#10"Fallecido"[Parte:1]
Han pasado tres días desde mi encuentro no grato con Jayden en los oscuros pasillos del centro, al final después de haberle dado muchas vueltas había decidido callar y dejar el asunto estar.
De todos modos las visitas era algo que bien podía solucionar yo misma sin verme en la necesidad de tener que recurrir a alguien externo.
Él por otra parte parecía satisfecho con mi elección, odiaba encubrirlo en esto pero tampoco podía hacer mucho, al menos no por ahora...
En los días anteriores me había estado esforzando por evitarlo todo lo que me fuese posible ya que en la última semana había comenzado a mostrarse más activo que nunca en las zonas comunes de la planta.
Para mi no pasó desapercibido el mensaje oculto que pretendía infundirme a través de sus acciones...Su reciente y sofocante presencia cada vez más notoria no era sino un claro recordatorio de su amenaza anterior.Una amenaza silenciosa carente de evidencias, sin sonido, sin palabras.
Aunque desde esa noche no había vuelto a dirigirme cualquier oración cortante que pudiese formular, el brillo cruel en su mirada lo delataba y era para mi suficiente advertencia.
Nada bueno podía augurar esa sonrisa peligrosa que enmarcaba en totalidad su rostro cáustico, menos al hacer uso de su indiferencia refinada.
En vez de sucumbir a mis bajos instintos que en serio pedían a gritos que le asestara un buen golpe, aproveché mi tiempo libre para ponerme al día sobre todo lo que había estado obviando hasta el momento y en efecto.
No tardé en descubrir varias cosas importantes, una de ellas:El chico resulta ser un verdadero descuidado con las mujeres que mete a su cuarto, que nadie lo haya descubierto hasta ahora solo podría ser obra de algún milagro.
Otro chasco impactante fue descubrir que la enfermera esbelta y de buenas curvas que vi con él la otra noche no es ni por asomo la única.Ni siquiera algunas de las celosas enfermeras de Leonard se escapan de sus encantos malignos de loco atractivo y problemático.
Todas entran y salen a su antojo aprovechándose de la noche para hacer de la suyas, como si la misma pudiese ocultar o justificar de algún modo su desvergüenza...y que decir de él que las recibe más que encantado.
Menudo promiscuo está hecho.
Solo tengo una pregunta y es:¿cómo rayos nadie se ha percatado de esto antes?
Sé que muy probablemente no debería de meterme en este embrollo si no quiero terminar mal parada, pero como le digo a mi ego de profesional que haga de la vista gorda cuando toda la planta está bajo mi cargo.Si esto sigue pasando y no hago nada para cambiarlo aunque sea algo sutil, pronto seré el hazmerreír de todos en el centro, porque estas "visitantes nocturnas" por llamarlo de algún modo al verme solo verán eso, a la inocente y tonta psiquiatra que no ve, que no se percata de lo que pasa bajo sus propias narices.
Eso a la larga acabaría por dejarme sin autoridad, algo que no pensaba ni me podía permitir.
Como dije tengo que hacer algo, y ya acabaría por descubrir el modo de terminar con todo esto sin quedar embarrada en el lodo de porquería en el que le gusta montárselo a Jayden.
Por otro lado, el confirmar que la chicas son ajenas a lo que acontece en las noches es un alivio, y un dato que me deja mucho más tranquila.
Suficiente tengo con tener que manejar a las chicas de las plantas bajas como para también tener que lidiar con las propias sin mencionar que en el poco tiempo de estar aquí ya considero a Pía y Luci buenas amigas.No me gustaría perderlas o tener que elegir entre ellas y mi trabajo.
—chicas, ¿porqué no hacemos una salida a la ciudad?, queda solo a una hora de aquí y seguro que nos divertimos.
—Luci querida aunque me encantaría salir un poco de este lugar tendremos que dejarlo para otro momento, para hoy debo encargarme de un montón de papeles que me urge gestionar.
Rápido me disculpo en serio apenada por apagar su alegre sonrisa.
—¡Oh vamos chicas!, todo no puede ser trabajo—se queja—También nos merecemos un rato libre.
Indaga por apoyo en nuestras miradas poniendo ojitos coquetos por encima de su humeante taza.
—no puedo, en serio.
—saben, siempre estamos aquí encerradas y por un día que salgamos no se acabará el mundo—insiste.
—En verdad lo siento Luci pero me conozco, si no termino esos papeles hoy luego los iré prolongando hasta estar al tope de trabajo acumulado.
—Diablos, esto es una mierda...no tenemos ni un poco de vida social fuera del centro, es tan así que todos nuestros intereses amorosos están aquí dentro.
Su repentino análisis del panorama me deja por un segundo viéndola descontenta.
—Habla por ti.—Pía le lanza una de sus icónicas miradas severa, y yo le sigo el rollo.—No tengo ningún interés amoroso de esos.
—Si, tampoco yo.—me apunto.
—Ya claro...y Castillo y Wilson son dos moscas pegadas a la pared ¿cierto?
Se burla de nosotras y esta vez me permito el reír.
—Son nuestros compañeros Luci, no inventes te pueden oír...Además ¿qué pensaría Tayler si sabe que no estás contenta con los romances del trabajo?
Ahora Pía la estaba evaluando con atención, valiéndose de su intenso escrutinio para dejar el tema atrás.
—No he dicho tal cosa, me gustan los romances en el trabajo solo digo que deberíamos salir más, es todo.
En cuanto se apresura a corregir, tanto Pía como yo explotamos de la risa por su expresión tan mona ahora descompuesta.
—Solo bromeo Luci, pero Ruby tiene razón mejor dejemos la salida para otra ocasión, también estoy hasta aquí de trabajo.
Toca su cuello haciendo uso de un chistoso gesto de la mano.
—bien ya que, de verdad en serio que aburridas.—voltea los ojos haciendo un puchero.
—Vamos Luci, no te enojes con nosotras para este finde prometemos hacer lo que tu quieras.—le sonrío para que olvide el enfado.
—¿lo que quiera?—cambia la expresión de golpe volviendo a estar animada de forma repentina.
—lo que quieras—confirmo y pasa la vista a Pía.
—Ruby habla solo por ella—aclara—no pienso exponerme a ninguna de las locuras que pasan por esa cabecita tuya.
Termina y ambas la fulminamos con la mirada haciéndola sentir incómoda.
—Pía...
—ok bien, lo que quieras.
Cede de mala gana en cuanto la presión rebosante de ternura que ejercemos sobre ella la rebasa llenándonos de satisfacción.
—chicas tengo que irme ya.
Me pongo en pie dejando mi asiento frente a la barra.
—¿En serio Ruby?, no me digas que aún sigues adelante con esa idea caprichosa de hacer ceder a Jayden.
—¿caprichosa?, crees que estoy siendo caprichosa?
La miro mal recordando que así me llamó el individuo insoportable en los días anteriores.
—tranquila chica, no te enfades es solo una forma de hablar.
Manifiesta con calma y entonces me sereno.
—solo no sé porqué razón insistes cuando él ya ha dejado clara su negativa.
Porque su jodida negativa significa que puede hacer lo que quiera y me niego a que me pase por alto.
Me hubiera gustado decir esas palabras de un modo audible pero hasta encontrar una solución a esto me negaba a hacer del asunto algo mucho más grande.
—Entiendo, pero no es un capricho mío Luci, es mi trabajo y como ya sabes no soy de las que se rinde fácilmente.
—Como digas, si estás decidida Spooner no tendrá opciones, que tengas suerte esta vez.
Concede amable y entonces abandono la sala.
(...)
He decidido cambiar mi táctica con Spooner, ya que es bien conocido que odia a los psicólogos y psiquiatras porque detesta que lo analicen, entonces solo me queda intentar acercarme como una amiga.
Tengo entendido que esto no es imposible ya que Fía lo logró, espero también poder ¿o no? No puede ser tan difícil...
Es un buen plan, si me detenía a pensarlo bien quizás el ser su amiga era la clave para eliminar el gran problema que supone para mi...digo como buena amiga que seré para él ya podría pedirle con amabilidad que por lo menos se olvidase de las visitas nocturnas y así no tendría porque recurrir a medidas mucho más drásticas.
Si lo lograba, no solo me quitaría de encima sus chantajes, sino que también de forma sutil le estaría otorgando la ayuda que sé que necesita...eso es, si lo consigo habré matando dos pájaros de un solo tiro.
Muy en el fondo esta idea sé me antojó ingenua de mi parte pero quería probar por las buenas en esto, mí objetivo no es hundirlo ni mucho menos...no, yo solo quiero que vea los beneficios que le traerá a su vida el dejarme entrar.
Nadie parece estar muy interesado en eso y por algún extraño motivo, tal vez por instinto profesional yo estoy empeñada en averiguar más.
Qué lo motiva a ser cruel y distante, que lo hace enfermar de ese modo tan brutal y corrosivo que se describe en su informe hasta el punto de dañarse, yo quiero conocer la razón, quiero saber que se esconde bajo esa superficie áspera he hiriente que se empeña en mostrar.
Con dos toques a la puerta es suficiente para que un gruñido gutural seguido de un "seas quien seas mejor lárgate" me atraviese poniéndome los pelos de punta y es que desde la otra noche siento que estoy rozando una línea peligrosa que no sé si me gustaría cruzar.
Con un suspiro profundo que tomo de la nada una ráfaga de valor momentánea me mueve suprimiendo las dudas, entonces con más confianza giro con fuerza el tirador de la puerta atreviéndome a adentrarme en la lujosa habitación sin importarme mucho el no contar con el consentimiento previo de Jayden.
Tenía que hacerlo así o de lo contrario jamás me hubiese permitido entrar.
—Voy a hacer de la vista gorda y a pretender que no acabas de volver a cruzar mi puerta sin permiso luego de la advertencia que te di, si te largas ahora como mismo entraste.
El farfullo que emite ancla mis pies al suelo muy pesados pero aunque una parte de mi se haya quedado tiesa por su amenaza eso no evita que mis ojos lo encuentren entre los objetos oscuros que decoran la habitación.
Ahí de brazos cruzados y en una esquina renuente se alza su figura imponente, envuelta por sombras desoladoras y enigmáticas en una mezcla que lo hace lucir de todo menos un jodido mortal.
Es como si se tratase de un animal herido y encerrado entre cuatro paredes que lo asfixian, que lo arrinconan sin piedad.
Entiendo que solo quiera dar mordiscos y arañazos...acoso yo no lo haría exactamente del mismo modo si me viese alguna vez confinada a este sitio, no como psiquiatra sino como una interna a la cual ya no le queda nada por lo que luchar, debe de reconocerse...hay muy pocos destinos peores que este tipo de lugar.
—No vine a pelar contigo Jayden—intento ondear la bandera blanca.
—¿No?—escruta todo mi ser desde su esquina confundido.—¿entonces porqué estás aquí?, dime Ruby.
Se aproxima a mi lugar con pasos cuidadosos viéndome cual depredador que intenta analizar y prever con anticipación los pasos que dará a continuación su confiada y distraída presa, preparándose para asestar un golpe certero que promete ser mortal
—Muero por saber la razón.—finaliza observándome aún con curiosidad.
Pero yo no soy una presa, por el contrario soy una araña y no importa que tan fuerte intente clavarme sus colmillos, aún así seguiré tejiendo la telaraña que lo inmovilice hasta el punto en el que ya no pueda realizar movimiento alguno, solo hablarme de sus problemas con tranquilidad.
—Es solo que me gustaría llevar la fiesta en paz, es todo.No veo la razón por la que debamos continuar con esta especie de tensión absurda, al final del día te guste o no sigo siendo tu psiquiatra.
—No lo serás por mucho si sigues metiéndote en mis asuntos—sonríe con sorna.
—Piénsalo bien Jayden, ¿qué ganas manteniéndote en esa posición?.Supongamos que el día de mañana efectivamente ya no sea tu psiquiatra, ¿crees que tus problemas se habrán ido conmigo?—esta vez soy yo la que ríe.—No seas iluso, solo seré reemplazada por alguien que muy probablemente tenga cero empatía hacia ti y lo más importante, alguien a quien no le importe una mierda lo que quieras.
—Quizás o quizás me toque una guapa psiquiatra que no se inmiscuya en mi vida y se muestre mucho más receptiva a mis necesidades.
Suelta acercándose aún más altanero.
—me sorprende mucho tu nivel de optimismo.—la pericia en mi tono endurece sus rasgos.
—bien, ya que dejaste claro tu punto ¿dime qué es lo que esperas de mi?
—no mucho.
Retorno hasta sus cómodos muebles complacida porque me escuche.
—Solo quiero que seamos amigos y lleguemos al entendimiento.Es todo.
Le sonrío encantadora y también toma asiento en los muebles de forma elegante.Como se nota que el chico es de la alta sociedad.
—¿Amigos?—repite despacio como si pensara que se trata de una mala broma.
—Exacto.—confirmo.
—¿Porqué querría ser tu amigo?—ironiza con crueldad.
—No lo sé, ¿porqué no?...yo no solo aspiro a ser tu psiquiatra me gustaría que me vieras como alguien con quien puedes hablar.
—No pasará.—zanja huraño.—ya puedes perderte si es todo lo que querías decir.
Claramente aplicar la suavidad en las palabras o en el tono que usa no le es algo demasiado familiar.
—Oh, vamos Jayden.Sé que no empezamos de la mejor manera pero me gustaría remediarlo.
—¿Si dijera que si ahora me dejarías en paz?
—completamente, a no ser que me pidas lo contrario.—confirmo.
—en ese caso acepto.
Habla sin dudar.
—¡excelente!
Sonrío abiertamente más que complacida y él se me queda viendo mal, si no es porque me vi al espejo en la mañana habría jurado que me salió un tercer ojo o algo parecido en el transcurso del día...pero eso no importa porque al menos ya había aceptado mi primera petición.
No resultó ser tan difícil.Bien hecho Ruby.
—Así que ya descubriste que es inútil el tratar de cambiarme.
Se recuesta en el asiento retomando su mirada maliciosa.
—se puede decir que si.—miento.
—me alegro, ya era hora de que entendieras.
habla satisfecho y me toca manejar mi cara de alegría por haberlo metido en el saco.
—Así es, he pensado que ya que pienso quedarme aquí por un tiempo lo mejor es llevarse bien.
Me apresuro en decir sin prever de ante mano el trasfondo de mis palabras hasta que estas ya salieron de mi boca causándole gracia de una forma malintencionada.
—¿A si?—se reclina hacia adelante viéndome atento.
—No lo malinterpretes, me refiero a ser amigos amigos sin ningún tipo de interés oculto y definitivamente no como tus amiguitas las enfermeras.— aclaro con seriedad.
—Veo que alguien me ha estado observando—evidencia—tenga cuidado señorita Brown porque fácilmente podría acusarla de ser una doctora obsesionada con su guapo he inocente paciente.
Bromea y no le encuentro la gracia.
—Jayden eres todo menos inocente, además dijimos que amigos recuerdas, ya saca la bandera de paz y deja de inventar formas para hundirme.— regaño.
—lo intentaré—concede—aunque no prometo nada—termina y lo miro mal.
—bueno, como dije antes respetaré tu decisión de no querer terapia—se muestra en acuerdo y continuo.—pero a cambio, dejarás las visitas nocturnas.—finalizo y niega.
—Soy hombre, que me mantenga aislado no quiere decir que sea asexual.—concluye negando—quedaste en no inmiscuirte...
—eso va contra las normas.
—te lo dije, no me importan.
—bien, has lo que quieras.
Concedo igual ese tema ya lo tengo cubierto.
—tú mismo, pero si dejas que se sepa o lo vuelves una obviedad lo reportaré.
—¿es una amenaza?
—no, una simple y veraz advertencia.
—las chicas son discretas, ninguna dirá nada, no les conviene así que ya puedes relajarte.
—bien.
—¿Porqué lo aceptas tan fácil?, digo no me quejo de tu cambio repentino pero entenderás que me intrigue saber la razón.
—Simplemente porque no me importa lo que hagas mientras eso no me afecte, lo que haces involucra a más personas y mi objetivo para estar aquí es aprender, cumplir mi cometido y marcharme una vez haya culminado.—aclaro—No es mi intención perjudicar a nadie y puesto a que eres una piedra muy molesta en el camino de la cual no puedo deshacerme opto por hacer que ya no moleste.
—y tu forma de hacerlo es una alianza de paz—ríe.
—si.
—bien, no tengo problemas con eso—acepta—dime si te aburres y quieres divertirte como las demás.
Me guiña un ojo al ponerse de pie.
—Dios que descaro y que asco no lo menciones.No me interesa tener nada contigo en ese aspecto.
—Diría que es una pena—me repara de nuevo haciéndome sentir incomoda— pero pensándolo mejor, no eres tan deseable como para que merezcas gemir en mi cama.
El aire que va hacia mis pulmones se ve interrumpido cuando le abro mucho los ojos y ríe a continuación.
—¿qué, nadie te ha hablado con crudeza antes?
—guac, que asco—también me pongo de pie encarándolo.—querido si no fuera tu psiquiatra ya quisieras tu tenerme en tu cama.
Se muerde un labio sin pudor para retener la sonrisa ante mi comentario.
—Tranquila nueva amiga.No lo digo para que te enfades, no estoy diciendo que seas fea o indeseable.
Sujeta una punta descarriada de mi cabello.
—Solo no eres algo especial cuando se tiene un montón de enfermeras sexis de donde elegir para pasar el rato.
—Si bueno, ahórranos esa charla de amigos quieres.—volteo los ojos poco interesada.
—deberías de agradecerme.—suelta cuando paso por su lado con intenciones de irme.
—¿y eso porqué sería?—lo miro curiosa.
—Míralo por este lado, mientras más satisfechas tenga a las enfermeras del psiquiatrucho ese por el que botas la baba, más tiempo tendrá él para fijarse en ti.
No disimula la burla impresa en sus palabras.
—De nada amiga.
Algo en mi procesa rápido la sutil manipulación que se oculta en sus palabras, él no hace esto por mi pero desea que así lo vea.
—luces tan seguro—giro sobre mi eje para verlo directo a los ojos—que te hace pensar que no sé conforman contigo porque no pueden tenerlo a él.
Mis palabras algo impregnadas de veneno no le causan sino más que gracia.
—Si de verdad piensas eso si que te gusta ese idiota, pero lo entiendo como podrías concebir el hecho de que fuera al revés.
—No sé de que hablas.
Niego lo que insinúa.
—Si, lo sabes y es que en tu mente la idea de que prefieran a un loco solitario por encima de un brillante médico te inquieta.
—tal vez porque es lógicamente poco probable, si fuera como dices no lo seguirían buscando a pesar de tenerte.
Utilizo la lógica.Tal vez ahora si que me odie por esto.
—tú no lo entiendes, como podrías con tal ingenuidad pero la lógica no tiene nada que ver en esto cariño.
En ningún momento borra la sonrisa.
—A partir de ahora te considero mi amiga Ruby—el tenue matiz de la burla arriba en sus labios.
—Gracias.
Digo intentando ser sincera, obviando el hecho de que acaba de usar mi supuesta "ingenuidad" como insulto.
—Eso si, no intentes gobernarme caprichosa porque si lo haces se terminó la amistad.—advierte.
—Jamás quise hacer eso, que quede claro que solo intentaba ayudarte.
—¿y quién dijo que yo necesitaba tu ayuda?
—Me queda claro Jayden, no lo intentaré mas.
—eso dices pero de alguna forma siempre encuentras el modo de inmiscuirte.
—créeme, no lo hago a propósito.
—¡Claro!—voltea los ojos con aburrimiento—dejémoslo en que tienes pésima suerte.
—si, la tengo.—suspiro.
Estoy a punto de girarme e irme cuando Luci irrumpe en la habitación incomodando a Jayden de inmediato.
La rubia nos mira a ambos y dejando a un lado la agitación se disculpa con él por irrumpir de esa manera.
—¡Tenemos que irnos!—pide en mi dirección poniéndome seria al instante.
—¿pasó algo?
La miro preocupada.
—Si, pero aquí no.
Señala con un leve gesto de cabeza a Jayden que vuelve a estar sentado en su elegante sofá a la expectativa.
—bien vamos fuera.
Salgo con ella de la habitación no sin antes compartir una última mirada con mi fastidio diario.
—¿Qué pasa?
Interrogo de camino en los pasillos cuando se nos une la italiana.
—¿no se lo dijiste aún?
Pregunta a Luci con seriedad.
—Aún no.
Juntas nos encaminamos al ascensor.
—¿Qué está pasando por Dios?—suelto la pregunta ya muy preocupada por sus caras.
—Alguien falleció, te necesitan en la segunda planta.
_________________
Holi amores, he tardado en entregarles este capítulo pero aquí está...déjenme saber que les pareció.
Con amor para todos mis pacientes y personal del centro Campbell DayaVal.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro