#29"Una llegada inesperada"
«A veces perdonarse a uno mismo toma tiempo, yo tendría paciencia, le daría todo el tiempo del mundo»
...
Pasaron dos días en los que no había visto a Jayden desde que me confesó lo ocurrido con su hermana Jena, y su expareja en su habitación.
Esos dos únicos días me sirvieron para procesar la tragedia y sus consecuencias.
Entendía mejor ahora los signos de depresión severa que él mostraba, era más que entendible toda la culpabilidad detrás de sus ojos acuosos, también las decisiones que tomó después y pensé que si a Raquel le hubiese pasado algo parecido yo habría apoyado sus decisiones, es más, estaba segura de que yo misma le habría prendido fuego a todo.
Violentar las defensas de alguien o sus cuerpos físicos que es lo único que de verdad nos pertenece a cada uno me parece un acto atroz, uno capaz de dejar en las víctimas cicatrices imborrables.
Todo lo que conocía de él anteriormente había comenzado a encajar, por fin todas las piezas del puzzle encontraban un lugar en el tablero y le daban sentido a la maraña de enredos que era su comportamiento.
No iba a dejarlo morir, me negaba a ello, no sería para nada buena en mi trabajo si se lo permitía.
Por eso entre Luci y yo ya estábamos creando una buena estrategia para sacarlo poco a poco del feo hueco en el que estaba, a partir de hoy trabajaríamos en base a ello.
No hay nada mejor para tratar la depresión que estar rodeado de amigos, que salir del encierro y hacer cosas que te gustan.
¿Qué le gustaba a Jayden?
Eso era difícil pero no tardé mucho en dar con la respuesta.
Para hoy todo estaba listo, entre Ben y Luci lo convencerían para bajar a la piscina subterránea, antes en una de nuestras sesiones ya me había comentado que le gustaba nadar y darle eso estaba dentro de mi alcance así que eso haría.
Pensé que el retomar algunas de sus viejas aficiones pueda ayudarle a aferrarse un poco más a la vida.
Ojalá y tenga razón.
Incluí a Morgan también en el plan y Tayler ya había ido a por ella, algo me decía que la chica necesitaba de esto casi tanto como Jayden, en especial después de que ambos conectaran tan bien.
Esperaba con todas mis fuerzas que esto de verdad los ayudara.
Amalla por suerte no se opuso a la idea de que ocupara por un rato la alberca, en realidad me aplaudió la idea así que al final me adelanté y esperé a los otros allí.
Cuando llegaron, Ben fue el único que se atrevió a meterse, Luci y Tayler lo acompañaron sentándose en el borde ya que a nosotros nos tocaba supervisar.
Pude notar entonces la mirada remota que me echó Jayden a la distancia al tiempo que guiaba a una Morgan no muy alegre hasta las tumbonas blancas a un costado de la humeante alberca.
—joder chicos, tenéis que probar esto, el agua está caliente.
Ninguno de los dos contestó a Ben pero Luci si que le hizo caso y se lanzó al agua sin avisar.
—¡¿que haces?!—Tayler la riñó y yo me reí de ello llamando la atención de los otro—¡que parte de "solo supervisar" no entendiste Luci!—siguió adelante con su regaño.
—¡oh vamos!, para eso ya está Ruby que es super aburrida, además el agua está calentita y ¿cuándo más tendremos esta oportunidad?
La rubia le hizo un puchero y el moreno puso los ojos en blanco.
—También puedes nadar si quieres Tayler, como dice Luci y voy a ignorar que acaba de llamarme aburrida ya estoy yo aquí para supervisar.
—¿No te importa?
—para nada.
Ben comenzó a vitorear con Luci, y Tayler se sumergió para nadar.
—¡eres la mejor nene!
La rubia me dedicó un beso y yo le hice una mueca con gracia.
(...)
JAYDEN
—¿qué tipo de psiquiátrico es este?—preguntó Morgan sentada a mi lado y yo solo pude tomar aire.
—no uno convencional como ves, pero eso es bueno...creo.
Sabía lo que Ruby estaba haciendo y aunque me parecía algo generoso de su parte la verdad nada iba a cambiar, después de nuestra última conversación todo había empeorado y ya no tenía la menor gana de fingir normalidad, o que estaba bien.
El engaño a mi mismo había sido hermoso pero todos los engaños acaban, y me recordé que aún tenía uno en específico que destapar, en especial con la llegada de Morgan al centro.
Solo podía suponer lo que ella se callaba pero no hacía ninguna falta que me hablara de ello para saber que ya había sufrido suficiente a su corta edad y sobre mi cadáver la dejaría otra vez expuesta o vulnerable ante la maldad.
—¿Porqué no estáis en el agua ustedes dos?
Ruby llegó a nosotros con la mirada más enfocada en Morgan que en mi.
—vamos, pedí esto para ustedes.—la miro desde abajo leyendo en su rostro las palabras que no dice, que no se atreve a decir: «pidió esto específicamente para mi»
—No nos apetece, pero a tú favor diré que fue un buen intento de terapia.
—No intento nada Jayden, solo pensé que dados tus planes suicidas querrías hacer esto al menos una última vez.—señala el agua a sus espaldas y yo la veo también.
«tentador, muy tentador»
—pensaste mal.—me limité a contestar.
Morgan me miró con los ojos muy abiertos entonces y yo calmé el nuevo temor en sus ojos con un simple gesto, ella ya lo estaba pasando feo como para sumarle también mis mierdas, luego miré mal a la hermosa castaña frente a nosotros.
Esa lengua filosa suya solo servía para causarme problemas y yo moría de ganas por encontrarle otros usos.
Me tomó todo mi autocontrol no tirarle de un brazo hasta tenerla entera para mi en esta tumbona, solo no lo hice porque por desgracia no estábamos solos.
«Casi mejor, porque no sabía si podría controlarme de otro modo»
—Saben cambié de opinión, creo que si me gustaría nadar un poco pero no me animo.
Morgan me dedicó otra de sus miradas limpias y luego silencio.
Tal vez yo le agradara a la chica más de lo esperado, tal vez ella también a mi porque cuando la miraba solo podía ver a Jena en sus ojos y eso de algún modo extraño me reconfortaba.
No podía negarle nada, y odié la culpa, culpa por no haber estado ahí para mi hermana cuando ella más me necesitó.
—ok, yo puedo ayudarte con eso.—concedí muy consciente de la mirada contenta de Ruby sobre mi.
«ella había ganado esta batalla»
Casi pongo los ojos en blanco ante ese pensamiento.
Me levanté y le ofrecí una mano a Morgan despacio, ella dudó, luego la aceptó y esta vez fue Ruby la que se movió tomando asiento en su antes lugar.
—¿vas a meterte así?
Morgan se burló apenas y me miré el Jersey.
—carajo, no vine preparado para esto, tú tampoco.
La apunté y ella solo se quitó tímida el abrigo, revelando debajo otra camisa más fina.
—creo que esto me servirá.
—bien.
Lo pensé y luego me quité mi propio abrigo salvo que yo no tenía nada debajo.
Oculté una sonrisa enseguida al ver por el rabillo del ojo como Ruby apartaba la mirada de mi.
—¡vamos amigo, deja ya de presumir esos lindos tatuajes tuyos y vengan al agua de una vez!
Gritó Ben desde el otro lado.
Fui el primero en entrar, posteriormente ayudé a Morgan, tuve cuidado de no tocarla demasiado, no quería ser invasivo con ella, lo menos que necesitaba era asustarla.
Me mantuve de ese modo hasta que agarró confianza y comenzó a nadar por sus propios pies y manos.
El agua caliente de la piscina la hizo feliz, también a mi.
¿Hacia cuanto que me había negado todo lo que realmente disfrutaba como castigo?
Demasiado, había pasado demasiado tiempo haciéndome sentir a mi mismo miserable como para disfrutar de nada.
Nadé, lo hice de un lado a otro con Ben.
No recordaba lo satisfactorio que podía llegar a ser estar de nuevo en el agua y me lo disfruté junto a mi amigo hasta que él se cansó, y decidió que ya había tenido suficiente ejercicio por un día.
Lo vi salir de la alberca acompañado por una Morgan más alegre y un muy relajado Tayler.
Todos se fueron a secar y yo aproveché.
Me sumergí de nuevo en el agua muy perdido en la sensación de dejar la mente en blanco.
Fue esa la razón detrás de que no prestara atención al llamado de Tayler, oh a la protesta de Luci en respuesta por tener que volver ya a la rutina.
(...)
RUBY
—Creo que nuestro plan a dado resultados amiga.—chilló Luci bajito secándose con una toalla.
—eso parece.—compartí su emoción con cierto temor a que no durase.
—solo míralo, no creo que vaya a salir de ahí muy pronto.—se río cuando los otros se acercaron ya un poco más secos, listos para marcharse.
—si ya nos vamos hay que llamarlo.
—suerte con eso.—me sonrió Ben.
—quédate, dale una alegría a ese hombre.—sugirió Luci y yo dudé.
—le sienta bien.—esta vez lo dijo Morgan y algo en mi se ablandó.—gracias a ti comienzo a ver este lugar de otro modo y no como un castigo de mi madre.
—bien, entonces me quedaré.
Esas palabras de Morgan me hacían muy feliz.
Todos se fueron un segundo después.
Bueno, lo aprovecharía para relajarme en esta tumbona un buen rato.
...
No sé como pasó pero me llevé un gran susto cuando abrí los ojos y Jayden no apareció en la superficie por ningún lado.
Cuando llegué al borde de la piscina todo fue peor ya que no sabía exactamente cuantos minutos llevaba ya sumergido en el gran fondo de la alberca.
«Carajo, ¿cómo no imaginé antes que una piscina es el lugar idóneo para ahogarse?»
«Ah, quizás tal vez porque es un buen nadador, uno que no tenía pinta de querer matarse hasta hace unos segundos»
«Uff, estúpida Ruby, que estúpida»
Que equivocada estaba, pero no lo haría, yo misma le frustraría sus malditos planes si era necesario y al parecer lo era.
Solo me quité los zapatos antes de lanzarme al agua sin pensarlo, para mi suerte, era cierto y el agua estaba tibia cuando me sumergí con los ojos abiertos para alcanzarlo.
Parecía inconsciente por la falta de aire así que lo agarré del rostro para compartirle del mío y sacarlo, para mi suerte o desgracia seguía muy consciente.
Lo supe cuando me rodeó con los brazos y me sujetó de la nuca para alargar el contacto, ese beso salvavidas que en mi desespero yo misma había iniciado.
—¡¿que carajos Jayden?!
Me separé brusca una vez estuvimos en la superficie nadando.
—¡pensé que te estabas ahogando!—reclamé enfadada.
—Solo despejaba la mente como bien pudiste comprobar.
Se encogió de hombros tranquilo, tal vez un tanto divertido.
—¡¿en el puto fondo de la piscina?!
Hago un esfuerzo por mirarlo enojada y es que me resulta bastante complicado reclamarle algo cuando me está mirando de este modo tan suyo, semidesnudo y completamente mojado en contraste con el maldito entorno.
Lo supe, supe porque le gustaba hacer esto y es que le sienta de maravilla.
—Si, ¿qué tiene de malo? Eso me relaja...espera...—se detuvo un segundo para analizarme.—acaso pensaste que yo...
—no es gracioso.—lo callé cuando la sonrisa asomó en una de las comisuras de sus labios.
«Dios sus labios, no podía permitirme pensar en ellos, no en un momento tan serio»
—¿Porqué iba a matarme contigo vigilando?
Se acercó en el agua como un ángel oscuro en medio del azul y el vapor que despendía la pileta a nuestro alrededor.
—No lo sé, no puedo saber que es lo que hay en tú mente todo el tiempo y luego de nuestra última conversación es más que obvio que tú no estás por la labor.
—¿Porqué te importa tanto?, y se sincera Ruby porque dudo que todo esto sea por tu amor hacia los pacientes, ambos sabemos que no es eso lo que existe entre tú y yo.
Me mira como si de verdad desease oírme.
Él espera que yo le confiese unos sentimientos que me dan miedo y que me niego a admitir.
—que pasa si te digo que es fácil saber lo que hay en mi mente, porqué lo único que hay eres tú, casi todo el tiempo y es frustrante no poder sacarte de ahí.
Dolió la decepción en sus ojos al no obtener nada de mi, como si al negarme a hablar estuviese apagando una vela y con ella su diminuta esperanza.
¿De que lo viera?, ¿De que lo aceptara?
No supe porque necesitaba que yo le confirmara eso porque lo cierto era que desde el inicio no había hecho otra cosa, pero reconocí en sus ojos lo importante que era el que yo lo pusiese en palabras, no lo hice, en contra de todos mis instintos, no lo hice.
Esto era lo correcto, como podía yo dejar que se aferrase a mi para salvarse cuando yo misma era un inconstante que apenas se estaba conociendo a si misma.
¿Y si yo un día ya no estaba?, no, no iba a hacerle eso, nunca.
—Lo ves, no lo hagas, nunca te preocupes por mi, eso es lo mejor para ti caprichosa.
Dios mío, ¿Porqué el que se rindiera me jodía tanto? ¿Porqué no podía ser imparcial?
No podía estarme pasando de verdad, claro que no estoy enamorada, eso es ridículo.
Otro motivo más para alejarme.
—ya es hora de irnos.—aparté la mirada y nadé hasta la escalera.
«La vida me odia, tuve que venir a sentir algo por el único chico que no puedo tener, que cruel»
No me dejó subir a tiempo cuando me volteó en el agua en menos de un segundo.
—¿qué haces?—alcancé a decir.
—acabo de reconsiderarlo y si, creo que le voy a arrebatar a la vida un último acto egoísta.
No me dejó decir nada y sus labios buscaron los míos, lo probé por tercera ocasión y no lo aparté en ese momento, no, eso no fue lo que hice y supe que iba a odiarme por permitirme esto después.
A veces la propia vida nos pone delante circunstancias difíciles de afrontar solo para probarnos, a veces no solo se conforma con eso y a esas circunstancias difíciles les agrega un ángel negro, hermoso y dañado para que lo erróneo, la tentación luzca irresistible y yo no encontraba la forma, la manera de acabar con la sed, con la que él me causa, con la que siento por él.
Jayden es ese ángel dañado, mi quiebre, la fisura en mi escudo por mucho que me esfuerce en negarlo.
De alguna manera él se había ganado mi corazón y puede que nunca lo dijera en voz alta pero eso no lo hacia menos cierto, menos verdad, y es doloroso saber que quiere morir, dejarme ahora que se ha vuelto tan importante.
Supe entonces que debía detener esto pero ahora, mientras me veía a través de unas pestañas largas que contenían mi mundo me supe débil, me temblaba el cuerpo.
Muy probablemente el oxigeno no me estaba llegando bien a los pulmones.
Las líneas divisorias que me mantenían separada se encontraban todas difusas, se hallaban muy lejos y quise más, mucho más...pero sabía que eso solo podía ser un sueño, uno febril.
Me permito disfrutarlo, adoro la sensación adictiva que despierta en mi, amo la oscura y loca manera en la que solo él me hace sentir.
La realidad golpeó entonces, rompió el silencio y cuando él apartó la mirada todo acabó.
Sus ojos estaban ahora sobre otra chica, una que nos miraba en silencio desde el borde alto de la piscina.
Él salió del agua y la chica entonces puso una sonrisa en sus labios cereza, su rojo cabello un borrón visible incluso desde aquí abajo entre tanto vapor.
Nunca la había visto, pero esperaba que acabase de entrar.
—¡Fía!
Esa fue la única advertencia cuando salí del agua y por fin distinguí sus ojos de un azul zafiro tan potente como los del chico que ahora tenía delante.
Jamás había visto a Jayden sonreír tanto a alguien que no fuese Ben y resultó obvia la amistad cuando la exprimió hasta dejarla tan flácida como un espaguetis.
Fui rápida al ignorar una punzada de celos.
Así que por fin había vuelto, vaya llegada inesperada.
—ya regresé veneno, por ahí se dice que me extrañaste.—dijo orgullosa y él la soltó casi indignado.
—¿yo?, jamás.—corrigió y me pregunté ¿porqué «veneno»?
Conociendo a Jayden y a sus poco originales apodos imaginé que había toda una historia detrás.
—¿cuándo fue que llegaste? y...¿cómo supiste dónde encontrarme?
—llegué hace una hora, estaba dejando todo en la residencia cuando me encontré con los tortolos y me lo dijeron.
—que suerte.
—yo no diría eso, digamos que no los extrañé.—él rió entre dientes.
—bienvenida.—llegué hasta ellos y la saludé, era otra de mis enfermeras y no saludarla no sería cortés.
—Soy Fía.—se presentó precisando cada detalle.—¿dime, de que planta eres?
—la tercera.—respondí amable.
—ah en serio, no sabía que hubiesen contratado más personal en mi ausencia.—apartó los ojos de mi para ver a Jayden.—ya habrás tenido tiempo de divertirte entonces.
¿Qué carajos?, ¿ella también sabía?, ¿conocía las andadas de Jayden?
—como tú seguramente Fía, pero este no es...ella es Ruby, Ruby Brown.
La cara de la chica se puso colorada ocultando un mar de pecas.
—¿la nueva psiquiatra verdad?—esta vez me extendió la mano para saludarme y Jayden contuvo una risita al ver a su amiga.—que bueno conocerte.
¿Era yo o acababa de confundirme con uno de sus ligues de media noche?
Indignante.
Uff me odié de solo imaginarlo aunque lo mío era peor.
—igual, me iré a cambiar ahora así que confío en que lo lleves de vuelta a su habitación.
No les dediqué a ninguno otra mirada cuando salí del lugar a toda prisa odiando mi situación.
Ya tenía una ligera sospecha de quien era la responsable de tapar a Jayden para que nadie más en la planta supiese de sus alcances, aparté esa idea porque no estaba segura y tampoco quería imaginar que tantas otras cosas ya había hecho por él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro