Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

#23"La nota"

El corazón le dijo a la razón:

«No pienses tanto, una emoción puede arruinar toda una teoría»

Valentina Romanetti.

_____________🦉_____

La culpabilidad no muere cuando uno es su propio juez y desde anoche ese había sido mi único papel.

¿Un beso accidental con un paciente?

Si, eso podía perdonármelo, ¿pero lo de anoche?, no, eso ya cruzaba la raya.

Culpa, todo lo que podía sentir ahora.

Me removí incómoda en la cama aferrando con fuerza las sábanas, solo un travieso rayo de sol matutino jugando con mi humor roto desde mi ventana aún entreabierta.

No quería levantarme, no si eso significaba que tenía que enfrentarme a las consecuencias atraídas por mis actos, fueran las que fuesen.

Pronto serían más de las siete, mi horario de entrada al centro pero ni aún así mis piernas encontraron la fuerza necesaria para ponerse en pie de nuevo.

Mi yo interna se sentía enferma y mi cuerpo externo al parecer lo reflejaba de verdad porque Luci no insistió cuando hace unos minutos se había asomado en mi puerta y le mencioné que había pillado un resfriado y que por ello hoy no iría a trabajar.

Ella aceptó cubrirme de inmediato y el que lo hiciera de tan buena gana me sentó fatal.

Ya pronto tendría que irme y sin duda no merecía a mis compañeros, mucho menos toda su amistad y confianza.

La sola idea de irme me estaba sentando mal pero era lo que debía hacerse, nunca podría quedarme después de lo sucedido y mucho menos pretender que no había pasado nada.

El sueño de toda mi vida al final se hacía trisas y por un segundo me permití llorar, lo hice en silencio, con ganas, hasta que se me cerró la garganta y no pude respirar.

Ya estaba hecho, ahora solo tendría que encontrar el valor y dejar este lugar atrás.

Por un segundo me encontré rezando, rezando para que todo fuese un mal sueño, para que mis acciones se perdiesen en el aire como humo recién creado pero ya no era una niña y supe que mis problemas no iban a desaparecer si solo me escondía lo suficiente para que el peligro por mis travesuras pasase, esta vez ninguna de mis institutrices me vendría a ayudar.

Dos toques amables a mi puerta muchas horas después y me encuentro renegando otra vez contra la almohada.

No quiero ver a nadie, mucho menos hablar, eso no había cambiado desde que desperté en la mañana.

-Ruby, soy yo Leonard. ¿Podrías abrir?, quiero verte.

Su voz sonó angustiada y el temor en mi pecho se acrecentó.

«Por todos los cielos»

Leonard.

Ni siquiera había pensado en él en toda la noche, es más, ni siquiera lo vi luego de amargarme a mi misma la fiesta.

Me había venido directo a mi habitación sin pensar en nadie o en nada más.

¿Qué estaría pensando de mi ahora?

Lo peor seguro y con razón, soy una novia terrible.

Él solo ha sido amable y lindo conmigo y ¿cómo era que se lo había pagado yo? Ah si, disfrutando de los besos de otro.

No, no de alguien cualquiera, de un paciente.

Leonard jamás me miraría de la misma forma si se enterase, otra razón más para irme pronto.

Abrí, no se como pero al final lo hice, de igual modo en algún punto tendría que dar la cara.

-Hola.-dijo despacio viéndome con cautela.

-Hola.-saludé, pero mi intento por sonreír fracasó.

-¿te encuentra bien?, no tienes buena cara.

Me escaneó completa y por su mueca apostaba a que lo que encontró no fue favorable.

-estoy bien, solo es un resfriado tonto.

Él solo asintió sin más un tanto tenso.

-¿puedo entrar?, quisiera hablar contigo de algo.

Su voz se tornó un susurro y yo lo dejé pasar.

-vine a disculparme contigo por lo de anoche.

¿Anoche? ¿Porqué tendría él que disculparse? En todos los casos quién le debía una disculpa era yo.

-Leonard no tienes que discul...

-Si que tengo, Patricia estaba en mi cuarto y entiendo que eso se vio muy mal para ti.-suspiró frustrado.-Lamento si fue grosera, quería decirte que entiendo si estas molesta conmigo.

-Leonard...

-No tienes que decirlo, veré que no suceda de nuevo lo prometo, hoy mismo voy a hablar con ella del tema.

-Leonard...

Intenté frenarlo de nuevo porque la verdad era que yo no estaba molesta por nada de eso y el que se estuviese disculpando me hacía sentir de lo peor.

-lamento que te hayas ido enfadada de la fiesta por mi culpa.

¡Carajo!

Él no tenía idea de cual era él verdadero motivo por el cual me desaparecí de la fiesta, creía que me había ido por su culpa.

Yo era lo peor, sin duda.

No supe ni como mirarlo a la cara.

-lo que intento decirte es que no estoy enojada contigo, no estoy enfadada, mucho menos con Patricia.-aclaro.

-¿ah no?

-no.

-¿entonces porqué desapareciste anoche?-insiste y aparto la vista.

No quiero mentirle pero tampoco sé si deba contarle la verdad.

¿Me juzgaría? ¿Se enojaría conmigo tal vez?, todo entre nosotros se acabaría incluso antes de comenzar.

-yo solo me sentí mal y quise venir a dormir un poco, siento haberme perdido tu fiesta.

-¿de verdad, lo dices en serio?-lo vi soltar un pequeño suspiro.-¿no estás enojada?

La emoción volvió a su cara más la mía no lo acompañó.

-menos mal, menudo peso me quitas de encima.

Confesó besando mi mejilla con una sonrisa y a mi se me escapó una mueca.

-lo siento, lo siento, olvidé que te sientes mal.-rió otra vez, y era como si ya no pudiese contener la sonrisa.-deja que te ayude.

-no creo que algo me ayude ahor...

No terminé de hablar cuando sus labios ya habían hecho morir mis palabras con un beso.

-quizás esto te ayude un poco.-susurró y su sonrisa se volvió pura picardía.-Diablos, moría por besarte desde anoche.

-siento no haberme despedido.

-no sabes, odié la idea de que ya no quisieses estar conmigo.

-¿eso siquiera es posible?

Hice a un lado la culpa y solo lo miré, por él una parte de mi quería tener fe en que mis actos tendrían una solución.

-No.-dijo, y estar envuelta de nuevo en sus brazos se sintió de repente como el último lazo que ataba el puente de mi vida al lado seguro, ese lado que siempre había sido mi carrera.

Me aferré a él porque algo en mi espíritu abatido cobraba vida en su presencia y no quise despegarme de eso, no aún.

-deja que te cuide.-pidió viéndome a los ojos y yo solo lo dejé, mi vida necesita una curita urgente y el ya es un excelente doctor.

-hazlo entonces, lo necesito, solo detente si es que temes infectarte de mi.

-infectarme de ti es todo lo que he quiero desde que te vi frente a tu puerta.

Volvió a besarme y debí hacer que se detuviese, yo no quería agrandar el problema pero nunca había sido egoísta y ahí estaba la cuestión.

Mis pasos cedieron uno tras otro, seguidos por los suyos a voluntad.

Y si, estaba siendo egoísta porque el ya no querría besarme del mismo modo si supiese la verdad.

El jersey que tenía puesto salió volando, no vi donde fue a parar, ahora las piezas internas de mi ropa estaban a la vista, solo el negro de mi sostén contra la pálida piel expuesta de mis pechos que a Leonard no pareció desagradar.

Me miró un momento con ojos brillantes, luego desató mi cabello y se acercó para susurrar.

-que hermosa Ruby.

Una chispa de deseo se filtró en sus ojos y reconocí por fin la lujuria en su rostro perfecto.

El placer se tornó una caricia en sus dedos cuando recorrió mi abdomen con ellos y me pidió permiso para continuar.

Cedí, si, lo hice embriagada por el momento sin saber que hacia en absoluto en realidad.

Desató el cordón de mi pijama y este cedió, quizás ya no hubiese retroceso.

En este punto mis curvas, todas ellas quedaron expuestas de espaldas a la ventana y él acarició mi cuerpo y escote con destreza.

Dos manos firmes en mis caderas, cuando me pegó a su cuerpo.

Su camisa ya no estaba cuando se apoyó sobre mi en la cama, cuando se acomodó entre mis piernas y retomó sus besos.

-Maldición.-jadeó perdido en su labor de besarme el cuerpo pero mi cabeza ya se había ido a otro lado.

No podía hacerlo, quisiera o no nada de esto se sentía completamente bien al final.

No puede...no puede uno engañarse a si mismo cuando tus deseos se encuentran lejos, perdidos en otra parte, ni aunque el engaño sea algo divino, conveniente.

-Leonard...

Empecé a decir para que se detuviera pero la mención de su nombre no hizo sino más que animarlo a continuar.

-Leonard...

Otra vez pero él continuó, demasiado concentrado como para pensar.

Todo me comenzó a dar vueltas, pronto me sentí incómoda y los besos que antes eran caricias suaves en mi piel ahora me daban la sensación de lijas allá donde tocaran sus labios.

Por suerte un fuerte estruendo en la ventana lo hizo retroceder enseguida para averiguar la razón del estallido.

No me preocupé por lo que sea que hubiese acabado de romper mi ventana, en lugar de eso me incorporé, mi único objetivo claro, recuperar de vuelta mi ropa.

-¡Maldición!

Lo oí exclamar y terminé de reacomodar mi pijama aún más rápido para averiguar.

-¿qué fue lo que...¡oh madre mía!

-un puto búho a decidido que tu ventana es un buen sitio para aporrearse.

-menudo choque.-miré mi ventana destrozada.-¿está muerto?

El pobre pájaro había quedado todo estropeado sobre mi alfombra, y una sarta de plumas y cristales rotos quedaron esparcidos a su alrededor.

-No lo sé, pero mira que venir a morirse en tu habitación.-bromeó.-creo que es un mal augurio corazón.

-¿en serio?, no sabía que eras un creyente Leonard.

No evité mi cara de preocupación.

-no lo soy.-rió.-pero admitirás que esto es un hecho raro.

-¿si sabes que estamos rodeados de bosque no?

-si, y aún así la última vez que lo comprobé estos bichos eran nocturnos.

-bien, no es gracioso.

-solo bromeo amor, iré a por un recogedor.

-si por favor.

Me atreví a agacharme curiosa junto al búho muerto cuando quedé a solas en la habitación, la curiosidad empujándome a inspeccionar más de cerca.

Pasé un dedo sobre el suave plumaje del búho, luego dos, por último fue la mano entera.

Tan bonitas sus plumas, de un blanco con matices grises, perfecto para camuflarse en este clima.

-menudo golpe te has dado amiguito.-susurré moviendo un poco las alas para ver sus patas.

Luego un chillido agudo y un rápido revolver de plumas y el pájaro ya estaba de nuevo en pie, no negaría que eso me había asustado un poco.

Mis manos ya habían retrocedido cuando los ojos del ave me miraron con atención, un negro de iris grises preciosos a la vista.

No estaba muerto, solo se había estropeado un poco por el impacto.

Con un giro anormal de cabeza el búho albo ubicó las salidas más cercanas, mi ventana destrozada al parecer la más ideal porqué tras un aleteo rápido se escapó por ella sin vacilar.

-Carajo, que peligro de animal.

Suspiré regresando al desastre que dejó en la alfombra, no noté el pequeño papel arrugado hasta que retiré las plumas sueltas y algunos de los pedazos de vidrio.

Lo extendí encontrando en el trazos finos de una letra peculiar en un espacio que debía de estar vacío.

Leí, lo hice y mis dedos temblaron un poco.

¿Qué mierda significaba esta nota?

Si era una broma de mal gusto, no tenía ni una pizca de gracia porque confirmaba todos mis temores.

No me hizo falta remitente alguno para saber de quien era y mis pies no se movieron de lugar, mis ojos firmes sobre las únicas dos líneas escritas en el papel.

-¿Ruby?-alcé la vista hasta mi puerta horrorizada, arrugando con fuerza el papel en un puño cuando Leonard me escaneó.

Traía en sus manos un recogedor.

-¿y el pájaro?

Tragué en seco y me acerqué.

-No estaba muerto, acaba de irse volando.-digo aún consternada.

-wow, ok...entonces te ayudaré con los destrozos, alguien tendrá que venir después a reparar esa ventana.

-si.

Se agachó conmigo en la alfombra y juntos recogimos todo el desastre.

-lamento la interrupción.

Me miró refiriéndose a lo de antes.

-está bien, supongo que no era él momento ni el lugar.-dije al fin y él solo confirmó.

-bueno esto ya está.-se puso de pie.-prometo que retomaremos lo de antes pero justo ahora tengo que volver al centro, hoy cubriré a Alis y Fred con la guardia.

-no importa, gracias por tu ayuda.-lo despedí en mi puerta.

-¿recupérate rápido si?

-haré lo que pueda.-sonreí apenas cuando depositó un beso en mi frente.

-nos veremos mañana Ruby, adiós

-adiós

Cerré la puerta bruscamente tras de mi.

Soy una mentirosa de mierda, no le dije a Leonard que quizás mañana fuese la última vez que nos viéramos

__________.\

«Te lo dije, nadie puede tocarte Ruby» no suelo advertir.

____________________

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro