XVIII. Flower
—Ah... Eso. Encontré los mensajes, ¿sabes? En su móvil. Pregúntale por eso si quieres, verás como no puede negártelo. Le decía cosas... "Mi enfermera guapa...", "Me he divertido contigo...", "No puedo dejar de mirarte...". Estoy segura de que siguen teniendo algo pero... lo he pasado por alto...
—¿De cuándo son esos mensajes? Es... Me cuesta creerte, Baekhyun... No sé qué pensar... Lo siento, creo que estoy en shock ahora mismo.
—Tranquila, lo entiendo. Solo... Por favor... Si puedes hablar con ella... Te lo ruego... Nadie la va a querer nunca como yo la quiero... Estoy realmente preocupado por lo que está haciendo con su vida... Por favor...
Se lo prometí. Nada más colgar con Baekhyun me llamó un teléfono desconocido.
—¿Sí?
Una voz juvenil respondió al otro lado de la línea.
—¿Diana?
—Dinah.
—Dinah. Me... Me ha dado tu teléfono Baekhyun. Soy el hermano de Mai. Estoy... Estoy muy preocupado y... ¿Tú sabes dónde está? Intento localizarla desde esta mañana y me salta el buzón de voz. Su novio tampoco puede dar con ella... Estamos un poco asustados...
Lo tranquilicé. Acababa de verla, parecía estar bien. Solo cabía esperar a que ella misma se pusiera en contacto de nuevo con alguno de nosotros. Parecía algo aliviado cuando colgamos y quedamos en hablar juntos con ella. Yo, sin embargo, solo estaba aún más preocupada.
¿Era posible que fuera verdad todo lo que contaba Baekhyun? Ella me lo había pintado como alguien posesivo y agresivo a quien mentía para evitar sus celos, pero si estaba enferma todo podía ser muy diferente. Su propio hermano parecía preocupado por ella y eso me indicaba que lo que fuera que pasase no solo provenía de su novio, sino que su hermano también lo sabía. Me había dolido especialmente la idea de que hubiese tenido una aventura con Jongdae y me hubiese mentido al respecto, pero ese hecho no era ni de lejos el más preocupante. Si era verdad que sufría trastornos psicológicos derivados de una adicción, dejarla sin supervisión era un absoluto peligro. Necesitaba alguien a su lado que supiera lo que ocurría y que estuviera dispuesto a luchar por ella, y Baekhyun parecía ser ese alguien. 19 años... Jongin no era más que un niño.
De repente se me ocurrió algo. Busqué entre los contactos de mi teléfono. Sí, eso era, seguía teniendo su número. No era el mejor momento, pero necesitaba consejo.
—Dinah, me alegro de oírte. —Parecía sincero.
—Lo primero, discúlpame por lo de ayer... Creo que me pasé con el champán... Te prometo que no me di a la bebida después de separarnos...
Lo escuché sonreír al otro lado de la línea.
—Siempre supe que eras demasiado inteligente para hacer eso.
—Lay, sé que parece preparado, pero te prometo que acaba de pasarme algo y no sé a quien pedir consejo y de repente he recordado que me dijiste ayer que hiciste psiquiatría... Por favor, si no lo ves apropiado dímelo y mejor nos despedimos con cariño... Sé que yo me alejé y no debería acercarme ahora.
—Dinah, me conoces, lo que tuvimos no va a impedir que le eche una mano a una amiga.
Una punzada de dolor... "Amiga"... ¿Por qué tenía tantos amigos? Lo nuestro también podía haber funcionado en su momento, me hubiera evitado muchos sinsabores... Amiga... Recordé el final de la noche anterior. Otro amigo... ¿Y si necesitaba más que un amigo? Suspiré. En cualquier caso, quedé con Lay para vernos el día siguiente en el hospital. Al parecer tenía una consulta privada, pero trabajaba también en uno de los edificios del complejo hospitalario del que formaba parte el hospital en el que yo grababa.
El resto del domingo pasó de forma extraña. Mai no llamó, tampoco nadie más. Mi mente vagaba entre Jongdae, o la falta de él, y el resto de hombres que me complicaban la vida. Y luego estaba toda aquella situación con la chica que, quería creer, había sido hasta ahora mi amiga. Por último, ese dolor molesto en el pecho que aparecía y desaparecía con cada vez mayor frecuencia y comenzaba a resultarme francamente inquietante.
El lunes llegó y con él la vuelta al hospital, ahora sin la dolorosa sonrisa de Jongdae iluminando todo el hospital. Estaba de viaje de novios y probablemente se tomaría unas merecidas vacaciones tras su vuelta. En cuanto a mí, volvía a lidiar con el día a día sin Suho. Lo echaba de menos. Lo echaba insoportablemente de menos.
Mai llegó a su hora, aparentemente sonriente, como si nada ocurriese. Cortada, no supe si saludarla de forma diferente o no, así que me hice la despistada mientras hablaba con los cámaras del programa. Minutos después, como una exhalación, llegó por la puerta de urgencias un chico alto, guapo, echándose el pelo hacia atrás con gesto agobiado. Se le acercaron dos enfermeros, pero parecía estar buscando a alguien más que sufriendo una emergencia médica. De repente, Mai lo vio y se dirigió a él.
—¡Sehun! ¿Qué hac...?
No le dio tiempo a terminar la frase, Sehun se abalanzó hacia ella y la abrazó. Ella le devolvió el abrazo con cara de no estar entendiendo la situación.
—Se... Sehunnie... ¿Estás bien?
—No hagas nunca más nada parecido, por favor. Eres mi única hermana, no sé qué sería de mí si te pasa algo... Tenemos que hablar, tenemos que hablar de todo esto. Sabes que voy a ayudarte en todo lo que pueda, ¿por qué me has ocultado tantas cosas?
Se separó de ella y se llevó una mano a los ojos durante un segundo. Parecían habérsele saltado las lágrimas, pero se recompuso rápidamente. Aproveché para acercarme.
—¿Sehun? Eres el hermano de Mai, ¿verdad? Creo que tenemos pendiente una conversación nosotros tres...
—Vosotros dos... ¿os conocéis? —Mai nos miraba alternativamente a uno y a otro con los ojos muy abiertos.
—Mai, tenemos que hablar. Va en serio —insistí—. Aún no hay mucho jaleo en Urgencias. ¿Os parece si vamos ahora?
Mai se dejó arrastrar en dirección a una salita de descanso. Nos sentamos los tres, ella expectante y nosotros sin saber cómo comenzar a decir lo que teníamos que decir. Tras unos segundos incómodos, decidí romper el hielo con una pregunta envenenada.
—Mai, ¿qué tomas para el dolor de espalda?
—Dinah, estáis haciendo y diciendo cosas muy extrañas hoy...
—Es solo una pregunta.
—Claro, y yo Lee Soo Man. Pero está bien, te respondo: no mucho. Hay un producto en la farmacia del hospital que se supone que ayuda, pero tiene sustancias adictivas y... Bueno, estoy dejándolo.
Sehun y yo nos miramos. Él tenía el cuerpo hacia adelante, los codos sobre las rodillas y el mentón apoyado sobre las manos entrelazadas; debía tener 18 o 19 años, pero en aquel momento parecía sentir el peso de un mundo sobre sus hombros. Tras mirarnos, ocultó el rostro entre las manos.
—Sehun, me estáis asustando. ¿Qué está pasando? —terció Mai. Había cambiado su tono extrañado por otro de mayor seriedad—. Esto no es normal.
—Estamos preocupados por ti —respondí—. Debes buscar ayuda si no puedes dejarlo sola. No pasa nada por eso. Eres enfermera, sabes que esas cosas afectan a la salud psicológica... Puede que estés tomando decisiones, en base a perspectivas distorsionadas, de las que te arrepientas más tarde. Además, puede afectar a t...
No me dejó acabar.
—Perdona, ¿me estás queriendo decir que pensáis que tengo un problema de drogas? Dinah, ¿es en serio? ¿Sehun? Sehun, levanta la cabeza y déjame verte, ¿estás llorando?
—No estoy llorando —murmuró él sin levantar la cabeza.
—Mai, hemos hablado con Baekh...
Una mirada asesina de Mai me hizo callar.
—Debí haberlo imaginado. ¿Cómo podéis ser tan crédulos? —exclamó con un gesto airado—. Dime qué os ha dicho. Vamos a acabar esto cuanto antes.
Le conté la conversación punto por punto, sin omitir nada. Ella sonreía de vez en cuando mientras escuchaba. Cuando llegué al punto de sus mensajes con el doctor Kim se le heló la sonrisa.
—Hijo de su... ¿También ha usado eso contra mí?
Suspiré.
—Así que es verdad.
—Algo tenía que serlo o habría ganado el Guinness de mentiras por minuto. Sí, el doctor Kim me escribía, casi me acosaba... Es simpático, no puedo negarlo, pero es un pesado de campeonato. Le tengo cariño, es lindo, es un buen médico, no es mala gente, pero se cree que las mujeres estamos ahí para darle amor cuando se siente solo. Y conmigo no. No. Me niego...
Cerré los ojos un segundo. Ah, no. No. Eso sí que no. Con Jongdae no. Con Jongdae NO. Estaba a punto de poner el grito en el cielo, levantarme de la silla y montar un pollo por lo que acababa de decir cuando su siguiente frase me dejó sin palabras.
—...Y se lo dije: Minseok, somos compañeros, esta relación no va a pasar de aquí. Tardó un poco pero lo comprendió... Y el canalla manipulador de mi nov... exnovio ha decidido que es una buena idea usar algo que yo le confié en secreto porque...
—Mai, un momento. ¿Estás queriendo decir que Baekhyun ha inventado todo lo que nos ha dicho? —intervino Sehun incorporándose en la silla, mientras yo seguía dándole vueltas a la palabra "Minseok" con la boca abierta y cara, probablemente, de haber recibido el impacto de un meteorito.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro