XVI. Beautiful goodbye
El día de la boda llegó como llegan todos esos momentos a los que tu miedo convierte en pesadillas antes de que ocurran. Una mañana soleada, despertarme, desayunar, vestirme... El mundo no se caía, nada era diferente del día anterior. Era como si la realidad se negase a seguirme el juego del dramatismo.
Había comprado un atrevido vestido negro y plata, que combiné con tacones de infarto y barra de labios roja; estaba segurísima de que era el look correcto para parecer una amante despechada. Eso si no me caía de los tacones y me partía una pierna.
Se suponía que iría sola a la ceremonia. Mai iba con su novio al que no quería y yo, que sí quería al mío, acababa de perderlo... La vida había dejado de tener alguna clase de sentido el momento en el que Chen dijo que se casaba. En cuanto a Suho, comenzaba a sospechar que se presentaría en la boda con una amiga diferente. Después de saber que el chico se estaba recuperando y que no lo acusarían de conducir borracho, aunque tal vez no recuperaría el trabajo, había vuelto a ser el mismo Suho social y encantador al que nunca faltaban... acompañantes. Parecía haber madurado unos años en unos días, pero volvía a salir y disfrutar de la vida. Nunca había durado mucho con una pareja y no recordaba haberle escuchado llamar novia a ninguna mujer, ya tenía curiosidad por saber quien sería la próxima en conquistar su corazón durante las próximas... ¿semanas?
Estaba a punto de salir de casa cuando llamaron a la puerta. Abrí a la carrera dispuesta a despedir a quien fuese, no era el mejor momento.
—...¿¿Suho?? No habrás atropellado a nadie, ¿no?
Me miró con cara de no saber si reírse o llorar.
—Tenía que pasar tu casa quisiera o no, así que, ¿por qué no ir juntos...? Si no tienes pensado ir con tu músico "el demandas", claro. Creo que dijiste que ibas sola.
—Ah... Sobre eso... Tenías razón, ¿sabes? Como siempre.
Desvió la mirada mientras jugueteaba con las llaves del coche.
—No quería tener razón.
—Qué cliché. Sí que querías —bromeé.
—Si te ha hecho daño voy a hacerle comer la guitarra —murmuró con un leve tono de preocupación.
—Tranquilo, si quieres hacerle comer algo a alguien que sea a mí. El muchacho no ha hecho nada mal.
—Claro, claro. Supongo que crees que no oía vuestras discusiones cuando te llamaba al trabajo...
—¿¿Me estás espiando?? —Me reí, medio divertida, medio asustada. Así que mi vida era ya del dominio público... Estupendo...
Llegamos a la boda poco después. El novio ya estaba en la iglesia, hablando con unos y otros mientras esperaba que se acercase el coche de la novia. Estaba radiante. Nunca lo había visto vestido de chaqueta y le sentaba especialmente bien, pero era su enorme sonrisa y el brillo de sus ojos lo que más le adornaba. Rezumaba felicidad por todos los poros.
Sentí humedecérseme los ojos y una punzada de dolor en el pecho. Últimamente me molestaba, posiblemente del estrés. Traté de distraerme, no quería arruinar el maquillaje. Tal vez si pensaba en otra cosa... Mai, ¿dónde estaba? Busqué con la mirada y la divisé hablando con un par de médicos que recordaba del hospital; junto a ella, tan encantador como siempre, su flamante novio.
Dejé a Suho junto a un par de compañeros del programa y me acerqué al grupo. Mai lucía abatida, mientras que Baekhyun no parecía notarlo en absoluto. La sujetaba de la cintura con un brazo, dejando caer la mano más hacia abajo en su cuerpo. Ella miraba su móvil una y otra vez en medio de la conversación. Esperé unos minutos y me la llevé aparte con la excusa de ir al baño.
—¿Todo bien?
—Claro. Sí... —Su voz sonaba todo menos convincente.
—Mai, soy periodista, me han mentido mucho mejor que eso. Si vas a intentarlo por lo menos hazlo bien —bromeé.
—Está bien. ¿Quieres saberlo? Jongin se ha ido. Para siempre. —Le tembló la voz—. Se acabó.
—¿Ido? ¿A dónde? ¿Por qué?
—Su hermano ha vuelto. Le ha prohibido verme. Dice Nini que parece como si tuviera celos de mí, que cree que lo estoy poniendo en su contra... Dice que le ha advertido que si sigue quedando conmigo va a matarlo y se matará él después... Así que... —se echó a llorar—, le he dicho que no quiero volver a verlo... No sé qué voy a hacer, Dinah... Cuando me fui estaba tan triste... No me lo voy a perdonar nunca...
Traté de consolarla, pero no se me ocurrían las palabras correctas. ¿Qué podía decirle? Si solo hubiese alguna forma de encerrar al monstruo del hermano de aquel chico...
Después de aquello, la boda transcurrió con normalidad. La novia también estaba radiante. Era una chica mayor que yo, de unos 30, tal vez un par de años menor que Jongdae. Era bonita; no una belleza de película, pero bonita, con una risa fresca y juvenil y mirada calmada, cariñosa. Pensé que era perfecta para él y eso me dio paz y me hizo llorar a la vez. Pero ¿quién entendía el caos de emociones que vivía últimamente?
Tras un tierno dúo de "sí, quieros" que me desgarró ligeramente el alma que aún me quedaba intacta, pasamos al convite. Estábamos a punto de comenzar a llenar la zona de baile cuando un escándalo procedente del sistema de sonido de la sala nos hizo mirar a todos hacia el escenario. En él, un chico trataba de recuperar el micrófono, que se le había caído y rodaba ahora peligrosamente en dirección a los escalones de bajada a la pista. Logró capturarlo en el último momento antes de que se cayera de la plataforma y se quedó allí, de pie, con él en la mano, viendo todos los ojos apuntar hacia él.
—Lo siento, solo quería... —Se paró, avergonzado, abrumado por la cantidad de miradas concentradas en él—. Yo... —Rompió a reír en tono agudo; una carcajada tras la que se echó el pelo hacia atrás con la mano, como quien se prepara para una labor difícil, y volvió a llevarse el micrófono a la boca, aún sonriendo con timidez—. Hay... Hay aquí una mujer que no me cree cuando le digo que es lo primero en mi vida, así que he venido aquí a confirmárselo, con testigos. Y te diré algo —añadió, ya serio del todo—. Mai, puede que no estés preparada para venir conmigo ahora, pero, si no lo haces, voy a estar esperándote. Siempre. No importa el tiempo que pase. Porque te quiero.
Tras acabar de hablar, Jongin colocó el micrófono en su sitio, bajó del escenario y, ante las miradas impactadas de todos, se dirigió sin más a la puerta de salida. Lo detuvo una mano femenina, que lo agarró del brazo con fuerza.
—¿Estás loco?
—Puede ser.
Después de eso, él la besó.
Me di la vuelta para buscar a Baekhyun con la mirada, pero no lo encontré. Cuando volví a mirar hacia donde debían estar Mai y Jongin, también habían desaparecido. Evité imaginar lo que podían estar haciendo.
El resto de la tarde fue bastante normal. Jongdae y su esposa abrieron el baile y después se sumaron las demás parejas. Suho me propuso bailar en algún momento de la noche, pero creo que no lo hice hasta que no llevé encima el suficiente alcohol como para no ser demasiado consciente de que Jongdae estaba a unos pasos de mí, abrazando a una chica menuda y sonriente que decía ser su esposa. Empezó a dolerme aún más el pecho. Era la última vez, la primera y la última vez que me enamoraba. Lo prometí en aquel momento, se lo prometí a mi maltrecho corazón... o a lo que quiera que quedase de él a aquellas alturas.
La cabeza empezaba a molestarme también. Estaba a punto de pedirle a Suho que nos fuéramos a casa cuando la vi: aquella figura conocida, un hombre que recordaba muy bien; tan apuesto, sereno y distraído como siempre, sentado en una de las mesas y concentrado en su móvil.
Me dirigí a él fingiendo estar más achispada de lo que estaba.
—No puede ser... No puede ser... Se casa Kim Jongdae y descubro que mi exnovio me persigue.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro