entonces llegó el roce, el de su nariz en la mía, el de sus labios agobiantes.

Fuego

Yo estaba ardiendo en uno de los lugares más fríos del mundo y solo Jayden era el culpable.

Me abrumaron los sentimientos cuando su lengua tocó la mía ágil y mis piernas lo apresaron desde detrás, sin control, aún encajada sobre la ventana.

«¿qué carajos estaba haciendo otra vez?»

El deseo me estaba consumiendo demasiado aprisa, me alejaba de todo lo que existía a nuestro alrededor, no me permitía pensar.

«¿Qué emociones tan fuertes eran estas?»

Me alejé de todo cada vez un poco más, olvidé la tragedia que somos juntos hasta que la puerta sonó detrás de mi sin que la pudiéramos ignorar.

—¡Ruby, soy yo Leonard ¿puedes abrir?!

Jayden miró sobre mi hombro en esa dirección tan rápido como un latigazo, su cabello negro despuntado en varias direcciones cuando soltó un gruñido maligno y se alejó.

—deshazte pronto de ese imbécil, se me agota la paciencia Ruby, juro que si.—dijo y luego se fue.

Estaba azorada pero aún así entré de nuevo en mi cuarto, cerré la ventana, y fui hasta la puerta dejando los nervios de lado porque definitivamente Leonard y yo nos merecíamos una conversación.

Una que esperaba no acabase en malos términos.

—————
📎🖤🦉✌️✋

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro