Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

#3"Noche de Fogata"


📌
Ruby.

La noche se dejó ver desde mi pequeña ventana. Me había esmerado demasiado en estar presentable para conocer a mis nuevos compañeros, debo agregar que en vano porque ya eran las diez y ni rastro de Luci por ningún lado, quizás se arrepentirse de pasar por mi o quizás tenía algo mucho mejor que hacer como para perder el tiempo conmigo.

Fui hacia mi cama y me dejé caer en ella preparándome mentalmente para deshacerme de las agujetas de mis tenis, demoré minutos en hacerlas de manera correcta, pero ni modo, mi paseo social tendría que esperar.

Tomé la iniciativa para realizar la molesta tarea cuando sentí que tocaron a la puerta de forma insistente, por lo mismo abandoné mi pies y fui a por el picaporte de la puerta que abrí.

—Hola Nene, ya vine por ti.—me atropelló la rubia antes de entrar en mi habitación sonriente.

—¿Si sabes que son más de las diez no?

La reparé viendo como venía vestida, no parecía que fuese a dormir pronto como claramente dictaban las normas del lugar.

—¿Y qué? —se encogió de hombros tirándose en mi cama al tiempo que detallaba la habitación.

—¿Y qué?, en serio lo preguntas...las normas dicen que a esta hora no se puede salir.

—Ya lo sé.

—Bien porque tengo la ligera impresión de que tú lindo vestido grita que harás todo lo contrario.—le solté.

—Haremos.

Me corrigió al ponerse de pie.

—Vamos, no pongas esa cara. Aquí nadie sigue esa estúpida regla y será divertido.—se paseó de un lado al otro por el cuarto.

—¿En serio?

—En serio nene. Oye deberías decorar este lugar, es deprimente.

—Si, no he tenido mucho tiempo pero ya lo haré.

—Veo que no vas mal vestida.—le dio un vistazo a lo que llevaba puesto que eran unos Jeans y una blusa corta con chaqueta encima.

—No tan sexi como tú eso seguro.

Me fijé en las botas altas que hacían juego con la chaqueta de invierno que cargaba.

—¿A dónde piensas que iremos según tú?

—Bueno, tenía planeado hacerte el recorrido de presentación aburrido por la tarde pero cambié de opinión en cuanto escuché que los chicos se reunirían en el bosque para hacer una fogata, creo que es la ocasión perfecta para que conozcas a la mayoría y de paso divertirnos.

—Yo no creo que sea buena idea, no me conocen y no me van mucho las fiestas.

—¿Tonterías?, claro que irás...ya le dije a todos que te llevaría y no puedo quedar mal.

En segundos lo comprendí, Luci era de esas personas que siempre lograban salirse con la suya.

Me arrastró fuera de la residencia hacia la parte trasera del centro con dirección al bosque y yo ya no le puse más pegas, resignada.

El viento sopló frío aunque no tanto como para llegar a congelar y me vi siguiendo el sendero que me indicó,  el bosque poco iluminado tan callado como biblioteca con personal estricto.

—¿Si sabes por donde ir no?

—Tranquila nene, no nos vamos a perder. No tengas miedo.

—Bien, ¿Entonces a esto se refería Leonard con lo de "la fogata"...a una fiesta en mitad del bosque?

Luci detuvo el paso de repente y por distraída choqué con su espalda.

—¿Qué pasa?—indagué claramente preocupada por la espesura del bosque. 

—¿Hablaste con Leonard?—se me vino encima con cara de incredulidad.

—Si eso creo pero ¿qué tiene? Me ayudó con un problemita de llaves.—expliqué sin más reanudando la caminata.

—No me puedo creer que lleves aquí menos de 48 horas y ya hayas entablado una conversación trivial con él.

—¿Y qué tiene eso de increíble?...Es un tipo normal.

—¿Bromeas no?

—No.—seguí caminando.

—¿En serio me dirás que no te gusta?—me alcanzó desconcertada.

—Si te soy sincera apenas y me fijé en eso, estaba más ocupada tratando de no hacer un desmadre de carpetas.

—¿Chica de dónde sales?, eres la única que no se ha derretido por él, literalmente todas en el centro se mueren por sus huesos.

—¿Si?, el chico es guapo pero no ha de ser para tanto...

—¡Que no exagere dice!, ya lo verás por ti misma nene, solo no te le acerques mucho si no quieres problemas, créeme de eso sé un poco.

—¿Entonces debo asumir que tú eres una de esa chicas que muere por él?—le sonreí curiosa.

—Pues no niego que está como quiere pero tengo novio y me muero por sus ojitos y otras cosas que no pienso mencionar por temor a Dios.

—¿En serio?

—Si, te lo presentaré en cuanto lleguemos.

—¿Entonces también vino a la fogata?

—Obvio, es enfermero en nuestra área, y si, casi todos están aquí. La reunión la organizó Leonard y nadie se rehúsa a venir cuando se trata de él.

—Wow, si que es popular entonces.

—Ni te lo imaginas.—reímos juntas siguiendo el sendero.

Paramos con las risas cuando metros más adelante oímos muchas voces mezcladas con la música que transformaba el ambiente solitario y sombrío en uno alegre e iluminado por el fuego que brindaban las brasas de la supuesta fogata.

—¡Son ellos!—Luci tiró de mi mano alegre poniéndome a trotar tras ella para acortar la distancia que nos separaba del grupo.

—¡Buenas noches a todos!

Saludó con las manos ganándose la atención de los presentes.

—Miren a quien me traje.—di un paso al frente haciendo un saludo general para todos los reunidos.

Algunos permanecían de pie bebiendo mientras otros se mantenían sentados en troncos alrededor de la gran fogata que hicieron en el centro. 

Reparé a los presentes y de entre ellos solo conocía a Luci y a Leonard que se vino en mi dirección en cuanto me vio y me pasó un trago.

Me indicó un sitio en uno de los troncos secos y no dudé en tomar asiento junto a él. Luci me dejó entonces para ir a saludar a sus conocidos con una sonrisa pícara en la cara.

—Y dime Ruby, no has vuelto a tener ningún problema con tus llaves ¿o si?

Me reí abiertamente y noté como algunos pusieron su atención en mi.

―No, creo que eso ya no se volverá a repetir. Tendré más cuidado.

—Es una lástima, y yo que pensé que tendría que convertirme en el salvador de tus llaves a partir de ahora.

—Un trabajo muy tedioso ¿no? uno que mi llaves no necesitan.—lo miré divertida, luego me di un trago de lo que sea que contuviese el vaso que me dio...sabía a Vodka.

—Eso díselo a tus pobres llaves.—reí con él.

—Oye Ruby...

Luci llegó a nuestro sitio llamando la atención de ambos.

—Quiero presentarte a Tayler Cross, mi novio.

Tiró del brazo de un moreno alto y atractivo que la acompañaba penoso.

―Hola Ruby que gusto, Luci lleva hablando de ti todo el santo día.

—Ty no exageres ¿qué va pensar Ruby de mi?—le pegó en el hombro a su novio fingiendo molestia y no pude evitar reír al verlos.

Una linda pareja sin duda.

—Hola a ti también Ty, el gusto es todo mío.—saludé alegre.—vamos Luci, no te enfades con tu novio y acompáñenos.

—¿Estás segura?

—¡Claro!

—Lo ves gruñona, no me pegues que Ruby es buena onda.

El moreno se quejó con un puchero sobándose el hombro mientras se situaban en el tronco contiguo.

—Hay pobrecito de mi bebé.

Luci le soltó un beso en la mejilla y el moreno sonrió complacido.

—Por cierto que buena idea lo de la fogata Leonard.—se dirigió esta vez al hombre que aún permanecía en silencio a mi lado, bebiendo.

—Gracias, me alegra el que vinieran.

—Y a nosotros, aunque hubo cierta personita que casi no viene.

Leonard arrugó las cejas cuando Luci dejó en claro que se trataba de mi.

—¿No querías venir?—preguntó, me pareció decepcionado.

—No es que no quisiera venir, es que no conozco a casi nadie aquí y las fiestas no son muy lo mío.—admití tranquila.

—Eso tiene fácil solución.—dijo parándose en su sitio.—chicos porqué no vienen aquí y os presentáis con nuestra nueva psiquiatra estrella.

Exageró llamando la atención de todos.

Me sorprendió que la mayoría le hiciese caso, incluso los que estaban más apartados liándose se acercaron a la fogata formando un círculo alrededor.

—Ruby déjame presentarte a Amalla Cooper también psiquiatra, pertenece a la primera planta junto a su psicólogo Ian Cox y su grupo de enfermeros.

Saludé con pena a la castaña esbelta que me sonrió del otro lado del fuego.

—Es bueno tener una nueva colega. 

 Amalla levantó su vaso a modo de brindis en mi dirección.

—Lo mismo digo.—imité su gesto.

—Por este lado está mi cuerpo de trabajo.—prosiguió Leonard a la vez que me señalaba al grupo de chicas que permanecían sentadas a su izquierda.

—Son Ibana, Mercedes, Patricia, Alis, Regina y Frederic mi psicólogo.

—Un gusto.

Saludé a todos pero solo el tal Frederic y una chica me devolvieron el saludo sonrientes. Me percaté entonces de que era el único miembro hombre en el grupo de trabajo de Leonard.

—Bueno a Luci y Tayler ya los conoces, ellos junto a la linda Pía Zanin y su acompañante son tú nuevo equipo en la tercera planta.

El deje de ironía que usó no me pasó desapercibido cuando se dirigió a la que supuse era mi psicóloga.

—Vaffanculo piccolo principe.—le gruñó esta sacando el dedo corazón a modo de respuesta.

—Como ves es de origen italiano y medio neandertal.—la ignoró volviendo a su sitio y los demás retomaron lo que habían dejado a medias.

Amalla se unió a nuestro pequeño grupo y nos mantuvimos charlando un buen rato sobre la especialidad de cada uno, compartimos una que otra anécdota laboral y bebimos de forma animada escuchando la música de fondo.

A lo largo de la noche descubrí que Leonard es un gran neurólogo, Amalla una fantástica psiquiatra infanto-juvenil que se especializó en trastornos de alimentación, así como sus procedencias, la de Amalla Alemana mientras que Leonard nació en Seattle.

Les compartí que soy de Nashville y alargué la conversación durante otro largo rato en el que me gané alguna que otra mala mirada por parte de las guapas enfermeras del psiquiatra que no paraba de reír contento.

La velada siguió y no supe cuantos vasos me había bebido ya cuando uno de los chicos empezó a cantar a todo pulmón y los demás aplaudimos eufóricos, la mayoría sin dudas ya medio borrachos.

Miré a mi derecha y Luci estaba muy ocupada asaltando la boca de Ty.

Leonard me ofreció más bebida pero el mareo que sentí entonces me dejó en claro que era hora de retirarme a dormir si no quería un despido al amanecer por irresponsable. 

Me negué a coger la bebida, en su lugar le dije a Leonard que ya me retiraba a dormir.

—¿Quieres que te acompañe a tú cuarto?—dijo caballeroso entre risas pero se me hizo obvio que estaba más tomado que yo.—Uff olvídalo, eso sonó muy mal. Me refiero a acompañarte, sin malas intenciones lo prometo.

—Tranquilo, mejor tú quédate y sigue con la velada.—alcé la voz para que me escuchase por encima del ruido de la música.

—Ok, nos vemos mañana entonces.—También alzó la voz diciendo adiós.

Miré la hora en el reloj de mi muñeca y ¡Dios Santo!  

La una de la mañana, me apresuré a tomar el sendero que antes había caminado con Luci de regreso, por suerte logré cruzar el bosque sin muchos problemas aunque el que todo permaneciese en tinieblas me hizo cuestionarme si no hubiese sido buena idea el que Leonard me acompañase de regreso.

La linterna de mi móvil falló, parpadeó y luego se apagó de un momento a otro dejándome ciega en medio de una espesa oscuridad justo cuando quedé en los terrenos del centro a la salida del bosque.

Mi batería había muerto.

Maldije mi suerte avanzando en la penumbra un par de metros más, entonces di un traspiés que me llevó al suelo y caí en pompa en un pegajoso charco de lodo que me empapó gran parte de la espalda y el trasero.

Como pude intenté pararme sin acabar peor pero como no, acabé cayendo nuevamente de un resbalón que me dejó en el mismo sitio aturdida, tan mugrienta como furiosa.

Me removí en el charco frustrada y golpeé el lodo a mi lado con ambos puños soltando todo tipo de maldiciones.

No podía estar pasando, no a mi.

Frente a mi en el lodo aterrizó un cigarrillo gastado que me hizo llevar la vista hacia arriba, notando que una de las ventanas traseras del edificio principal permanecía abierta aunque de su interior no se escapase ni un solo hilo de luz.

Sería para mi un orgullo decir que se encontraba vacía y que nadie acababa de verme montando semejante showcito patético, pero sería mentir porque bajo el umbral de la ventana discerní la figura de lo que parecía ser un chico sin camisa con los brazos apoyados en el marco de la misma mientras se fumaba un cigarrillo.

—¡Que cojones!

Me puse en pie, esta vez logrando que fuese permanente y me sacudí un poco el barro que cargaba encima, luego rescaté del lodazal mi móvil que quedó hecho un asco.

—¡Señorita!—dijo temerosa una voz femenina tras encenderse todas las luces de la parte baja del edificio.—¿señorita se encuentra usted bien?

Una señora mayor se apresuró a donde estaba revisándome preocupada.

—Si, si tranquila. Estoy bien, fue solo una caída tonta.—expliqué para que no se preocupara, entonces mis ojos volvieron a la perturbadora silueta que aún se dibujaba en la ventana. 

La sombra imperturbable y en el mismo lugar, siguiendo con la muy prohibida tarea de fumar.

Intenté vislumbrar el rostro del chico pero el que estuviese a tanta altura me dificultaba la tarea, eso y que la mitad del edificio permanecía a oscuras.

Fuese quien fuese no podía ser un interno, ellos no pueden fumar ¿o si?...en fin eso no quitaba el oso que acababa de hacer porque aunque yo no pudiese verlo con claridad imaginé la persona en esa ventana si podría verme a mi, más ahora con la luz encendida.

—¿Señorita está segura de que no le duele nada?—la señora de crespos rebeldes me pasó un trapo por todo el cuerpo y volví la atención hacia ella.

—Oh si, no se preocupe señora...

—Hart.—terminó por mi.—Soy Nicole Hart, cocinera del centro.

—Siento el estruendo, es que todo estaba muy oscuro y tropecé.

—Supongo que viene de la famosa fogata.—suspiró y se lo confirmé con un gesto sutil.

—Ay, estos chicos van a matarme con sus fiestas un día de estos.—se llevó una mano a la frente.

—¿Usted está enterada de eso?

—Soy de corazón blando muchacha y para mi desgracia no puedo negarme cuando me piden favores, vigilo que ninguno de ustedes se meta en problemas al regresar y mantengo las luces de este lado de la cocina encendidas para evitar accidentes como el que acabas de tener. Me temo que hoy te me adelantaste.

—Lo siento.

—Tranquila, sé que eres nueva aquí, deja que te acompañe a tu residencia y me encargue de esa ropa. No te servirá de mucho si no la lavo pronto en una de las lavadoras.

—Se lo agradecería un montón, no tengo demasiada.

Volví a mirar la ventana pero esta ahora se hallaba vacía, sin rastro aparente de la silueta antes vista.

—Señora Hart...¿Podría hacerle una pregunta?

—La que quieras niña.

—¿A los pacientes del centro se les permite fumar?

—¡Oh válgame Dios!, pero que dice señorita. No pensará en...

—Oh Dios no, es solo que creí ver algo así.—Me excusé rápido.

—Eso no es posible y será mejor que no lo mencione o se ganará problemas, tanto los pacientes como los del personal lo tenemos prohibido.

—¿Está segura?—insistí desconcertada por lo que acababa de ver.

—¿Señorita usted cuánto a bebido?

—Uno o dos vasos como mucho se lo aseguro...bueno no, puede que cuarto o cinco pero no más.

—Eso puedo ver. Dejé que la ayude, creo que está tomada.

—¿Cree que me lo invento?

—Creo que está mareada y cree ver cosas que no son.

—Eso puede ser.—consideré la idea de que a lo mejor solo vi una sombra y creí que se trataba de alguna persona por los tragos que tomé.

—No se preocupe yo me encargo de hacerla llegar sana y salva a su habitación.

—Gracias Nicole.

—No hay de que.—dijo mientras me mostró el camino.

________________

Vaffanculo piccolo principe:vete a la mierda principito.

Por aquí les dejo a Tayler Cross.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro